Desde pequeñito me enseñaron que a los adultos que no conociera debía tratarles de usted. Y así me he pasado la vida: llamando de usted al quiosquero, a la vecina, al maestro y al señor al que preguntaba la hora o dónde estaba una calle. Pero yo pertenezco a la generación de los grandes cambios, de los muchos avances y de los no pocos retrocesos, y he tenido que ver, a partir de cierta edad, como las reglas de cortesía que había mamado desde la cuna, en mi familia y en el colegio, iban volviéndose cada vez más cuestionables y flexibilizándose hasta un punto en que si te seguías portando según lo aprendido, podías pasar por un estirado o incluso por gilipollas. Eso a mí por lo menos me ha supuesto no pocas dudas y comeduras de tarro. Creo que a los de mi quinta nos han vuelto un poco locos con tanto vaivén y tanta ruptura.
Hasta sexto o séptimo, nos dirigíamos a nuestros profesores del cole con el usted y el Don por delante (más nos valía), pero justo por entonces nos empezaron a marear, porque en un mismo claustro convivían docentes de los de toda la vida, como “Don Torices”, Don Teodoro o Don Manuel, con otros de la nueva ola, que casi se cabreaban si te resistías a apearles el tratamiento. Yo recuerdo especialmente a uno que tuve en lenguaje, que parecía bastante amanerado, llevaba un polo rosa y repetía incesantemente: “de tú, chavales de tú, que todos formamos un equipo y tiene que haber comunicación entre profesores y alumnos”. Esto se fue agravando en cursos posteriores, como en primero de BUP, donde pasábamos de clase de Don Luis, o de Don Ángel (que te exigía el usted, y casi el brazo en alto) al aula de Julio, el de Historia, o de algún jesuita liberacionista, a los que, aparte del tú, sólo te faltaba llamarles camaradas.
Por entonces yo ya padecía un trauma infantil a costa de tales contradicciones educativas, y empecé a no tener claro cómo debía tratar a mis mayores en la calle, o donde fuera, porque bien podía suceder que te dirigieras respetuosamente a una anciana y ésta pegara un berrido con que “hijo, de tú, de tú, que me haces vieja”, u otra gaita parecida. Y así el usted fue decayendo vertiginosamente en todos los ambientes, empezando por el mundo laboral y siguiendo por el comercio o la enseñanza, hasta adueñarse el tratamiento en segunda persona de casi todas las relaciones entre desconocidos sin tener en cuenta criterios de edad, jerarquía o respeto.
Para bien o para mal, yo sigo siendo un forofo del usted, aunque a veces parezca tan anticuado y distante. Es posible que mi resistencia a tutear a desconocidos se deba a mi frío carácter, o al deseo de reservar mis confianzas para quienes yo elija, en vez de prodigarlas (o recibirlas) indiscriminadamente. Se suele argumentar que un tratamiento de tú puede ser muy respetuoso y uno de usted muy grosero, algo que me parece de perogrullo (sólo son pronombres en las frases) y que no me convence para cambiar de hábito.
En una sociedad donde das la mano a uno y doscientos tratan de tomarse el pie, donde el egoísmo y la caradura no conoce fronteras, y donde se avasalla en lo verbal y hasta en lo físico por menos de nada, no me parece que esté de más regalar a los desconocidos esa prueba de ética, de distancia prudente, de respeto y de “toc, toc” a la puerta de su intimidad que simboliza desde siempre el usted. Después, aunque sea al minuto siguiente, ya habrá tiempo de rectificar, a petición del interesado, este celo quizá excesivo.
Yo sigo la regla de emplear el tratamiento tradicional con toda persona desconocida, de cualquier edad, que no me haya sido presentada en contextos de amistad o de ocio, a excepción de los compañeros de trabajo, a los que lógicamente tuteo por razones de mimetismo. Es más, me irrita un poco que me hablen de tú durante una visita profesional en mi oficina o cuando ocasionalmente algún desconocido me llama desde otra empresa. En estos casos, suelo remarcar el tratamiento hasta que mi interlocutor se da por aludido y entra por el aro, cuando entra. Evidentemente nunca me enfado, pues la costumbre del tuteo está ya tan extendida que nadie obra con mala intención. Además, no tengo ninguna gana de quedar como un estúpido en una cuestión en la que mi batalla está perdida. Con el tiempo, el usted se ha convertido para mí en una forma de deferencia con los demás, sin que por ello espere una respuesta equivalente, aunque sí la agradezco cuando se produce.
