Justo el año anterior a que Aznarín la liquidara definitivamente, en un momento en que me venía fatal en todos los sentidos y guiado nada más que por mi fe ciega en los valores de la milicia, en un ejército popular y en la instrucción militar de todos los varones, me fui a hacer la mili.
Pude haberme librado sin problema objetando, pero jamás se me pasó por la cabeza. Muchos conocidos de mi quinta que se acogieron a este derecho de conveniencia más que de conciencia se escaquearon al final tanto del servicio como de la prestación social sustitutoria.
Hasta entonces casi no había tenido contacto con militares, y, pese a mi actitud de crítica casi ideológica al mercenarismo del actual Ejército Español y a su proceso de profesionalización, en el fondo de mi corazón albergaba una imagen idealista de soldados patriotas, aguerridos y disciplinados que tal vez algún día tendrían cojones para entrar de nuevo en el Congreso, pegar unos tiros y patear el culo a la recua de maleantes que se reúnen en la Cámara.
¡Qué inocencia!
Al poco de llegar, con el uniforme recién estrenado, nos llamó el Capitán a los universitarios de la Unidad para hacernos una entrevista a cada uno sobre el destino que preferíamos y nuestras expectativas en la mili. A mí todo esto ya me pareció repugnantemente democrático, pues no esperaba que nadie me preguntara sobre mis gustos, pero lo que más me sorprendió fue sin duda cuando, tras interrogarme sobre mi carrera y mi ocupación actual, el joven oficial me soltó:
- Pero hombre de Dios… ¿Por qué no ha objetado usted?
Mis esquemas se rompieron en un segundo y me pregunté qué clase de maricón comunista habían nombrado capitán en ese cuartel. Casi grité, bien cuadrado:
- ¡No tengo nada que objetar, mi capitán!
El tío se descojonaba.
En los nueve meses siguientes comprobé de sobra que sí había muchas, muchísimas cosas que objetar a la mili. En esos nueve meses, ni un solo militar, en ninguna teórica, me habló ni una sola vez de la Patria, ni de España y su Unidad, ni de la bandera. Me di cuenta del preocupante porcentaje de gañanes, bestias pardas y viciosos de toda índole que pueblan las filas del Glorioso Ejército. Viví situaciones de caos completamente surrealistas, por no decir de locos. Escuché a varios suboficiales de oficina decir: “yo no soy militar; yo soy funcionario del Ministerio de Defensa”. Y me pasé las mañanas tocándome los huevos, sin nada que hacer, escuchando procacidades y viendo fumar porros a la peña, por no hablar de las legendarias maniobras en Zaragoza en las que se simulaba una misión de paz y me tocó hacer de civil tuberculoso durante quince días, con una mascarilla y una camiseta blanca de la Cruz Roja.
¡Me acabé cagando en el Ejército entero! Menos mal que pude aprovechar para estudiar en una oficina y tuve el privilegio de conducir vehículos acorazados (esta es otra historia…)
De aquellos meses guardo, sin embargo, algunos buenos recuerdos. Me admiró de los militares profesionales jóvenes su espíritu de superación a través del estudio (siempre se están formando para mejorar) y su afición al deporte y al ejercicio físico. En cuanto a la mili en sí, me resultó en su conjunto una experiencia enriquecedora, y no por la formación castrense recibida, sino porque me puso en contacto con personas de muy diferente condición y mentalidad a la que yo había conocido hasta entonces, lo que me permitió salir un poco de mi burbuja estudiantil y urbana. Casi todos los reclutas venían de pueblos remotos y algunos hasta desconocían la existencia de la objeción. Ellos me hicieron conocer otras perspectivas y otros problemas, y entender un poco más España.
Pude haberme librado sin problema objetando, pero jamás se me pasó por la cabeza. Muchos conocidos de mi quinta que se acogieron a este derecho de conveniencia más que de conciencia se escaquearon al final tanto del servicio como de la prestación social sustitutoria.
Hasta entonces casi no había tenido contacto con militares, y, pese a mi actitud de crítica casi ideológica al mercenarismo del actual Ejército Español y a su proceso de profesionalización, en el fondo de mi corazón albergaba una imagen idealista de soldados patriotas, aguerridos y disciplinados que tal vez algún día tendrían cojones para entrar de nuevo en el Congreso, pegar unos tiros y patear el culo a la recua de maleantes que se reúnen en la Cámara.
¡Qué inocencia!
