La lectura me recuerda a la comida. Si solo comes lo que te gusta o solo lees lo que te apetece, al final tu salud, física o intelectual, se resiente de veras. Si comes poco variado, solo lo que te pide el paladar, y lees únicamente aquello que te interesa, te entretiene o te autoafirma, lo llevas crudo: reventarás de colesterol o de incultura supina.
Ahora no tanto, pero desde mi más tierna infancia yo he sido un gran lector, un devorador de libros, aunque mi defecto gordo ha sido escoger mis lecturas de forma bastante anárquica, muy poco sistemática, sin mucho criterio, y, claro, ahora tengo más lagunas que Escocia. Ya lo dice Suso cuando me riñe en su blog: “¡Le faltan muchas lecturas, señor Neri!”, y qué razón tiene el tío.
De chaval, a parte de los textos escolares, leía solo lo que me divertía. De adolescente devoraba demasiadas biografías de mis héroes políticos y demasiados panfletos incendiarios. En la Universidad me dio por los tratados politológicos y por la novela española, despreciando estúpidamente a los autores extranjeros. Luego tuve que leer mucho Derecho, unas veces por obligación y otras por placer, y, de unos diez años a esta parte, me he aficionado compulsivamente a la Historia hasta el punto de plantearme estudiar la carrera. En general mi problema es que le he dado demasiada prioridad a la literatura y he olvidado tocar otros palos culturalmente más sustanciosos.
Aunque admito mi cojera como lector, también me siento orgulloso de alguna de mis actitudes en este campo. Algo que siempre he hecho es imponerme la disciplina de conocer autores con ideas muy opuestas a las mías, a fin de contrastar puntos de vista y recortar mis orejeras, aunque admito que no es fácil porque puede leerse al “enemigo” con tales prejuicios y tal cerrazón que se acabe aún más intransigente que antes.
Aunque admito mi cojera como lector, también me siento orgulloso de alguna de mis actitudes en este campo. Algo que siempre he hecho es imponerme la disciplina de conocer autores con ideas muy opuestas a las mías, a fin de contrastar puntos de vista y recortar mis orejeras, aunque admito que no es fácil porque puede leerse al “enemigo” con tales prejuicios y tal cerrazón que se acabe aún más intransigente que antes.
Lo que más echo en falta es haber conocido a alguien con una formación integral que me guiara como es debido en mis ansias lectoras. Ha habido familiares, profesores y amigos, destacando entre ellos mi padre y El Subdirector del Banco Arús, que me han ayudado a interesarme por obras a las que jamás hubiera hincado el diente motu proprio, pero aun así mi andadura en las bibliotecas ha estado siempre marcada por la comodidad y por el ocio, con los pobres resultados que ahora lamento.
Creo que el sistema educativo debería establecer, con carácter obligatorio y con el debido seguimiento, un plan o unas guías de lectura lo bastante ambiciosos y variados como para dotar a nuestros jóvenes de una cultura verdaderamente integral.
Creo que el sistema educativo debería establecer, con carácter obligatorio y con el debido seguimiento, un plan o unas guías de lectura lo bastante ambiciosos y variados como para dotar a nuestros jóvenes de una cultura verdaderamente integral.
Lo malo es precisamente que muchos hemos identificado lectura y ocio, y no hay error más grave. Leer debería entenderse casi como estudiar, como una búsqueda del saber, como un contacto forzado con algunas materias que en principio pueden no atraernos nada pero que son imprescindibles para formarse una opinión del mundo que nos rodea y no ser unos ignorantes incluso pretenciosos. Como digo, leer es como alimentarnos: si el pescado o la verdura nos repelen y no los incluimos en nuestra dieta, tarde o temprano el organismo se nos quejará.
13 comentarios:
el mero hecho de leer ya recorta las orejeras, leer variado, las recorta un poco más e intercambiar puntos de vista en este blog o en otro termina por eliminarlas
Pues yo leo por puro ocio, de hecho en el colegio ni siquiera me leía los libros obligados porque no me gustaba. No es que lea solo novelas, ahora por ejemplo estoy leyendo "Potencia tu mente" del superdotado Carlos Blanco, porque me interesa saber qué tiene un superdotado que decir. Pero no lo hago ni por cultura, ni por quitarme orejeras, ni nada... solo me interesa.
No creo que se trate de obligar a la gente a leer por narices, sino más bien de inculcarles intereses, y cuando uno tiene intereses busca información en los libros.
También tengo que decir que siempre evito la verdura y el pescado, por mí solo comería carne, pero cocina mi madre.
Neri, para completar tu formación deebrías incorporar el As y el Marca a tus lecturas habituales.
Te regalé un libro de Antonio Gala, lo has leido?.
Yo me leo todo lo que me regalas. Es más, solo leo lo que me regalas o recomiendas tu.
Por cierto desde mi cortísima experiencia como lector, te diré que no puedo estar más en desacuerdo contigo.
