lunes, 31 de mayo de 2010

GAFES

Todos conocemos o hemos conocido a algún tío gafe. Los gafes son esas personas que parecen coronadas por una aureola de malísima suerte y hagan lo que hagan, todo les sale mal. Parecen el imán de todas las desgracias. Cualquier actividad que emprendan, se va al garete; les abandonan todas sus parejas o les ponen los cuernos; se quedan en paro cada dos por tres y, por si fuera poco, sufren toda clase de contrariedades cotidianas en forma de olvidos, malas noticias, marrones e incluso pequeños o no tan pequeños accidentes.

Sinceramente no creo que los azares se repartan de forma tan injusta entre las personas y que de verdad haya gente tan malhadada que, por algún destino mágico o caprichoso, atraiga por sí misma todas las desdichas. Más bien me parece que en la mayoría de los casos (al menos en los que yo conozco) se trata de un problema de carácter y/o de actitud.

Los gafes que yo conozco presentan todos un perfil muy similar. Suele tratarse de gente con la autoestima muy baja y con cierta tendencia a la depresión. Y es matemático: cuanto más baja tenemos la moral, menos atentos estamos y menos interés ponemos en gestionar con diligencia nuestros asuntos del día a día y en llevar a buen término nuestros proyectos. En otras palabras, cuanto más tristones y pesimistas nos ponemos, más tendemos a cagarla. Y por eso a los tipos de naturaleza melancólica y negativa, se las acaban dando todas en el mismo carrillo. Eso sí, ellos balbucean siempre que tienen muy mala suerte y encima hay muchos que se lo creen y les acaban etiquetando, generándose una especie de círculo vicioso en el que el supuesto gafado termina teniendo una imagen de sí mismo y de su vida que en nada le ayuda a organizarse bien y a tomar decisiones firmes, serenas e ilusionadas, que son las que llevan al triunfo.

Con ejemplos se entiende todo mucho mejor. Imaginemos a Mengano, un chaval que, por mala suerte real, lleva años sin encontrar trabajo. Como está muy jodido, no le apetece salir mucho, así que descuida su aspecto y cuando queda con su novia no hace más que quejarse y transmitirle su sentimiento pesimista y de agobio. La novia se acaba quemando y le planta por uno más optimista con el que pueda ser feliz. Entonces Mengano encuentra un trabajo, pero como está hecho trizas por la ruptura con su chorba, no se concentra bien, no rinde y su jefe le termina dando el finiquito. Como no hace más que llorar a todos sus amigos y darles la murga con sus desgracias, la peña le acaba rehuyendo un poco y no le llaman para las fiestukis, no sea que las joda. Como remate, como el pobre hombre come menos y no se cuida, tiene las defensas por el suelo y se agarra un gripón de caballo. Una vez repuesto, mientras pasea abstraído por la ciudad, le atropella un taxi en un semáforo y sufre una fractura de peroné.

-¡Joder, Mengano, qué gafe!- comentan sus conocidos- .¡Las desgracias se ceban con él!

Y sin echarle la culpa al muchacho (es su carácter), yo pregunto: ¿De verdad le pasa todo lo malo por casualidad o estamos ante una cadena de acontecimientos condicionada por su guardia baja y su pesimismo?

Me parece muy importante esta reflexión. Todos deberíamos aplicárnosla un poco, de modo que por muy mal que nos parezcan ir las cosas, nos esforcemos en ver lo positivo y agarrarnos a cualquier brizna de esperanza para impedir que por culpa de un traspiés puntual nos acabemos dando de morros o cayendo por un precipicio.

13 comentarios:

El Subdirector del Banco Arús dijo...

Un tema interesantísimo, sr. Neri y muy bien enfocado.

El tema de la autoestima, el autoconcepto y la capacidad de ser positivos -que no ilusos- y saber ver lo mejor de las cosas y centrarse en ellas.

Decía un día el psiquiatra José Cabrera que las personas alegres se resfrían mucho menos. Y es cierto, se ha demostrado que el estrés y la depresión disminuyen las defensas y que una actitud positiva las refuerza.