Al poco de llegar, con el uniforme recién estrenado, nos llamó el Capitán a los universitarios de la Unidad para hacernos una entrevista a cada uno sobre el destino que preferíamos y nuestras expectativas en la mili. A mí todo esto ya me pareció repugnantemente democrático, pues no esperaba que nadie me preguntara sobre mis gustos, pero lo que más me sorprendió fue sin duda cuando, tras interrogarme sobre mi carrera y mi ocupación actual, el joven oficial me soltó:
- Pero hombre de Dios… ¿Por qué no ha objetado usted?
Mis esquemas se rompieron en un segundo y me pregunté qué clase de maricón comunista habían nombrado capitán en ese cuartel. Casi grité, bien cuadrado:
- ¡No tengo nada que objetar, mi capitán!
El tío se descojonaba.
En los nueve meses siguientes comprobé de sobra que sí había muchas, muchísimas cosas que objetar a la mili. En esos nueve meses, ni un solo militar, en ninguna teórica, me habló ni una sola vez de la Patria, ni de España y su Unidad, ni de la bandera. Me di cuenta del preocupante porcentaje de gañanes, bestias pardas y viciosos de toda índole que pueblan las filas del Glorioso Ejército. Viví situaciones de caos completamente surrealistas, por no decir de locos. Escuché a varios suboficiales de oficina decir: “yo no soy militar; yo soy funcionario del Ministerio de Defensa”. Y me pasé las mañanas tocándome los huevos, sin nada que hacer, escuchando procacidades y viendo fumar porros a la peña, por no hablar de las legendarias maniobras en Zaragoza en las que se simulaba una misión de paz y me tocó hacer de civil tuberculoso durante quince días, con una mascarilla y una camiseta blanca de la Cruz Roja.
¡Me acabé cagando en el Ejército entero! Menos mal que pude aprovechar para estudiar en una oficina y tuve el privilegio de conducir vehículos acorazados (esta es otra historia…)
De aquellos meses guardo, sin embargo, algunos buenos recuerdos. Me admiró de los militares profesionales jóvenes su espíritu de superación a través del estudio (siempre se están formando para mejorar) y su afición al deporte y al ejercicio físico. En cuanto a la mili en sí, me resultó en su conjunto una experiencia enriquecedora, y no por la formación castrense recibida, sino porque me puso en contacto con personas de muy diferente condición y mentalidad a la que yo había conocido hasta entonces, lo que me permitió salir un poco de mi burbuja estudiantil y urbana. Casi todos los reclutas venían de pueblos remotos y algunos hasta desconocían la existencia de la objeción. Ellos me hicieron conocer otras perspectivas y otros problemas, y entender un poco más España.
Por lo demás, mejor que no nos invadan los marroquíes...
(Sigo siendo partidario del Servicio Militar Obligatorio, por supuesto con otro enfoque y sin posibilidad de objeción de conciencia)
(Sigo siendo partidario del Servicio Militar Obligatorio, por supuesto con otro enfoque y sin posibilidad de objeción de conciencia)
29 comentarios:
Me tenéis que ayudar entre todos.
Como la mayoría ya sabéis, el Rebuznómetro tiene instituido el premio "Libertad de expresión en la red" que en años anteriores fue otorgado por votación popular a José Luis de Valero y a Caballero ZP.
Desde hoy, y hasta el día 1 de Febrero, todo aquel que lo desee puede proponer el Blog que considere merecedor del premio para posteriormente someterlo a votación.
Gracias por vuestra participación.
Saludos.
Jajaja, a mi me pasó algo parecido. No me hizo ni puta gracia ir a la mili pero ahora reconozco que fue una experiencia enriquecedora. Recomiendo la mili a los haraganes más jóvenes que yo que se quejan de todo en el trabajo. ¡Qué flojos, Dios mío!
Un saludo
¿Hizo la mili en Caballería Sr.Neri?
Civil tuberculoso....que me escojono.Eso te pasa por ser tan...guapo.Si te hubieran pillado ahora to musculizado por tus horas de gimnasio te hubieran dado el papel de geiperman.
La mili era una vergüenza y una carga inútil que arrastraba el país.
Ahora bien, te voy a decir una cosa en serio:siempre admiré tu coherencia personal y vital,(muy por encima de la media). Cuando me enteré de que te ibas a la mili en plena preparación de oposiciones me quedé acojonado. Pensé este tipo está definitivamente loco. Pero que cojones tiene para ser fiel a sus ideas.
Yo no lo hubiera hecho en la puta vida.
Que tengas buena mañana, tuberculoso.Si, si, con 23 añitos y sin gafas....
Brujo, me cisco en usted, canalla. Tuberculoso lo parecería usted. Me tocó ese papel en el reparto por pura casualidad.
