Uno de los dichos más certeros es el de “donde hay confianza da asco”. Creo que es necesaria una dosis enorme de inteligencia y de mesura para no sobrepasar la delgada línea que existe entre el trato cercanísimo y los abusos, entre la sinceridad absoluta y la falta de respeto. Y además, aunque tú sepas mantenter ese difícil equilibrio, de nada te sirve si los demás no. Es como conducir tu coche despacio, cediendo el paso y respetando las señales, que como venga un loco a doscientos y sin mirar, de poco sirve tu prudencia.
Los peores conflictos que he visto han sido casi siempre entre personas que tenían previamente una relación de máxima confianza y que se veían con mucha, quizá con demasiada asiduidad. Ahora con las Navidades llegan las cenas familiares y de amigos en las que tantas veces se acaba como el rosario de la aurora porque la gente tiene excesiva confianza entre sí, y en el territorio de la confianza suelen reinar el egoísmo, la pereza, la dejadez en el trato, el “qué más da” y las malas costumbres que llevan años implantadas pero un día alguien se cansa y explota.
Habrá quién diga que es una actitud hipócrita, pero a mí me encanta cuando la gente se acaba de conocer: cuando un desconocido se integra en un grupo de amigos, cuando te presentan a gente nueva, cuando una parejita lleva quedando una semana… Todos se esfuerzan en mostrar lo mejor de sí mismos, en caer bien y en cuidar mucho el trato. En cambio, esas pandillas que llevan saliendo desde EGB, pues qué queréis que os diga; muchas veces se aguanta por pura nostalgia porque, si te pones a mirar, la peña puede llegar a tales niveles de relax, y de hacer o decir lo que a cada uno le apetece “porque hay confianza” que, como bien dice el refrán, da asco.
No hay nada peor para la convivencia que hacer y decir lo que a cada uno le apetece. En el momento en que creemos que tenemos tanta confianza con alguien como para decirle cualquier cosa o para gastarle cualquier broma, la hemos cagado. Esto debería ser el dogma número uno en la amistad, en la familia, en el trabajo y en toda relación.
Podemos tener la sensación de que la confianza es un bálsamo que propicia el desahogo, la profundidad, las confidencias, el apoyo mutuo y, en definitiva, la felicidad, pero, ¿compensa la contrapartida? Porque en toda relación humana los lazos de la consideración debida se aflojan a medida que aumenta el conocimiento mutuo y se van sabiendo al dedillo los recovecos y los puntos débiles de los demás. Las normas de respeto se desbaratan cuando empezamos a dar por sentado que como este tío es amigo nuestro está obligado a aguantar nuestra pesadez y nuestras tonterías cuando nos dé la gana.
Probablemente la clave esté en la asiduidad que antes he citado. Ninguna relación debería ser tan asidua, tan promiscua si se quiere, como para hacernos perder las valiosas formas que deberían presidir, ¡también!, una charla con nuestros padres o una timba con los colegas. Hemos perdido las formas para todo y así nos va, pero una saludable distancia, una frialdad medida, una "barrera sanitaria" pueden ser el antídoto ideal contra los excesos, sin necesidad de perder ni un ápice de frescura ni de cariño.
Los peores conflictos que he visto han sido casi siempre entre personas que tenían previamente una relación de máxima confianza y que se veían con mucha, quizá con demasiada asiduidad. Ahora con las Navidades llegan las cenas familiares y de amigos en las que tantas veces se acaba como el rosario de la aurora porque la gente tiene excesiva confianza entre sí, y en el territorio de la confianza suelen reinar el egoísmo, la pereza, la dejadez en el trato, el “qué más da” y las malas costumbres que llevan años implantadas pero un día alguien se cansa y explota.
Habrá quién diga que es una actitud hipócrita, pero a mí me encanta cuando la gente se acaba de conocer: cuando un desconocido se integra en un grupo de amigos, cuando te presentan a gente nueva, cuando una parejita lleva quedando una semana… Todos se esfuerzan en mostrar lo mejor de sí mismos, en caer bien y en cuidar mucho el trato. En cambio, esas pandillas que llevan saliendo desde EGB, pues qué queréis que os diga; muchas veces se aguanta por pura nostalgia porque, si te pones a mirar, la peña puede llegar a tales niveles de relax, y de hacer o decir lo que a cada uno le apetece “porque hay confianza” que, como bien dice el refrán, da asco.
No hay nada peor para la convivencia que hacer y decir lo que a cada uno le apetece. En el momento en que creemos que tenemos tanta confianza con alguien como para decirle cualquier cosa o para gastarle cualquier broma, la hemos cagado. Esto debería ser el dogma número uno en la amistad, en la familia, en el trabajo y en toda relación.
Podemos tener la sensación de que la confianza es un bálsamo que propicia el desahogo, la profundidad, las confidencias, el apoyo mutuo y, en definitiva, la felicidad, pero, ¿compensa la contrapartida? Porque en toda relación humana los lazos de la consideración debida se aflojan a medida que aumenta el conocimiento mutuo y se van sabiendo al dedillo los recovecos y los puntos débiles de los demás. Las normas de respeto se desbaratan cuando empezamos a dar por sentado que como este tío es amigo nuestro está obligado a aguantar nuestra pesadez y nuestras tonterías cuando nos dé la gana.
