viernes, 27 de mayo de 2016

EL PP ORIGINAL


Hay un dato histórico muy curioso sobre el PP que hoy vamos a recordar. Todo el mundo sabe que en 1989 Alianza Popular decidió lavarse la cara para quitarse las legañas derechistas, virando hacia el centro y cambiando su nombre por el de Partido Popular (un partido unificado en vez de una federación de partidos como lo era AP). Pero de lo que casi nadie se acuerda es que ya había existido en España otro partido político con este nombre, concretamente en 1976.

Desde finales del primer tercio del pasado siglo, el adjetivo “popular” en política es la marca común de los partidos demócrata-cristianos europeos. Acordémonos de la Acción Popular de José María Gil Robles (1932). A grandes rasgos la democracia cristiana surgió como una táctica del empresariado y de los grandes propietarios agrícolas para participar en los regímenes liberales del período de entreguerras defendiendo sus intereses económicos. En nuestro país, en sus orígenes, este movimiento político tenía un fuerte componente populista, cierto tonillo beaturro y una herencia innegable del caciquismo decimonónico más pestilente.

Inaugurada en 1976 la llamada Transición, numerosos partidos de este jaez lucían el calificativo “popular” en su denominación legal. Uno de ellos fue precisamente el Partido Popular fundado por los ex ministros Pío Cabanillas padre († 1991) y José María de Areilza († 1998), que, insisto, no tiene nada que ver con la refundación de Alianza Popular en el 89.

Este primer PP, integrado por siete partidos regionales, tuvo un fuerte tirón debido a la popularidad e influencia de sus fundadores. Su primer congreso, en 1977, gozó de una amplísima cobertura mediática, similar a la del PSOE.

Sin embargo, como había un exceso de formaciones independientes democristianas, una auténtica sopa de letras que hacía inviable el reparto del pastel, muy pronto la mayoría de estos partidos se agrupó en dos grandes coaliciones. Los más conservadores en materia moral (Unión del Pueblo Español, Unión Social Popular, Acción Democrática Española, etc) fundaron la federación Alianza Popular, mientras que los más “progres” pergeñaron la coalición Unión de Centro Democrático, bajo el liderazgo del intrépido abulense que hoy da nombre al aeropuerto de Madrid. Entre estos últimos figuraban el Partido Demócrata Cristiano, El Partido Demócrata Popular, el Partido Liberal y el más logrero y repugnante de todos: el Partido Popular.

El Partido Popular era el que más peso tenía en la UCD, si bien su vicepresidente, Areilza, conde de Rodas, sostenía una pujante rivalidad con Suárez, que se saldó con el abandono de aquél. Pero Areilza fundaría entonces Acción Ciudadana Liberal, con la que, en coalición con Alianza Popular, obtendría un acta de diputado en 1979. En 1982 volvió a la UCD pero no logró salir elegido en las elecciones de ese año.

Cuando en agosto del 77 la UCD dejó de ser una simple coalición para convertirse en partido, aquel PP se disolvió para integrarse en el proyecto de Suárez. Por eso en 1989 Fraga pudo utilizar sus siglas abandonadas.

Por su parte, el otro fundador, el viejo Pío Cabanillas, fue diputado y eurodiputado por la UCD. Tras el hundimiento de esta formación, ingresó en el Partido Liberal (del que también formó parte Esperanza Aguirre), que acabaría integrándose en el Partido Popular en 1989. El ultraliberal Cabanillas fue el más importante asesor personal de José María Aznar.

Unos tipos idealistas y leales, como puede apreciarse. Con el armario atestado de chaquetas.

miércoles, 25 de mayo de 2016

PLACER Y DOLOR


El cuerpo y la mente están íntimamente relacionados pero el vínculo que los une es un misterio insondable.

Se ha discutido mucho si el dolor y el placer físicos son experiencias objetivables, relacionadas exclusivamente con el sistema nervioso, o, por el contrario, tienen más que ver con el mundo de la mente y de las emociones. En otras palabras, si ante estímulos idénticos los seres humanos experimentamos un mismo nivel de dolor o de placer, o depende de la personalidad de cada individuo.

En cuanto al dolor, es evidente que hay gente que se desmaya con el simple pinchazo de una aguja mientras que otros podrían resistir con entereza una sesión de tortura china o una intervención quirúrgica sin anestesia. Según algunos científicos, el motivo son las enormes diferencias de sensibilidad física entre las personas, pero otros sostienen que se trata de un problema de sensibilidad emocional, y que, en realidad, los que más aguantan no es que sientan menos el dolor que quienes se marean con un rasguño, pero sí tienen mayor coraje y son menos quejicas y aprensivos.

Con el placer pasa igual. Existen estudios que defienden que la razón por la que algunas personas son propensas al vicio sexual (promiscuidad, ninfomanía, masturbación compulsiva) es porque sus impulsos son más intensos que los de la media de la población y su clímax, más potente, por lo que el riesgo de adicción es mayor. Sin embargo las tesis más recientes van en la línea de que la excitación, el deseo y el gozo sexual son experiencias subjetivas más asociadas a la mente que al cuerpo. Es decir, que un salido no lo es porque el cuerpo le pida más guerra que al común de los mortales o porque sus experiencias orgásmicas sean de una intensidad especialmente adictiva, sino por diferentes razones psicológicas, como por ejemplo la falta de voluntad y autocontrol, la necesidad de desahogo ante determinados problemas o una baja autoestima que se intenta compensar mediante proezas amatorias (el conocido síndrome del donjuanismo tan estudiado por Gregorio Marañón).

