martes, 4 de diciembre de 2012

HUELGA Y SERVICIOS PÚBLICOS


La huelga es legítima cuando el Estado no garantiza unas relaciones laborales justas

En mi ciudad hay una movida muy gorda a cuenta de los autobuses urbanos. Los empleados de la empresa municipal de transportes llevan ya un mes haciendo paros “parciales” entre las 7 y las 9 de la mañana como medida de protesta por la retirada de su paga extra de este mes entre otras reivindicaciones económicas y relativas a sus condiciones de trabajo. Esta huelga ha ido acompañada de numerosos incidentes, entre ellos rotura de lunas de los vehículos, enfrentamientos graves con los usuarios y con la policía (el peor hoy, con varios trabajadores heridos) y sabotaje de algunos conductores a la empresa, incitando a los pasajeros a subir sin billete. El conflicto entre los autobuseros y el Ayuntamiento está al rojo vivo y la consecuencia más evidente es el trastorno grave a miles de ciudadanos que no pueden llegar a tiempo al trabajo o han de recurrir al servicio de taxi o al caballo de San Fernando, un rato (a veces una hora) a pie y el otro andando.

En el actual contexto de injusticia laboral permanente y explotación más o menos descarada de los trabajadores al amparo del capitalismo salvaje, el derecho a la huelga es uno de los pocos instrumentos de autodefensa con el que cuentan los asalariados, y en principio no cabe objeción alguna a su legítimo ejercicio en los casos más sangrantes, siempre que los paros no se instrumentalicen políticamente como viene siendo habitual. Tampoco hay que olvidar que toda huelga supone una fractura social y un perjuicio grave a la economía, por lo que un Estado con una verdadera vocación social debería arbitrar todos los medios a su alcance para que el ejercicio de este derecho no fuera necesario o se esgrimiera solo como última ratio, limitándolo o incluso suprimiéndolo sin contemplaciones cuando el interés general se viera amenazado.

Es el caso de los trabajadores que prestan directamente a la ciudadanía servicios esenciales o sensibles que están en mente de todos: sanidad, educación, seguridad  o transporte, por ejemplo. Cuando de determinados servicios públicos dependen los derechos más básicos de los ciudadanos, como la salud, el sustento, el trabajo o la movilidad, resulta un verdadero disparate otorgar a la huelga carta de naturaleza y permitir que el bien común quede en manos de una banda de chantajistas sinvergüenzas e insolidarios. No hablo de limitar en estos casos el derecho de huelga mediante el establecimiento de los habituales servicios mínimos, sino de negarlo taxativamente si se considera que pueden salir perjudicados los ciudadanos y quedar limitados sus derechos que, por cierto, el Estado está obligado a garantizar en toda su amplitud.

Aquí no estamos hablando de los operarios de una fábrica, que, si hacen un parón, al que joden sobre todo es al dueño de la burra, sino de empleados públicos cuya actividad condiciona el bienestar, los intereses sociales y económicos, los derechos, las expectativas y la vida cotidiana de miles o de millones de españolitos. Si estos empleados públicos tuvieran un mínimo de decencia, conciencia, responsabilidad y profesionalidad, sabrían postergar sus reivindicaciones (que pueden ser muy legítimas) o encauzarlas por otros medios, entre ellos los tribunales, antes que hacer la santísima a media ciudad y servirse del descontento de la gente como herramienta de coacción.

Desconozco el nivel de consternación de los usuarios de los autobuses de mi ciudad por la pérdida de la extra por los empleados públicos, pero me temo que sea bajo. Los pasajeros no tienen ni culpa ni pena en el asunto y no tienen por qué pagar el pato llegando tarde a trabajar o sufriendo descalabros en sus horarios por la sencilla razón de que a unos desaprensivos no les duelan prendas en abusar de lo estratégico de su profesión para echar pulsos al Ayuntamiento en su exclusivo beneficio.

Cientos de miles de funcionarios y empleados públicos españoles han perdido la paga extraordinaria y han visto masacradas sus condiciones de trabajo, por lo que muchos de ellos han celebrado concentraciones y manifestaciones, han creado plataformas y han hecho toda clase de protestas sin alterar en lo más mínimo su actividad profesional. Pero solo aquellos que prestan servicios sensibles están interrumpiéndolos o boicoteándolos para chantajear al Gobierno aprovechándose maliciosamente de la naturaleza de sus puestos.

Los derechos de los ciudadanos siempre deben estar por encima de los intereses laborales de los empleados públicos sin ninguna excepción.

Si los autobuseros quieren protestar para que les paguen lo que les deben, que vayan al juzgado de lo social, al Defensor del Pueblo o al Tribunal Constitucional, o acudan fuera de su horario de trabajo a la sede del Ayuntamiento y allí se entiendan con el señor alcalde por medios pacíficos o por los que prefieran, pero que dejen de fastidiar a la pobre gente que coge el autobús.

10 comentarios:

Aprendiz de brujo dijo...