Echo de menos el usted riguroso con los curas, con los suegros, entre profesores y alumnos universitarios, con las personas mayores, con los dependientes… A veces pienso en lo bonito que era, en tiempos de Maricastaña, cuando te presentaban a una chica y después de acompañarla a pasear dos o tres domingos, le insinuabas que tal vez ya era tiempo de tutearos, y ella, al responder que sí, te estaba diciendo mucho más de lo que una minifaldera de “Campus” o de “Bagur” de las de ahora le dice a su noviete dejándose magrear al segundo barceló-cola.
Hasta sexto o séptimo, nos dirigíamos a nuestros profesores del cole con el usted y el Don por delante (más nos valía), pero justo por entonces nos empezaron a marear, porque en un mismo claustro convivían docentes de los de toda la vida, como “Don Torices”, Don Teodoro o Don Manuel, con otros de la nueva ola, que casi se cabreaban si te resistías a apearles el tratamiento. Yo recuerdo especialmente a uno que tuve en lenguaje, que parecía bastante amanerado, llevaba un polo rosa y repetía incesantemente: “de tú, chavales de tú, que todos formamos un equipo y tiene que haber comunicación entre profesores y alumnos”. Esto se fue agravando en cursos posteriores, como en primero de BUP, donde pasábamos de clase de Don Luis, o de Don Ángel (que te exigía el usted, y casi el brazo en alto) al aula de Julio, el de Historia, o de algún jesuita liberacionista, a los que, aparte del tú, sólo te faltaba llamarles camaradas.
Por entonces yo ya padecía un trauma infantil a costa de tales contradicciones educativas, y empecé a no tener claro cómo debía tratar a mis mayores en la calle, o donde fuera, porque bien podía suceder que te dirigieras respetuosamente a una anciana y ésta pegara un berrido con que “hijo, de tú, de tú, que me haces vieja”, u otra gaita parecida. Y así el usted fue decayendo vertiginosamente en todos los ambientes, empezando por el mundo laboral y siguiendo por el comercio o la enseñanza, hasta adueñarse el tratamiento en segunda persona de casi todas las relaciones entre desconocidos sin tener en cuenta criterios de edad, jerarquía o respeto.
Para bien o para mal, yo sigo siendo un forofo del usted, aunque a veces parezca tan anticuado y distante. Es posible que mi resistencia a tutear a desconocidos se deba a mi frío carácter, o al deseo de reservar mis confianzas para quienes yo elija, en vez de prodigarlas (o recibirlas) indiscriminadamente. Se suele argumentar que un tratamiento de tú puede ser muy respetuoso y uno de usted muy grosero, algo que me parece de perogrullo (sólo son pronombres en las frases) y que no me convence para cambiar de hábito.
En una sociedad donde das la mano a uno y doscientos tratan de tomarse el pie, donde el egoísmo y la caradura no conoce fronteras, y donde se avasalla en lo verbal y hasta en lo físico por menos de nada, no me parece que esté de más regalar a los desconocidos esa prueba de ética, de distancia prudente, de respeto y de “toc, toc” a la puerta de su intimidad que simboliza desde siempre el usted. Después, aunque sea al minuto siguiente, ya habrá tiempo de rectificar, a petición del interesado, este celo quizá excesivo.
Yo sigo la regla de emplear el tratamiento tradicional con toda persona desconocida, de cualquier edad, que no me haya sido presentada en contextos de amistad o de ocio, a excepción de los compañeros de trabajo, a los que lógicamente tuteo por razones de mimetismo. Es más, me irrita un poco que me hablen de tú durante una visita profesional en mi oficina o cuando ocasionalmente algún desconocido me llama desde otra empresa. En estos casos, suelo remarcar el tratamiento hasta que mi interlocutor se da por aludido y entra por el aro, cuando entra. Evidentemente nunca me enfado, pues la costumbre del tuteo está ya tan extendida que nadie obra con mala intención. Además, no tengo ninguna gana de quedar como un estúpido en una cuestión en la que mi batalla está perdida. Con el tiempo, el usted se ha convertido para mí en una forma de deferencia con los demás, sin que por ello espere una respuesta equivalente, aunque sí la agradezco cuando se produce.
