domingo, 20 de marzo de 2016

OPERACIÓN B.S.O. (45): FLYBOYS: HÉROES DEL AIRE




Un poco de música relajante, romántica y hasta espiritual para el Domingo de Ramos. Se trata del tema principal de Flyboys: héroes del aire (2006), una cinta bélica y romántica sobre los voluntarios estadounidenses en la Escuadrilla Lafayette (un escuadrón aéreo francés) durante la I Guerra Mundial. Pedazo de banda sonora del sudafricano Trevor Rabin, que, unida al fascinante personaje de Wolfert (inspirado en el Barón Rojo) y a la divina Lucienne (Jennifer Decker), hacen una peli que hay que ver sí o sí.


2 comentarios:

Tábano porteño dijo...

Jünger, en el magnífico "Tempestades de acero", retrató admirablemente a estos pilotos de la Primera Guerra.
Un ensayista escribe sobre nuestro aburguesamiento a partir de esos párrafos jungerianos:

"Pero hay un capítulo (pág. 360 y sig.) en el que Jünger, de descanso en su labor de refuerzo y relevo de la unidad destinada en ese bosque, es invitado a Achiet por unos aviadores, pues uno de ellos fue su compañero de estudios. La descripción de la francachela es reducida, en tanto la descripción de la manera de ser de esos aviadores es extensa y pormenorizada. Ellos “dominan su avión como el australiano domina su bumerán”. Eso le sorprende porque la máquina y el progresivo dominio que ésta tiene en la vida humana, siempre sorprendieron e hicieron reflexionar a Jünger. “Jamás estuvieron aguardando a los guerreros unos corceles más fogosos que éstos. Pero no es suficiente con que el espíritu se obligue a sí mismo a domarlos; si no percibe con placer y euforia su voz de trueno, el espíritu sucumbirá”, y desde luego no se refiere al espíritu individual de cada uno de ellos sino al espíritu común, al weltgeist, a la idea que rige toda una época. Ellos se enfrentan con iguales, otros aviadores idénticos a ellos pero enemigos, mas ya no se enfrentan dependiendo de sí mismos y, como mucho, de sus caballos, sino acatando a máquinas cuyo funcionamiento es propio y, a menudo, independiente de la voluntad humana. Hoy se investiga el envío de bombarderos sin piloto que sueltan su carga comandados desde una oficina y una pantalla de ordenador. Es el súmmum de la muerte a distancia, sin comprometerse. A ese horror no le va a la zaga el de “yo me mato matándote”. Es también el súmmum del tratamiento burgués de la vida: todo es seguro (para mí, naturalmente), me hago seguros de vida, seguros de accidente, seguros de enfermedad, quiero seguridad total para mis hijos mientras no están bajo mi vigilancia (cuando lo están me es indiferente lo que les ocurra, o me lamento cuando es demasiado tarde), quiero la seguridad absoluta de que el médico me salvará la vida, exijo seguridad de que tendré la verdad en todo (y por eso mismo, todos me engañan: Estado, Bancos, Empresas, Proveedores, etc.), reclamo seguridad en los viajes, por muy aventureros que éstos puedan parecer, demando guerras seguras, sin muertos, inmaculadas, burguésmente limpias. Contra ese espíritu burgués luchó Jünger desde el conservadurismo, denunciando cómo el mundo cambiaba y no precisamente para mejor, aunque sí para más moderno y de una forma inevitable (...)".

https://elarboldearnas.wordpress.com/2012/04/17/junger-su-tempestades-de-acero-el-aburguesamiento-y-la-publicidad/

Al Neri dijo...

Un texto magnífico, Tábano.

Es curioso la poca atención que Hollywood y el cine en general han dedicado a la Primera Guerra Mundial, en contraste con la Segunda. Casi todo el mundo piensa que el motivo es que en la Segunda las causas del conflicto son más fáciles de entender por el gran público y, sobre todo, que es más sencillo esquematizar el enfrentamiento entre el Bien (la libertad, la democracia, la justicia) y el Mal absoluto (la opresión, la dictadura, el genocidio), que respectivamente se supone que simbolizan los dos bandos en lid.