domingo, 3 de julio de 2011

RIÑA DE GATOS

Desde la publicación el año pasado del premio Planeta Riña de gatos, de Eduardo Mendoza, he ido posponiendo su compra porque me surgían otras lecturas, pero he estado estos meses con el come-come de que era mi obligación leerlo tarde o temprano por su temática y por los comentarios favorables que algunos amigos falangistas me hacían sobre él. Al final me lo han prestado y lo he leído la semana pasada.

Se trata de una novela de género policíaco ambientada en Madrid en la primavera de 1936, es decir en los meses inmediatamente anteriores al Alzamiento. Anthony Whitelands, un profesor inglés de arte, acepta el encargo de viajar a Madrid para tasar la colección de cuadros del duque de la Igualada, que, en teoría, pretende venderla en Inglaterra en busca de una liquidez que le permita sacar a su familia de España antes de que estalle la revolución comunista. Pronto saldrá a la luz, sin embargo, el verdadero motivo de la operación: financiar la compra de armas destinadas a las escuadras de Falange Española, cuyo Jefe Nacional es amigo íntimo de la familia del noble. Todo ello atrae el interés de la policía española, de la embajada británica y de los comunistas soviéticos, que envían a un agente para asesinar a Whitelands. El relato se desarrolla entre intrigas policiales y de espionaje, lances amorosos entre el inglés y las hijas del duque, y disquisiciones y luchas políticas protagonizadas por José Antonio Primo de Rivera, personaje bastante desarrollado por Mendoza.

Es la primera vez que leo a este autor y francamente no me ha gustado nada su estilo; lo que menos, su técnica narrativa y sus bruscas transiciones, más bien saltos repentinos, entre los diferentes escenarios y personajes. A su favor puedo decir que los dos o tres pasajes en los que se producen encuentros sexuales son abordados con gran delicadeza, sin ofender sensibilidades, algo que sorprende en estos tiempos en que la carnaza de alcoba es un elemento comercial más en casi toda obra literaria o cinematográfica.

Tampoco puedo hablar muy bien de la trama. Tras un planteamiento muy atractivo y una ambientación lograda, pronto la historia degenera en historieta y lo que podía haber sido una buena novela de espionaje termina en un enredo de situaciones, nombres, persecuciones, asesinatos absurdos e intrigas políticas mal esbozadas, todo ello con un desenlace surrealista y muy decepcionante. Uno de los aspectos menos cuidados es la repetición de situaciones y escenarios, resultando cansinas a más no poder las idas y venidas al hotel donde se aloja Anthony. Da la impresión de que se pasa la vida en el hotelito de marras, por no hablar, ya de paso, de la pésima caracterización del protagonista, un personaje insulso y sin matices. La verdad: me acabé aburriendo soberanamente.

Pero mi interés en la novela no era literario ni de entretenimiento. Si agarré este libro es porque uno de sus protagonistas es José Antonio; porque analiza, a través de diferentes personajes, el papel de Falange Española en los preparativos del levantamiento del 18 de julio, y porque describe con detalle el ambiente de la sede falangista de la calle Nicasio Gallego, el mitin del cine Europa del 36 (ver foto) y las tertulias azules del bar La Ballena Alegre.

Debo destacar que la obra está plagada de errores históricos. El propio nombre de la organización falangista es incorrecto (“y” de las J.O.N.S.), la fecha del mitin es errónea (se celebró antes y no después de las elecciones) y hay incluso deslices respecto al callejero y a las estaciones de metro de Madrid. Sin embargo, y puesto que se trata de una obra de ficción, no merece la pena hacer sangre de ello y sí, en cambio, reconocer a Mendoza el manejo de una amplia documentación, su habilidad en la recreación del mundillo falangista en aquel turbio mes de marzo y, sobre todo, el mérito de ofrecernos, en boca de personajes de muy diferentes intereses e ideologías, las visiones encontradas que por entonces existían sobre José Antonio y su Falange.

