martes, 18 de diciembre de 2012

AMISTAD E IDEAS


Cuando saco a relucir mi lado más ideológico y ello afecta de algún modo a mi relación con los demás (algo que antes me sucedía por sistema y ahora rara vez), siempre hay alguien que me recuerda que las personas están por encima de las ideas y que se puede ser amigos con convicciones políticas muy distintas. Si bien estoy de acuerdo con la primera afirmación, la segunda me plantea serias dudas. ¿De verdad puede unir una auténtica amistad a dos individuos que se encuentren, políticamente, en aceras opuestas?

Más que responder que depende, que sería lo cómodo, me parece importante aclarar primero con la mayor precisión qué es una amistad y, después, qué entendemos por tener ideas políticas.

Porque si al hablar de amistad nos estamos refiriendo a coincidir alguna vez a tomar unos cacharros, ver juntos un partido y echarse unas risas algún sábado noche, pues evidentemente no hay problema. Yo me tomo una caña con cualquiera y conozco a mucha gente simpatiquísima y que me cae bastante bien sabiendo que tiene una mentalidad sociopolítica en las antípodas de la mía. Lo que pasa es que, dado el tipo de relación superficial que tenemos, sus ideas no me afectan para nada; me da igual cómo piensen aquellos que apenas me importan. En las relaciones de esta naturaleza considero que debería haber una regla no escrita de discreción en materia ideológica y un pacto implícito pero sagrado de no agresión. 

Otra cosa es una amistad con mayúsculas, en la que se da no solo un verdadero cariño, sino un vínculo de gran confianza y una convivencia más o menos frecuente. En estos casos, existe por una parte una implicación afectiva, que se traduce en preocupación sincera por la postura política o actitud de cualquier clase que pueda adoptar la persona querida, comparable a la inquietud que sentiríamos si un hermano se nos hiciera, por ejemplo, jipi, ocupa o batasuno. Es natural sufrir si alguien que apreciamos escoge un camino que nosotros consideramos muy equivocado o peligroso. En segundo lugar, al regirse este tipo de amistades por una total confianza, es impensable el pacto no escrito al que antes me refería. Yo no concibo la amistad si no existe una libertad ilimitada de expresar cómodamente delante de los amigos los propios sentimientos y convicciones, entre ellos los políticos. No entiendo la amistad con una persona si tanto ella como yo tenemos que andar continuamente refrenándonos y mordiéndonos la lengua para conservar la relación. Aparte de que esas situaciones suelen terminar estallando de mala manera, me parecen la antítesis del ambiente de familiaridad y franqueza que debería existir cuando están juntos dos amigos.

En resumen, me parece inviable que dos amigos íntimos tengan ideas políticas opuestas. Por otra parte debe tenerse en cuenta que los ideales no son algo tan abstracto como los apolíticos suponen, sino que guardan relación directa con las más profundas concepciones sobre la vida, la pareja, la familia, la educación, la religión, la autoridad, el ocio, la sexualidad, el dinero, el trabajo, la sociedad y otros mil aspectos que impregnan todas las conversaciones y comportamientos, haciendo tarde o temprano ineludible la confrontación en cualquier relación estrecha.

Prefiero no responder a la pregunta de si puede funcionar un noviazgo o un matrimonio cuando los miembros de la pareja piensan cada uno a años luz del otro.
Aprendiz de Brujo y Capitán Trueno expresándose su cariño

Luego decía que hay que preguntarse qué entendemos por tener ideas políticas.

Lo digo porque es comprensible que dos votantes poco entusiastas del PP y del PSOE respectivamente puedan ser amigos del alma, más que nada porque ninguno de ellos tiene una ideología definida y la política no les parece realmente importante. Yo diría incluso que podrían ser inseparables dos fanáticos de estos dos partidos puesto que la filosofía de fondo de ambos viene a ser idéntica. Lo que quiero resaltar es que dos personas de distintas ideas podrán tener mayor o menos nivel de amistad de la buena en función de lo motivados que estén con dichas ideas, de su grado de congruencia personal con ellas. Es imposible que dos tipos de diferente sesgo que estén fuertemente ideologizados, que estén convencidos de verdad de sus respectivas posturas o tengan un mínimo de coherencia con su manera de pensar, tengan un trato sereno, pues ambos tenderán a forzar el proselitismo, a provocar el debate día sí y día también, a defender con ímpetu arrollador sus posturas, a mostrar beligerancia y a emponzoñar la relación poco a poco. Si dos señores son muy amigos y alguien te dice que uno es marxista-leninista y otro de Ynestrillas cuando era Ynestrillas, no te lo creas; lo más seguro es que ninguno de los dos se tome muy en serio sus creencias. No pienses que es gente que simplemente sabe respetar. Eso en política solo existe de boquilla.

10 comentarios:

Aprendiz de brujo dijo...

El barbas soy yo, con pinta de rojo bermejo. El amigo Trueno es el bonachón con cara de hispano votante de Bush.

trija dijo...

Pues yo no tengo problemas en tener amistad con gente de ideas opuestas a las mías.

