miércoles, 14 de septiembre de 2011

FIRMAS "DEMOCRÁTICAS"


La última hijoputez democrática de nuestros políticos ha sido exigir a los partidos sin representación parlamentaria, como requisito para presentarse a las elecciones, las firmas del uno por mil de los electores inscritos en el correspondiente censo electoral. Esta arbitrariedad chusca y bananera ha sido introducida al alimón por el PSOE y el PP en la última reforma de la Ley electoral, a principios de año, y justificada en la exposición de motivos por la necesidad de “salir al paso de prácticas no admisibles desde la perspectiva de la seriedad del procedimiento”, en evidente alusión a aquellos jetas que se inventan candidaturas solo para acceder a los listados del censo con fines propagandísticos.
Pero no nos la cuelan, porque la verdadera intención de nuestra clase política chulesca, dictatorial, macarra y manipuladora es obstaculizar el acceso a las elecciones de las pequeñas formaciones políticas, a fin de reforzar el bipartidismo (el unipartidismo sería muy descarado) y esquilmar las posibilidades de cualquier alternativa revolucionaria o radical.

Si lo que quieren es atajar el mal uso de los censos por los desaprensivos habituales, que investiguen y persigan a quien proceda en vez de joder a todo el personal.

Puesto que a muchos partidos minoritarios les será muy difícil recabar este número de firmas, y mucho menos a nivel nacional (en todas provincias), la novedosa medida del 0,1 % supondrá en la práctica empobrecer más aún el triste panorama ideológico de este país y dejar sin opción de voto a los cerca de dos millones de ciudadanos que hasta ahora se decantaban por partidos sin presencia en el Parlamento.

Entre los grandes paganos de este chanchullo avalado por una Ley Orgánica se encuentran las organizaciones patrióticas extraparlamentarias, que es como yo llamo cariñosamente a lo que muchos conocen por el equívoco apelativo de “extrema derecha” y a las que nos hemos referido en varias ocasiones.

Como era de esperar, el nuevo obstáculo procedimental ha puesto muy nerviosos a estos grupos, que ya sudaban lo suyo para capear con la paridad de género en las listas como para ponerse a recoger 4.500 firmas en Madrid o 500 en Valladolid, por poner dos ejemplos. La traba ha sido percibida en este mundillo como una dura humillación, pues para cumplir con la Ley, si es que lo consiguen, se verán obligados a adelantar su campaña y a quemar a su escasa militancia mandándola a las calles a suplicar una rúbrica a sus vecinos, que generalmente desconfiarán de dejar su nombre y D.N.I. a los “fachas”. Por si fuera poco, el elector que avale a un partido extraparlamentario no podrá hacerlo con otro.
Partidos que hasta ahora venían presentando candidatura en las Generales en casi todas las circunscripciones verán severamente recortadas sus expectativas de que los votantes puedan ver sus siglas en una papeleta.

Sin embargo, tras mucho reflexionar este asunto, yo entiendo que las OPE quizá no deberían inquietarse tanto, ya que la “broma” de las firmas, con ser muy injusta, en el fondo puede beneficiarlas a medio o largo plazo.

En primer lugar, yo llevo años afirmando que casi todas las OPE se perjudican más que otra cosa presentándose a las elecciones. Me harto a decir a quienes corresponde (que jamás me escuchan) que presentar candidatura con sus escuálidos medios humanos y materiales es un derroche de energías inconmensurable. Tal es el esfuerzo de estas organizaciones que podría decirse que dedican más del 70% de su potencial y de su dinero a la farsa electoral, encima con unos resultados vergonzantes que ponen en el mayor de los ridículos su imagen y sus ideas. ¿Por qué no se toman este obstáculo de las firmas como una oportunidad para tomar otros derroteros y encauzar las fuerzas hacia objetivos más razonables en vez de hacer el gilipollas en las urnas, exhibiendo ante 40 millones de españoles su pobreza, su cutrez, su inmadurez y su falta de preparación?

En segundo lugar, la nueva obligación legal, nos guste o no, va a suponer automáticamente la desaparición de la escena patriótica del clásico tonto del bote que con la ayuda de cuatro amiguetes y familiares diseña un partido y se presenta a las elecciones echando más leña al fuego de la actual confusión de siglas y nombres incluso históricos que circulan por estos ambientes. Dicho de otro modo, al final las firmas pueden contribuir a una “sana competencia” o a premiar a los grupos que cuenten con militancia y medios reales y que no sean pura ficción virtual como resulta tan frecuente por desgracia.

Por último, y teniendo en cuenta que en el colorido mundo de las OPE muchas divisiones son interesadas y artificiales, el espaldarazo de las firmitas podría incentivar la fusión o la absorción de formaciones diferentes, o incluso la creación de coaliciones o confederaciones puramente electorales, lo que, en mi opinión, sería muy interesante en algunos casos y según con qué gente.

