Nunca he creído que universalizar la educación superior sea la panacea de la transformación social, ya que ni en este país ni en ningún otro las castas antiguas que controlan los resortes del poder, los diez o doce clanes que manejan la banca, la economía y la sociedad permitirían jamás que el hijo de un albañil moviera los hilos de nada importante por muchas titulaciones que tuviera. Pero algo es algo, y honradamente hay que reconocer que el acceso de las clases más humildes a las aulas del Alma Mater ha permitido cambios de peldaño, subidas de escalafón, impensables hace no muchas décadas.
Desde mi escepticismo hacia la cultura del pelotazo, pienso que aprobar una carrera al final es la única vía que tienen las familias de renta baja para dar un salto más o menos ambicioso desde posiciones de apretura, y trabajo manual y precario, a escenarios sociales más halagüeños, desempeñando una tarea intelectual y gozando de un cierto reconocimiento. Admitámoslo: gracias a una universidad mínimamente accesible, el hijo de un labrador que nació con el azadón escrito en la frente ha podido convertirse en médico por el simple procedimiento de hincar los codos. Miles de miembros de familias de economía muy ajustada consiguen puestos de trabajo de considerable relevancia y no menos prestigio merced a una beca, a tres o cinco años quemándose las cejas ante un flexo, o a su constancia ante los temas de una oposición.
Por eso me ha escandalizado el reciente incremento, perpetrado por el PP, de eso que los profanos y los periodistas llaman “tasas” universitarias. Para un resquicio de democracia que había en España, para un modesto soplo de aire fresco que se notaba en el solar patrio, llegan los derechistas y se lo cargan sin contemplaciones. En el próximo curso, los estudiantes universitarios habrán de abonar entre un 15% y un 25% más por sus matrículas y la partida de becas del Ministerio de Educación se ha reducido a 1265 millones de euros, o sea casi 170 millones menos que el año pasado.
Con la que está cayendo, las familias acuciadas por el paro y por la hipoteca tendrán encima que hacer un esfuerzo económico extra para que los chavales tengan la oportunidad de prepararse y formarse, y poder así, vete tú a saber cuándo, resurgir de las cenizas de la crisis con una licenciatura bajo el brazo y un horizonte digno. Pero Rajoy no solo contribuye a hundir nuestra economía con sus medidas ineficaces y serviles, con las que demuestra estar gobernando para los mercados más que para las personas, sino que también mata nuestras esperanzas e ilusiones.
Cuando me informé sobre la subida de estos precios públicos, hubo sin embargo un aspecto que, a simple vista, me pareció positivo, cual es la penalización, aún mayor que antes, del coste de la matrícula para los alumnos que repitan asignaturas una y otra vez. Esta medida, que además se aplicará de forma atenuada en las carreras más difíciles (arquitectura e ingenierías sobre todo), resulta en principio interesante como criba de vagos y de inútiles que desperdician y encarecen los servicios universitarios. El problema es que hay que valorar esta decisión en su contexto, como un mero truco recaudatorio similar al de los radares en carreteras sin peligrosidad, que, además, pudiendo haberse implantado con justicia hace muchos años, se impone precisamente ahora, en el peor momento para los ciudadanos, convirtiéndose en la puntilla para las maltrechas economías familiares.
Si no queda más remedio (que sí lo hay), habremos de soportar nuevas subidas de impuestos y de precios, y humillantes bajadas de sueldo y recortes de todo tipo, pero, por favor, no machaquéis el futuro y los sueños de nuestros jóvenes con vuestra tijera desaprensiva.
16 comentarios:
Bien tirada esta entrada.
Lo que me sorprende es que gente que ha votado PP estén perplejos con muchas de las decisiones que están tomando, algunas realmente muy preocupantes.
Están robando a la gente que ha ahorrado dinero, machacando la clase media, lo mismo que Zapatero y cía,las medidas de austeridad y recortes no están afectando a lo mollar , autonomías y clase política. No es el "chocolate del loro", como se defienden cuando citas esos recortes.
A la Banca no les ha llegado su hora.Ni le llegará.
