A uno siempre le han explicado que para los cristianos perdonar implica siempre olvidar. Y yo no sé si no lo comprendo bien, si soy un mal católico o un malvado rencoroso, pero creo que depende un poco de qué entendamos por olvidar.
Para mí perdonar a alguien que me ha hecho daño u ofendido, o con quien no me hablo (por ejemplo) significa dos cosas: superar mi sentimiento de rencor o de odio, y restaurar la relación que tuviera con esa persona (hablarle de nuevo).
Pero, ¿perdonar significa partir de cero en todo e incondicionalmente con esa persona?
Si yo he tenido una bronca tremenda con un amigo porque resulta que tiene un carácter incompatible de raíz con el mío, o está todo el día pinchándome, o es muy agresivo y salta en cuanto le llevas la contraria en cualquier chorrada, o tiene unas ideas en las antípodas de las mías en temas fundamentales, cuando este amigo se disculpa por haberse pasado tres pueblos, ¿debo volver a tener idéntico comportamiento con él que antes, la misma naturalidad, la misma confianza…?. ¿No es más lógico que, aun perdonándole y olvidando rencores, aprenda de lo sucedido y mantenga una prudente distancia en ciertos aspectos, o no le dé tanto la mano por si se toma el pie, o evite ciertos temas de conversación o incluso reduzca los encuentros o el trato con esta persona para evitar nuevos conflictos (al menos provisionalmente)?
Yo me atrevo a sugerir la diferencia entre el perdón y el olvido. No creo que un perdón con buena memoria sea menos auténtico si somos honestos y siempre dentro de ciertos límites. En teoría la gente puede cambiar y un cabroncete que te ha hecho la puñeta podría convertirse en un ser angelical, pero como también es cierto que el hombre es el único bicho que tropieza dos veces en la misma piedra, me parece muy legítimo protegerse de algún modo (guardando ciertas distancias) de futuras movidas y encontronazos en tanto se demuestra que este cambio de actitud se ha producido efectivamente.
Por supuesto todo esto debe apreciarse con honradez y no con cinismo, ya que esta actitud de autoprotección podría usarse como excusa hipócrita para no volver a mirar a alguien que te ha hecho cualquier faena.
Una prueba -para mí- de que el perdón puede ser genuino sin que se hayan olvidado las afrentas ni dejado de tomar las medidas oportunas puede verse en el ámbito de la pareja, por ejemplo en una ruptura de novios o en una separación conyugal.
Yo he visto a gente cortar con sus parejas porque eran unos infieles compulsivos, o unos tipos desastrosos incapaces de asumir ninguna responsabilidad o de vivir con alguien, o, en fin, por mil defectos que hacen la convivencia imposible. Aunque estas rupturas se han producido siempre en medio de grandes batallas verbales, cabreos y acusaciones mutuas, algunas veces he visto que al cabo de un tiempo los dos se han perdonado sinceramente e incluso guardan un buen recuerdo de la relación y se tienen mucho cariño. Eso sí, el que cortó, por mucho cariño que tenga a su ex, no volvería con él ni harto de vino, porque sabe que la convivencia sería un infierno. Sabe que los dos son muy buenos, pero no pueden estar juntos, igual que la paella y el chocolate, que por separado son una delicia, pero cualquiera los mezcla…
Pues eso: se han perdonado de sobra y hasta han vuelto a quererse, pero de forma voluntaria y premeditada se han negado a olvidar y han tomado la drástica medida de que nada vuelva a ser como antes. ¿Es esto perdonar de verdad? Se supone que según la teoría del perdón que todo lo olvida, deberían darse una oportunidad y reanudar su noviazgo o su convivencia marital, ¿no?
Sé que el ejemplo de las parejas puede ser un poco trampa porque presenta matices muy particulares, pero sí pienso que el perdón no puede ser un gesto irresponsable de reset total y a cualquier precio que te deje a merced de las arbitrariedades y abusos de quienes ya han demostrado que no se puede confiar en ellos plenamente. Dicho de otra forma: el perdón purifica tus sentimientos, pero no te devuelve la confianza como por arte de magia.