Por cierto, para decisiones coherentes y hasta heroicas la del Subdire. Si quiere que cuente él lo que hizo estando ya trabajando y una vez desaparecida la mili obligatoria... Pero es que al Subdire le gustan los militares más que a un tonto una tiza.
Marian, estuve en Caballería y otra cosa buena es que aprendí su bonito himno: "Caballero españo, centauro legendario"...
Casualidad dice....Lo mismo dice Enrique San Francisco cuando le llaman para interpretar a un colgao.El sargento chusquero de turno, que tenía mala ostia.
Por cierto auguro hoy la presencia en nuestras filas del célebre Capitán Hamburguesas, si no está muy liado claro.Como de la casulidad que esté de vacaiones nos honrará con su presencia y me pedirá una whopper.
Mi marido también hizo la mili en caballería, unos 4 o 5 años antes que usted.
Si nos invaden los moros como usted dice lo tenemos jodido. Corro bastante más yo detrás de los niños que los militares profesionales que tenemos ahora mismo. Y no hablo de oídas que los veo todos los días a las 8 INTENTANDO correr por el pinar.
Así que al subdirector le gustan los militares... Vaya, vamos a tener alguna cosa más en común de lo que pensaba...
Bromas inocentes aparte, el artículo del Sr. Neri demuestra una vez más que casi todos los conceptos e ideas, aunque sean en apariencia puros e indiscutibles, al final siempre hay que pasarlos por el tamiz de las circunstancias y las personas. Y lo mejor de todo es que después de ese filtro, como también se pone de manifiesto en el post, se consigue mejorar y enriquecer tanto a la idea como a las personas.
Aunque no hice la mili, no me habría importado para nada. Yo me libré por un problema médico, pero realmente no debería de haberme librado. Tan antimili era la sociedad en aquel entonces, que cuando fuí a mi traumatólogo para decirle que me hiciera un certificado médico para el reconocimiento médico de la mili, sin pedirle ningún tipo de favor ni de jugarreta, y sin expresarle en ningún momento idea alguna que sugiriese intención de libranza, mintió como un bellaco, de lo que me dí cuenta al llegar a mi casa. Por ese certificado engañoso no la hice y ciertamente estoy seguro que habría agradecido el hacerla.
Estoy con Aprendiz de brujo, tenía usted pinta de tuberculoso por aquella época, le clavaron el papel.
A mí me gustaría que siguiera habiendo mili, tenerme que casar con un hombre que no la haya hecho... ¿¿qué historietas le va a contar ese hombre a mis hijos con todas las que me he tragado yo de mi padre??
Por cierto, mi padre la hizo en Valladolid, y en mi numerosa colección de posavasos tengo de varios bares de allí.
Teutates, ¿seguro que se lbró de la mili por la rodilla y no por no llegar a la estatura mínima como le sucedió en el Cuerpo Nacional de Policía?
Yo a estas alturas tendría que estar en la mili si no la hubieran quitado.
Como suele pasar, algo bueno acaba degenerando en algo malo.
yo me libré por cegato, ni me alegré ni me entristecí,
mi amigo S. estuvo en artillería y el día de la jura cada uno iba por su lado. Fue lamentable.
Mi amigo N. sólo estuvo tres días en el cuartel (por enchufe)
R. hizo la prestación social sustitutoria en Protección Civil, 13 meses conduciendo una ambulancia junto a dos heavys. Cerró los ojos de algún accidentado y salvó la vida de algún otro.
J.F. del que temíamos que no durara ni un día en el cuartel, casi se reengancha.
Mi amigo C. estuvo en la Marina. Grandiosa jura de bandera en S.Fernando. Oír la Salve saliendo de 3.000 gargantas fue una experiencia realmente hermosa. J. también estuvo en un barco. Decía que en las bodegas del buque iban y venían miles de cajetillas de tabaco.
L. estuvo en la Guardia Real. Nos contaba que la familia real es de traca. No tenía vocación pero le pagaban.
Los hombres de ahora ya no son como los de antes entre otras cosas porque ya no hacen la mili. La mili era un buen sitio para espabilarse, para aprender disciplina, respeto y para muchos ver mundo y como dice Neri salir de su burbuja. Asi estan los adolescentes de ahora.
Probablemente hace años era una buena oportunidad para mucha gente, la mayoría de salir de su terruño y ver otras cosas y espabilarse. ¿Pero ahora?
¿Por disciplina? eso se debería enseñar e inculcar desde pequeño en la escuela y demás, no una disciplina militar, pero disciplina, no creo que sea necesario ir a pasear un uniforme, que en la mayoría de los casos se ve de todo menos disciplina.
