sábado, 19 de noviembre de 2011

TEORÍA DE LOS PESADOS

En un imprescindible ejercicio de humildad debemos reconocer que todos, en algún momento o en algunas situaciones, llegamos a resultar pesados, pero la cuestión es por qué algunas personas concretas adquieren fama de plastas, de palizas, de cargantes, y la conservan durante toda su vida. En nuestra familia, en nuestro grupo de amigos, en el trabajo, hay uno o dos sujetos de los que todo el mundo dice que son insoportablemente pesados, que cada vez que aparecen o abren la boca, todo el mundo resopla de tapadillo, o desconecta o se larga si es posible. ¿Por qué son así?, ¿son todos iguales?, ¿qué hacen para cansar y aburrir a los demás?, ¿es justa su fama o depende de simpatías o apreciaciones subjetivas? Hoy toca analizar las características de los pesados.

La percepción de que alguien es un palizas suele tener mucho que ver con su forma de expresarse. Es muy habitual que la gente soporífera lo sea principalmente por sus escasas habilidades con el lenguaje, lo que se traduce en emplear cinco minutos y doscientas frases y circunloquios para exponer una idea que podría transmitirse en unos segundos y con tres oraciones. Son poco amenos y acaban resultando cansinos, por muy buena intención que tengan. También contribuye en gran medida a hacerse con reputación de fatigoso el tener un tono monótono o desagradable al hablar, por ejemplo voz de pito o fuertemente nasal.

Otras veces no se trata tanto de que se enrollen al decir las cosas, sino más bien de que no se callan ni debajo del agua. Me refiero a esos tipos agotadores que cuando te tomas una caña con ellos o te los encuentras en los pasillos de la oficina no paran de hablar y hablar, como una ametralladora, saltando nerviosamente de un tema a otro sin solución de continuidad y no dejándote meter baza en ningún momento. Cuando tú te propones decir algo, se les nota en la cara que no te escuchan y que están aguardando a interrumpirte a la mínima y, por supuesto, lo acaban haciendo más pronto que tarde. En cualquier conversación solo se les oye a ellos y terminan levantando dolor de cabeza y exasperando al más paciente.

También se puede ser un petardo auténtico no en función de cómo ni cuánto se habla, sino de las cosas que se dicen. Probablemente el plasta más característico es aquel que carece de la más mínima variedad de registros de conversación, empeñándose en sacar siempre los mismos temas en cualquier situación y delante de quién sea, sin atender al tipo de interlocutor o a sus gustos e intereses. Esto pasa a veces porque el pesado es un lerdo sin ninguna cultura que solo sabe conversar sobre fútbol, por ejemplo. En otras ocasiones el problema es su carácter obsesivo; sucede que algo le entusiasma o le preocupa muchísimo pero es incapaz de percatarse de que a los demás ese tema les importa un huevo. De estos últimos, yo conozco dos ejemplos de libro: un amigo mío ingeniero que siempre acaba hablando con detalle de su empresa y de su trabajo poniéndonos a todos la cabeza como un bombo, y una chica de mi oficina, muy maja, pero que cuando tuvo un bebé no hacía más que hablar de tomas, de pañales y de caquitas durante el desayuno (y así durante dos años) y resulta que desayunaba con tres compañeras solteronas. Acabaron malamente.

En esta última línea, otros dos prototipos de tío insufrible son aquel que siempre hace el mismo tipo de broma impertinente sin observar que a nadie le hace ni pizca de gracia, y el clásico obseso sexual, que en cuanto se junta a solas con otros hombres, aun sin tener ninguna confianza, no para de hacer chistes guarrindongos y de desviar morbosamente cualquier conversación para hablar de mujeres, de tetas, de culos o de sus hazañas eróticas reales o imaginarias.

Pesado también lo es alguien molesto por su comportamiento repetitivo o incómodo: el que intenta continuamente convencerte de algo cuando salta a la vista que no te interesa, el que está todo el día llamándote por teléfono y se tira siglos al aparato sin decir nada sustancioso, o el amigo con complejo de animador sociocultural, con un afán de protagonismo tan patológico que no para de organizar, sin que nadie se lo pida, toda clase de actividades, salidas, cenas y excursiones, sin dejar respirar a la peña ni un fin de semana y dando una matraca de cuidado para conseguir asistentes a sus eventos. Este último especimen, por cierto, a menudo cumple una función social inestimable.