Para mí perdonar a alguien que me ha hecho daño u ofendido, o con quien no me hablo (por ejemplo) significa dos cosas: superar mi sentimiento de rencor o de odio, y restaurar la relación que tuviera con esa persona (hablarle de nuevo).
Pero, ¿perdonar significa partir de cero en todo e incondicionalmente con esa persona?
Si yo he tenido una bronca tremenda con un amigo porque resulta que tiene un carácter incompatible de raíz con el mío, o está todo el día pinchándome, o es muy agresivo y salta en cuanto le llevas la contraria en cualquier chorrada, o tiene unas ideas en las antípodas de las mías en temas fundamentales, cuando este amigo se disculpa por haberse pasado tres pueblos, ¿debo volver a tener idéntico comportamiento con él que antes, la misma naturalidad, la misma confianza…?. ¿No es más lógico que, aun perdonándole y olvidando rencores, aprenda de lo sucedido y mantenga una prudente distancia en ciertos aspectos, o no le dé tanto la mano por si se toma el pie, o evite ciertos temas de conversación o incluso reduzca los encuentros o el trato con esta persona para evitar nuevos conflictos (al menos provisionalmente)?
Yo me atrevo a sugerir la diferencia entre el perdón y el olvido. No creo que un perdón con buena memoria sea menos auténtico si somos honestos y siempre dentro de ciertos límites. En teoría la gente puede cambiar y un cabroncete que te ha hecho la puñeta podría convertirse en un ser angelical, pero como también es cierto que el hombre es el único bicho que tropieza dos veces en la misma piedra, me parece muy legítimo protegerse de algún modo (guardando ciertas distancias) de futuras movidas y encontronazos en tanto se demuestra que este cambio de actitud se ha producido efectivamente.
Por supuesto todo esto debe apreciarse con honradez y no con cinismo, ya que esta actitud de autoprotección podría usarse como excusa hipócrita para no volver a mirar a alguien que te ha hecho cualquier faena.
Una prueba -para mí- de que el perdón puede ser genuino sin que se hayan olvidado las afrentas ni dejado de tomar las medidas oportunas puede verse en el ámbito de la pareja, por ejemplo en una ruptura de novios o en una separación conyugal.
Yo he visto a gente cortar con sus parejas porque eran unos infieles compulsivos, o unos tipos desastrosos incapaces de asumir ninguna responsabilidad o de vivir con alguien, o, en fin, por mil defectos que hacen la convivencia imposible. Aunque estas rupturas se han producido siempre en medio de grandes batallas verbales, cabreos y acusaciones mutuas, algunas veces he visto que al cabo de un tiempo los dos se han perdonado sinceramente e incluso guardan un buen recuerdo de la relación y se tienen mucho cariño. Eso sí, el que cortó, por mucho cariño que tenga a su ex, no volvería con él ni harto de vino, porque sabe que la convivencia sería un infierno. Sabe que los dos son muy buenos, pero no pueden estar juntos, igual que la paella y el chocolate, que por separado son una delicia, pero cualquiera los mezcla…
Pues eso: se han perdonado de sobra y hasta han vuelto a quererse, pero de forma voluntaria y premeditada se han negado a olvidar y han tomado la drástica medida de que nada vuelva a ser como antes. ¿Es esto perdonar de verdad? Se supone que según la teoría del perdón que todo lo olvida, deberían darse una oportunidad y reanudar su noviazgo o su convivencia marital, ¿no?
Sé que el ejemplo de las parejas puede ser un poco trampa porque presenta matices muy particulares, pero sí pienso que el perdón no puede ser un gesto irresponsable de reset total y a cualquier precio que te deje a merced de las arbitrariedades y abusos de quienes ya han demostrado que no se puede confiar en ellos plenamente. Dicho de otra forma: el perdón purifica tus sentimientos, pero no te devuelve la confianza como por arte de magia.