Neri, tu discurso, a veces no se sostiene. Es decir, el papel lo aguanta todo. Y los vericuetos dialécticos casi todo.
Empiezas tu artículo, haciendo un alegato del derecho de huelga, con el que es difícil no estar de acuerdo.
Insinúas algo con lo que comulgo plenamente: en España nos tomamos el derecho a Huelga demasiado a la ligera.
Y acabas,diciendo que el Estado debería resenrvarse la capacidad de suspender, o abolir tal derecho por motivos de interes general.
Como cojones se arbitra esto en la práctica?. Que ocasiones son esas?.Quien decide cuando afecta al interes general?.
Las huelgas joden y mucho, al personal. Y esa es su fuerza.
Y alteran siempre la convivencia y en cuierto modo el orden público.
Y hay colectivos a los cuales por motivos obvios les está denegado el ejercicio de esos derechos.
No sé , a veces haces unos malabarismos para conciliar tu lado revolucionario, con tu visión autoritaria del poder, que al menos yo no comprendo muy bien.
Yo creo que el derecho de huelga está bien regulado, excepto la existencia de piquetes "informativos", que deberían estar prohibidos.El que quiera informarse tiene medios de sobra, para hacerlo.




Capitán Alatriste dijo...

Al final, el problema de todo esto, como en el caso de casi todos los males de este país, es la falta de responsabilidad, honestidad y solidaridad de los individuos. En líneas generales coincido con usted en que la huelga es genuinamente un instrumento de presión del trabajador sobre el empresario, de forma que quien queda eventualmente perjudicado es éste y sus beneficios, y no colectivos ajenos a la relación laboral.

Quería comentarle que hace dos fines de semana tuve el gusto de visitar su querida Pucela. Creo que indirectamente se les hace un favor a quienes tengan que verse obligados a andar por las calles de esa bonita ciudad (en general, todas las ciudades capitales de provincia castellanas me resultan encantadoras). Bromas aparte, supongo que no será grato tener que andar pendiente de vehículo propio ni de largas caminatas para los trayectos cotidianos.

Por cierto, la foto que ilustra su entrada de hoy es la de un autobús de mi querida Zaragoza cruzando el Paseo de la Independencia, avenida principal de la ciudad. O al menos así es como la recordamos antes de que el alcalde infame que tenemos, que responde al nombre de Juan Alberto Belloch, decidiera meterse en lo de las obras faraónicas y torturarnos con una máquina infernal llamada tranvía. Aprovecho esto último para animar a los vallisoletanos afectados y decirles que "en todas las casas cuecen habas".

Anónimo dijo...

"Si los autobuseros quieren protestar para que les paguen lo que les deben, que vayan al juzgado de lo social, al Defensor del Pueblo o al Tribunal Constitucional"

Me quedo con una sensación extraña. Por un lado propone suprimir el derecho a la huelga de servicios esenciales según unos criterios (a ver como se aplican) y por el otro, acudir a los juzgados (previo pago de la nueva tasa judicial que corresponda)

Nos encontramos en la situación en la que si el trabajador no cobra y tiene que pasar por el juzgado (pagando, ¿¿¿din dinero???) y no tuviera derecho a la huelga, ¿qué opción proponemos?

Gracias.

Miguel A.F

Capitan Trueno dijo...

El derecho a la huelga se ha, por un lado, usado y abusado hasta la saciedad en Espana. Por otro lado, no sirve -ni ha servido- jamas para mejorar las condiciones de los trabajadores espanoles, sino mas bien para justificar la razon de ser de los sindicatos amarillos y de los "piquetes informaostias".

Por lo tanto creo y sostengo que el valor reivindicativo y la justificacion que hubieran haber podido tener las huelgas, hace mucho tiempo que se perdio en Espana.

Me parece aberrante que la sociedad espanola cada vez tenga que aguantar a h de p como los susodichos sindicatos y sus mamporreros, que ni ir a trabajar le dejan a la gente, por huelgas de transporte, o les obligan a cerrar negocios a los pocos que con mucha dificultad aun trabajan y crean empleo...

Lo peror es que los sindicalistas y politicastros (LOS CULPABLES DE TODO, vaya) no son los que pagan el pato, sino el sufrido espanolito de infanteria, que "encima de cornudo, apaleao".

Mal va a acabar la cosa como siga todo asi por alla...

En definitiva, coincido con el Sr. Neri en que es una verguenza. Si yo gobernara alla, esa gentuza estaria entre rejas.

Kello dijo...

Estoy de acuerdo contigo, pero no solo pasa en el autobus, si no en renfe y metro

sefo dijo...

Solo insinuar quitar el derecho de huelga a los trabajadores de servicios esenciales me parice una cacicada monstruosa, lo que hay que hacer es concienciar a la gente para que ejerzxa sus derechos con responsabilidad y sean solidarios.
Los autbuses, la huelga es un fastidio pero a veces es la única manera que tienen de hacerse oír y respetar sus derechos y e slógico que los ciudadanos se sacrifiquen un poco por solidaridad aunque si es solo por las pagas extras yo no me solidarizo nada.

Capitán Alatriste dijo...

