sábado, 7 de noviembre de 2015

EUFEMISMOS POLÍTICOS



Los eufemismos me parecen una de las muestras más deliciosas del ingenio humano. Merecerían un detenido análisis los motivos por los que, al utilizar el lenguaje, esquivamos ciertos conceptos, los sustituimos por otros más sutiles u oblicuos, o directamente los camuflamos hasta hacerlos irreconocibles.

En el mundo de la política es más rica que en ningún otro ámbito la paleta de colores eufemísticos. En el fondo todo el mundo sabe que expresiones como economía de mercado, democracia popular, centro, democracia cristiana, unidad popular, reconciliación nacional, identitarismo y sostenibilidad equivalen, respectiva y literalmente, a ultraliberalismo, dictadura comunista, arribismo político, mafia, terrorismo, venganza, nacionalismo anti-inmigrante y ecologismo de cagarruta y megáfono.

Esta semana he visto otro ejemplo que me ha parecido de lo más ocurrente. Leyendo una noticia sobre los planes de fusión de tres organizaciones patrióticas extraparlamentarias, me encuentro con la genialidad de que estos pequeños partidos se autodefinen como defensores de “la filosofía del Humanismo Cristiano Europeo”, así, con mayúsculas. Atención a la perla porque no tiene desperdicio.

¿Cómo debemos traducir exactamente la frase “Humanismo Cristiano Europeo” cuando la utilizan este tipo de grupos? Es bien simple. Decir “Humanismo Cristiano” es una manera bastante burda de eludir la comprometida etiqueta de “cristianos” o “católicos”, lo que nos indica que estos señores son unos anticlericales rabiosos que ni siquiera creen en Dios, pero que reivindican el “cristianismo cultural” como tradición y seña de identidad española y, sobre todo, que son muy antimoros y muy antisemitas. Por su parte, el adjetivo “Europeo” en su boca debe interpretarse textualmente como “nazi” o, en el mejor de los casos, como un guiño descarado al Frente Nacional de Marine Le Pen.

¿Ven qué fácil? Si es que estas sutilezas idiomáticas son la bomba. A veces son tan elementales que el eufemismo resulta todavía más corrosivo que la palabra maldita que se intenta evitar.

2 comentarios:

Tábano porteño dijo...

Muy cierto, Neri.
Por eso es de agradecer que de vez en cuando surja algún escritor que hable sin eufemismos -màs allá de que se coincida o no con todos sus postulados-; se me ocurre este ejemplo:

"Con estas afirmaciones, que como todas las afirmaciones verídicas, escandalizarán a más de uno, creemos haber puesto el dedo sobre la llaga.

¿Qué debería significar en verdad «ser de Derecha»?

Ser de Derecha significa, en primer lugar, reconocer el carácter subversivo de los movimientos nacidos de la Revolución francesa, ya sean éstos el liberalismo, la democracia o el socialismo.

Ser de Derecha significa, en segundo lugar, comprender la naturaleza decadente de los mitos racionalistas, progresistas y materialistas que preparan la llegada de la civilización plebeya, el reino de la cantidad y la tiranía de las masas anónimas y monstruosas.

Ser de Derecha significa, en tercer lugar, concebir el Estado como una totalidad orgánica donde los valores políticos dominen sobre las estructuras económicas y donde el dicho «a cada uno según su valía» no significa igualdad, sino una equitativa desigualdad cualitativa.

En fin, ser de Derecha significa aceptar como propia aquella espiritualidad aristocrática, religiosa y guerrera que ha caracterizado en sí a la civilización europea y aceptar, en nombre de esta espiritualidad y sus valores, la lucha contra la decadencia de Europa."
(Adriano Romualdi, "¿Què significa ser de "Derecha"?").

Al Neri dijo...

Es un concepto muy anticuado de Derecha el de Romualdi, restringido a la derecha antiliberal.