Echo de menos el usted riguroso con los curas, con los suegros, entre profesores y alumnos universitarios, con las personas mayores, con los dependientes… A veces pienso en lo bonito que era, en tiempos de Maricastaña, cuando te presentaban a una chica y después de acompañarla a pasear dos o tres domingos, le insinuabas que tal vez ya era tiempo de tutearos, y ella, al responder que sí, te estaba diciendo mucho más de lo que una minifaldera de “Campus” o de “Bagur” de las de ahora le dice a su noviete dejándose magrear al segundo barceló-cola.
Dicen que se han acortado las distancias entre las personas, aunque yo creo que a veces estamos tan cerca, tan revueltos y tan en amasijo, que ni siquiera nos vemos, ni nos comunicamos, ni nos queremos.
26 comentarios:
Estoy totalmente de acuerdo con el Sr. Al Neri. A mí también me enseñaron que al cura, al maestro, al médico, al boticario y a los mayores hay que tratarles siempre de usted.
El tuteo que te piden algunas de estas personas no me produce ningún trauma, tampoco exageremos, pero reconozco que me incomoda mucho.
Y es cierto que esta evolución en el trato va en sintonía con la creciente falta de respeto que existe en la sociedad actual, se diga lo que se diga.
¡De usted, leñe!
Debe ser la crisis de los 40 (que llevo sufriendo desde los 35) pero yo a mis profesores no les he apeado del "usted" jamás. Ahora cuando me los encuentro ocasionalmente por la calle (particularmente a uno que sufrio mi adolescencia con una paciencia asombrosa) les sigo saludando con el usted. Y cuanto mayor me hago más consciente soy de cuantísimo se merecen que no les apee el título.
Ninguno me ha dicho nunca que ya estaba bien, y que empezara con el tuteo. Y si me lo dijeran no les haría ni caso.
A lo más que llego uno fue a decirme: "¡Dale un abrazo al "gorila"!" (su mote). De hecho estaba el hombre apesadumbrado porque los alumnos actuales ya no le llaman "gorila" que para él era casi tan importante como el "usted".
Estoy en casi total desacuerdo con Usted, Neri.
El Usted bajo mi punto de vista debe ser utilizado para tratar a todas las personas mayores con las que uno se cruza. Por supuesto sin tener en cuenta si es cura, abogado, juez o jardinero. El clasisimo rural que otorgaba distinto tratamiento al cura o al boticario que al peón, me merece la peor de las opiniones.
Respecto a mi, me molesta que me llamen de Usted en general, y especialmente personas mayores que no tuvieron la oportunidad de cursar estudios universitarios y se emocionan al ver una placa, creyéndose con el deber inexcusable de tratarte de Don y llamarte de Usted, porque así se lo han inculcado desde que nacieron.
Por supuesto que detesto a las personas que se toman demasiadas confianzas casi sin habernos presentado. La prudencia y la discreción son dos valores a proteger por peligro de extinción.
Respecto a los suegros, padres, abuelos, me parece triste esa forma de tratarse. Creo que denota un distanciamiento, una falta de confianza que de entrada me molesta, con personas con las que es deseable un trato cordial y de mucho afecto.
Tampoco me gusta por regla general que mis clientes me traten de usted.
Hay un tema aparte que es el de los putos críos en el colegio. Creo que si sirviera de algo para que se respetara un poco más al maestro vería bien hasta que le trataran "de usía". Pero ya nosotros en el colegio tratábamos de usted a profesores por los que nadie tenía ningún respeto y el mismo que tan cortesmente le trataba, salía detrás de él poniéndole los cuernos.Creo que el problema es otro, pero ese es otro debate.
La verdad es que yo estoy a favor del "usted" cuando tratas con personas que no conoces siendo un símbolo de respeto, independientemente de edad, estudios...