¡Se están luciendo!!
Tendgo dos hijas en la Universidad, en derecho y en química, y van sacando los cursos sin problemas. La subida de tasas, obviamente nos afectará, pero yo puedo aceptarla sin chistar con dos condiciones:
Todo lo que se recaude de más con el incremento se destine a becas para estudiantes con pocos recursos y buen rendimiento, y
Se calcule el coste de una plaza universitaria atendiendo únicamente al proceso de enseñanza-aprendizaje. No estoy de acuerdo en cargar a las matrículas una estructura onerosa, con exceso de imagen y politiqueria de bajo nivel, unos gastos en supuestas investigaciones que no interesan a nadie y catedráticos que no dan ni una clase.
Con estas condiciones doy por bueno el sacrificio que piden a mi familia. Si todo sigue igual pero pagando más, esto es una estafa más de este gobierno.
me ha gustado mucho el planteamiento. Es el momento de hacerse más rigurosos en la manera de gastar, pero no recortar por recortar. Da la sensación de que no hay inteligencia en el recorte, sino adivinación. Como los "globos sonda" del anterior gobierno anunciando medidas para ver el efecto en los votantes, el gobierno actual lanza "globos sonda" a los mercados para ver si por casualidad hay efectos positivos. No me gusta. Siguen perdidos.
En fin, mirado todo desde el punto de vista del sistema en el que vivimos, mercantilista y falso, y teniendo en cuenta que a corto/medio plazo no vamos a tener otro diferente, a mí me parece que todo esto es consecuencia clara de haber vivido muchos años muy por encima de nuestras posibilidades. Esto es lo que nos toca sufrir ahora, recortes y tijeretazos para adecuar nuestra sociedad a lo que realmente nos podemos permitir. En este caso concreto de la subida de tasas, posiblemente todo se podría arreglar eliminando titulaciones y reagrupando facultades, pero al final el efecto es el mismo o peor, porque los estudiante que tuvieran facultad en su ciudad y se la quitaran, tendrían que hacer frente al coste de vivir fuera de sus casas...
Se hace en esta entrada una critica a esta subida de tasas, pero no se da una alternativa, acorde a la coyuntura económica y social actual, a esta medida. Si la tiene señor Neri, me gustaría escucharla.
Por otro lado, hay otra cosa que a mí me parece fenomental y es la forma en la que han decidido limitar las becas, asociándolo al esfuerzo, basta ya de que se gaste el dinero público en gente que no tiene interés por estudiar para pagarles la vida padre.
No pide poco, Alco, ni nada. Pero no le van a hacer ni puto caso, amigo.
Teutates, eso que dice de las titulaciones y reagrupaciones es algo que el modelo universitario está pidiendo a gritos desde mucho antes de la crisis, pero no creo que subir los precios públicos en este momento sea una solución justa, sino un parche más para robar el dinero al que menos culpa tiene de la crisis. ¿Mi solución? Bien sencilla: no subir los precios públicos universitarios. Que tiren de otro sitio, por ejemplo devolviendo competencias al estado, suprimiendo o -si no quieren- aligerando el sistema autonómico, cepillándose las Diputaciones y asumiendo sus funciones los órganos periféricos de la Administración autonómica, desmontando chiringuitos territoriales (defensorcillos del pueblo, tribunales de cuentas, consejos consultivos y demás bambolla), eliminando toda subvención a los sindicatos y, en general, a todo el mundo... ¿Le parecen pocas soluciones? Y no me diga que ya, pero como eso no lo van a hacer, habrá que subir los precios públicos universitarios, porque le mato... Si realmente el recorte de las becas al final va a ir en ese sentido (que lo dudo), no me parece mal, pero le digo lo mismo que con las penalizaciones por repetir: qué casualidad que precisamente se pongan ahora rigurosos. (Si lo llegan a hacer hace quince años, ¡cuántos no habrían conseguido el título!)
Zorro, los recortes son innecesarios, inútiles, retraen más la economía porque frenan el consumo radicalmente, y, sobre todo, son injustísimos y se ceban con los de siempre. Estoy con Suso.