Pero como he insinuado al principio, el concepto de plasta no siempre es objetivo y ser catalogado como tal puede llegar a ser un acto tendencioso motivado por la mala intención o por intereses o antipatías personales. A veces resulta que alguien no nos cae bien o no nos gusta que hable de determinados temas o nos diga determinadas cosas que tiene todo el derecho a decirnos, y entonces buscamos la complicidad de los demás para ponerle la etiqueta de estomagante, a fin de restarle crédito o de neutralizar sus comentarios. Recuerdo con vergüenza ajena como un amigo al que otro debía cien euros desde hace meses tuvo encima que soportar, la tercera vez que le recordó la deuda, que el muy cara le llamara cansino y agonías. También he visto casos parecidos con las ideas políticas o con la afición a un determinado club de fútbol: cuando en un grupo de amigos casi todos son del Barça o del PSOE pero hay uno que defiende un par de días a los merengues o a Rajoy, al final terminarán abucheándole por “pesaíto”.

En fin, que hay muchas clases de pesados y nada me gustaría más que entre todos pusiéramos ejemplos, cuanto más hilarantes mejor, que nos ayudaran a estar alerta y a protegernos como es debido de esta enojosa especie.

P.D.: Y no olvidemos al facebook-maníaco, que parece, por todo lo que publica, que es el único amigo que tenemos agregado...

10 comentarios:

Aprendiz dijo...

Genial post, Al Neri.

Yo creo que pesados somos todos, unos con más gracia y otros con menos. En nada que estés con alguien más a menudo habrá cosas que se repitan demasiado. A mí me ocurre que como alguien me caiga mal es que la evito porque hasta que me diga un "hola" me va a parecer un cansino. Pero como alguien me caiga muy bien, podría estar escuchando a esa persona eternamente.

Cada persona debería ver que reacción genera en los demás, pongo un ejemplo:

yo tengo una amiga muy mona que le gusta bastante a los chicos, habla por los codos y ella lo reconoce, es capaz de mantener a cualquier muchacho en conversación como una hora seguida sin que el otro la mande a la mierda. Lo que le pasa a ella es que piensa que todo lo que dice es super interesante y como es muy alegre, simpática y mona, pues los niños encantados de hablar con ella. Nosotras entre las amigas le decimos que porqué no se calla un rato, pero no porque resulte en sí desagradable, sino para que en vez de un monólogo sea más una conversación entre todas.

En caso opuesto conozco a un hombre mayor, que es como para cortarse las venas como te pille por banda. Te habla de todos los sitios donde ha estado, te nombra los millones de pueblos que ha visitado, las personas que ha conocido: cuando, donde, como y por qué... las comidas que le gustan y sus ingredientes, la ropa que lleva y de que marca es...

Anónimo dijo...

¿que les den a todos por donde amargan los pepinos???Reflexionaremos sobre elllo...
Sin duda exhaustiva esta teoría de los pesados..(pelin pesada de leer..;-) Hay algunos que no son pesados, son incomodos, pero mejor nos hubiera ido de haberles prestado atención a tiempo..

Los de "que viene la crisis", los de "echa el freno que veo un iceberg", el de "fui 4 veces a urgencias antes de que me diagnosticaran el infarto cerebral", aquel plasta ingresado en psiquiatría que llevaba 4 dias quejandose de dolor de tripa, hasta que alguien sospecho una perforación
intestinal debajo de aquella "alucinación recurrente", el de "esto tiene que ser un virus, de transmisión por donde amargan los pepinos", el de "la tierra es redonda"' el de "las neuronas son unidades independientes"..

Todos ellos fueron considerados unos plastas de tomo y lomo, y juzgados, a veces castigados, duramente por ello. El tiempo confirmo que los verdaderos imbéciles fueron los que no les escucharon..

Por no decir que un plasta cabezón en determinados campos puede ser un filón ( para completar la rima pongamos en investigación..)


ojito

M

Anónimo dijo...