18 comentarios:
Totalmente de acuerdo contigo. Lo de perdonar es lo coherente para un cristiano, lo de olvidar es una ingenuidad, porque no depende de nosotros por mucho que queramos. Cosa diferente es el rencor, que por mucho daño que nos hagan, con voluntad se puede evitar y perdonar de verdad.
Hay una frase que dice "La primera vez que me engañes será culpa tuya, la segunda será culpa mía"
Pues eso, puedes (y debes) perdonar, pero no olvidar.
PErsonalmente, creo que hay que perdonar siempre, pues soy católico y es lo que debe hacer todo cristiano.
Yo he perdonado a una persona de mi familia política con la cual siempre me he llevado mal, y no por culpa mia, lo he hecho por que hay que hacerlo ya que Dios así lo quiere, lo he hecho también por mi mujer y por mis hijos y eso que hemos estado 14 años sin hablarnos lo más mínimo. el deseencuentro era bestial, casi de guerra mundial.
OS puedo asegurar que mi fe en Dios es la que me ha permitido superar el rencor, el odio, el orgullo... Si no fuera por El, probablemente yo no la hubiera perdonado nunca en la vida, pero todos y cada uno de los dias yo rezaba y en mis rezos siemrpe pedía fuerzas, que me mandara fuerzas para perdonar a mi "enemigo" como así ha sido. Mis rezos son escuchados, siempre, y esto lo demuestra. ¿Quien me ha visto y quien me ve! Gracias a Dios todo lo puedo, hasta esto.
Eso si, el perdón es completo, pero como bien dices, hay que sentar un mínimo de normas para que esto no vuelva a romperse, y respetar estas reglas.
Muy bueno el artículo, me ha hecho pensar cosas y solo un último consejo si me lo aceptais. ¡Perdonad siempre! Dios mismo perdonó a quienes le mataron, ¡que mayor ejemplo que este!
Un abrazo
La memoria es lo que nos permite aprender y avanzar. A todos los niveles. Incluso aprender a amar a una persona como ésta quiere o debe ser amada.
Utilizar la memoria en las relaciones personales no creo que impida perdonar, diculpar, comprender...
Del mismo modo que hay dos tipos de países, los que tienen más pies descalzos que zapatos, y los que tienen más zapatos que pies descalzos, hay dos tipos de personas, los que tienen que perdonar más que son perdonados, y los que son perdonados más que tienen que perdonar.
Yo soy de estos últimos...por eso me cuesta perdonar mucho menos.
Creo...
Una cosa es perdonar y otra olvidar, eso está claro. Personalmente, confió poco en las pocas personas, por qué es cierto eso de que tropiezan dos veces con la misma piedra, por eso es mejor estar atento.
Interesante post señor Neri.Para mí desde luego el perdón no es un cheque en blanco,y también depende de la ofensa.Hay veces que ese perdón,en el ámbito de la pareja,sirve para reforzar la relación porque si ese desliz,vamos a llamarlo así,se ha debido a un error,permite que el causante del mismo reflexione y se de cuenta de su fallo,evidentemente el ofendido tardará en sobreponerse,o incluso no se repondrá nunca,pero pasado cierto tiempo todo volvera más o menos a su cauce,todo en esto en el ámbito de la pareja.En cuanto a los amigos,para mí la palabra amigo es algo muy serio,vamos que no es el primero que pasaba por allí,con un amigo se puede discutir incluso no estar de acuerdo en muchas cosas,pero si te hace la puñeta no es un amigo y en consecuencia que se vaya a tomar por culo.Y para acabar por el perdón,yo desde luego no perdono siempre porque hay personas que no se lo merecen,en consecuencia y con esa visión tan estricta que tengo yo de las creencias no soy cristiano.En fin un saludo.
Feliz año Sr. Neri,
yo no creo que sea bueno olvidar el motivo de una discusión, aunque sea simplemente para no volver a tocar el tema con esa persona
se perdona pero olvidar lo que te ha hecho daño o ha hecho daño a otra persona sería un poco estúpido,
sobretodo cuando las mayores y más acaloradas discusiones se tienen con las personas que más aprecias y normalmente se arreglan con una charla tranquila
porque con quien no te importa simplemente no te molestas en discutir
al menos yo
No hay que guardar rencor, que es una pérdida de tiempo, ni permitirse indefensión ante nadie, pues cualquiera puede hacerte daño y algunos lo intentan habitualmente.