Luxindez, buena frase.
Por eso, señor Neri le hacía la puntualización de "acorde a la coyuntura económica y social actual", sabe usted mejor que yo que para poder hacer eso que propone se necesitaría una reforma constitucional que no se va a hacer. Yo también estoy a favor de lo que usted demanda, centralización y cierre de "chiringuitos" territoriales, sería una solución que ahorraría a medio y largo plazo un pastizal, pero no se va a hacer y no se puede hacer, recuerdo que usted mismo en una entrada magistral, dió las explicación jurídica a esta imposibilidad.
Dicho esto, me parece más inconcebible que la subida de tasas, el recorte brutal que se ha hecho en investigación y desarrollo o algunos aspecto (sólo algunos pocos) de la reforma laboral, o el abuso de los impuestos especiales, o la próxima subida del IVA.
En los años 80 con el felipismo, se pretencidió que todo cristo fuera a la universidad, más que por igualdad, o por un sentido universal de la educación, por ecubrir las tremendas cifras de paro de la época, para eso se facilitó el acceso a la universidad, abriendo las facultades tanto económica como intelectualmente a todo cristo. Probablemente si esto no hubiera sido así, yo no sería licenciado ahora mismo, lo cual no es inconveniente para pensar que sobramos muchos universitarios y que el acceso a la universidad debería ser muchísimo más limitado. Gratuito para los que mejores calificaciones obtengan en el bachillerato, y muy costoso económicamente para aquellos menos capaces. Deberían existir números clausus en todas las carreras para regular el acceso a pocos alumnos. Y quien quisiera estudiar sin ser capaz, que lo pague. La universidad es una entidad sobredimensionada y muy costosa para los tiempos que corren y las necesidades educacionales que España tiene.
Que conste que a mí también me parece absurdo que todo el mundo vaya a la Universidad porque sí, tal como se ha venido fomentando desde los 70 como bien señala Teutates (y principalmente para maquillar el desempleo igual lo de alargar la enseñanza obligatoria). Pero debe garantizarse que todo el que quiera y sea capaz pueda acceder a unos estudios superiores independientemente de su nivel de ingresos, y esto es algo que con el encarecimiento de las matrículas se va a dificultar.
Luego está el dato indistutible que usted señala de que eliminando centros y/o titulaciones estaríamos jodiendo todavía más al personal, porque sale más caro ir a estudiar fuera de tu ciudad que pagar la subida de tasas... pero...
tampoco es normal que se pueda estudiar Derecho, Industriales y Medicina en todas las capitales de provincia solo para que todo el mundo acceda a la Universidad porque sí, por tener un título...
Porque los títulos universitarios solo cumplen esa función que yo he apuntado (mejora profesional y social de las clases más bajas) si no caemos en el absurdo de que uno de cada dos españoles sea licenciado. Porque si caemos en eso (y casi ya hemos caído)entonces las licenciaturas se convierten en papel mojado. Si el número de titulados no guarda ninguna relación con las necesidades del mercado (y no siempre tiene que haber esta relación pero sí al menos en determinadas carreras), al final da igual estudiar que no estudiar porque vas al paro o al infraempleo de todos modos.
Un difícil equilibrio. Pero, vamos, que también hay que buscar otras alternativas profesionales dignas a la Universidad porque, incluso en ese país de señoritos, es absurdo que toda la población quiera dedicarse a ser abogado, ingeniero o médico.
y apunto algo más a sus reflexiones, caballeros. En España se nos ha vendido que en cuanto terminas la carrera esto es Jauja. Y no, la universidad es sólo el comienzo. Luego hay que estar dispuesto a trabajar, aún gratis, para continuar nuestra formación. Y después, ir ascendiendo en la escala laboral y salarial a la vez que ganamos en experiencia y maestría.
Lo siento pero no puede ser que tíos con 25 años y un año de experiencia conduzcan un A3 y cenen de restaurante. Hay tiempo para todo y ahora la gente no tiene paciencia para nada.