Lo complicado es ser positivo cuando se es de una naturaleza contraria, cuando se ha caído en una espiral depresiva, por ejemplo.

Se puede corregir, es cierto, pero es muy complicado. Por ejemplo, me pasa en el deporte. Cuando juego al squash, si me comienzan a remontar o me sacan tres o cuatro tantos, me desconcentro, me ciego y cada vez juego peor así que terminan dándome una paliza. Es muy raro que remonte; normalmente, o gano o pierdo siempre por una diferencia abultada.

El Subdirector del Banco Arús dijo...

Otro tema relacionado.

Un amigo, habitual lector de este blog, tiene la habilidad de robar la suerte a los demás. Parece un tontería, pero es un cúmulo de coincidencias.

Si jugamos a los dardos (a algún juego en el que sea más necesaria la suerte que la destreza, el 301, por ejemplo), tira de espaldas, sin mirar, al azar y siempre gana.

Si jugamos al mus es raro que no tenga tres o cuatro reyes en cada mano. Y lo mismo en todos los juegos de cartas.

Si un animal furibundo en el zoo embiste contra las rejas, todos los presentes, salvo él y ahora su novia, acaban perdidos de barro.

Si hasta llueve cuando el no sale de casa y despeja cuando pone un pie en el portal.

marian dijo...

Si te caes te levantas y te sacudes el polvo de la ropa tienes menos posibilidades de que te atropelle un autobus que si te quedas tirado en el suelo llorando.
No creo en los gafes, creo en los llorones a los que todo les pasa.

marian dijo...

Por cierto la encuesta me preocupa.


Subdirector yo al mus malamente sujeto las cartas y paso las señas, eso sí que señas......creo que tengo el título a la persona que más veces a pillado una real.
A los dardos me lo curro más, aprendí a base de esa lección tan maravillosa de "quién pierde paga" y decidí que iba a pagar las mínimas.

Anónimo dijo...

NO creo en los gafes, como mucho en las coincidencias.... pero estudié en la carrera con un chico al que en época de exámenes finales siempre le pasaba alguna gorda: desde enfermar, hasta morírsele parientes cercanos pasando por accidentes (en los que muchas veces era víctima).

De hecho cuando se iba a casar, en coña, le decíamos a su novia que lo pensase, que con lo gafe que era él cualquier cosa era posible.

LANGOR dijo...

Buenas noches:

Completamente cierto Sr Neri. La suerte muchas veces nos la creamos nosotros mismos aunque sea a nivel inconsciente.

El Hagakure dice:

"Existe lo que se llama la actitud durante la tormenta. Cuando uno es sorprendido por una repentina tormenta, se puede o bien correr lo más aprisa posible o bien colocarse rápidamente bajo los aleros de las casas que bordean el camino. De todos modos nos mojaremos. Si uno ya estuviera preparado mentalmente a la idea de estar mojado, se estaría a fin de cuentas muy poco contrariado con la llegada de la lluvia. Se puede aplicar este principio con provecho en todas las situaciones"

y

"No es suficiente evitar simplemente sentirse desanimado cuando llega una prueba. Cuando llega una desgracia, el Samurai debe alegrarse y coger la suerte que le es ofrecida por poder emplear así su energía y su valentía. Tal actitud difiere radicalmente de la simple resignación. Cuando la marea sube, el barco flota... Es imperdonable dejarse vencer por las dificultades"

y

"Existe un proverbio que reza: "Cuando el agua sube, el barco también." En otras palabras, frente a las dificultades, las facultades se agudizan. Es cierto que los hombres valientes cultivan seriamente sus talentos cuando las dificultades con las que están enfrentados son importantes. Es un error imperdonable dejarse abatir por las dificultades."

Un saludo

LANGOR dijo...

Por cierto observo con preocupacion como personas de elevado nivel cultural como ingenieros y licenciados en derecho o economicas, tienen ideas de que "se puede robar la suerte"

Señor Subdirector, eso es una supersticion pre-cristiana, un hombre de su amplisima formacion debiera de estar por encima de esas supersticiones.

