Del invento este de Facebook, no sabe uno bien qué pensar, porque esta herramienta, que se supone ha sido diseñada para acercarnos más los unos a los otros, para compartir fotos, mensajes, eventos, juegos y felicitaciones, y, en definitiva, para fomentar el buen rollito, a veces provoca unos conflictos inimaginables en las relaciones de tú a tú.
No me refiero solo a que es una fuente de cotilleo insano, ya que un alto porcentaje de usuarios lo utiliza de forma mezquina para intentar curiosear la vida de los demás (fotos, amigos…) pero bloqueando sus propios contenidos para evitar el fisgoneo ajeno.
Lo que quiero comentar más bien es que por culpa del Facebook más de una vez nos vemos obligados a decirle a determinada gente a la cara que no nos cae bien o que no tenemos el más mínimo interés en que sepan nada de nosotros, o sea una situación a todas luces incómoda que jamás se produciría en una relación presencial.
Me explico. Antes de la era Zuckerberg, si tenías un conocido que te parecía un cretino, un pesado o un bocazas, bastaba con disimular educadamente, con sonreír un poco y con decirle “sí, majo, sí, lo que tú digas” las tres veces que te lo encontrabas al año. Pero es que ahora, si al muy gilipollas se le ocurre enviarte al Facebook una solicitud de amistad (porque se las manda hasta al gato), no te queda otra que rechazarla, so pena de pasarte el día leyendo sus memeces o de saciar toda su curiosidad sobre tus vacaciones, tus conocidos, tus hijos o tus opiniones.
Es decir, que no te queda más remedio que reconocerle claramente que pasas de él, con las comprensibles suspicacias que ello le provocará, porque, como es lógico, a nadie le gusta ser rechazado de ninguna manera. Desde ese día, cada vez que te topes con él en la calle, sabrá casi con total certeza que, mientras le sonríes y te despides, “ale, campeón”, en realidad estás pensando que es un pelanas del quince y que quieres mantenerlo lo más lejos posible de ti.
Aunque esto, la verdad, es simplificar un poco porque muchos utilizamos la red social por excelencia para comunicarnos únicamente con la familia y los amigos más cercanos, y no agregar a un compañero de trabajo o a un simple conocido no significa por narices que les tengamos en mala consideración, sino solo que no nos apetece que formen parte de nuestro mundo íntimo y familiar.
A pesar de ello, hay muchos que no lo entienden y se extrañan, se incomodan o se cabrean si son inadmitidos, y más si repasan la lista de amigos de quien les bloquea y comprueban que otras personas sí figuran en ella sin tener con él, en su opinión, una relación más estrecha que la suya.
No me refiero solo a que es una fuente de cotilleo insano, ya que un alto porcentaje de usuarios lo utiliza de forma mezquina para intentar curiosear la vida de los demás (fotos, amigos…) pero bloqueando sus propios contenidos para evitar el fisgoneo ajeno.
Lo que quiero comentar más bien es que por culpa del Facebook más de una vez nos vemos obligados a decirle a determinada gente a la cara que no nos cae bien o que no tenemos el más mínimo interés en que sepan nada de nosotros, o sea una situación a todas luces incómoda que jamás se produciría en una relación presencial.
Me explico. Antes de la era Zuckerberg, si tenías un conocido que te parecía un cretino, un pesado o un bocazas, bastaba con disimular educadamente, con sonreír un poco y con decirle “sí, majo, sí, lo que tú digas” las tres veces que te lo encontrabas al año. Pero es que ahora, si al muy gilipollas se le ocurre enviarte al Facebook una solicitud de amistad (porque se las manda hasta al gato), no te queda otra que rechazarla, so pena de pasarte el día leyendo sus memeces o de saciar toda su curiosidad sobre tus vacaciones, tus conocidos, tus hijos o tus opiniones.
Es decir, que no te queda más remedio que reconocerle claramente que pasas de él, con las comprensibles suspicacias que ello le provocará, porque, como es lógico, a nadie le gusta ser rechazado de ninguna manera. Desde ese día, cada vez que te topes con él en la calle, sabrá casi con total certeza que, mientras le sonríes y te despides, “ale, campeón”, en realidad estás pensando que es un pelanas del quince y que quieres mantenerlo lo más lejos posible de ti.
Aunque esto, la verdad, es simplificar un poco porque muchos utilizamos la red social por excelencia para comunicarnos únicamente con la familia y los amigos más cercanos, y no agregar a un compañero de trabajo o a un simple conocido no significa por narices que les tengamos en mala consideración, sino solo que no nos apetece que formen parte de nuestro mundo íntimo y familiar.
A pesar de ello, hay muchos que no lo entienden y se extrañan, se incomodan o se cabrean si son inadmitidos, y más si repasan la lista de amigos de quien les bloquea y comprueban que otras personas sí figuran en ella sin tener con él, en su opinión, una relación más estrecha que la suya.
12 comentarios:
"más de una vez nos vemos obligados a decirle a determinada gente a la cara que no nos cae bien o que no tenemos el más mínimo interés en que sepan nada de nosotros, o sea una situación a todas luces incómoda que jamás se produciría en una relación presencial."
No estoy para nada de acuerdo. Ayer mismo le dije todo eso a mi vecina y me quedé tan pancha. No espero daños colaterales jurrrrrrrrr...:S
Prefiero yo misma sufrir en algún momento la desilusión que produce la sinceridad del prójimo o provocarla en los demás, a vivir cada día como una hipócrita.
De todos modos, ni tengo "feisbu" ni falta que me hace.