Unos tienen inteligencia, otros dinero ambas cosas dependen de circunstancias ajenas a cada cual, nos vienen dadas o heredadas, puestos a ser justos, comprensivos e igualitarios respecto al acceso a la formación superior, pensando en qué límites se puede poner al acceso a la universidad, ¿Porqué limitar el acceso por la capacidad intelectual y no por el dinero?, el capaz nos interesa que estudie para generar riqueza, el adinerado para que no se pierda esa riqueza que ya posee... Ahí lo dejo...
Justo ayer leía un chiste muy viejo en la hoja del calendario:
"- Oye, tú qué crees que es peor, ¿la ignorancia o la indiferencia?
- Ni lo sé ni me importa"
Ya he expresado aquí en numerosas ocasiones lo importante que me parece que cualquier persona llegue a tener una educación sólida y lo más rica posible. Lógicamente, me preocupa cualquier medida que dificulte ese objetivo o que reste valor a la educación como prioridad.
Saludos a todos.
Para mí, eso que dice Zorro de que después de la carrera hay que trabajar gratis, etc, es otro de los mitos que nos meten hasta por las orejas. ¿Por qué hay que trabajar gratis? ¡Y un huevo! Ya no saben que inventarse para esclavizar a la peña. Antes nadie con un título recién sacado trabajaba gratis, ni hacía becas, ni másters ni leches. Se ponía a trabajar, casi siempre decentemente pagado, y aprendía en la empresa, en el despacho o en el hospital. Pero ahora como hay más competencia, hay que inventarse mandangas para "enriquecer" el currículum y así de paso dar de comer a las empresas de formación.
Teutates, hombre, para estudiar hacer falta inteligencia, constancia o cómo quiera llamarlo. No es que haya que limitar el acceso a la Universidad por la inteligencia, sino que, si todo funcionara bien, esta sería una criba natural. En cambio el dinero no debería ser jamás una criba.
Bien traído, Álex, que hacía tiempo que no se pasaba usted por aquí...
Yo soy universitario y estoy a favor de la subida de los precios públicos de las matrículas. No se engañe, sr. Neri, en estos tiempos que corren la figura del hijo de agricultor que quiere procurarse una vida mejor a fuerza de horas acodado frente al flexo es casi quimérica. Hoy día la práctica totalidad de los estudiantes somos (sí, yo me incluyo) unos burgueses que han tenido una infancia regalada, que tienen su cazadora de cuero, su portátil, su iPhone y ningún incentivo a mejorar.
La apatía y el cachondeo se ha apoderado de la figura del universitario hasta el punto de que no pocos jóvenes deciden estudiar una carrera sólo para pegarse la vida padre unos añitos, a poder ser en una ciudad bien lejos de papá y mamá y por cuenta de estos últimos, claro.
El problema radica precisamente en esta última frase, en que la frivolidad del maula que decide estudiar una carrera sin ilusión ni vocación no la pagan sólo sus padres (13%): la paga también el Estado (87%), que no es, en definitiva, sino el contribuyente.
A lo largo de estos últimos 4 años de carrera he ido sacando el DADE curso por curso y me jode y repatea ver cómo mis amigos que estudian diplomaturas de chichinabo se permiten el lujo de suspender 3 ó 4 asignaturas por curso. Eso sí, los jueves se sale a muerte y no se llega a casa hasta las 9 de la mañana, la hora en punto a la que los universitarios de bien entran en sus aulas o en bibliotecas vacías...
Cuando en casa de toda esta gente no dicen nada a los vagos y crápulas que tienen por hijos, cuando llega el extracto del banco con el sablazo de la matrícula y no media tirón de orejas, será que la diferencia entre pagar 1.000 euros de matrícula (aprobándolo todo el chaval) y pagar 1.600 (suspendiendo 4) no se dejaba sentir lo suficiente en la cuenta corriente.