Además, es mucho más eficiente un ejército profesional con gente que quiere prosperar a base de su esfuerzo, con una preparación cercana a lo que debe ser en un ejército moderno, que por cierto requiere más recursos.
Algún comentario tonto de si viene los moros, supongo que es una gilipollez para darle más gracia a lo que se escribe.
Yo hice la mili algo depués del golpe Tejero - Armada y otros más. En un mal momento personal -digamos que me dejó mi novia de aquella época- y me tocó Baleares, primero el campamento de reclutas y a continuación en la Policia Militar. Allí nos destinaban a los físicamente grandotes y con un mínimo nivel de estudios, o sea, al menos con el graduado escolar.
Tengo una opinión distinta de la del Sr Neri sobre los militares, no observé esta dejación y falta de espíritu que comenta. Por supuesto, la policía militar no es un cuerpo de combate, su finalidad no es combatir, sino hacer que los que sí deben combatir lo hagan, y el método es que tengan más miedo de la policía militar propia que del enemigo. Esto en estado de guerra, pero algo queda cuando hay paz. Todos los militares de carrera que conocí eran muy profesionales, y completaban la formación militar con carreras civiles.
Un tema muy interesante, Sr. Neri y que admite muchos, muchísimos matices. Intentaré ir por partes sin dejarme demasiado en el tintero:
* En su día, y aún hoy, me pareció admirable que usted, a falta de un año para librarse definitivamente, no objetara o se apuntara a un máster para tener un año más de prórroga y librarse definitivamente.
* También es cierto que no muchos seguirían su ejemplo en esos últimos años, lo que quizás implicara que los reclutas que compartieron campamento con usted fueran de lo peorcito -intelectualmente, claro- que se pudiera encontrar en toda la historia del Servicio Militar.
* En cuanto a lo de que el Capitán se interesase por la expectativas de cada uno y el puesto que más de adaptase a sus condiciones... Pues que quiere que le diga, me parece lo más óptimo. ¿Se imagina lo que habría sucedido si le hubieran enviado a la cocina y usted hubiera cocinado su famoso arroz a la mierda? Lo que no entiendo es cómo le enviaron a conducir TOA's.
* Quizás usted no viera en su cuartel espíritu de patriotismo. Yo también he conocido mercenarios en diversos cuarteles a los que la España les importa un bledo.
* Pero también he conocido y conozco auténticos patriotas y he escuchado en los comedores -y es falta muy grave- todo tipo de comentarios contra el Gobierno y cosas muy muy muy ilegales. Usted ya me entiende.
* En este respecto, el Ejército es un reflejo, tamizado eso sí, de una sociedad que, en el caso actual está podrida.
* Usted también se ha educado entre religiosos. ¿Todos los que conoció eran piadosos, rectos, austeros, sinceros y ejemplares? ¿No conoció a ningún religioso-mercenario? ¿Cree que los colegios religiosos tienen como primera prioridad educar buenos cristianos o que son, principalmente, un negocio? ¿A que eso no desacredita a la Iglesia o al Cristianismo? Pues lo mismo.
* De la misma forma, también conozco mucho funcionarios, una mayoría incluso, que son unos sinvergüenzas y unos acomodados. Pero también conozco a otros sin parangón en la empresa privada. Un reflejo de la sociedad, sin más.
* ¿Qué hay gente quemada? Por supuesto. Imagínese durante años siendo sargento y tratando, año tras año, sin medios suficiente, con reclutas que no quieren estar allí. Tener que mandar pelotones, no de doce hombres, sino de cuarenta, sin prácticamente nadie que le ayude. Unidades en las que se mezcla gente variada -muchos criminales de hecho o en potencia- unidos en su mayoría por la idea de escaquearse lo antes posible. Seguramente terminaría quemado y recurriendo, por salud mental, a una mentalidad funcionarial exclusiva. A mí me pasa y sólo llevo tres trienios.
*A pesar de todos los defectos del Ejército, en él he encontrado a gente muy difícil de hallar en otros lugares. He visto a logsianos sin sangre salir transformados en sólo tres meses. He conocido a gente que también manejaba, como concepto cotidiano, las ideas del honor, el patriotismo y el sentido del deber. Algo, como digo, muy difícil de encontrar.
* Creo que la formación castrense, con todos los valores que conlleva y como actitud vital, es imprescindible en la educación de todo ciudadano.
