domingo, 4 de octubre de 2015

IMPASIBLES




No me gustan las personas que dejan traslucir continuamente su estado de ánimo, que no pueden disimular ante los demás su tristeza, su alegría, su ira o su frustración. Para mí, el pilar más importante de la estabilidad emocional es ser capaces de llevar a cabo nuestras obligaciones cotidianas, relacionarnos en el día a día con nuestros compañeros, amigos y familiares, sin que nuestro desaliento o nuestro júbilo interfieran más de lo debido. Al engranaje diario e imparable del mundo le importa muy poco cómo nos sintamos, y así debe ser.

La sensibilidad es un arma de doble filo que acaba rebanándonos el cuello cuando se desborda. Ese jefe que se muestra irritable en la oficina los días que discute con su mujer, ese colega que el viernes se puso impertinente tomando cañas porque había tenido un mal día en el curro, esa novia que te da la noche después de una bronca con sus padres, ese cuñado tristón al que todos tienen que preguntar “qué te pasa” en una cena familiar, esa madre que da un azote al crío solo porque está nerviosa, esa compañera que hace una porquería de informe porque su hija tiene fiebre…  Todos ellos incumplen su deber con el prójimo y con el tiempo terminarán pagando la elevada factura de su debilidad. 

La vida es un camino tortuoso que se recorre más fácilmente con el gesto impasible, y las relaciones humanas son un complejo artilugio que jamás funcionará bien si no tenemos la generosidad de enterrar nuestras emociones aunque sea a ras de suelo. 

Merecen mi mayor admiración quienes son capaces de apartar la mirada de su ombligo y de neutralizar a discreción sus risas y sus lágrimas para cumplir con su deber, servir a los demás o alcanzar metas más importantes que ellos mismos.

9 comentarios:

Tàbano porteño dijo...

Pero sí que debe ser difícil mantener el gesto impasible en ciertas circunstancias.

"La candente mañana de febrero en que Beatriz Viterbo murió, después de una imperiosa agonía que no se rebajó un solo instante ni al sentimentalismo ni al miedo, noté que las carteleras de fierro de la Plaza Constitución habían renovado no sé qué aviso de cigarrillos rubios; el hecho me dolió, pues comprendí que el incesante y vasto universo ya se apartaba de ella y que ese cambio era el primero de una serie infinita."
(comienzo de El Aleph, de J. L. Borges).

Aprendiz dijo...

Estoy de acuerdo Al Neri, aunque también entiendo que las personas a veces pasan épocas complicadas en las que quizás les resulta difícil ese control emocional. Las generaciones que llegan no tendrán tu admiración, ya que han ido creciendo con los sentimientos a flor de piel, con padres que aplauden la sensibilidad de sus hijos, frente a los de antes que te hacían sentir "ridículo" si llorabas por una tontería, como que se te hubiera muerto tu pececito, o que se hubieran metido contigo en el cole. El control emocional supone un trabajo que hay que educarlo desde pequeño. Y aun así, el equilibrio perfecto poca gente lo consigue, porque también influye el temperamento de cada persona.

Nago dijo...

No estoy muy de acuerdo con usted. Pero me gusta el último párrafo. Con los "moñas" no vamos a ninguna parte, no ayudan nada y nada hacen por nadie. Quejarse es fácil y gratuito. Echarle webos a la vida es bien distinto. Las emociones, para mí, deben quedar en el ámbito de lo privado. Y en silencio.... hacer más y llorar menos.

Estar siempre happy flower, tampoco se ajusta a la realidad en la vida de nadie.

Nago dijo...

Imagínese, ¿quién querría trabajar con un hombre demasiado impulsivo; con una desequilibrada que se pasa el día como en un tiovivo?

Sí, su último párrafo, es muy bueno.

alco dijo...

Veo que se tomó muy en serio la de "impasible el ademán" de la canción falangista. En algunas versiones etílicas pasaba a "impasible el alemán", aunque no tuviera mucho sentido.
Como ya han comentado antes, la educación actual va en sentido contrario, dar rienda suelta a las emociones. Supongo que la virtud debe estar en algún punto medio.

Nago dijo...

Además, los malos modos y la impulsividad desmedida, suelen provocar una reacción en cadena que pa' qué... Por tanto, siempre es mejor permanecer templado. Tiene uno más tiempo para reflexionar y no cometer errores.

Al Neri dijo...

Gracias a todos. Estas semanas ando muy liado con muchos temas.

Gazmoño dijo...

Antes de nada, quisiera comentar fuera de tema otro asunto. Yo en todos los ámbitos de mi vida uso siempre el tú infomal en vez del usted de cortesía. Se me hace raro hablar de usted y lo encuentro frío y distante. Sin embargo veo que aquí todos os tratáis de usted y eso me está planteando una duda, si lo conveniente es usar la misma costumbre y hablar a todos de usted, salvo si alguien me autoriza a tutearle, o pediros disculpas por seguir mi propia costumbre de tutear en plan somos todos compañeros y todos somos iguales, y si alguien prefiere que le hablé de usted sólo tiene que decírmelo.

aunque me cueste optaré por usar el frio y aséptico formalismo del usted y de señor o señora, y pediré permiso individualmente para tutear. En el caso del autor del blog, ¿uste señor Al Neri, me autoriza a tutearle?

Un ultimo off-topic, Al dictarle al programa de reconocimiento de voz Siri: "me autoriza usted a tutearle?" Me ha escrito en su lugar: "me autoriza usted a putearle?" Como para fiarse de Siri, y eso que es una técnica de reconocimiento de voz con bastantes años de desarrollo y perfeccionamiento a sus espaldas, que El Cortana que trae incorporado el nuevo Windows 10, como será?

Me he ido completamente del tema, el artículo IMPASIBLES que nos ocupa, hace una serie de reflexiones que yo mismo me he hecho muchas veces, pero como soy de darle tantas vueltas a todo, me parece que muchas más de las necesarias, también he pensado si yo mismo no soy demasiado estirado y frío, y demasiado intransigente con las personas que llevan la emotividad a flor de piel.

Una amiga mía íntima tras ciertas circunstancias vitales, ha dado un cambio muy radical de ser una persona moderadamente afectiva y emotiva a exteriorizar continuamente y de una manera excesivamente exagerada, más conmigo que tiene confianza que con los demás, y la verdad es que agota.

Me ha hecho sonreir la alusion del señor arco a la cancion falangista "Impasible el ademan". en lo personal yo me permito a mí mismo ser imperfecto, cada vez me relajo más en mis propias exigencias, y sin embargo a los demas creo que les estoy aplicando la regla inversa. Uf, que dificil es todo!

Al Neri dijo...

Gazmoño:

El usted en La pluma viperina.