Mendoza, en efecto, hace un esfuerzo aplaudible por reflejar los distintos puntos de vista existentes en la sociedad española de la época sobre un fenómeno tan complejo y novedoso como el falangismo. Para quienes hemos sido criados por la teta azul y formados durante años en lecturas unidireccionales y apasionadas, la novela de Mendoza nos sirve sin duda de bálsamo de reflexión, ayudándonos a limar ciertas aristas absurdas y determinadas rugosidades partidistas o acomplejadas, entre ellas la negación que, por tristes y obvias razones, hace Falange del fascismo desde 1945 hasta ahora.

El autor nos cuenta cómo los marxistas ven en Falange una sucursal del fascismo internacional, cómo los sindicatos obreros “se mofan de su plan para acabar con la lucha de clases”, cómo la aristocracia y la burguesía tratan de utilizarla como fuerza de choque en defensa de su dinero y de sus fincas, y, en fin, cómo sueñan los casi imberbes escuadristas de José Antonio con una España más justa para todos y alejada del materialismo de izquierdas y derechas.

Pese a su intento de neutralidad, Eduardo Mendoza no se resiste a la tentación de recurrir al topicazo políticamente correcto cuando así le conviene. Me refiero fundamentalmente a sus interpretaciones veladas sobre la responsabilidad de unos y otros en el estallido del conflicto civil, mostrando a menudo a la Falange como una organización terrorista y desestabilizadora por culpa de la cual no fue posible mantener la concordia.

También bastante patética es su versión –de ficción, pero ahí queda- de que a Primo de Rivera hijo su proyecto político se le fue de las manos y acabó hastiado y aburrido de él. Ello desdice la verdad histórica de un hombre fiel a sus ideas y luchador ejemplar hasta el mismo día de su fusilamiento.

Reproduzco varios párrafos polémicos y/o enjundiosos de la novela:



"Si un día la Falange llega a imponer su ideario, no tardará en volver al redil de donde ha salido. También en Italia los fascistas se comían a los niños crudos, y ahora Mussolini va de bracete con el Rey y con el Papa. La revolución bolchevique, la que viene de abajo, es irreversible; por el contrario, la que viene de arriba es pura retórica, porque no se nutre de la lucha de clases ni la fomenta".


"En rigor, Falange Española y de las JONS no pinta nada. Los fundadores son unos señoritos ociosos; sus seguidores, un puñado de estudiantes y en los últimos tiempos media docena de pistoleros a sueldo. Los apoya un sector de la carcunda y lo votan las niñas cursis y los pollos pera de Puerta de Hierro".


"Si aceptaran [los militares] establecer una alianza con la Falange, no sólo ganarían un aliado formidable a la hora de entrar en acción, sino que dispondrían de una teoría de Estado de la que ahora carecen. Sin el apoyo doctrinal de José Antonio, el golpe de Estado será una vulgar militarada, encumbrará al más bruto y durará un soplo".


"En sus discursos [José Antonio] galvaniza al público asistente, pero en las urnas no obtiene votos. A él le da igual, porque sus intereses son otros: ir a la piscina del Club de Puerta de Hierro, conquistar mujeres fáciles y hablar de literatura con sus amigos. Dice haber entrado en la política para defender la memoria de su padre y para salvar a la Patria, y en parte es verdad: le mueve un sentimentalismo filial y patriotero de cartón piedra que no es más que vanidad. Como es un jurista de formación y un señorito, aborrece la brutalidad de las clases bajas, pero no puede evitar que su partido se vaya convirtiendo poco a poco en una banda de matones. Los capitalistas lo utilizan sin escrúpulos para agitar la opinión pública, los sindicatos obreros se mofan de su plan para acabar con la lucha de clases y, mientras tanto, ha de ver cómo sus seguidores caen muertos día tras día en enfrentamientos callejeros sin sentido. El proyecto, si lo hubo, se le ha ido de las manos, y la vibrante oratoria que lo sostiene puede seguir entusiasmando a los oyentes, pero a él le aburre y le repugna".