Pero lo que peor me sienta de este compadreo que actualmente la gente utiliza es que sustituyan el usted por "mi amor", "cariño", "hija", "tia", "chavalote", "maja"...
Y para nada me gusta que se utilice el usted con personas del entorno familiar por la misma razón que tan bien ha explicado Aprendiz de brujo.
A mí no me parece tan trascente el uso del "usted", señor Al Neri, aunque para desconocidos adultos me parece que es más correcto y educado. De hecho, creo que yo también soy de la misma generación y quizás por eso me sale por defecto.
Lo importante es si se trata a las personas con más o menos respeto, se las tutee o no. Y en esto incluyo por ejemplo el tema de alumnos-profesores.
Lo que desde luego no he entendido nunca es el trato de usted con familiares.
Primero: Vaya parida que habéis puesto encima del espacio para los comentarios. Cagüentodo, no seáis tan chorras. Yo ni soy un caballero, ni mucho menos una dama.
Y ahora al tema: All Nery, debemos tratarnos aquí por lo que dices en tu escrito de usted. Pues yo paso. Como muy bien dice Aprendiz de Brujo, muchas veces no es una forma de respeto que alguien te trate de usted sino casi casi, lamentablemente, una forma de sumisión (como cuando llamábamos de usted al más cabrón de los curas o de los profes del cole) aprendida en otros tiempos en los que tristemente incluso los hijos trataban de usted a los padres. Yo creo firmemente en el tú y repelo el usted (que por otra parte sólo existe en nuestra lengua), creo que el respeto poco o nada tiene que ver con eso. Y desde luego a ti siempre pienso llamarte de tú, por muy ministro que te conviertas o muy viejo que te hagas.
No sólo existe trato de usted en castellano. Yo no es que conozca muchos idiomas, pero por ejemplo, por lo poco que sé de francés, el trato de usted se hace con la segunda persona del plural: "Tú puedes" se dice "tu peux", y usted puede se dice "vous pouvez", ¿no es así?
Por cierto, para mí el trato de usted no siempre indica distanciamiento. Respeto, sí.
Amigo Al Nery, tiene usted la batalla perdida. Si quiere tratamiento de usted haga un viaje a Canarias o Sudamérica, y allá no le apearán el tratamiento.
Yo estoy de acuerdo en que el tratamiento y las formas son importantes, aunque también es verdad que actualmente el tratar de tú no tiene por qué ser una falta de respeto, sino más bien de costumbre.
Yo recuerdo que cuando no sabía como tratar a un profesor, usaba la tercera vía, consistente en usar formas impersonales: "como se hace el apartado b del ejercicio 4?"
Leandro, yo no sé francés, pero me estás queriendo decir que cuando le decimos a una guarrilla francesa :"Voulez-vous coucher avec moi?" ¿¿se lo estamos pidiendo tratándola de usted?? Joder, normal entonces que nos suelan decir que no.
Todos los idiomas tienen mecanismos equivalentes a nuestro tratamiento de usted. Cuando dices en inglés "Could you... please", en lugar de "Can you..." estás haciendo eso, precisamente. Además, como señala Leonardo, en francés existe el "usted" tal como en nuestro idioma.
Es evidente que el respecto es una actitud y no puede compendiarse en una sola palabra. Pero también es cierto que las palabras son los símbolos de nuestras intenciones. Yo uso el "usted". Me gusta y me parece un elemento enriquecedor social y linguístico. Como todo en la vida, las cosas no son ni buenas ni malas, solo hay que saber usarlas. A día de hoy se me antoja ridículo tratar a tu padre de usted (no lo hacía ni Jesucristo: abba..); pero no así a muchas otras personas, en diversas circunstancias, independientemente, por supuesto, de su condición de noble o de plebeyo.
Totalmente de acuerdo con usted, sr. Neri.
Conocí a un maestro, hace unos pocos años, que explicaba se iba a jublilar nada más llegar a los sesenta: << Cuando empecé, yo era don Ángel, después pasé a ser don Donangel y, en poco tiempo, simplemente Ángel. Ahora, sólo soy "eh tú".>> Tenía suerte, actualmente los chavales llaman a los profesores << tío >>, << macho >> o cosas peores.