De mi época de estudiante en la Universidad de Navarra tengo amigas del opus, siendo yo atea.

Casi todos mis amigos son de izquierdas, siendo yo de derechas.

Y bueno, mi pareja también es bastante de izquierdas.

Supongo que el secreto reside en que ambas partes sean tolerantes y tengan la mente abierta. Pienso que tener amigos de todos los palos me ha enriquecido como persona.

Capitan Trueno dijo...

Jajajaja! Muy bueno, Sr. Neri!

La verdad es que de vez en cuando me dejo barba, Aprendiz de Brujo, asi que lamento desilusionarte. El bonachon parece un buen tio con el que tomar unas copichuelas, pero tiene una pega para parecerse a Capitan Trueno, y es que parece mas bien un progre-pijo de las Juventudes Socialistas, jaja.

Respecto al tema abierto en el hilo, opino que hoy en dia ya no se sabe que tipo de relacion es que. Me explico:

A unos conocidos ocasionales se les llama amigos. A una parejita de amiguetes "con derechos" se les llama novios (cuando el noviazgo siempre se ha entendido como un paso serio que pudiera desembocar en Matrimonio); a los prometidos se les llama novios (cuando en realidad era un paso mas alla del noviazgo...prometidos eran un hombre y una mujer con un compromiso que solo podia ser roto por circunstancias excepcionales).

En definitiva, los terminos para definir las relaciones interpersonales de diverso tipo se han alterado y devaluado tanto, que se hace muy pertinente la aclaracion o matizaciones que Neri ha hecho en el hilo.

Coincido con su posicion respecto a la identidad de cosmovision, miras, e intereses que deben ser lo mas comun, o identico entre dos amigos o en el seno de un Matrimonio. Cualquier amistad de verdad o matrimonio serio debe tener identidad comun y objetivos y estandares morales iguales. Si no, en el 99% de los casos, fracasara, y en el 1% restante, se desgastara hasta perder su razon de ser.

Fernando dijo...

Esta amistad entre personas de opciones políticas alejadas, quizá es posible en países tipo Suiza, Dinamarca, etc. Países en los que tanto en la derecha como en la izquierda, reina un fortísimo sentido del orden, y una admirable cultura patriótica del bien común.

Aprendiz de brujo dijo...

Yo creo que en tu punto de vista hay más verdad de lo que sería desable, aunque no sería tan categórico y tan exagerado como lo eres tú.
La gente que está muy comprometida con una idea política, con unos valores, que construye su vida en base a los mismos,tiende a caer en una intolerancia y una falta de flexibilidad grande.
Y esto afecta a las aficiones y a la convivencia de momento.
Además la gente comprometida se ve señalada como friqui; se ve acorralada por la corriente del pensamiento único y a veces reacciona a base de coces.
El ambiente que se respira es fundamental. Si estamos a tiros, o en épocas de escasez como la que vivimos, indudablemente el conflicto personal se puede acentuar.

Yo me he llevado alguna sofoquina a lo tonto hablando de política con algún amigo. Y luego te vas a casa diciendo no vuelvo a entrar o a poner el trapo nunca.
La cabra tira al monte y al final la discusión se retoma y entre la gente no muy politizada,normalmente las ideas políticas no suelen deteriorar la amistad para nada.

El chico de los tablones dijo...

A mí me pasa un poco como a Trija: en mi cuadrilla de amigos de Huesconsin coexistimos personas con ideologías políticas de lo más heterogéneas.

Por otra parte, éste es mi quinto año como universitario en Zaragoza y el cuarto piso de estudiantes por el que paso. Convivir día a día con gente con ideales políticos muy distintos de los míos me ha ayudado a ser más tolerante, a saber escuchar a las personas que piensan distinto e intentar comprender por qué piensan distinto.

Durante el tercer y el cuarto curso estuve viviendo en un piso al lado del Campus con un "rogelio" y "dos rogelias". Una de ellas es además compañera mía de clase y posee una inteligencia y una facilidad de argumentos que yo ya quisiera. Con diecimuchos-veintipocos años uno está en edad de ser un perfecto cretino y cree estar en posesión de la verdad absoluta… hasta que un buen día se encuentra viendo el telediario con una persona que reacciona de forma contraria a él ante una misma noticia, pero capaz de exponer su punto de vista con educación y brillantez. Aunque rara vez llegábamos a un acuerdo, los debates de sobremesa con esta chica me resultaron muy enriquecedores: aprendí a no perder la serenidad en medio de una discusión, comprendí que es de necios no escuchar o mofarse de los argumentos de otra persona sólo porque piense distinto, y que en la mayoría de las discusiones la razón está en algún punto intermedio de la línea que une dos posturas diametralmente opuestas.