* La defensa nacional debe comprometer a todo español, al margen de la existencia de un Ejército Profesional bien dotado y cualificado. De esta forma, el servicio militar no sólo debería ser obligatorio -tomando como ejemplo el modelo de Suiza o incluso de Israel- para ambos sexos y sin posibilidad de objeción sino que la formación militar debería inculcarse desde la escuela.
Y sigo aburriendo a los lectores:
Sr. Neri. ¿Como puede decir que me gustan los militares? Me gusta la milicia. Aunque hay cada soldadA profesionalA de toma pan y moja que no vea.
Tetuates. En su época el sr. Neri no tenía pinta de tuberculoso. A lo sumo de sifílitico homosexual... Y eso que en el cuartel debía hacer carreras de 10 kilómetros al día.
Perro Viejo. Es cierto, hay militares profesionales que no pueden ni con el culo. Pero he conocido a gente -en las unidades operativas casi todos- que son autéticos atletas. Gente que hace el IronMan, que corre los cien kilómetros o que superan las 100 flexiones de suelo y las 25 dominadas (yo sólo hago 7).
Aprendiz Si quiere usted casarse con uno que haya hecho la mili tendrá que buscarse a uno muy muy mayor.
Y para terminar mi rollo. Fíjense si srive de algo la formación militar:
* No es por nada, pero con el uniforme de paseo (ahora de representación) y la gorra de plato gano muchísimo.
* Ayer pinché de camino al trabajo... Gracias a mi habilidad cambiando las ruedas de los Vehículos de Exploración de Caballería (VEC) todo fue coser y cantar. ;-) Es coña.
* He aprendido frases que siempre son útiles en la vida civil:
- "Las excusas y las opiniones son como el culo. Cada uno tiene el suyo, no quiere oler el ajeno y sólo sirve para cagar".
- "Es que, es que... ¡¡¡Es que leches!!!"
- "Al enemigo por el culo y al indiferente, la legislación vigente".
Apunte éste Sr.Subdire:
"Paso corto, vista larga y mala leche"
Lo apunto, señorita, y lo usaré, "mirando al estúpido infinito".
Señora!!!
Yo lo uso cada dia. Todo un clásico!
Lo que usted diga, señoooooraaaaaaa!!!!.
Claro que sí Subdirector no los hay buenos, los hay buenísimos, uno de mis mejores amigos estuvo entre ellos.
Subdire, yo ya tenía destino asignado cuando salieron las listas del reemplazo y por eso no entendí la entrevista.
Yo no fui a la mili por edad, ya no me pillo, un año antes la habian suprimido, pero lo que dices no me sorprende en absoluto, he escuchado testimonios similares.
Tu ideal e imagen sobre la mili y el ejercito si que existio en un tiempo, pero de eso hace al menos 35 años.
Con la transicion y sus años posteriores cambiaron muchas cosas, y en el ejercito donde mas, bajo ningun concepto se debia dar cabida a militares patriotas y aguerridos...
¡Faltaria mas! No hubiera sido que les saliera otro general y les jodiera el chiringuito.
Al fin de al cabo la transicion fue el pistoletazo de partida para desmembrar a España, el franquismo solo fue un parentesis impuesto.
Hay que aeptarlo, España es la que es y esta como esta gracias a los politicos y a su pueblo que en la politica se representa quintaesenciado.
Buenos días. A su articulo tengo que objetar tan solo la parte de ''maricon comunista''.. ¿Qué tiene que ver lo de comunista? ¿Esque acaso los comunistas de España por genética somos independentistas y deseamos la ruptura de España? ¿Como osas comparar a nosotros los comunistas con esa panda de sinvergüenzas, cara duras, canallas de comunistas de sopa nacionalistas catalanes y vascos que se hacen llamar de izquierdas, cuando son niñatos de papa que jamás han sabido lo que es trabajar por su pueblo y por la patria? Yo soy comunista y amo a España, al igual que el 90% de los comunistas y/o izquierdistas que conozco. Ojo, si me quiere insultar, llámeme progre o socialista. Yo ante todo soy un rojo, un rojazo, un rojo Patriota, amo a España y amo el Servicio Militar Obligatorio. Lo que ha de mover al ejercito es la obediencia, disciplina, amor a la patria, valores humanos conjugados con valores patrióticos, extrema humildad y austeridad, etc. Como comunista no podía estar mas de acuerdo con su articulo, pero sobra lo de ''maricon comunista''. Fíjese usted, los comunistas como yo odiamos a muerte a estos perroflautas, politicos de sopa, caras duras que se hacen llamar de ''izquierdas'' y que a costa de los buenos y patriotas Españoles hunden a la patria. Salud, viva España con honra y viva la Republica.
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