Es cierto que el usted no conlleva respeto por sí mismo. De hecho, me parece elegantísimo insultar a alguien tratándole de usted. O cuando tienes un problema con tanto tiñalpa que, tras encasquetarse una gorra de bedel, policía municipal o Dios sabe qué, se cree poco menos que el Gran Capitán, espetarle << No creo haberle dado permiso para apearme el tratamiento. >>
Creo que, además, sirve para mantener un sano distanciamiento con ciertas personas. ¿Acaso hemos criado puercos juntos en nuestra jueventud? Buenísimo este enlace de Pérez Reverte.
Incluso en el Ejército, incluyendo el arma de Caballería, se está perdiendo la magnífica costumbre de tratar a todo aquel de menor empleo como se debe, esto es, de usted.
Otra cosa que me fastidia muchísimo es cuando tú estás tratando de usted a una persona y ésta se empeña en seguir usando el tuteo. Como muy bien dice usted, sr. Neri, no denota mala intención pero sí falta de modales. Y a algunos, f.a., todavía nos gusta considerarnos caballeros a pesar de que sea más difícil que, para una dama, mantenerse joven y delgada ¡Y con falda!. (Cuanto me gustan los anuncios de Kellogs Special K a pesar de fomentar un poco la anorexia).
Válganme Alá y Mahoma. ¡Cuánto daño están haciendo los progre-guays al mundo!
Yo estoy deacuerdo con el tratamiento del uste. Porque su Magestad el Rey, por cierto VIVA ESPAÑA, es su Magestad el Rey, y no Carlitos.
Pero tambien hay que ser correspondido.
Yo tras varios años en Corusan estando todo el día, Si Maestro Yoda tal...,Si Maestro Obi wan cual... Maestro Windu pascual, y a mi Anakin esto, Anakin lo otro hay que joderse, ni respeto, ni educación ni nada de nada, me trataban como el populacho. Pues me pasé al lado Oscuro y a tomar por el culo todos.
Mate a Windu, mate a Obi Wan, di por el culo a todos los Jedis en el Templo, se me escapo el MAESTRO JODA, pues hay que ser educados y ahora todo el mundo me llama Lord, como debe ser.
Y sino les meto la FUERZA por el CULO.
Ya sabemos lo bonito que es la "égalité" que han conquistado para nosotros las revoluciones y la lucha de clases, El Mayo del 68 y eso gilipollas de profesores que empezaban de guays y terminabamos los alumnos comiéndolos ya que eran incapaces de dominar la situación.
Soy todavía joven (un poco) pero señor FA (que ocurrentes siglas) ni me arrepiento ni odio a mi padre porque me obligase a tratar de usted, me dijese que tenía que ir limpio, peinado y aseado. Que debería andar recto y tener además de gentleman y no de cuatrero. Pero el árbol es conocido pos sus frutos...
Yo estoy en sintonía con todo el comentario de embajador en el infierno.
Yo lo utilizo bastante pero siempre con personas desconocidas de las que normalmente requiero algún servicio (la hora, preguntar una calle, llamadas a clientes, antiguos profesores, etc.)
Me da pena e incluso molesta el tratamiento de "usted" en el entorno familiar ya que denota cierto distanciamiento, pero creo que sólo es un tema de apreciación personal.
El tratamiento de "usted" no es más que un mecanismo verbal que denota "formalidad" frente a la "coloquialidad".
Para mí el problema no está en el "usted" sino en la permanente "coloquialidad" en la que estamos inmersos.
El hecho de temer el tratamiento de "usted" por considerarlo una forma de sumisión o un impedimento al trato franco y cercano es, con perdón, una chorrada fruto del igualitarismo liberal sesentayochista. Otra forma de mimetismo acomplejado que supuestamente nos hace "uropeos".
Eso si que es sumisión, sumisión paleta a lo "modelno".