La lectura debe convertirse en en un placer. En un modo de escape fundamental de las porquerías cotidianas. En una tregua vital,(perdon por la mariconada). En una especie de atardecer dorado,(perdón por la mariconada).
Otra cosa es la actitud intelectual ante la vida en general.
Hay gente que se dedica a acumular fuentes y datos al servicio de una idea prefijada de la que no tienen ninguna gana de matizar o corregir.(Y siempre los encuentran), en vez de intentar contrastar con otrso puntos de vista.Y discutes con ellos y te espetan su inmenso saber sobre muertos de Paracuellos, sobre proselitismo semita, o sobre la bondad del comunismo o la democracia.Además la autoridad moral e intelectual es patente exclusiva de los de su bando. Es decir los intelectuales de la otra cuerda son unos vendidos o unos ignorantes.
Y te te llaman tonto. Y en realidad ellos son aún mucho más tontos si cabe.Y te llaman incoherente si no presentas una línea de pensamiento absolutamente previsible y lineal.
Los tontos en este mundo, somos mayoría absoluta.
Me pasa más o menos como a usted. He leído, en el colegio, muchas veces, por obligación pero daba la casualidad de que me gustaba lo que me mandaban leer. Después estuve leyendo muchos temas de politología o de Historia y muy pocas novelas. Ahora, casi sólo leo novelas pero de corte histórico.
Pero yo más bien compararía leer con hacer deporte. Es muy difícil que practiquemos un deporte que no nos guste con de forma asidua a no ser que, de vez cuando, queramos ehcar una carrera o ir a nadar para completar nuestro estad físico. Pero de nadar una vez a la semana o correr un par de veces a convertirse en un maratoniano hay un largo trecho.
En concreto, hay unos cuantos libros que descubrí gracias a usted. Sobre todo, Los cipreses creen en Dios, quizás mi novela preferida.
Por cierto, tengo pendientes varios libros que me envió para ebook por correo electrónico porque los cuatro primeros libros de Juego de tronos me han tenido liado casi ocho meses.
Ahora me había dedicado a La catedral del mar pero me parece que lo voy a dejar porque está muy mal escrito.
Reenvíeme sus últimas sugerencias y, a ser posible, los archivos para el Kindle, y me pondré con ellos si mis lecturas profesionales, que son muchas y aburridas, me lo permiten.
Siguiendo la comparación que usted realiza, sr. Neri, todos conocemos a alguien que a pesar de que cuide al máximo su alimentación siempre va acumulando problemas de salud o, en el extremo opuesto, alguien que come de manera poco 'saludable' pero que sin embargo está delgado y con salud de hierro.
Igual que la salud física parece depender de muchos otros factores además de la alimentación, creo que la 'salud intelectual', también.
Y no digamos en lo de las orejeras: si alguien no es capaz de recortárselas a base de ser consciente de la realidad que le rodea, dudo mucho que lo consiga con la lectura. Creo que es una cuestión de actitud.
Feliz fin de semana a todos.
El que come demasiado se vuelve obeso y el que lee demasiado se vuelve pedante.
Respecto a unas de las cosas que has dicho en el post, leí justamente en el libro que antes he dicho lo siguiente:
"en importantes universidades de Estados Unidos los profesores discuten sobre la conveniencia o no de fijar un número mínimo de obras fundamentales de la cultura y del pensamiento que los alumnos tendrían que haber leído, porque no es fácil establecer criterios de selección".
Siempre ha habido un debate entre los profesores de instituto de lengua y literatura sobre que leer. Hay la tendencia a buscar digamos "alta lectura" y otra que busca captar el máximo de lectores para toda la vida. Por supuesto, los libros seleccionados en cada tendencia son distintos. En mi humilde opinión (yo soy de ciencias), creo que la mejor inversión educativa en los niveles de secundaria y quizá bachillerato es crear muchos lectores. Algunos de ellos pasarán en su momento a la "alta lectura". Los que no cambien de nivel, interesa que sigan siendo lectores para siempre.
Una inadecuada selección de libros obligatorios en estos niveles puede crear rechazo para toda la vida.
La novela "La catedral del mar" citada anteriormente: por supuesto es una novela, pero habría que mirarla más bien como un producto de mercado literario, conozco a personas que intervinieron en el producto. A partir del texto de Falcones, un equipo, incluyendo el autor, lo reescribió en gran parte, buscando el impacto comercial. Ha sido un gran éxito comercial, por supuesto, y me pregunto si mucha novela de éxito, novela histórica en muchos casos, no ha pasado también por procesos de cocina antes de publicarla.
Pues yo ahora mismo leo por angustia, o me entero de que pasa con Daenerys Targaryen y sus dragones o me da un mal.
Pues morirá, como todos en Juego de Tronos.
Marian, aún quedan dos libros por escribir. Ya circula por ahí una traducción pirata y malísima de que se va a publicar en junio.
La traducción es pésima, me espero mejor a la de Cristina. El libro sale a la venta el 22 de junio.
Subdirector, es cierto que mueren unos cuantos pero esta..... no sé lo dudo.
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