Probablemente la clave esté en la asiduidad que antes he citado. Ninguna relación debería ser tan asidua, tan promiscua si se quiere, como para hacernos perder las valiosas formas que deberían presidir, ¡también!, una charla con nuestros padres o una timba con los colegas. Hemos perdido las formas para todo y así nos va, pero una saludable distancia, una frialdad medida, una "barrera sanitaria" pueden ser el antídoto ideal contra los excesos, sin necesidad de perder ni un ápice de frescura ni de cariño.
15 comentarios:
cómo no estar de acuerdo. Perder el respeto y la educación no tienen nada que ver con la confianza. De hecho, la fortaleza de unos apuntalan la otra.
Creo que estas cosas dependen bastante de la forma de ser de cada persona. En todo grupo de amigos siempre hay uno o dos individuos que son más dados a llevar la confianza hasta sus límites, pero mientras los "prudentes" sean suficientes en número como para mantener a raya sus gansadas, no hay de qué preocuparse.
Por suerte, la reprobación por parte de la mayoría es todavía un poderoso instrumento de control social.
Toma nota de mi Neri, que siempre mantengo la prudencia, la distancia de seguridad y no me tomo ninguna confianza, que no fuera menester tomarse..
No puedo estar más de acuerdo contigo...hay personas que se vuelven desconsideradas por la confianza y realmente pueden con tu paciencia, tratas de callar por educación o por no montarla y finalmente se te montan, te toman la medida y estás perdida..porque tu callas para evitar conflictos y al final te pueden....la prudencia agota yo últimamente lo estoy y bastante...al final podrán conmigo..
El respeto es lo que nunca se debe perder en cualquier relación de amistad, se puede tener amigos durante muchos años sin caer en el coleguismo y en el exceso de confianza.
Se dice que "la confianza da asco" en referencia a la falta de respeto en las relaciones habituales y a la amistad mal entendida.
Felicidades por su artículo.
Es manejar bien la confianza para que no se vaya de las manos pero es verdad que a veces una cierta distancia por ejemplo con la familia política puede ser muy sana.
Es un tema complicado porque los límites de la confianza los pone cada uno, y es difícil saber donde están los de los demás, si una persona es prudente se dará cuenta de si se ha colado por las reacciones, pero hay gente que desde luego no nota nada.
Yo sé que tu te refieres a situaciones extremas de esa gente que llega a ser maleducada, pero a veces por cualquier tontería ya nos creemos que nos están cogiendo el brazo. Quizás la solución con esta gente está más bien en sabernos poner serios si toca en un momento y cortarles a tiempo si es algo personal. Es decir, que la gente sepa que uno va de buen rollo pero sin colarse con las bromas.
Hola: Soy nuevo en este blog. He entrado porqueme ha gustado su nombre y el título de la entrada.
Acuerdo total en todo. Resaltar el pasaje en que hablas de lo grato de los principios de cualquier relación. Ese es el espíritu que encierra la solución. Y fenómena la sugerencia de evitar la asiduidad excesiva.
Algunas "alarmas" ante las que reaccionar: A) Cuando se empieza a calificar al otro con total "confianza" ("escúchame boquerón", "tú a tu bola siempre",
"si no fuera porque te quiero...") es fácil pasar del calificativo al juicio del otro, y ser juzgado es lo que peor soportamos (porque es injusto de suyo). B)Cuando empieza a relajarse la solidaridad y a contar demasiado con los demás para cosas que corresponde a uno hacer: demasiados favores, demasiadas confidencias, algún préstamo de dinero poco justificado,... En suma, cuandoempieza a instrumentalizarse al otro.
José Luis
Bienvenido, José Luis. Totalmente de acuerdo con usted: el problema empieza cuando la confianza permite hacer juicios de valor sobre los demás a la cara.
Zorro, es interesante esa interrelación que sugiere usted entre respeto y confianza, pero no sé yo. La confianza no crece con el respeto sino con el trato y el roce.
Me gusta la palabra "coleguismo" que ha empleado Antonio y en el sentido que la ha empleado; y la solución de Aprendiz.
José Luis, no te conozco de nada pero una cosa te digo:
Tabaco=caca
Para que no te falle el riego por goteo o aspersión en ningún lugar del organismo, digo, :).
Welcome to the pluma.
Thank you, Elena.
I know, I know, the snuff is the worst. I'm going to therapy, I buy books, ... I've ever made, but ... then come back. I'm sick and very angry at my weakness.
José Luis
YES YOU CAN!
You have nothing to lose but your chains!
¡Menudas cadenas, Elena!
Sé que se puede porque algunos pueden, así que mi esperanza es solo estadística. Lo intentaré no obstante.
José Luis.
Acabo de conocer tu blog y ya me lo he apuntado como uno de los que pienso seguir, desprendes mucha franqueza y que dices lo que piensas, a la vez humanidad y buenos sentimientos.
Sobre este tema por ejemplo lo que he aprendido es que un corte a tiempo te quita muchos problemas. Jamás la sinceridad debe ir por delante del respeto. Saludos
Gracias, Interruptor, y bienvenido.
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