El hecho de tratar de "usted" (a estas alturas) a todos los que fueron mis profesores (por ejemplo) no me impide en absoluto darles un buen abrazo cuando los veo. Lo mismo va con cualquier cura que conozca, al que, por mucho que se empeñe, seguiré tratando de usted aunque sea ya un amigo bien consolidado a quien no tengo problema en abrir mi alma.
perdón, con quién estaba de acuerdo era con aprendiz de brujo.. como no aporto nada a su comentario no pongo nada más.
El subdirector del banco arus ha hecho un simil de las mujeres :
"todavía nos gusta considerarnos caballeros a pesar de que sea más difícil que, para una dama, mantenerse joven y delgada ¡Y con falda!."
le hubiera quedado mas fino si hubiera puesto a pesar de que sea más difícil que, para un "caballero", mantenerse sin barriga y con pelo . Y sin una cerveza en la mano!
A ver "diplomático del infierno", lo que realmente es una chorrada, herencia ya demasiado rancia de épocas demasiado pasadas (afortunadamente), es creerse uno más educado que los demás por tratar de usted. Habláis de chavalillos que tutean a sus profesores y os parece que por ello le faltan el respeto (les faltan el respeto por otras cosas totalmente denunciables, no por tratarles de tú) cuando a mí, lo que realmente me jode es que un chavalillo me trate de usted o me diga ¡Eh señor!
Y "señor director del programa de Arús", a mí también me gustan esos anuncios...
Sr. f.a., señáleme usted, si no es molestia, en que parte de mis comentarios digo yo que uno sea más educado por tratar de usted a la gente.
Como sospecho que no va usted a ser capaz, porque yo no he dicho tal cosa, le ruego que seleccione adecuadamente los objetivos de sus particulares neuras, y que no asigne culpables alegremente.
Muchas gracias.
PD. Es "embajador en el infierno", ni "diplomático" ni "del" infierno.
Estoy casi del todo de acuerdo con Al Neri.
Sin embargo aprendiz de brujo tiene razon en lo de que hay cieto clasismo en tus palabras (nos conocemos, así que puedo tutearte), yo trato de usted a cualquier persona que no conozco, con excepción de que si es una persona joven, que no suelo hacerlo.
No es un tratamiento ni al cura, ni al boticario... no es cuestión de "clase" es cuestión de educación y de respeto, en general.
Ni se me ocurre tratar de tu a un cliente y me sienta mal cuando me tratan directamente de tu, incluso por teléfono (el mejor ejemplo es movistar: "Buenos días, ¿En que puedo ayudarte?", coño ¿De qué la conozco señorita?).
En lo que considero que te has pasado es en el último párrafo, eso de esperar a poder tratar de tu a una chica después de varias citas... o tratar de usted a una chica que quieres entrar en una disco... en fin, eso ni las cosas son así ni tampoco deberían ser así.
En cuanto a otras formas que se utilizan actualmente... en fin, esto nos dice el nivel de educación que hay en este país. No me parece perdido del todo el uso del usted, al menos yo lo utilizaré porque me parece lo más correcto.
Sin pretender dar o quitar razones a unos o a otros, en mi modesta opinión, cuando el Sr. "Consul del Averno" comenta que "jamás haría ni caso" a quién le insistiera en que tratara de "tú" a sus profesores, o que "seguirá tratando de usted a un amigo, aunque la amistad esté bien consolidada" es una muestra inequívoca de que cree que es más educado tratar de "usted" a la gente, que de "tú".
Yo a un amigo con quién me uniera una estrecha amistad, jamás osaría en minimizar esa relación de confianza poniendo la distancia del "usted". Pero claro, esa es sólo mi opinión.
Sr. Brutus, no entiendo que tiene mi pseudónimo que tan difícil se hace citarme utilizándolo. No es "consul" es "embajador" y no es "del averno" sino "en el infierno". El pseudónimo tiene sus razones y es de esa manera y no de otra que a usted le parezca mejor.
Si se tomara la molestia de leer mis mensajes estimo que hasta usted podría darse cuenta sin demasiada dificultad de porque digo lo que digo.
Por lo demás haría usted bien en citarme correctamente, sobre todo cuando utiliza las comillas.
Dicho todo lo cual sorprende que alguien que ha hecho todo lo anterior sea capaz de detectar signos de mayor o menor educación.