(CONTINÚA EN EL SIGUIENTE COMENTARIO)
En cuanto al recorte de becas, olé también. De mis compañeros de piso, uno de ellos es un estudiante de Filosofía, de los de césped y litrona, que ha estado becado los dos últimos años. Este año le han retirado la beca tras ver que se contaban más rápido sus aprobados que sus suspensos. Y ahora ha decidido que lo suyo es ser periodista y va a cambiarse de carrera... Se lo diré en cifras, sr. Neri: ¡ese tío ha costado a las arcas públicas en torno a 20.000 euros! Y, ¿qué provecho saca el Estado de él? ¡Ninguno! Pues bien, este tipo de conductas rayanas en el fraude son lamentablemente frecuentes; podría citar 10 ò 12 casos similares de mi entorno más o menos próximo.
Otra compañera de piso (y a su vez de clase) percibe actualmente una beca de unos 6.000 euros, cantidad que me parece excesiva dados sus ingresos familiares, que no son para nada alarmantes. Pero la chica lo aprueba todo religiosamente y con buenas notas, así que ahí no tengo nada que reprochar.
Podría pasar horas y líneas expulsando bilis sobre este tema y siempre quedaría algo, así que expondré mis conclusiones:
1.- Si un estudiante es académicamente brillante pero no tiene recursos suficientes para costearse unos estudios universitarios, no tiene de qué preocuparse porque seguro que será beneficiario de beca. Si, por el contrario, no es brillante, ajo y agua: el Estado nunca conseguirá convertir a un mediocre en un gran profesional por más que invierta en su formación.
2.- En aquellos estudios que no tengan cabida en el mercado de trabajo español el alumno debería abonar el coste real de la matrícula. Esto es de sentido común teniendo en cuenta que un parado en ciernes jamás podrá devolver al Estado todo el dinero público que se ha invertido en él. Seamos realistas: aunque todas las carreras me parecen muy nobles y respetables, hay Facultades como las de Humanidades, Filosofía, Filologías, etc; que hoy por hoy son auténticas fábricas de parados.
3.- El Estado de Derecho no es el Estado de los derechos: los derechos cuestan dinero y, después de varios años viviendo en un mundo artificial construido a golpe de crédito, vamos a tener que desprendernos de algunos de ellos.
4.- Espero equivocarme, pero si la Bolsa no miente de aquí a poco más de medio año las cosas estarán francamente mal. Entonces probablemente nos clavarán un tecnócrata del BCE y al lado de sus recortes los de Rajoy les parecerán una minucia a estos progres que tanto se quejan.
(VIENE DEL ANTERIOR COMENTARIO)
Tablones, creo que su frase "...la práctica totalidad de los estudiantes somos unos burgueses que han tenido una infancia regalada, que tienen su cazadora de cuero, su portátil, su iPhone y ningún incentivo a mejorar" no se ajusta en absoluto a la realidad social de los universitarios, muchos de cuyas familias tienen que realizar verdaderos esfuerzos para darles carrera, sobre todo si estudian fuera.
Me temo que sí que se ciñe bastante a lo que es la realidad, sr. Neri: no tiene sentido negar la actitud apática de los estudiantes en general. Es un hecho.
Por supuesto que me parecen muy loables las intenciones de muchos padres de condición humilde que trabajan incansablemente para conseguir para sus hijos una educación mejor que la que ellos mismos recibieron, para procurarles un futuro con el que ellos de jóvenes no podían ni soñar... Pero muchas veces son los hijos los primeros inconscientes que desperdician la valiosa oportunidad que se les está brindando.
Si me lo permite, y a modo de secuela, le resumiré lo que vengo observando (aún en las casas en las que van más justitos) de la siguiente manera: el padre suda para su hijo estudie y al hijo se la suda estudiar. Es la tónica, insisto; claro que habrá excepciones.
La mejor receta para pagar la matrícula barata es codos, codos y más codos. Pero supongo que para el padre resulta mucho más cómodo salir a la calle con una pancarta durante la "Manifestación del Matriculazo" que mantener una conversación cara a cara con su hijo, intentando hacerle ver que si va aprobando como es debido podría llegar a ahorrar hasta 600€ al año a su familia y 3.600€ al Estado.
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