Anónimo Miguel A.F., la ley que ha implantado las tasas judiciales no prevé que el trabajador en la primera instancia de lo Social pague tasas.

Un saludo.

Al Neri dijo...

Aprendiz de brujo, la historia nos enseña que los ideales revolucionarios y la visión autoritaria del poder no solo no están reñidos, sino que suelen ir de la mano, de modo que no necesito hacer ningún malabarismo. Usted siempre haciéndose el tonto, como que no supiera leer entre líneas, para que yo entre al trapo y le dé detalles y más detalles...

La normativa que regula hoy el derecho de huelga lo inserta en el estricto marco de "las relaciones laborales", por lo que yo nunca he llegado a tener muy claro si las huelgas generales respetan la ley, ya que son políticas y las huelgas "por motivos políticos" están prohibidas expresamente por nuestro ordenamiento jurídico.

Más en concreto, se prohíben las huelgas "por motivos políticos o con cualquier otra finalidad ajena al interés profesional de los trabajadores afectados", y aunque entiendo que un decretazo sobre contratos basura afecta a los intereses laborales de la mayoría (que no de todos) de los curritos españoles no tengo tan claro que una huelga general por ese motivo quede "en el ámbito de las relaciones laborales", ya que podría haber empresarios que sufrieran la huelga sin tener ni culpa ni pena.

Además muchas huelgas generales son estrictamente políticas, ya que ante dos reformas laborales igual de antisociales, los sindicaleros convocan el paro si la reforma la firma un determinado partido y no otro, o en función de sus propios intereses coyunturales.

Con el vigente modelo político y económico, muchas huelgas me parecen aceptables por cuanto contribuyen al desgaste de dicho modelo y de la casta política que nos maneja. Sin embargo, Brujo, usted entenderá que la huelga no tendría ningún sentido en un Estado que arbitrara activa y equitativamente en los conflictos entre la patronal y los asalariados.

En el ámbito de los servicios públicos sí apuesto por introducir severas e incluso plenas restricciones al derecho de huelga.

Capitanes, han entendido ustedes a la perfección el espíritu del post. Alatriste, pásese por Segovia y por Salamanca, que molan más.

Anónimo, solo digo que es injusto que unos señores que prestan ciertos servicios cuya interrupción puede causar serios trastornos a la sociedad, se sirvan de ello para presionar por sus intereses. Igual que todo el mundo entiende que la huelga no tiene sentido para policías o militares, yo extendería las restricciones a unos cuantos sectores más.

Kello, claro. Donde más duele.

Sefo, lo que es una cacicada mostruosa es el chantaje que hacen los autobuseros, los del metro o los señores pilotos de Iberia.

Aprendiz de brujo dijo...

Neri dixit: "Aprendiz de brujo, la historia nos enseña que los ideales revolucionarios y la visión autoritaria del poder no solo no están reñidos, sino que suelen ir de la mano, de modo que no necesito hacer ningún malabarismo".

Por supuesto, SIEMPRE Y CUANDO HABLEMOS DE UN MISMO SUJETO. Esta claro que muchas revoluciones han devenido en gobiernos de corte autoritario.
Este esquema no se produce en el derecho de huelga.En el que hay confontración directa de interese y de sujetos.
Vaya, que la autoridad y la revolución la encarnan sujetos opuestos.
Y por otra parte no podemos ser ajenos a la realidad en que vivimos. Yo no puedo pretender que hoy , en que las relaciones laborales se guían por normas hechas por políticos, las huelgas no tengan significación política.
Con que sean huelgas decentes me conformo. Y si no lo son , el descrédito de los sindicatos seguirá subiendo como la espuma
Neri, mira a ver si te dan un papel en La señora , con el tuerto y el cura; y le cierras la mina al Marqués de Castro.
Así peudes llevar a cabo tus ideales sobre la Huelga.
DICHO LO CUAL: FUERA PIQUETES INFORMATIVOS. Y MENOS SUBVECIONES PARA LOS SINDICALISTAS.QUE LOS GRANDES PARTIDOS PACTEN LA CUANTÍA DE LAS MISMAS.

La lozana andaluza. dijo...

Yo entiendo que la gente haga huelga,lo que no entiendo es que la hagan molestando a otros,si estas en contra de Rajoy,pues vete a molestarlo a el,a ver,yo vivo en todo el centro de Madrid,y mi puertta da a una plaza principal de la ciudad,pues bien raro es el día que no tengo una manisfectación delante de mi casa,lo quie me impide sacar el coche,y si ya lo he sacado,imposible meterlo de nuevo en el garaje,y lo tengo que dejar arrumbao por ahí,luego estan las faltas de servicios,a veces no puedo ni coger un autobus,menos un taxi,pero ¿ que culpa tengo yo de nada?,que vayan a molestar a los politicos,yo tambien tengo mis problemas laborales,y no me da por ir a joder a los demás,a mi me parece una falta de respeto hacia el ciudadano,porque somos al final los mas afectados,y la clase política sigue tan campante,haciendo lo que le viene en gana,y sin haber sido molestados,pos eso.