Se ha armado un buen revuelo tras la decisión de Grecia de autorizar la venta a un precio más bajo de los alimentos caducados y las recientes declaraciones de nuestro Ministro de Agricultura a favor de distribuir para su consumo productos pasados de fecha para "evitar el desperdicio en la cadena alimentaria”.
Sean cuales sean las medidas que se adopten finalmente, considero importante tomar en cuenta el fuerte componente sociológico que tiene este tema, dada la estigmatización que han sufrido desde siempre los alimentos con la fecha de caducidad sobrepasada, pues quizá una errónea política de etiquetado y de información al consumidor ha llevado a mucha gente a considerarlos estropeados y peligrosos para la salud. Tras años y años advirtiéndonos contra estas viandas prescritas, tras mil reportajes en la tele con mendigos hurgando en los contenedores del Mercadona para conseguirlas, no pueden pretender ahora encasquetárselas a las familias humildes, pues, por muy apuradas que anden, a nadie le gusta sentirse tan necesitado y tan cutre. El otro día me contaron que en algunos comedores sociales, cuando a las magdalenas les falta un día para caducar, hay comensales que ni las prueban. Somos hidalgos ante todo, y en público más.
Sin embargo, en el fondo casi todos nos maliciamos que las fechas que vienen en los productos son solo indicativas y además demasiado estrictas, dependiendo mucho del tipo de artículo. Yo desde luego me he tomado cervezas fuera de fecha (sobre todo en casa de cierto amigo que sigue el blog), yogures un par de días después de lo marcado, y no digamos caramelos y golosinas, que igual están más secos pero igual de ricos de sabor (omítanse bromitas sobre cómo me he quedado a consecuencia de ello). Es cierto que a veces pueden alterarse un poco el color o la textura, pero estos productos son igualmente aptos para el consumo humano.
Es más, yo conozco a dueños de tiendas de alimentación que toda la vida han consumido en casa lo que ya no podían vender por la fecha de la etiqueta. Y siguen vivos, oye.
Y más aún: sé de buena tinta que hay empresas que reetiquetan los productos atrasados para volverlos a vender.
En definitiva, sí me parece bien que revisen los etiquetados intentando diferenciar correctamente cuando un alimento se estropea tras una fecha y cuando simplemente no es tan bonito o crujiente pero no pasa nada por tragárselo, aunque me pregunto por qué se dan cuenta ahora del despilfarro que supone tirar tanta comida por culpa de unas etiquetas tan inflexibles o por qué nos han asustado tanto hasta ahora si no es tan peligroso. A veces es para sentirse manipulado como un muñeco.
Sin tener ni idea sobre las normas comunitarias al respecto, una buena idea podría ser poner una horquilla de fechas en vez de una fecha concreta, por ejemplo “consumir preferentemente antes del período comprendido entre marzo y junio de 2013”, y una vez pasado ese tramo tener todos muy claro que hay que tirar el alimento a la basura por narices en vez de darle vueltas a si se puede seguir distribuyendo o no.
Sean cuales sean las medidas que se adopten finalmente, considero importante tomar en cuenta el fuerte componente sociológico que tiene este tema, dada la estigmatización que han sufrido desde siempre los alimentos con la fecha de caducidad sobrepasada, pues quizá una errónea política de etiquetado y de información al consumidor ha llevado a mucha gente a considerarlos estropeados y peligrosos para la salud. Tras años y años advirtiéndonos contra estas viandas prescritas, tras mil reportajes en la tele con mendigos hurgando en los contenedores del Mercadona para conseguirlas, no pueden pretender ahora encasquetárselas a las familias humildes, pues, por muy apuradas que anden, a nadie le gusta sentirse tan necesitado y tan cutre. El otro día me contaron que en algunos comedores sociales, cuando a las magdalenas les falta un día para caducar, hay comensales que ni las prueban. Somos hidalgos ante todo, y en público más.