Y perdonen Sr@s la falta de acentos, con este iPad salen a virule ( con acento en la e)

El Subdirector del Banco Arús dijo...

Estoy de acuerdo con la Srta. Aprendiz. Depende de cómo te caiga la persona la consideras una pesada o no. Si tienes propósitos depredadores, hasta la conversación de Mamen Mendizábal podría resultar agradable.

Álex dijo...

Quizá lo que caracteriza a alguien pesado, como ya apunta usted, sr. Neri, es que en el momento de serlo esa persona no está teniendo en cuenta en absoluto lo que sus interlocutores piensen, digan o sientan.
Para mí los peores pesados son los "pesados sabelotodo" que, en mi caso, son sinónimo de "cuñado". ¿Por qué ante cualquier comentario sobre cualquier tema intrascendente ellos tiene que desplegar toda la artillería de lo que saben sobre ese estúpido tema? Y encima es que siempre tienen que ser los que más saben del asunto. Porque si no saben yo creo que se lo inventarían con tal de sentar cátedra. Tienen la habilidad de retener algunos datos clave de aquí y de allá suficientes para hilar en el momento preciso y con gran habilidad una innecesaria y farragosa explicación sobre la diferencia entre sal y salitre, las virtudes del corcho en los tapones de vino, la cantidad de propiedades que pierde la merluza con un exceso de cocción, el funcionamiento de la inyección multipunto en los motores diesel, o los precios que alcanzan la pintura romántica española del XIX en las subastas de arte.
Y lo peor de todo es que en alguna de sus alocuciones, de pronto empiecen a explicarme algo que les expliqué yo en otra ocasión en que sí venía a cuento...
Pues nada, feliz y nada pesado fin de semana a todos.

La lozana andaluza. dijo...

El pesado es aquel al que te encuetras por la calle y le preguntas¿como estás?,y va el tío y te lo cuenta.

Aprendiz de brujo dijo...

Yo solo puedo decir una cosa: SEGUIRÉ LLAMÁNDOTE A TODAS HORAS PARA CONTARTE COSAS INSUSTANCIALES.
Tienes el mismo poder de disuasión sobre mi imprudencia, que una fea sobre mi lujuria.ES DECIR, CERO.
ES MÁS VOY A AUNMENTAR MI FRECUENCIA A LA HORA DE LA SIESTA.
Dicho lo cual, casi prefiero a mi lado a un malvado que a un pesado.
SI ALGUIEN DA LA VARA QUE SEA UNO MISMO.

Al Neri dijo...

Brujo, que la cosa no iba por usted, hombre. Que usted siempre dice cosas de enjundia.

Al Neri dijo...

Por cierto, a cuento del comentario de la lozana andaluza, y rompiendo una lanza a favor de algunos supuestos "pesados", debemos admitir que cada día pasamos más de todo el mundo y escuchamos menos a la gente, por lo cual cualquiera que se intente comunicar con nosotros con un poco más de detalle o contando cosas personales nos tiende a parecer un plasta. Hoy en día no se tiene ni tiempo ni -sobre todo- ganas de prestar atención a nadie y nuestro umbral de resistencia a los "pesados" es mucho más pequeño.

Yo he visto cómo gente que sale durante diez años juntos todos los fines de semana y han compartido miles de horas de ocio, en realidad no se conocen nada ni se importan un carajo mutuamente. He llegado a ver cosas alucinantes, como no saber unos de otros ni cómo se apellidan, cuántos hermanos tienen, en qué consisten sus trabajos, qué les ilusiona o, por ejemplo, ser incapaces de felicitarse cuando tienen hijos. Es gente que sale, hace actividades en común, beben juntos y nunca se comunican de verdad. Así que figurarse si alguien dice dos frases seguidas sobre sí mismo... ¡menudo plasta!

Yo mismo reconozco ser injusto con estos temas, pues considero plasta a cualquier vecino que me intente contar mínimamente su vida en el ascensor.

Anónimo dijo...

Creo que le he pillado el punto Neri (aunque todavía sigo sin saber si es guapo o feo fuera de su Avatar, sus amigos me confunden..). Sus posts son trampas ratoneras..

A este post le falta su canción:

http://www.youtube.com/watch?v=k80o4hLnfEM

Dicen que vuelven..