martes, 11 de septiembre de 2012

PROFESORES DE RELIGIÓN

Hay muchas cosas que me desagradan de la asignatura de Religión impartida en los centros educativos públicos. La mayor parte de ellas difícilmente podría arreglarse en el actual marco constitucional aconfesional, pero hoy quiero hablar de una que para la que sí habría una solución, y me refiero al sistema de selección de los profesores de esta asignatura.

Como todo el mundo sabe, y no vamos a entrar en detalles, a los profesores de Religión de los colegios e institutos públicos los propone cada año discrecionalmente el Obispado, pero les paga la Administración pública, según establece un Acuerdo entre el Estado y la Santa Sede de hace más de treinta años. Mientras que cualquier otro docente de cualquier especialidad necesita superar un concurso-oposición notablemente competitivo, o bien obtener la puntuación suficiente para acceder a la enseñanza en calidad de interino, los que imparten las materias religiosas son elegidos a dedo por la Iglesia, pero cobran el sueldo de un profe funcionario, que, aun siendo muy bajo, no deja de estar pagado con los impuestos de la ciudadanía.

Por supuesto que no me indigna, sino al contrario, que exista esta asignatura, ni que estos señores cobren un sueldo público, sino que lo hagan sin haber sido escogidos conforme a los principios de igualdad, mérito y capacidad que deben regir escrupulosamente la selección de personal al servicio de las Administraciones.

Sobra decir que me parece irreprochable nombrar a dedo a los profesores de colegios privados (no tanto concertados), pues no dejan de ser empresas particulares. De hecho, es así como funcionan. Es bien sabido que la plantilla de un privado religioso se nutre esencialmente de amigos de miembros de la AMPA, de sobrinos parados de las monjas, de hermanas de la portera y de chavales que dejaron el noviciado de la orden ya mocitos y no hay quién los coloque. Así hemos tenido algunos los profesores de saldo que hemos tenido. Mis compañeros de clase y yo, desde luego, si no llega a ser por algunos jesuitas y porque en nuestras familias se preocupaban de que estudiáramos, habríamos acabado subnormales por culpa de ciertos marrajos cuya aptitud para la enseñanza era como la mía para tocar el violín.
Leonardo Boff no haría más daño dando clase
de Religión que algunos profesores

Pero en lo público, jamás debería funcionar así.

Probablemente todos conocemos a alguno de estos profesores de reli (yo sí). Decir que son los más tontos del claustro se me antoja quizá excesivo, pero parece fuera de toda duda que, en la mayoría de los casos, estamos hablando de muchachos (y no tan muchachos) con perfiles profesionales mínimos, escasa capacidad, bajo nivel de aceptación en el mercado de trabajo regular y, como único punto fuerte, un pariente o conocido en la obispalía o en la parroquia.

A menudo el enchufe en cuestión lo han obtenido por su presencia en ambientes oenegeros o parroquias de barrio, o por su militancia en grupos cristianos de orientación dudosa, desde los que han seducido a algún cura incauto. Como encima no se los controla, la consecuencia natural es que gran parte de estos profesores imparte su asignatura basándose en ideas, contenidos y materiales escandalosamente contrarios a la Doctrina, al Magisterio y a la Jerarquía de la Iglesia Católica. Gracias a Dios, no siempre es así.

Pero, como decía al principio, sí hay solución. Bastaría con que, en primer lugar, se creara la especialidad docente de Religión y solo pudiera accederse a la misma con el mismo sistema que para el resto de asignaturas: opositando (al menos para la parte común o no estrictamente religiosa del temario: Constitución, leyes educativas, sistemas pedagógicos). En segundo lugar, me parecería razonable que solo pudieran presentarse a las pruebas aquellos aspirantes con un certificado de aptitud para impartir esa asignatura, expedido por la Iglesia Y finalmente, en los tribunales de selección para dicha especialidad deberían tener presencia uno o más representantes del obispado (salvo que solo se evalúe la parte común). De forma adicional, la Iglesia ha de tener la prerrogativa de apartar en cualquier momento de la enseñanza de esta asignatura a cualquier persona cuya vida privada contradiga de modo manifiesto y comprobable los valores evangélicos y la moral católica, y no digamos a quienes la imparten sin atenerse a la Doctrina.

Solo así la Religión se convertiría en una asignatura seria, cubriría las expectativas de los padres católicos y los profesores dejarían de ser el hazmerreír del instituto.

Y al que se arrejunte o se case por lo civil, a la puta calle

12 comentarios:

Anónimo dijo...

Por donde yo vivo los profesores de Religión suelen ser sacerdotes, y de esos en principio no puedes esperar cosas "raras" en cuanto a los contenidos.

Dulcinea dijo...

Pienso que la clase de religión deberían darla solo curas y en este caso no exigirles nada, pero no siendo así estoy de acuerdo en que se tenga que hacer una prueba o algo por que si no es una injusticia en comparación con los demás profesores y también creo que la Iglesia debería controlar más las clases que se imparten porque es verdad que pasa como con los catequistas, que tienen demasiada "libertad de cátedra" por eso de que hay pocos voluntarios y las parroquias tampoco van a ponerse estrictos.

El chico de los tablones dijo...