Y creedme, cuando uno vuelve al piso después de un día agotador y es recibido con una sonrisa y un “¿qué tal ha ido el día?”; cuando uno se siente indeciso y escucha una voz alentadora que le dice “¿y a qué esperas? ¡Invítala a ir al cine!”; cuando uno está fregando los platos en silencio y esa misma voz dispara “¿qué te pasa? Porque conozco esa cara y algo te pasa”; cuando uno está bloqueado delante de un taco de folios una tarde de junio y sabe que en la habitación de al lado hay una persona dispuesta a aparcar los apuntes de Mercantil por bajar a echar unas cervezas al bar de abajo… Cuando estas cosas pasan, no pasan entre un “rojo bermejo” y un azul marino, ni entre un católico y un ateo. Pasan entre dos amigos.

marian dijo...

Buenas tardes, yo hoy paso de ideas políticas.
Entré un momento para desear a autores y lectores de La Pluma Viperina unas felices Fiestas.
Un abrazo.


C. S. dijo...

Se puede, Sr. Neri. No es fácil, pero se puede. Tengo un amigo (tan amigo que es el padrino de mi hija mayor y a quien le confiaría sin dudarlo mi vida y mi patrimonio-si tuviera tal cosa-) con el que, cada vez que hablamos de política acabamos tirándonos los trastos a la cabeza. No somos nada educados ni tolerantes. Nos llamamos necio, obtusa, fariseo o acémila con una vehemencia que asusta a quien no nos conoce. Pero estuvo a mi lado cuando murió mi hermano y yo junto a él cuando murió el suyo. Me ocupo de sus hijos y el de los míos. Me pagó el alquiler cuando estaba sin blanca y yo cuidé de su madre cuando él no pudio estar. Las peloteras políticas...una minucia.

Zorro de Segovia dijo...

Después de leer el comentario de C.S. sólo puedo pensar que la política es lo que sucede cuando no hay nada más importante ...

Al Neri dijo...

Bueno, antes que nada quiero aclarar algo importante que no he dicho. Es verdad que me parece inviable que dos amigos íntimos tengan ideas políticas opuestas, pero eso no significa que si se conocen dos personas con ideas idénticas tengan que hacerse amigos. Las simpatías personales también van por otros derroteros.

Trija, Tablones y C.S. han hecho unos comentarios preciosos. ¡Cualquiera los rebate sin quedar como un sectario integrista! Lo que yo veo es que no se acaban de poner en situación de lo que significa tener ideas políticas en serio; no terminan de darse cuenta de lo que es una persona verdaderamente politizada, ideologizada o que pretende vivir en plena coherencia con sus ideas políticas, religiosas o filosóficas (todo va muy unido; de hecho me parece paradójico ser sociológicamente de derechas y ateo, como Trija. ¿Qué es ser de derechas?).

Yo también, incluso en mis tiempos de la cruz y la espada, era capaz de tomarme una caña, etc, con una progre que opinara distinto a mí comentando el telediario. Creo que no estoy hablando de eso. Ni siquiera estoy hablando de diferentes opiniones sobre el abanico de soluciones técnicas que puean ofrecer los grandes partidos (yo qué sé, discutir sobre si es bueno el Impuesto sobre el Patrimionio o los recortes en educación no creo que rompa una amistad).

Yo hablo de valores, de sentimientos, de actitudes y posturas ante la vida, de conceptos globales sobre la sociedad, de la manera de entender la economía y la función del dinero.... Hablo de un fondo, no de una anécdota. Hablo de la forma de entender el mundo, no de si llevo en la solapa la gaviota, la rosa, la hoz y el martillo, o el yugo y las flechas.

A mí me parece más realista lo que ha dicho Trueno, y destacaría dos ideas importantísimas lanzadas por el Brujo:

- El efecto acorralamiento, que se da muchísimo entre gente con ideas muy minoritarias o consideradas extremistas. Esta gente se siente atacada, objeto de chistes o marginada, y a veces se encierra más en sí misma o reacciona de forma agresiva, acentuando más las diferencias e imposibilitando la amistad con gente que piensa distinto. ¿El radical lo es porque lo marginan o lo marginan porque es radical?

- La tensión política del ambiente. Qué duda cabe que es mayor el porcentaje de amigos con ideas opuestas en 2012 que en junio de 1936. Ahora el ambiente está muy poco politizado, casi nadie cree en nada, a todo el mundo se la pela lo que no afecte directamente a su bolsillo, y las conversaciones de política se quedan en eso, en conversaciones de cafetería, en juegos filosóficos, en exhibiciones dialécticas sin consecuencias prácticas. Yo puedo conocer mañana a un anarquista y llevarme bien con él porque, total, ¿qué peligro tiene que sea anarquista ese tío hoy en día?, ¿qué repercusión real en la sociedad tienen las ideas que me cuenta en la barra de un bar?

Era más complicado hacer buenas migas con los opuestos a ti cuando de verdad estaban dispuestos a dar la vida para transformar la sociedad en el sentido opuesto al que tú desearías.

Ah, y no todas las ideas enriquecen y ayudan a comprender las cosas. Hay ideas intrínsecamente inmorales que es mucho mejor no escuchar ni respetar. todas las personas merecen respeto, pero no todas las ideas.

FELIZ NAVIDAD A MARIAN Y A TODOS