"—Ha hablado usted bien —convino el marqués de Estella [José Antonio]—. Un abismo separa nuestros dos países y por esta misma razón el sistema político que Inglaterra se puede permitir aquí ha fracasado. La democracia y el igualitarismo de ustedes se sustenta en unas relaciones sociales satisfactorias para todas las partes, lo que a su vez sólo es posible gracias a las riquezas provenientes de su vasto imperio colonial. Lo mismo, en cierta medida, se puede decir de Francia. Pero a los países que no disponen de esta fuente de riqueza que todo lo arregla y todo lo suaviza, ¿de qué les sirve la pantomima de unas elecciones? ¿Acaso no hay otras formas más lógicas de regir los destinos de una nación? Vea el caso de Alemania, vea el caso de Italia..."


"En fin de cuentas, la Falange sólo es una fuerza de choque, con más imagen que sustancia. Vive del matonismo y de cuatro conceptos huecos. ¡Una unidad de destino en lo universal! ¡Una, grande y libre! Frases ridículas y lemas que sólo suenan bien dichos a gritos, sobre todo si el que los grita es un joven abogado guapo, brillante, audaz y con un título nobiliario".

22 comentarios:

Anónimo dijo...

No he leído el libro, pero lo sigo viendo más de lo mismo.
Y, por supuesto, jamás me molestaría en leer una novela de la que el propio escritor dijo después que "no entendía como José Antonio había sido el ideológo principal de un régimen que duró cuarenta años cuando había sido un memo".

Ramiro Semper dijo...

Personalmente, pienso que el Mendoza éste es el típico progreta lleno de prejuicios y falto de cultura que tanto abunda, por desgracia, entre los plumíferos de la ortodoxia. A raíz de unos comentarios despectivos sobre la figura de José Antonio en una entrevista promcional de su novelucha, le tengo especial antipatía. Espero tener la oportunidad de encontrármelo y animarle a que repita en mi presencia los insultos a José Antonio.
Sería hermoso hacerle evocar la época que pretende recrear en su obrita y ofrecerle una generosa degustación de aceite de ricino.

Embajador dijo...

Creo que eres demasiado generoso con esta bazofia. No soy falangista, como sabes, pero la figura de Jose Antonio me merece algo más que respeto, y este sujeto se mea encima de Jose Antonio con todo el gusto y desenfado del continuo topicazo y la mentira histórica flagrante. En esas condiciones no se puede hablar de "intento de neutralidad", sino de "hábil desfiguramiento".

Embajador dijo...

Tus amigos falangistas que hacían comentarios favorables que son,¿de la Auténtica?. Porque, joder....

El último de Filipinas dijo...

A mí no me satisfizo del todo pero esperaba que a José Antonio se le iba a machacar mucho más.

Al Neri dijo...

Desconocía los comentarios despectivos que había hecho Mendoza sobre José Antonio tras publicar la novela. Ya se sabe, tras sacar un libro de temática falangista, es necesario aclarar que se odia a José Antonio, no vaya a ser que alguien te confunda con lo que no eres :-)

Como digo, en "Riña de gatos" aparecen personajes muy diferentes emitiendo opiniones opuestas sobre el falangismo y sus objetivos, tanto a favor como en contra (un policía llama "memo" al Fundador), aunque ya he dicho que el balance no es favorable y que se tira de muchos tópicos.

Cuando las opiniones se ponen en boca de personajes de novela es difícil diferenciar hasta donde llega la intención de meterse en la piel de un personaje recreando lo que pensaría de ese tema y hasta dónde el deseo malicioso de desfigurar, como dice Embajador.

Al amigo falangista que me habló bien del libro yo no lo tengo ni mucho menos por un ortodoxo, pero sí coincido con él en que las recreaciones del ambiente azul, de las tertulias, de los bares, de la sede, etc, son verosímiles e interesantes.

Vikingo, yo creo que hay que leerlo. Contiene reflexiones a veces tópicas pero otras veces con miga. ¿Qué opina usted de las diferentes frases que he copiado al final del post?

Una de las cosas que más me llamó la atención es la opinión de José Antonio sobre el parlamentarismo inglés (penúltima frase que he copiado), que desde luego es absurda e imposible que la hubiera dicho J.A.

