viernes, 8 de enero de 2016

LA ABUELA




No me resisto a compartir una anécdota muy poco edificante pero impagable del reciente viaje de negocios que ha hecho un amigo mío a Cuba.

Aeropuerto de La Habana. Mi amigo busca un taxi que le lleve al hotel. Coge uno pilotado por un negrito sabrosón, obeso, con camiseta de tirantes y gorra de béisbol puesta del revés. Nada más saber que es español, le guiña un ojo a través del retrovisor: 

  Se follará a una mulata, ¿eh, amigo? Venir a La Habana y no singarse a una mulata es como no venir, ¿eh?

Mi amigo se echa a reír y le sigue el juego: 

 Pero bueno, vamos a ver, ¿aquí en La Habana se puede o no se puede follar gratis?

Están justo en un semáforo y el taxista se gira completamente hacia el asiento de atrás y exclama todo encendido: 

  ¿Gratis? ¡Gratis ni mi abuela!

3 comentarios:

Tábano porteño dijo...

Hace unos años fue bastante ruidosa la declaración de Castro, refiriéndose a las jineteras, de que en Cuba "hasta las prostitutas estudian"; palabras que muchos sospechamos cínicas porque lo más probable fuera obviamente que en realidad las estudiantes se prostituyeran por sumar algún dólar a los paupérrimos patrimonios. Pero lo más triste es que quizá lo hagan no por necesitarlo realmente para subsistir (probablemente sea cierto que el Estado cubre las necesidades alimentarias elementales de la población), sino porque el régimen les enseña que la felicidad está en lo material (más allá no hay nada), y a lo material se accede mucho mejor en USA o en todo caso mediante su verde y potente divisa.

Un informe revisionista sobre la prostitución en la isla aquí:

http://profesorcastro.jimdo.com/c%C3%B3mo-fidel-castro-miente-sobre-la-prostituci%C3%B3n-en-cuba/

El último de Filipinas dijo...

Habría que saber si la prostitución estará incluida en el IPC de la isla.

Al Neri dijo...

Me ha gustado el matiz de Tábano, que nos recuerda la importancia del lenguaje y de la forma de exponer las realidades, ya que no es igual decir que hasta las putas estudian que explicar que hasta las estudiantes se prostituyen. El hecho quizá es el mismo pero la forma de exponerlo arroja conclusiones opuestas.