viernes, 5 de febrero de 2016

LUCES Y LIEBRES EN LOS MONTES TOROZOS

En mi provincia no hubo combates durante la guerra civil, pues el Alzamiento tuvo un éxito clamoroso y el bando nacional se hizo inmediatamente con la capital y con todos los pueblos. Se sufrieron, eso sí, a lo largo de la contienda, varios bombardeos republicanos que mataron a doscientas personas.

Lo más crudo de la guerra en Valladolid fue la intensa represión que llevaron a cabo las fuerzas sublevadas. El grueso de estas acciones punitivas lo constituyeron las ejecuciones incontroladas de las llamadas “patrullas del amanecer” o “patrullas de limpieza”, formadas por espontáneos falangistas, monárquicos y guardias civiles que, sobre todo durante el verano del 36, recorrían la provincia en camiones, recogían en los pueblos a los izquierdistas más significados y los fusilaban en las afueras de la localidad o en algún monte. No pocos casos fueron simples venganzas personales.
 
Sin duda las sacas más numerosas y conocidas fueron las perpetradas al sur de la comarca de Tierra de Campos, en los Montes Torozos. Cientos de personas fueron acribilladas a balazos detrás de un encinar junto a la carretera N-601 Valladolid-León, a la altura del cruce hacia Peñaflor de Hornija y Castromonte. Cada noche morían allí decenas de personas antes de la salida del sol. Los patrulleros rara vez enterraban a sus víctimas. Lo más frecuente era que sacaran de la cama, a punta de fusil, a dos o tres labradores de los caseríos cercanos y les obligaran a cavar las zanjas y a completar la inhumación de los muertos. No era raro, sin embargo, dejar muchos cadáveres sin cubrir o sepultarlos solo superficialmente. Al día siguiente los familiares acudían al lugar para intentar identificar a sus seres queridos, pero a veces había un piquete de guardia que se lo impedía.

Durante las horas que duraban las ejecuciones y los enterramientos se cortaba la carretera para evitar testigos.

Monumento a "las víctimas de la represión franquista" en los Montes Torozos tras el ataque que sufrió en 2014

Este rincón del Páramo vallisoletano es todavía un lugar entre mítico y maldito para los lugareños. Yo he oído contar a varios paisanos algunas historias que ponen los pelos de punta.

Una de ellas es que en los años de la guerra y hasta tiempo después a la gente le daba pánico aproximarse siquiera a la zona, pues por la noche, desde todas las carreteras de alrededor, se podían ver unas tenues llamaradas de fuego verdoso elevándose desde la tierra. Es lo que se conoce como fuegos fatuos, producidos en teoría por el gas metano que generan los restos orgánicos al descomponerse, pero que otros consideran un fenómeno paranormal relacionado con las ánimas.

Lo que me extraña es que no haya en la actualidad ninguna leyenda de fantasmas a cuenta de este episodio. Por lo visto los únicos fantasmas que pueden verse en este encinar son los miembros de la Asociación para la Recuperación de la Memoria Histórica cada vez que organizan uno de sus espectáculos para remover, manipular y politizar esta tragedia del pasado que esperamos que jamás se repita.

Otra anécdota que siempre me ha impresionado es la repugnancia que sienten aún muchos terracampinos, sobre todo los ancianos, hacia la carne de liebre. Aunque la liebre ha sido siempre una pieza de caza emblemática en esta parte de la provincia, parece ser que desde los tiempos de la guerra su carne está vetada en la mesa de muchos hogares de Medina de Rioseco, Villabrágima o Castromonte. ¿El motivo? Que se atribuye a estos animales costumbres carroñeras y se dice que las liebres de toda la comarca se alimentaron de los cuerpos sin enterrar. De nada sirve explicarles que ya han pasado tropecientas generaciones de liebres desde aquellos tristes sucesos. Les sigue dando un asco que no veas. 

6 comentarios:

Anónimo dijo...

desconocía esta anécdota pero en nuestra familia, en Villabrágima, a las liebres no se pero los conejos si que eran muy apreciados.

Anónimo dijo...

Espero impaciente un próximo post, igual de truculento, acerca de los inocentes fusilados p ej en la carretera de l´Arrabassada, por las milicias de la FAI con el aplauso, beneplácito y abierta complicidad del heróico President mártir Companys.
Gr.

Zorro de Segovia dijo...

¿terminará algún día la barbarie humana? muchas veces me pregunto si, de reproducirse la guerra en España, volverían las denuncias, los asesinatos nocturnos, el horror ..., y nunca quiero oír la respuesta. Quizá en unos miles de años hayamos evolucionado lo suficiente.

Al Neri dijo...

La violencia es consustancial al ser humano. En la Prehistoria, en 2016 y dentro de diez mil años siempre aflorará, de una forma u otra, ante cualquier conflicto cuando se agoten las vías de diálogo y consenso. El deber de nuestras sociedades es intentar frenarla o canalizarla para que dañe lo menos posible a la Humanidad.

Aprendiz de brujo dijo...

Neri,dando por buena tu afirmación de que la violencia es consubstancial al ser humano, yo añadiría que de todas las especies animales el hombre es quien tiene las herramientas más poderosas y adecuadas para combatir esa pulsión.
Y que es éticamente deseable que las desarrolle; así como que la violencia sea el último recurso después del último anterior, para resolver los litigios.

Al Neri dijo...

Estoy de acuerdo con Brujo, pero el eterno problema es la interpretación de cuando se ha agotado la última ratio antes recurrir a ella.