Una entrada muy interesante que permite muchísimas y complicadas reflexiones.
El perdón, es un alivio para el alma y una liberación. Por eso, entre otras cosas, lo defiende el cristianismo. El rencor y el odio son destructivos y, sobre todo, autodesctructivos. Pero no creo que el perdón implique necesariamente olvido. Es más, creo que el olvido puede ser muy perjudicial si quien te ha herido u ofendido no lo haya realizado esporádicamente sino como algo sustancial en su personalidad.
Hay que defenderse y no permitir que las cosas te sucedan, quizás, no más de tres veces.
Si una persona me hace algo dos veces seguro que lo hará una tercera y, dependiendo de quién sea el ofensor (no ofende o hiere la misma cosa de igual forma dependiendo de quién la haga), aunque perdones puede que convenga huir de cualquier relación con él.
El olvido total es imposible. Si el pecado, aun tras el perdón divino, deja una mancha en nuestra alma, ¿qué podemos hacer los simples mortales?
Otro aspecto interesante es la compensación del daño sufrido y la justicia. No basta con olvidar, también deberías tener una compensación en función de lo que te hayan hecho.
Y también creo que es imprescindible para perdonar una verdadera contricción. Si Dios, que es infinitamente Miserdicordioso, precisa del arrepentimiento del pecador, ¿qué no precisaré yo que estoy hecho de barro?
Muy buen artículo señor Neri. En su último párrafo se condensa todo impecablemente. Yo no soy cristiana, por tanto no lo perdono todo, Pero me producen irascibilidad los enrarecimientos entre mis habituales de convivencia, como a cualquiera, y por tanto sí me resulta de gran alivio aclarar las cosas en las relaciones y restituir o que me restituyan el daño, pero no por dogma de fe, sino por bienestar mental.
Las situaciones hostiles y violentas con gente cercana a nuestro entorno son siempre nefastas y nos crujen por dentro, y de qué manera! Pero yo matizaría algo con respecto a ofensores y agraviados. Los primeros merecen el perdón sólo y exclusivamente en dos supuestos:
1º q hayan obrado sin maledicencia. y 2º q pidan las disculpas pertinentes honradamente.
Si esas premisas no se dieran, sólo merecen nuestra compasión porque son gente infame por anhelar el daño en los demás de forma gratuita y/o en base a egoísmos e intereses personales, provocando no sólo lesión de posibles intereses, sino incomodidad en el ánimo de los agraviados, ya que vivencias de este tipo, entre parejas, amigos o familiares, nos dejan, si no lo esperamos, bastante fuera de juego y totalmente abatidos.
Por supuesto tb está la situación del ofendido en su orgullo q no consiente en abrir de nuevo la puerta al ofensor por mucho q éste le suplique, ni siquiera en los términos más sinceros y sentidos.
En fin, c'est la vie, al final, con un poco de suerte, sólo nos queda un incondicional q aguante nuestras salidas de tono y las comprenda, a lo sumo dos.
Suerte en este nuevo año 2010 Señor Neri, al resto de sus visitantes tb, por extensión.
Sr. Neri, disculpe de nuevo: No he bebido nada, pero no sé como leí tras enviar comentario q leí errata dnd no la había, no hacía falta la negación pues estaba ya el "sin"
No lo meneyo más q es peor. Espero q se me entienda. no obstante, mejor lo borro y así no confunde a sus lectores.
saludos de nuevo.
Gracias a todos por sus comentarios y matices, que me han interesado mucho. Lisístrata, le deseo lo mismo para este nuevo año.
