A pesar de que la ciudad donde vivo tampoco es minúscula, una de las cosas que más me impresiona cuando paso unos días en Madrid son los espacios tan abiertos y las distancias. La combinación de ambas características de la capital de España hace que ir de un sitio a otro o pasear por sus calles resulte una experiencia extremadamente engañosa.
A quienes no estamos muy acostumbrados a movernos por los madriles, nos parece que a todas partes se llega en un pis pas. Primero por el metro, que es una gozada y nos suele hacer mucha ilusión a los provincianos. Nos creemos que todo pilla a dos, a cuatro o a ocho estaciones como mucho, sentaditos y cómodos, pero no nos percatamos de que desde que para el tren hasta que nos asomamos a la calle, hay que patearse la tira de kilómetros entre pasillos, túneles, escaleras y transbordos del dichoso suburbano.
Y luego por lo que digo de los espacios abiertos. Como las avenidas son tan anchas y todo se ve desde muy lejos, solemos decir “ya estamos” nada más atisbar el edificio o monumento de destino, cuando todavía falta recorrer una distancia equivalente, por ejemplo, a dos veces el centro de nuestra ciudad. Sin olvidar lo traicionera que es la numeración de las calles, que ves el letrero de Alcalá, de Gran Vía o incluso de otras no tan largas, y ya descansas mentalmente suponiendo que estás al lado... pero luego te quedan cien portales.
Al final, cuando pateas por Madrid, aunque tengas la sensación de haber ido solo a un par de sitios y no haber recorrido más de dos calles, llegas a casa con la lengua fuera porque no en vano has andado diez o doce veces más de lo que caminas un día cualquiera en tu modesta capital de provincias.
A quienes no estamos muy acostumbrados a movernos por los madriles, nos parece que a todas partes se llega en un pis pas. Primero por el metro, que es una gozada y nos suele hacer mucha ilusión a los provincianos. Nos creemos que todo pilla a dos, a cuatro o a ocho estaciones como mucho, sentaditos y cómodos, pero no nos percatamos de que desde que para el tren hasta que nos asomamos a la calle, hay que patearse la tira de kilómetros entre pasillos, túneles, escaleras y transbordos del dichoso suburbano.
Y luego por lo que digo de los espacios abiertos. Como las avenidas son tan anchas y todo se ve desde muy lejos, solemos decir “ya estamos” nada más atisbar el edificio o monumento de destino, cuando todavía falta recorrer una distancia equivalente, por ejemplo, a dos veces el centro de nuestra ciudad. Sin olvidar lo traicionera que es la numeración de las calles, que ves el letrero de Alcalá, de Gran Vía o incluso de otras no tan largas, y ya descansas mentalmente suponiendo que estás al lado... pero luego te quedan cien portales.
Al final, cuando pateas por Madrid, aunque tengas la sensación de haber ido solo a un par de sitios y no haber recorrido más de dos calles, llegas a casa con la lengua fuera porque no en vano has andado diez o doce veces más de lo que caminas un día cualquiera en tu modesta capital de provincias.
5 comentarios:
Para dar más peso a mis felicitaciones cuando las hago, no puedo evitar decirte, Neri, que esta entrada es una mierda bien grande. Me la he leído esperando algo que no había y me he quedado con la sensación de que hoy estás de lunes.
A ver quién es el guapo que sale hoy alabando tu capacidad de análisis y de reflexión ;-)
De todas formas no pasa nada
pues seguro que alguno escribe para decir que a él le pasa lo mismo (por ejemplo yo, especialmente lo del número de la calle).
Pero en fin, por ser la primera vez que echas un mojón, te perdono. Bueno, y porque es tu blog.
Un cordial saludo.
tambien pasa lo inverso, por temor a que este todo lejos, nunca caminamos, hace unos años el ayuntamiento hizo una campaña indicando en minutos lo que se tardaba de un sitio a otro...
casi siempre me ha parecido una pijada estas campañas institucionales, pero esta me gusto
yo procedo de esta ciudad no tan minuscula como dices y aun recuerdo hace muchos años un dia que fui a madrid y no me dio tiempo a cruzar la castellana, con el semaforo de un tiron, me entro complejo de paco martinez soria
sin embargo tambien para ahondar en tu razonamiento, muchas veces para curuzar la calle, tienes que dar una vuelta que son 10 minutos....
pero dpy la razon a ignatus, no ha sido una entrada de alto contenido
ignatus, animate tu a escribir, que los coments que escribes son ingeniosos y dan pa blog
Pues a mi lo de "ya estamos" me ha encantado, Sra. Duquesa, talmente cierto..por cierto, ¿qué tal esa cadera??
No es exactamente el tema de las distancias, pero la única ciudad en la que me he desorientado conduciendo fué en Valladolid, hace bastante tiempo. Además, los cabrones de ciudadanos (con perdón) no colaboraban nada al ver una matrícula de Barcelona. Hay momentos en que uno desearía tener un lanzallamas...
Yo también noto mucho lo que dices, para trayectos que en Madrid dicen que "está aquí al lado", yo en Jaén cojo el bus... claro que Jaén tiene el agravante de que todo son cuestas y no es igual andar por llano...
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