Se me antoja una imposibilidad ontológica.
A ver "diplomático en el infierno",colega, no me extraña que brutus, si es que realmente es así, no entienda el significado de tus mensajes, pues tras mucha palabrería vacía no hay ningún mensaje claro. Bueno uno sí macho, que te van los abrazos y rozamientos varios, eso sí, siempre tratando de usted a los agraciados de los mismos...
Ante tanta ofensa por el cambio de nombre ¿se ocultará Josep Lluis Carod Rovira tras el pseudónimo de "embajador en el infierno"? No os enfadéis porque haya un poco de vacile entre nosotros (¿o entre Ustedes y yo, para no tutearles?)
Ante el hecho de que, según el encabezado del espacio para comentar, "la única norma de la Pluma es el máximo respeto a todos los participantes" ¿Aprovechará el Rey Juan Carlos para participar en este foro, impidiendo así que sigamos hablado mal de él? ¿Harán lo mismo Zapatero y Rodolfo Chiquilicuatre?
¿Denunciará Ramoncín a este foro por sacarle en la foto no ya con un parche pirata, sino con su antigua nariz? ¿Se animará, al igual que el Rey a escribir en este foro, o no podrá, al saber sólo hablar en "cheli"?
¿El Valladolid se habrá mantenido en primera gracias a nuestras elucubraciones?(perdón, de Ustedes y mías) ¿O habrá sido gracias a que alguno de sus directivos se ha puesto a la sombra del León (de la Riva) ?
¿Se hará Lord Darth Vader una cuenta en blogger/google para que nos alumbre sobre su personalidad con un detallado perfil de usuario? ¿Descubriremos que es la reencarnación políticamente incorrecta de Gila? ¿Será de Cantabria? Gracias, Lord, por tus divertidos comentarios.
¿Estará saliendo bien el experimento , o habrá mezclados muchos reaccionarios... perdón, reactivos en el matraz?
¿Seré capaz algún día de hacer un comentario breve? ¿Aprenderé que, aunque en el teclado haya muchas teclas, no tengo obligación de tocarlas todas al hacer los comentarios?
Todo esto y mucho menos, en las próximas semanas... SÓLO EN "LA PLUMA VIPERINA".
Un saludo cordial a todos. Gracias por hacérmelo pasar tan bien. Que nadie se me ofenda con este comentario, es sólo un tonto resumen cómico del blog.
En la facul tenía un profe de latín que se llamaba Bartolo, nos pidió que le llamáramos de "Tu" y complaciendo su petición le llamamos BarTUlo.
Echo de menos esos modales educados en la expresión que admiro cuando oigo hablar a algún que otro abuelo, se expresan diferente, ya que aún manejan esos códigos de comunicación basados en el honor y el decoro también me pasa al oir alguna película algo antigua, incluso en el doblaje es diferente la forma de dirigirse a los demás.
Los términos concretos son lo de menos... Puedo tratarte de tú, con el máximo respeto y de usted a título de mofa, ya que a veces la máxima educación llevada al extremo es signo de máximo desprecio e indiferencia.
Los del 27 son muchos y están muy difundidos. Gerardo Diego, antólogo de la generación (algo así como lo que fue Azorín al 98), me lo contaba una vez en el café:
-Luis Cernuda me dijo: "Lo que no le perdono a usted, Gerardo, es que en su antología haya desvelado mi segundo apellido, Bidón".
Realmente, era un apellido para esconderlo, y más en un poeta tan ahilado. Pero Gerardo, con la locuacidad de los parcos, le replicó:
-Pues agradézcame usted, Luis, que no he dado una foto suya de perfil.
Cernuda, naturalmente coqueto, quedaba bien de frente, pero tenía una nariz insuficiente, de perfil, y jamás quería retratarse en esa postura. Esta anécdota explica, entre otras cosas, que los del 27, pese a haber sido llamados "la generación de la amistad", seguían tratándose de usted. Quizá gracias a eso, gracias al "usted", pudieron ser amigos toda una vida.
FRANCISCO UMBRAL, Memorias de un hijo del siglo, Ediciones El País, 1986, pág. 79.
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