A mí me pasa lo que a Suso, que soy de los que necesitan más el perdón ajeno que al revés. Así luego cuando me toca perdonar a mí pienso en las veces que a mí me han perdonado y es casi como una "obligación moral". Eso sí, sin olvidar las causas de la ofensa y sin dejar de tomar las medidas preventivas necesarias.
No estoy de acuerdo con el Subdirector en que el perdón sea solo como una especie de favor que te haces a ti mismo porque el odio es autodestructivo, perdonar una liberación, etc... Yo le doy una dimensión mucho mayor, proyectada a los demás. Creo que debemos perdonar porque es un gesto de amor hacia el prójimo, hacia tu ofensor, y una muestra de grandeza de corazón, de comprensión, de empatía y de no llevar las cuentas del debe y el haber afectivo como un maldito usurero.
Perdonar te deja como nuevo, pero también alivia a quien pide perdón y favorece -si el gesto es sincero- un mayor entendimiento, unión y buena voluntad entre los hombres.
Con perdones sinceros y con sinceros cambios de actitud de quienes demandan estos perdones el mundo sería muchísimo mejor para todos.
Se puede perdonar unas cuantas veces porque todos somos débiles y víctimas de nuestra forma de ser y podemos equivocarnos, pero cuando es un comportamiento ofensivo repetido hasta la saciedad, que ves que el tío no va a cambiar y que ya casi te pide perdón por costumbre o por no perder un amigo que le aguante, hay que plantarse y decir vale, macho, te perdono pero mejor cada uno a su bola, ok?, así nadie sufre más.
Feliz año a todos!
Creo que todas las diferenciaciones que hacemos entre perdonar y olvicar en el fondo son excusas porque somos incapaces de perdonar autenticamente.
Perdonar auténticamente es olvidar y actuar como si nada hubiera pasado. Dios nos dice que hay que perdonar 70 veces 7, o sea sin límite, aunque nos vuelvan a dar una y otra vez.
En el caso de la pareja que pones, piendo lo mismo. Si el perdon fuera auténtico, volverían juntos y si no es que no se han perdonado verdaderamente.
Me pareció interesantísimo y brillantísimo el artículo. Me parece complejo el asunto.
He de decir que puestos a perdonar comparto lo dicho por Dulcinea.Perdonar es perdonar. Es un acto un tanto suicida emocionalmente hablando, generoso,de notable grandeza moral, y un tanto antinnatural.Lo demás son sucedáneos escondidos en diversos formalismos. Lo que no estoy seguro es que sea conveniente o ético perdonar siempre.Lo que no acabo de entender es si es moral poner siempre la otra mejilla o perdonar "setenta veces siete".
Yo creo que hay sujetos que por el bien de un grupo, de una sociedad, de una familia no deben ser perdonados. Lo cual no significa que haya que vivir con rencor,(este es un sentimiento que me resulta familiar y que aporta más amargura que otra cosa).
Por otra parte no comparto la visión general del Subdirector, sin embargo me pareció interesante la mención que hace del acto de contricción.
Por cierto considero que pedir perdón o disculparse también es un acto de gran valor, cuando se hace con sinceridad y respeto hacia el ofendido.
Neri a tu gran artículo solo le ha faltado un ejemplo que ilustrara la idea. La corbata amarilla que portabas el otro día bien merece unas disculpas a todos los que nos topamos contigo.
No tienes dolor de los pecados, ni propósito de la enmienda?. Si hubiera una Ley de Vagos y maleantes con dos cojnes, te hubieran detenido por ir con esa facha.
¿ Pedir perdón o pedir explicaciones? este es un hecho dificil de razonar,la palabra perdón,es una palabra bastante mal usada,no es nada fácil perdonar aunque pueda ser a veces gratificante,a veces pedimos perdón a quien hemos pisado sin querer en un super y no lo hacemos a quien llevamos toda la vida pisando.
Y es que nos quema la garganta y preferimos tomar un buen trago antes que perdonar a quien a conciencia fué y nos jodió,muy dificil,para mi es muy dificil perdonar.
Aprendiz de brujo, ya sabe que cuando un obrero revolucionario como yo se pone una corbata no le pega ni con cola.
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