Los empresarios de hostelería de mi ciudad me parecen unos mafiosos y unos sinvergüenzas.
De cuando en cuando en mi ciudad se celebra algún sarao gastronómico extraordinario organizado por empresas foráneas. Por ejemplo, hace meses pusieron en la Plaza de Toros el MarisGalicia, una especie de carpa itinerante que ofrece durante una semana o así los más deliciosos productos gallegos. Y este fin de semana se está desarrollando en un recinto ferial un evento cultural relacionado con la Feria de Abril andaluza, en el que habrá actuaciones, romerías, concursos de sevillanas y, naturalmente, tapeo a gogó regado con fino y manzanilla.
Pues bien, de estos acontecimientos tan interesantes, que tienen la virtud de romper la monotonía del ocio local y permitirnos disfrutar de cosas nuevas, nos solemos enterar por el boca a boca, o través de carteles o folletos promocionales de la organización, porque lo que es la prensa de aquí no dice ni Pamplona o, como mucho, hace alguna leve referencia en letra pequeña y escondida en las páginas interiores.
De esta Feria de Abril de la que hablo, y a la que pienso acudir mañana para degustar pescaíto frito, la única noticia que ha aparecido en el mayor periódico local ha sido en relación precisamente con las airadas quejas que la Agrupación de Hosteleros de la ciudad ha dirigido al Ayuntamiento por los perjuicios que estas celebraciones causan a sus intereses. Según ellos, estos festejos importados les hacen muchísimo daño, y el alcalde debería prohibirlos terminantemente.
Pero vamos a ver, ¿de qué va esta panda de sicilianos cutres? A mi modo de ver, los hosteleros de mi tierra son una gente mezquina y atrasada que lleva años ofreciendo lo mismo y cada vez más caro. Son incapaces de renovarse y adaptarse al mercado, con honrosas excepciones como el concurso anual de pinchos. Salvo unos pocos establecimientos, ofrecen calidades muy discutibles. Fueron los que más abusaron con el cambio al euro. Son los únicos en la Región que no dan una miserable tapa con la bebida. A base de presiones políticas innombrables han obtenido el monopolio gastronómico en las Fiestas patronales, desterrando al extrarradio y machacando al final con su Feria de Día la antaño exitosa oferta de las casas regionales. Y, para rematar su talante corleonesco, han conseguido, sospecho que untando a los medios, que no se hable del MarisGalicia, de la Feria de Abril ni de ningún acontecimiento “intruso” aunque sus organizadores paguen impuestos aquí, igual que ellos, y se limiten a ejercer sus derechos en el marco de la libertad de empresa y del libre mercado en el que mis palurdos paisanos comerciantes se ciscan cada vez que les conviene (también cuando se abre una gran superficie).
Hosteleros de mi ciudad preparándose para recibir la Feria de Abril de este fin de semana |
Entendámonos, porque yo, como ya he dejado claro en numerosas ocasiones, soy muy crítico con el libre mercado y defiendo apoyar y compensar con medidas diversas al pequeño comercio, pero por favor… una cosa es amparar los intereses de los pequeños negocios familiares de aquí frente a la rapiña capitalista y otra que se cierren en banda a cualquier novedad, aunque sea de tres días de duración, y se dediquen a boicotearla salvajemente en perjuicio de los consumidores que, digo yo, también tendremos algo que decir.
Nada, que solo les falta cobrar a los andaluces que vienen este finde una cuota para “su protección”, como la Mano Negra en Little Italy a principios del siglo pasado, u obligarles a cegar el pozo y a sacar agua solo del suyo so pena de un perdigonazo de lupara, igual que en la Sicilia profunda de 1930.
2 comentarios:
Algo sé del tema, y callo.Pero tiene razón que la asociación de hostelería local es una mafia muy cerrada (fuera aparte que está escindida de la castellano leonesa, y por algo será), con vínculos sospechosos con el ayuntamiento.
Yo escuché lo de la feria de Sevilla y , lo mismo que la de Arroyo del marisco , en una entrevista en la radio, que parecía pagada por el organizador, o patrocinadores.
León se la Jiba está en guerra con esos ayuntamientos del Alfoz, y le están dando pal pelo.
En mi pueblo , de aquí a nada vienen Status Quo, y llenarán. Lo mismo en todas los saraos que montan.
Mucha chulería se gantan los hosteleros de Valladolid...apadrinados por el impresentable de Galván: que nace en verano y sale botijo.
A ver si hoy me deja escribir comentarios. No como ayer que perdí todo lo que había escrito.
Más o menos, vine a decir que no sólo los hosteleros, sino muchos pequeños comerciantes y autónomos en general, echan la culpa a la crisis y a las grandes cadenas y centros comerciales de los malos resultados de sus negocios.
Sin dejar de ser cierto en contadas ocasiones, creo que es innegable que muchos negocios iban bien porque, en épocas de supuesta bonanza, con la demanda disparada, el público admite casi cualquier categoría de servicio. Ahora, la gente mira más la cartera y, por lo tanto, se vuelve más exigente.
Así, no se admite, que el camarero te lance la comida sin mirarte, o te dé una caña mal tirada de Cruzcampo por un euro con treinta poniendo como tapa unos míseros cacahuetes.
Lo mismo sucede en otros muchos servicios y, los dueños, lejos de intentar mejorar o pensar que, si no hicieran trabajar a los empleados como esclavos, quizás estos se comprometerían de verdad con su trabajo.
Es mejor llorar y exigir al alcalde que proteja a sus ahijados.
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