No me gustaría nada que estas tres reflexiones fueran percibidas por nadie como complacencia con la última reforma de la LOREG; lo único que pretendo es rescatar algún aspecto positivo de la afrenta y ofrecer una visión menos derrotista de la que se aprecia últimamente entre los sufridos, y casi siempre desencaminados, militantes patriotas.

11 comentarios:

El último de Filipinas dijo...

Pero a esos pequeños partidos el presentarse les permitía emitir esos vídeos, que aunque tengan que ser en horarios imposible, no dejan de tener su audiencia.

Dulcinea dijo...

Me parece muy mal impedir presentarse a las elecciones a partidos minoritarios porque es la manera que que se mantenga para siempre un mismo sistema con todos sus errores. Además por que tienen que conseguir firmas de los ciudadanos para presentarse? no lo entiendo, ¿por que seis amigos a los que nadie conoca no tienen derecho a presentar una candidatura y a hacer su publicidad sin necesitar que les avalen mil o dos mil firmas? Es una injusticia.

Zorro de Segovia dijo...

a ver si hay suerte y piden lo mismo a los sindicatos

alco dijo...

Valoro sus comentarios, pero hay un aspecto que no se ha considerado: el que se presenta a una elecciones tiene acceso al censo, con los datos privados de cada censado. Puede utilizarlos únicamente para fines electorales, pero también para obtener información para delitos o simplemente para venderlo a empresas de mailing. Quizá esto explique ciertas candidaturas francamente exóticas, y no me refiero a los "fachas" que más bien son unos inocentones.

Juan Rubio dijo...

No conocía este nuevo requisito para presentarse... Y también me parece fatal.
Para mí, es una muestra más del engaño que es este sistema.
La "sacrosanta democracia" no permite que nadie que no sea el "PP-SOE" le dispute el poder y las lentejas.
Creo que esto sólo empezaría a arreglarse el día que - en unas elecciones generales - vote menos de un 30% del electorado.

Al Neri dijo...

Alco, el motivo "oficial" ha sido el usted señala. Lo comento en el primer párrafo.

Álex dijo...

Me parece muy bien su reflexión encaminada a hacer virtud de la necesidad, es una buena estrategia. Tengo comprobado que las dificultades o los problemas suelen mejorar las buenas ideas enriqueciéndolas, pero sólo si se sabe tener los ojos y la mente bien despiertos. Así que suerte para todos los pequeños partidos que se enfrenten a nuevos retos.
Permítame preguntarle, sr Neri, qué objetivos y qué derroteros alternativos propondría a estos pequeños grupos.
Saludos a todos.

alco dijo...

Sr Neri, tiene razón, no he leído su entrada con atención. Un error serio en mi vilipendiada profesión.
La solución para que las minorías políticas puedan participar, diferenciándolas de falsas agrupaciones políticas, no la conozco. Pero si creo que los datos del censo deben tener un cierto grado de confidencialidad. Por seguridad.

Embajador dijo...

Comparto la entrada casi de arriba a abajo. Y te digo que has dado en el clavo con lo de que el asunto va a ser un mal del que va a surgir un bien. Ya hay mucha mar de fondo en cuanto a alianzas, coaliciones y demás. A lo mejor, mira tú, a la partitocracia le sale el tiro por la culata y este es el golpe de gracia que algunos necesitaban para enterarse que en el ámbito electoral tenemos que buscar formas de entendernos a la fuerza.

Al Neri dijo...

Álex, ¿que qué derroteros alternativos propondría yo a las OPE? Pues mire, en muchos casos lo mejor sería que analizaran sus estrategias, sus métodos, su imagen, sus declaraciones en público, etc, y después se propusieran firmemente hacer justo todo lo contrario. Ironías aparte, leinvito a leer mi post Canción triste para un 20-N, donde repasaba (también en los comentarios) posibles fórmulas para la mayoría de estos grupos.

Embajador, me honra que coincida conmigo en el fondo del asunto porque usted no es precisamente un pelanas de los mundos patrióticos, pero no olvidemos que la unión de muchos enanos no hace un gigante.

Álex dijo...

Pues nada, sr. Neri, ya he leído el post que enlazó en su comentario de ayer. Dice cosas interesantes y que ojalá se aplicaran no sólo los que usted llama OPE, sino muchos otros grupos o partidos de todo tipo. Porque creo que lo fundamental -como usted también cita- es tener claros los objetivos de lo que se hace, saber si lo que se quiere es una asociación de amigos o un partido con intención de aportar algo al conjunto de la sociedad. Si es esto último, hay que saber dar forma a las propuestas de manera lo suficientemente generosa y útil para que sea válido para un conjunto de personas más o menos representativo.
Por otra parte, como ya le comenté en otra ocasión en un post sobre la "gándula", da gusto leer sus análisis cuando además de con rigor e inteligencia los hace con conocimiento cercano y un poco de cariño. Dicho de otra manera, no deje que la antipatía, el conocimiento más distante o algunas ideas preconcebidas empañen a veces sus habituales cualidades.
Un cordial saludo a todos.