Otro saludo
Otro

Dulcinea dijo...

No existe la mala suerte, solo existen los vagos y dejados o las personas esforzadas. Pero todos los inútiles le echan la culpa a la mala suerte de su situación.

Aprendiz dijo...

Me encanta el tema del post!! yo he oído de algún gafe, pero como dices creo que es por la actitud de la persona. Tengo en concreto una amiga que parece que todo le sale mal, pero yo creo que básicamente es que no toma buenas decisiones, y además comete el error de contarlas... yo si la cago me callo, quizás sea una tontería, pero si no lo cuentas es como si no hubiera ocurrido, al fin de cuentas todo se acaba olvidando y así no hay nadie que te lo recuerde...

Por otro lado conozco a gente con muy buena suerte, por ejemplo mi hermano pequeño. Joder, será su actitud positiva y sin complejos en nada, pero aparte, todo le tiende a salir redondo. El tío es tan seguro de si mismo, que cuando se rifa algo sabe que le va a tocar, y encima le toca...

Yo también tengo muy buena suerte, al menos en los juegos, porque cuando no gano es porque he dejado a los demás ganar..:-p

Al Neri dijo...

Lo que ha dicho Aprendiz me parece clave:

"... creo que básicamente es que no toma buenas decisiones, y además comete el error de contarlas... yo si la cago me callo, quizás sea una tontería, pero si no lo cuentas es como si no hubiera ocurrido..."

En efecto, me parece fundamental saberse vender un poco. La mayoría de las contrariedades que acontecen a los gafes las conocemos solo porque ellos nos las cuentan. Si se callaran la boa, su imagen no estaría tan deteriorada. No se trata de mentir, sino de no dar tres voces al pregonero cuando no viene al caso.

Suso dijo...

El gafe lo lleva dentro,parece que es de cuna, y por eso las consecuencias son de gafe.

Si uno cree que las cosas no van a salir, las cosas no salen. Si piensa que no habrá entradas para el mundial, seguro que no hay entradas para el mundial, si cree que las tías no le van a hacer caso nunca porque es tímido, seguro que las tías nunca le hacen caso porque es tímido, si va a la oposición pensando que seguro que hay gente enchufada que ganarán la plaza, pues habrá gente enchufada que ganará la plaza.

Eso es ser gafe.

Luego hay otro tipo de gafe , el cenizo, que haberlos haylos. De Franco se decía que si abrazba a alguien moría en aquel año. eso le sucedión con Eisehower, con Nasser, con De Gaulle, y bastantes más...bajaban del avión y Franco les daba un abrazo...¡y palmaban aquel año!. Así que la peña le saludaba poniendo la mano bien extendida, pero nada de abrazos.

En las radios no ponen a José velez porque, dicen, siempre pasa algo. Lo mismo sucede con Juan Pardo

Yañez, el político socialista también tiene fama de gafe, sus actuaciones lo acreditan: llegó a hundir un barco en la botadura al darle con la botella de champán.

Yo conocí un tío que te daba rampa eléctrica cada vez que lo tocabas, y cuando se ponía a tocar cosas domésticas, televisiones, radios, neveras, las jorobaba todas. ¿Gafe?.

ignatus dijo...

"por muy mal que nos parezcan ir las cosas, nos esforcemos en ver lo positivo y agarrarnos a cualquier brizna de esperanza"

¡Neri tiene razón!

¡ESTO SOLO LO ARREGLAMOS ENTRE TODOS!

¡Ánimo, chic@s!

¡Un cariñoso aplauso para todos los depresivos del blog!

Aprendiz de brujo dijo...

Ignatus,tengo un amigo muy brillante él que resume nuestro/su paso por este mundo en tres frases.
-La esperanza no es lo último que se pierde, sino lo primero.
-No hay situación por mala que sea que no sea susceptible de empeorar.
-Me jode la felicidad de los demás.
Yo comparto buena parte de esa filosofía.
Pero bueno alegría y que vivan los optimistas antropológicos.
Mierda pa los gafes y pa los agoreros.