Yo estudié en concertados y los profesores de Religión que teníamos tanto en la ESO como en el Bachillerato eran, efectivamente, el hazmerreír del instituto. No sé cómo andarán las cosas en la enseñanza pública, pero por más que hacerles opositar a los profes de Reli garantice una mayor calidad docente, dudo mucho que sirva para reforzar su menoscabada autoridad en el aula.

Unknown dijo...

Yo creo, que la clase de Religión en los colegios públicos debería ser una clase de Historia de las religiones; haciendo especial incidencia en la religión cristiana,-y dentro de esta en la católica, por motivos de cercanía y herencia cultural indudable.
En este sentido, creo que efectivamente debería acudirse a un sistema de Oposición, y estableciendo un programa concreto de contenidos cerrado, para que las clases no fueran medios de proselitismo, ni tampoco fueran vehículo de introducción del anticlericalismo ó el rechazo al hecho religioso.
Es un tema muy espinoso y muy complejo.


alco dijo...

La religión cristiana, antiguo y nuevo testamento, debería ser una materia troncal en la educación secundaria. El cristianismo, junto con el legado de Grecia y de Roma, es la base de nuestra civilización, y estos contenidos culturales pueden ser independientes de la Fe de cada alumno o de cada profesor. Es imposible entender la historia del arte sin esta base cultural; tampoco la historia general,con las guerras de religión y las realciones conflictivas entre cristianismo e islam que han configurado la historia de España. Todo esto deberían impartirlo los actuales profesores del área de humanidades (básicamente, de historia y de filosofía), que ya están en los institutos como funcionarios de carrera.
Otra cosa es la religión como catequesis, la cual es optativa. Porque actualmente también hay un porcentaje de musulmanes en bastantes zonas, que exigirán el mismo trato que los estudiantes cristianos, y otras cuestiones que pueden ser realmente conflictivas, como integrar un imán en un claustro, creo que la Fe debe transmitirse exclusivamente en la parroquia. Los centros deben dar facilidades para que los alumnos acudan a la parroquia a recibir catequesis, y el estado o la CA concertar el sueldo del catequista, pero no creo oportuno integrar la formación en la Fe en el currículum estándard, ni mucho menos los catequistas en los claustros.

Sinretorno dijo...

Estimado Al, tiene mucho mérito que tepases por mi blog y comentes. Gracias. Sustancialmente estoy de acuerdo contigo. Pero me consta que el Estado no ha querido organizar ese cuerpo y es que en la medida que esa asignatura debe ser impartida por las confesiones religiosas, (con Islam me preocupa más) ya que la asgnatura aunque no es catequesis es enseñanza de la doctrina y moral católica, para lo que el Estado se declara incompetente. De todos modos, mi hermana que es profesora de esta asignatura , además de licenciada en Historia, tuvo que hacer tres años de Teología para obtener la declaración de idoneidad DEI y además el consiguiente grado de Euskera. Como dices depende mucho del profesor, en algunos casos lamentable. Un saludo. Te leo.

Anónimo dijo...

Dejate de oposiciones. La religión a las iglesias y ya está.

pantoja dijo...

Al Neri
Soy profesora de Religión en institutos públicos desde hace 6 años...sería un placer poder hablar con usted sobre este tema con más calma.
Coincidimos en algunas cosas, bastantes, pero solo un apunte: para poder dar clase de Religión en la etapa de Secundaria y Bachillerato has de ser Licenciado(en lo que sea) y Diplomado o Licenciado en Teología.....hombre, algo de preparación tenemos, pero si, hay mucho descontrol y dejadez.
Me encantaria poder charlar de esto con usted...ya he lanzado la invitación.

Al Neri dijo...

Pantoja, gracias por su ponderada intervención, que podría no haber sido tan ponderada a la vista del tono extremadamente crítico del post con los profesores de Religión, siendo usted uno de ellos.

Podemos debatir con toda la calma que usted quiera. De hecho me gustaría saber, porque sinceramente lo ignoro, qué criterios tiene la Iglesia para proponer a unos u otros profesores. ¿Todos los que tienen la llamada DECA tienen derecho automáticamente a dar clases o hay algún tipo de criba por parte de la Iglesia?

En cualquier caso, yo no dejaba dar clase en un público a nadie sin oposición.

Insisto, gracias por su participación.

PD: La ladrona de Pantoja no es un nick adecuado para una profesora de Religión Católica ;-)

INÉS dijo...

Pantoja por flamenca no por ladrona.Ay cómo es usted a veces de seriote , mecachis!!!!
Le puedo contar mi caso, pero no en un plumazo.
Y, por cierto, ¿a qué este interés por nuestro gremio? Creía que nadie se acordaba de nosotros!!!

Al Neri dijo...

Es una broma lo de Pantoja Inés, no soy tan estirado. No me interesa su gremio en sí, sino la enseñanza de la Religión en España.
Puede explicarme lo que quiera en mi correo donalneri@gmail.com. Un saludo.

Anónimo dijo...

Considero una auténtica pena que haya profesores de religión mal formados, como es una pena que haya profesores de matemáticas de lengua o de inglés mal formados.

En este tema los Obispos tienen una grave responsabilidad... pero... cómo pedir profesores de religión bien formados cuando hay ciertos sacerdotes que dicen más herejías que Arrio o Jansenio??