Zorro de Segovia dijo...

como bien dice, una obra de ficción, no de las mejores de este estupendo autor. Le recomiendo "La verdad sobre el caso Savolta" y "La ciudad de los prodigios", donde retrata maravillosamente la ciudad de Barcelona e irónicamente critica a la burguesía catalana de siempre.

alco dijo...

Leí la novela a principios de este año. Suelo leer lo que saca Mendoza, no me desagrada en absoluto. "Riña de gatos" es bastante inferior a "La verdad del caso Savolta" o "La ciudad de los prodigios", pero sigue su estilo al 100%, con las características que usted indica. A muchas personas les desagrada y a otras todo lo contrario. Tiene una cierta tendencia al surrealismo, y esto se traslada a sus creaciones.
La trama de la novela es bastante endeble. Pero si vamos al personaje de José Antonio, hay que verlo como un personaje más de la novela, como un personaje ficticio construído a partir de lo que Mendoza cree que era el J.A. real. En mi opinión, como personaje de la novela, es el más atractivo e interesante, y con mucha diferencia. El protagonista A. Withelands es un individuo desorientado, cobardica y con escasa enjundia. El José Antonio de la novela es todo lo contrario, incluyendo las dudas que manifiesta hacia el final de la novela (¿a sugerencia del editor, quizá?).
Si se tiene en cuenta que Mendoza no procede de ningún entorno azul mahón, más bien formó parte de la cultureta socialista alrededor de la alcaldía de Barcelona en la época de Maragall, creo que hizo un esfuerzo para construir el interesante J.A. de la novela. J.A. no es un criminal, ni un corrupto ni absolutamente nada despreciable. Es simplemente un falangista (o un fascista español, si lo prefieren) de los años 30, pero despojado de las connotaciones negativas que tiene actualmente esta etiqueta. Todo era muy distinto en su contexto: el fascismo era una opción política emergente en Europa, y una respuesta al comunismo. La violencia falangista, una réplica a la violencia sindicalista y de los partidos de izquierda.
Finalmente, no les sorprenda que esta novela acabe generando una versión cinematográfica (y si es así, verán lo que es manipulación). Hay una tendencia a crear productos televisivos y cinematográficos ambientados en los tiempos previos a la guerra civil.

A.J dijo...

Joer Neri, eres masoquista...

El único libro de Falange que me molestaria en comprar es"Falangistas"


Hace poco me leí uno escrito por un antiguo jonsista titulado
¿Por qué no fue posible la falange?

Es muy bueno(esta escrito en los 70) y cuenta por qué la falange y todo su programa nunca pudo implantarse realmente en el franquismo.

sefo dijo...

A ti que te gusta tanto el padrino te habrás dado cuenta en la foto que has puesto de la pinta de mafiosos de película que tienen los dos guardaespaldas de Primo de Rivera (con sombrero)

A.J dijo...

El falangismo, por el asesinato de sus fundadores ,quedó doctrinalmente incompleto como doctrina política, pero la doctrina desarrollada hasta ese momento contaba con muchisimas propuestas economicosociales de cambio, por eso el último parrafo es especialmente delirante.

Hoy lo que se lleva es la manipulación y tergiversación, el regimen occidental y nacional(que es la aplicación nacional del occidental globalizado y neoliberal) necesitan desprestigiar lo anterior para reafirmarse, para la gente se crea que vive en el mejor sistema posible.

A.J dijo...

Sefo, esa manera de vestir era la típica de los años 30, ese"look" no era de mafiosos en la época, sino que era el común en la época, en esos años la gente de clase media e incluso de clase media -baja iba de traje habitualmente .

Suso dijo...

Mendoza escribe muy bien, a veces le da por novelas "menores" , pero divertidas.

Riña de gatos es de éstas últimas. Es un divertimeno que parece escrito deprisa por razones de la editorial.

Y no busca un rigor histórico. Mendoza es un cachondo...hay que leer mucho Mendoza para entenderle.

Si lo que buscaba era rigor histórico, se ha equivocado de novela.