Sin embargo, en el fondo casi todos nos maliciamos que las fechas que vienen en los productos son solo indicativas y además demasiado estrictas, dependiendo mucho del tipo de artículo. Yo desde luego me he tomado cervezas fuera de fecha (sobre todo en casa de cierto amigo que sigue el blog), yogures un par de días después de lo marcado, y no digamos caramelos y golosinas, que igual están más secos pero igual de ricos de sabor (omítanse bromitas sobre cómo me he quedado a consecuencia de ello). Es cierto que a veces pueden alterarse un poco el color o la textura, pero estos productos son igualmente aptos para el consumo humano.
Es más, yo conozco a dueños de tiendas de alimentación que toda la vida han consumido en casa lo que ya no podían vender por la fecha de la etiqueta. Y siguen vivos, oye.
Y más aún: sé de buena tinta que hay empresas que reetiquetan los productos atrasados para volverlos a vender.
En definitiva, sí me parece bien que revisen los etiquetados intentando diferenciar correctamente cuando un alimento se estropea tras una fecha y cuando simplemente no es tan bonito o crujiente pero no pasa nada por tragárselo, aunque me pregunto por qué se dan cuenta ahora del despilfarro que supone tirar tanta comida por culpa de unas etiquetas tan inflexibles o por qué nos han asustado tanto hasta ahora si no es tan peligroso. A veces es para sentirse manipulado como un muñeco.
Sin tener ni idea sobre las normas comunitarias al respecto, una buena idea podría ser poner una horquilla de fechas en vez de una fecha concreta, por ejemplo “consumir preferentemente antes del período comprendido entre marzo y junio de 2013”, y una vez pasado ese tramo tener todos muy claro que hay que tirar el alimento a la basura por narices en vez de darle vueltas a si se puede seguir distribuyendo o no.
11 comentarios:
Perdón (se me fue la tecla). Decía que lo inaceptable de este asunto es que, mientras los politicastros, banqueros, "sindicalistas" de pastel y demás beneficiarios de la farsa no se privan de deglutir manjares a nuestra costa, sea estos pájaros los mismos que aconsejan que nos echen de comer comida caducada. Al fin y al cabo sólo somos los despreciables siervos que pagan sus sueldos y prebendas. Creo que lo que está caducado hace años es este podrido sistema. La democracia cada vez apesta más y el capitalismo demuestra a diario su cualidad tóxica. Creo que, cuando una dieta es tan dañina, lo único saludable es cambiar de régimen.
Pues yo el "jamonyor" como no esté recién cortao, no me lo como!
Y no, ésta vez no pienso caer como una mirla! no pienso decir nada sobre las cervezas caducadas de... no, no, no... ni hablar!
Pero no me digas Adb... que no es bonito que, en cuanto el Sr.Neri escribe la palabra amigo la relacionemos automáticamente contigo ;))
Quizás ponen una fecha concreta antes de que se caduque realmente el producto, precisamente porque saben que hay personas que van a consurmirlas aún, y si apuraran en el etiquetado y luego las siguen consumiendo pasada la fecha, sí que sería perjudicial. Y eso de concienciarnos de que si dice que caduca es que caduca... es difícil...
El problema es que somos demasiado tiquismiquis y como no hemos pasado de verdad hambre en nuestra vida nos ponemos quisquillosos con las fechas, porque a las malas lo que te puede pasar es que te vayas por el water, pero no te mueres.
Pero esto lo digo a sabiendas de que yo soy la primera que no se come el yogurt como se haya caducado hace una semana semana, por si las moscas vaya...
De todos modos hay alimentos y alimentos, y no creo que una magdalena caduque porque lo ponga en la bolsa, caducará cuando se ponga dura o tenga mal aspecto.
A mi no me parece mal lo de la ley, al fin de cuentas a nadie se le obliga a comprar esos productos.
La fecha de caducidad quizá debe entenderse como fecha límite de venta del producto. En muchos casos puede consumirse más tarde, incluso bastante más tarde. Yo he tenido un paquete de bimbo caducado hacía semana y media, y estaba bien en todos los aspectos. Lo mismo con los yogurts, simplementee tienen un sabor algo más fuerte. Otros productos son más sensibles, las bolsas de ensaladas preparadas se ponen fatal casi el mismo día de caducidad.