A mi FAcebook me ha servido para "recuperar" el trato con gente que hacía mucho tiempo que no trataba. A la vuelta de los años descubres a veces que alguno se ha rallado con algún tema, y resulta ser un palizas. Esto me pasó con unc chica muy maja d ela que fui compañero hace diez años y que ahora resulta que estaba todo el puto día publicando en su muro anuncios para adoptar perritos maltratados o abandonados, y denuncias de maltrato a los animales. Que me parece muy bien, no confundirse, pero es que no me mola abrir el Facebook y ver cuarenta publicaciones de la tipa esta con el mismo mal rollo siempre. Acabé bloqueandola, de tal manera que sus publicaciones no aparecen en mi muro.
Hay tios que no soporto en la vida real y que Facebook me propone como "personas que quizá conozcas" permanentemente, pero no les mando una "solicitud de amistad" ni harto de vino. Afortunadamente a ninguno de ellos se les ha ocurrido mandármela a mi. No me ehvisto todavía en la situación que usted menciona. ¿Será que ya les he dejado claro en la vida real que no me mola tratar con ellos? creo que los conocidos con los que usted no desea tratar deben ser un poco más cortos que los míos si no han sido capazes de captar su indiferencia, o bien, ha sido usted menos expeditivo toda vez que haya tenido oportunidad de mostrarle la naturaleza de sus sentimientos hacia ellos.
Yo tengo facebook, basicamente tengo agregados a mis primos y amigos que viven lejos. Pero como soy muy hacendosa limpio cada poquito no se me acumulen pelusas así que tengo pocos amigos y las solicitudes de amistad... bueno como soy muy torpe con el ordenador igual hasta las he borrado sin darme cuenta*.
*Jajajajajaja y cuela.
Yo no creo que eso provoque malos rollos, al menos por mi parte. Yo he borrado a gente; a quien considero le doy explicación y a quién no pues no. Por regla general no agrego a mis tíos, que luego me llegan diciendo que por qué no los acepto, y les digo que no quiero que me cotilleen y luego empiecen a comentar que si han visto o han dejado de ver..., y tan felices.
También tengo mucha gente a la que directamente no la acepto.
De todos modos para el que le suponga un verdadero problema el que le agregue gente indeseada, siempre podrá evitar poner su nombre completo o usar disminutivos para que así directamente no lo puedan encontrar.
Yo no tengo ningún mal rollo con el facebook, aunque tengo que decir que lo uso muy poco.
En la vida real soy mnuy transparente con la gente, así que en le facebook ni te cuento.
Creo que tengo a más gente que no he querdio agregar que a la que definitivamente he agregado. Y me he quedado más ancha que larga.
Un saludo,
Bien que le gusta a usted el feisbuk, sr. Neri, para cotillear las vidas ajenas. No lo niegue.
Sin embargo, usted no pone siquiera fotos.
Por cierto, una amiga, me dijo, cuando que había visto su foto del feisbuk y que le parecía muy guapo. Quería saber si estaba usted casado y esas cosas.
Subdire, tengo puestos muchos álbumes de amigos, con muchas amigas en bikini, pero a usted, conociéndole, le he tenido que bloquear esos contenidos por viciosón.:-)
bueno, si no se quiere enemistar con nadie, acéptelos. Luego, crea una lista con todos ellos y la bloquea para todas sus actividades, comentarios, fotos ... etc ...
No utilizo demasiado el facebook, no me termina de convencer por una serie de cuestiones. Una de ellas es la que apunta el sr. Neri, eso de que quieran ser 'amigos' míos gente que casi no saluda por la calle, me parece sorprendente. De todas formas, lo más normal es que esas personas, después de las primeras frases de cortesía iniciales, no vuelvan a dar señales.
Tampoco me gusta porque no hay manera de mantener la independencia entre los distintos círculos de amigos. Igual que no me gusta hacer una fiesta con todos mis amigos, de origen, gustos e inquietudes diversos, no me gusta verlos a todos en mi 'muro'. Y para relacionarme con ellos a través de mensajes privados, sigo prefiriendo los emails.
Por último, tampoco me gusta del facebook que favorece una cierta superficialidad y exhibicionismo en los comentarios y en la relación en general.
Saludos a todos.
Yo creo que Zorro lleva razón y lo que sucede es que muchos no conocemos bien los intríngulis y posibilidades del Facebook, o nos da pereza utilizarlas, porque es cierto que se puede bloquear a uno o a varios los contenidos que deseemos (no necesariamente todos).
Álex, yo por ejemplo tengo un Grupo para publicar cosas entre los amigos más cercanos y que no puedan verlas terceros. Lo solemos utilizar para organizar comidas o cenas. Nuestra experiencia en estos eventos gastronómicos es que, precisamente gracias a las nuevas tecnologías, la organización siempre es ágil, transparente, eficiente, participativa y, sobre todo, nunca surgen los clásicos malentendidos o conflictos que se producirían sin duda viéndonos las caras. ¡Qué maravilla!
Primero no tego "facebu" ni interes que tengo
Segundo no me agrada saber las miserias ni las mentiras de los demas,un colega me dijo que "aqui mucho criticar los programas del corazon pero luego las redes sociales practicamente son lo mismo un patio de escalera cibernetico"
Asi que pues no al facebu
Zorro de Segovia da la solución, sin duda.
Yo tengo otra pero exige más tiempo: Dos facebook, una para familia y gente íntima y otra para los que no conozco mucho o no quiero intimar más y directamente se lo digo cuando me envian invitación que ese grupo es famiilar y les envío al otro y si les sienta mal pues es su problema. Creo que estoy desarrollando doble personalidad ja, ja.
Saludicos
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