Álex dijo...

"Para quienes hemos sido criados por la teta azul y formados durante años en lecturas unidireccionales y apasionadas, la novela de Mendoza nos sirve sin duda de bálsamo de reflexión, ayudándonos a limar ciertas aristas absurdas y determinadas rugosidades partidistas o acomplejadas". Muy buena frase, sr. Neri, que casi nos podemos aplicar prácticamente todos, aunque la teta no haya sido de un color tan definido, ni las lecturas tan unidireccionales.

Al Neri dijo...

Alco, interesante comentario, totalmente de acuerdo.

A.J., seguramente hay algo de tergiversación, pero con las novelas yo tengo más cintura porque si aparece un personaje de ficción que es más rojo que el pimentón, pues es lógico que ponga a caldo a José Antonio.

Suso, no busco rigor histórico y ya digo que lo de las fechas de los mítines, etc, es una chorrada, pero sí agradezco que si se habla de un personaje que sí existió no se cometa injusticia y se ofrescan varios puntos de vista.

ignatus dijo...

Mucho os alegráis en vuestro rótulo luminoso de lo de la SGAE, pero os recuerdo que el principal imputado es Neri.

Yo creo que el que lo celebra es el Subdirector, que piensa que así va a heredar el otro 50% del blog.

Por cierto, que tengo entendido que José Antonio no murió: nunca dieron de baja sus tarjetas de crédito y después de fingir su fusilamiento se dedicó a la música. No obstante, hasta su muerte por SIDA en los 80 se mantuvo fiel a sus costumbres: aquí se le ve rezando y aquí se le ve saludando.

Saludos.

Aprendiz de brujo dijo...

Larga vida a Ignatus!!!!!!!!!!!!!

A.J dijo...

Neri, con vuestro blog hacer lo que os de la gana, pero la falta de respeto y la burla continua de algunos continuamente permitida no me parece que os beneficie.
No se puede consentir que la falta de respeto y las burlas vengan siempre de los mismos, conmigo no conteis si no moderias a estos trolls, ellos no tendrian compasión con nosotros, lo de la otra mejilla no va conmigo.

alco dijo...

La foto que acompaña la entrada es muy ilustrativa del clima político de la época. La comitiva falangista se dirige al mitín convocado en el cine Europa, 3 de Febrero del 36, probablemente por la calle Bravo Murillo. Ruiz de Alda y José Antonio aparentemente relajados; Fernández Cuesta más tenso. Precisamente, en la novela comentada, Fernández Cuesta aparece con una personalidad bastante violenta, pero totalmente leal a J.A. Pero lo más interesante de la foto es la actitud de los falangistas que acompañan a los dirigentes: atentos, tensos, muy serios. Tal vez esperando el ataque de una escuadra enemiga: la entrada al cine podía ser una buena oportunidad. El escolta de la derecha de la foto, con gafas, tiene su mano derecha dentro del abrigo, a punto de sacar la pistola si es necesario. Otros escoltas tienen una actitud parecida.
Un documento gráfico muy bueno, ilustrativo del clima prebélico en aquel invierno.

Anónimo dijo...

Buena foto, sí señor. Curiosas las modas. Al escolta de la derecha lo despeinas un poco (o tal cual) y te lo coloca Karl Lagerfeld en un desfile Pret a Porter Otoño-Invierno 2012. Un clásico intemporal.

Me encanta Mendoza. Neri, ahora que vas a tener tiempo en la cárcel, con Tedy & company, aprovecha y léete "La aventura del tocador de Señoras", y nos cuentas qué te parece". ¿Os dejarán conectaros a internet en el trullo??

Anónimo dijo...

En el trullo no hay internet, pero en casi todas hay campeonatos de futbol los llaman "los mundialitos" son algo así como campeonatos por equipos nacionales fundamentalmente españa, marruecos, rumania, colombia... que juegan entre sí.


Pero nada de internetes

Al Neri dijo...

Amigos lectores, disculpen la dejadez de estos días, pero tengo un momento laboral difícil y estoy a otros asuntos. Seguiremos informando.