Con lo que no hay que hacer bromas es con la caducidad de los medicamentos, seguramente no caducan cuando indica el envase, pero es otra historia.
Sr AdB (suponemios que el Sr Neri se refiere a usted), hoy me he enterado que las cervezas también caducan, nunca se me había ocurrido mirar.
¿Qué les parecería si los títulos universitarios también tuvieran fecha de caducidad? Por ejemplo, de 10 años. El mío de Físicas ya estaría totalmente caducado (y ciertamente, los contenidos actuales de la carrera difieren mucho de los de mi época).
Yo no soy el de las cervezas caducadas. Neri tiene muchos amigos.
Por cierto, me podrías decir que me pasa a mi con las chicas guapas, que le sigo hablando a pesar de que no hagan aprecio de mis regalos?. Qué poca dignidad tengo.
Un beso, Nago. Ten buen día.
Estoy muy de acuerdo con lo que ha dicho Semper. En cualquier caso, si de verdad no pasa nada por distribuir los alimentos para su consumo tras vencer la fecha de caducidad, que empiecen cuanto antes a usarlos para las comidas oficiales y de viajes de los políticos y en la cafetería del congreso y demás centros oficiales. Sería un buen ahorro y darían ejemplo.
Sí, es lo que dice la señorita Aprendiz: dan un margen (que parece que es muy amplio) para que la gente no se envenene (o se vaya "de varillas")si se come el yogur solo un día después.
Curioso lo que dice Alco de la caducidad de los títulos académicos. Por ejemplo, los cursos formativos en algunas Administraciones caducan a los diez años, es decir que a los diez años no valen para puntuar en los concursos de traslados.
Con los títulos universitarios rd un tema curioso. Entiendo que hay carreras con contenidos que no se desactualizan tanto como otros. De hecho, los fundamentos de la Física yo pensaba que eran universales; no así los de Derecho, por ejemplo, ya que en esta carrera se imparte un elevado porcentaje de derecho positivo vigente en ese momento y parece lógico que en unos años ya no sirva para nada haberlo estudiado.
Lo que pasa es que esta "caducidad" ya se da en la práctica. Es decir que difícilmente una empresa contratará a un economista titulado hace quince años si desde que terminó no ha trabajado en el mundillo de la economía. En cambio, si trabajas en un sector directamente relacionado con lo que estudiaste, yo pienso que se sobreentiende que has ido reciclándote y actualizándote. Derecho sería el mejor ejemplo.
Yo diria que en esta anécdota de las cervezas caducadas piensa una en Aprendiz de brujo no por ser muy amigo de Neri sino porque pega mucho una cosa así en alguien como Aprendiz de brujo, así dejadillo y cutrillo.
Dulcineo, lo peor son los condones caducados.Ten cuidado, que tu cuando te sumes a la causa lo vas a coger con unas ganas terribles.
A ver si la vas a mangar...Por si acaso bajate del bus en la penúltima parada.
Por qué contestaré a un troll tan imbécil?.Bueno porque me va la marcha.
PS: Hoy te veo más la Veneno, que María Antonia Iglesias.
Un beso, feo.Que eres muy feo.
Pues a mi no hace falta que me hagan propaganda, yo no soy muy tiquismiquis, ya que siempre he considerado que esa fecha era aproximada y muy holgada. Sobre todo en casa de mis padres, que suelen tener la nevera a reventar y ni se acuerdan de lo que hay. Lo único sagrado es la fecha de la mayonesa (ya pasé una salmonelosis y nunca mais), para el resto: se olfatea, se chupetea un poco, y si está rico, pa´dentro!
Y por cierto ahora me viene a la cabeza que en otros paises (UK en particular, que yo sepa) en los supermercados se venden muy rebajadas las cosas a punto de caducar o que caducan el mismo día.
Yo desde siempre con este tema, como otro que ha comentado, que las fechas son siempre aproximadas y son perfectamente consumibles, quitando casos contados, que es cierto que serian malos para nuestro organismo y podría tener causas irreparables y al cuento de esta entrada voy a decir una frase que viene ni que pintada “Mierda que no mata engorda”.
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