domingo, 5 de abril de 2015

RELEYENDO "EL PADRINO" (29): LUCY MANCINI

Lucy Mancini en la boda de Connie Corleone

La historia de Lucy Mancini daría para una novela entera. Era amiga íntima de Connie Corleone y dama de honor en su boda. Durante los preparativos del bodorrio coqueteó con el hermano mayor de la novia y terminaron acostándose en mitad del banquete, convirtiéndose así esta "chiquilla inexperta e ingenua" en la amante del nuevo Don interino tras el atentado contra Vito. Sonny la visitaba de vez en cuando y con discreción, pero pronto el lío fue de dominio público: se enteraron su padre (antes del tiroteo), Tom Hagen y hasta su propia esposa, Sandra, que “estaba continuamente de mal humor” porque “le disgustaba que pasara tantos días sin tocarla”.

Cuando estalló la Guerra de las Cinco Familias, las visitas de Sonny al piso de la Mancini se redujeron, pero a pesar de todo las medidas de seguridad de los Corleone eran extremas para evitar emboscadas: “Sonny sabía que estaba en la mira de sus enemigos, y eso le producía una tensión continua. Tenía que ser extraordinariamente cuidadoso en todos sus movimientos. Sus rivales habían descubierto que visitaba a Lucy Mancini, pero él había tomado toda clase de precauciones. En el apartamento de Lucy estaba completamente seguro. Aunque ella no lo sospechaba, los hombres del “regime” de Santino la vigilaban durante las veinticuatro horas del día, y cuando se desocupaba un apartamento de la planta en que vivía, lo alquilaban de inmediato."

Lucy en El Padrino III
Al enterarse de la muerte de su amado, Lucy quedó tan trastocada que trató de sucidarse con una sobredosis de somníferos. “Mientras estaba en el hospital, Tom Hagen fue a verla y le ofreció un empleo en Las Vegas, en el hotel dirigido por Freddie, el hermano de Sonny. También le comunicó que recibiría una pensión anual de la familia Corleone, acordada por Sonny en su testamento. Luego le preguntó si estaba embarazada, pues creía que ésa era la razón de su intento de suicidio, y Lucy respondió que no.” Este dato sería una de las grandes diferencias con la saga cinematográfica, en la que Lucy (Jeannie Linero) dio a luz a Vincent (Andy García), bastardo de Santino y protagonista de la tercera película.

Pero tanta amabilidad de los Corleone no solo se debió, como ellos le explicaron, a que "su intento de suicidio nos ha conmovido a todos", y terminó revelándose muy interesada. Siempre a través de Hagen, la Familia “sugirió” a la muchacha convertirse en un testaferro de la Mafia, figurando a su nombre un paquete de acciones en el hotel-casino de Moe Greene. También se le encomendó vigilar de cerca todos los movimientos de Fredo y de Moe.

A continuación recojo un expresivo pasaje de la novela sobre el encoñamiento casi patológico de esta mujer con el temperamental primogénito de los Corleone justo antes de su ejecución a manos de los Barzini.


"Los días que precedían a la visita de su amante constituían para Lucy un verdadero tormento. Su pasión era de lo más elemental, y en ella nada tenían que ver ni la poesía ni el sentimentalismo. El suyo fue un amor ciento por ciento carnal, casi animal, por así decirlo. Cuando Sonny le anunciaba su visita, Lucy se aseguraba de que el mueble bar y la despensa estuvieran llenos, pues por lo general Sonny no se marchaba hasta bien entrada la mañana siguiente. Él tenía una llave del apartamento, y ella se echaba en sus brazos en cuanto lo veía entrar. Ambos eran brutalmente directos, bestialmente primitivos. Durante el primer beso se abrazaban con todas sus fuerzas, luego él la entraba en volandas en el dormitorio.

Hacían el amor una y otra vez. Permanecían en el apartamento, juntos y completamente desnudos, durante dieciséis horas seguidas. Lucy preparaba comida en grandes cantidades para no defraudar el descomunal apetito de él. A veces, cuando Sonny recibía alguna llamada telefónica —de negocios, desde luego—, ella prácticamente no se enteraba. Y si él se levantaba para servirse una copa, ella lo seguía, pegada a su piel, para no perder contacto con el cuerpo amado. Al principio, Lucy se había sentido avergonzada de sus propios «excesos», pero ese sentimiento desapareció cuando se dio cuenta de que a su amante le gustaban y se sentía halagado a causa de ellos. La suya fue una pasión instintiva, inocente. Fueron muy felices.
 

Cuando el padre de Sonny fue tiroteado en la calle, Lucy comprendió por vez primera que su amante podía estar en peligro. Sola en su apartamento, no lloraba, sino que gemía de angustia. Cuando Sonny estuvo casi tres semanas sin ir a verla, consiguió dormir gracias a los somníferos y el alcohol. La aflicción que sentía le producía un dolor físico. Y el día en que él, finalmente, fue a verla, estuvo horas y horas apretada contra su cuerpo. Desde entonces, las visitas se sucedieron regularmente, a razón de una a la semana, hasta que lo asesinaron."

4 comentarios:

Anónimo dijo...

Qué pesadez con los post estos pedantes del Padrino, ya van 29 ¿faltan muchos?

Tábano porteño dijo...

¿Se habrá inspirado Puzo en los clásicos para esta relación entre Sonny y Lucy?.

Por nombrar dos: en los versos latinos de Virgilio, Dido descubre la pasión ardiente por Eneas que le impide mantener la castidad, y el encuentro resultará fatal para ella.

Y Dante nos cuenta en la Comedia el triste episodio de Paolo y Francesca da Rímini, en el canto V del Inferno.

Dante condena a los amantes al dolor eterno. Pero, ¿son libres amantes como éstos, o son arrastrados por la pasión enloquecida?. Para el italiano no hay duda, fueron libres y eligieron su destino; para Borges pareciera que "una red inevitable de circunstancias prefijó e impuso el crimen".

Tremenda cuestión la del libre albedrío, a la que uno puede llegar incluso a partir de una novela meramente "popular" como The Goodfather.

Tábano porteño dijo...

Perdón, quise decir "Godfather".

Alberto Estrada dijo...

De todo el libro de El Padrino, bien podría arrancar los capítuos que narran la vida de Lucy Mancinni post- Sonny y no se perdería nada.