Tampoco puede obviarse la influencia del factor cultural en este asunto. Supongo que es imposible resolver la vieja controversia de si las necesidades sexuales y el orgasmo de los varones son más intensos que los de las mujeres, pero al menos parece indiscutible que la sociedad, desde tiempos inmemoriales, ha sido muchísimo más benevolente con las manifestaciones externas del deseo carnal masculino que con las del femenino, y que incluso en ciertos círculos o ambientes "de hombres" siempre ha estado y sigue estando mal visto no hacer pública ostentación de este tipo de apetencias, a modo de marchamo de virilidad. Así, en determinados contextos culturales, un señor aparentemente mujeriego y rijoso (por sus comentarios) podría tener la líbido a niveles bajo cero, y una joven de aspecto pudoroso y recatado podría ser la más lasciva del pueblo.

sábado, 21 de mayo de 2016

OPERACIÓN B.S.O. (46): LOS VIOLENTOS DE KELLY







Los violentos de Kelly (Kelly´s heroes, 1970) es una mirada cínica y, según muchos, irrespetuosa a la Segunda Guerra Mundial. Este clásico del cine bélico, protagonizado por Clint Eastwood, Telly Savalas y un inconmensurable Donald Sutherland (para mí el mejor), rompió todos los moldes del género por diversos motivos, sobre todo por enfocar con un sarcasmo demoledor las motivaciones de los soldados americanos en el conflicto. Pero otra muestra de originalidad sin par es la banda sonora. La utilización de un remake del tema de El bueno, el feo y el malo en el encuentro entre los americanos y el conductor alemán del panzer Tiger, y la canción de los títulos iniciales y finales,  Burning Bridges, de Lalo Schifrin, interpretada por The Mike Club Congregation (en el vídeo), son la prueba definitiva de que Brian G. Hutton no se tomaba muy en serio la conflagración internacional que costó más de cincuenta millones de vidas humanas.

martes, 17 de mayo de 2016

UN NUEVO CAMBIO DE MUDA DEL PARTIDO COMUNISTA





Yo lo veo clarinete:

- El Movimiento 15-M de 2011 no fue para nada espontáneo, sino que lo orquestó Izquierda Unida. Más en concreto, fue una estrategia del sector renovador de este partido para buscar una salida tras sus últimos varapalos electorales.

- Como era de prever, el exitoso 15-M cristalizó muy pronto en un partido político, Podemos, que fue cuidadosa e inteligentemente diseñado y puesto en marcha por militantes, ex militantes y asesores de Izquierda Unida.

- Sirviéndose de una maniobra de imagen consistente en hacer creer al electorado que se trataba de un movimiento “transversal, no de izquierdas”, Podemos arrasó en las últimas elecciones generales.

- Una vez consolidada su fuerza, ha suscrito una coalición electoral con Izquierda Unida para los nuevos comicios del próximo 26 de junio. 

¿CONCLUSIÓN? Podemos no ha sido más que una refundación, un cambio de muda, del Partido Comunista de España, similar al que llevó a cabo en 1986 creando Izquierda Unida.

viernes, 13 de mayo de 2016

RELEYENDO "EL PADRINO" (32): SE NOS ESTÁ ENFRIANDO LA COMIDA




En la novela El padrino hay un pasaje conmovedor en el que se aprecia el contraste entre la actitud mezquina e insensible de la policía de Nueva York y la dignidad personal de Kay Adams y de su padre, un estricto pastor baptista de New Hampshire que, sin embargo, estaba dispuesto a apoyar a su hija bajo cualquier circunstancia.

Lo primero que hizo la policía nada más cometerse el asesinato del capitán McCluskey fue mandar a dos detectives a New Hampshire para interrogar a la novia de Michael, pero esta no estaba dispuesta a colaborar por mucho que los agentes la amenazaran.


"—Si sabe algo ¿nos lo comunicará? —preguntó Phillips.

Kay negó con la cabeza. El otro policía, Siriani, dijo en tono rudo:

—Sabemos que usted y Michael tienen relaciones íntimas. Contamos con testigos y, además, los registros del hotel no mienten. Si proporcionamos esta información a los periódicos, su padre y su madre se sentirán muy avergonzados ¿no lo cree, señorita? Unas personas tan respetables como ellos no podrían resistir la noticia de que su hija es la amante de un gángster. Si insiste en no hablar, voy a llamar ahora mismo a su padre.

Kay lo miró con expresión de sorpresa. Luego se levantó y abrió la puerta del estudio. Vio a su padre de pie junto a la ventana de la sala, fumando su pipa.

—Papá ¿puedes venir un momento?

El señor Adams entró en el estudio. Pasó el brazo alrededor de la cintura de su hija y dijo:

—¿Sí, caballeros?

Al no obtener respuesta, Kay se dirigió al detective Siriani, en tono gélido:

—Vamos, oficial, hable.

Siriani carraspeó antes de decir:

—Señor Adams, no quiero que me comprenda mal. Lo que voy a explicarle es en bien de su hija. Es amiga de un individuo del que tenemos fundadas razones para creer que asesinó a un oficial de la policía. Acabo de decirle que puede verse en serios problemas, a menos que coopere con nosotros. Pero ella no parece darse cuenta de la gravedad del asunto. Tal vez usted consiga hacerla entrar en razones.

—Eso es completamente increíble —dijo el señor Adams.

—Su hija y Michael Corleone han estado saliendo juntos durante más de un año —puntualizó Siriani—. Han pasado más de una noche juntos en diversos hoteles, inscribiéndose siempre como marido y mujer. Buscamos a Michael Corleone para interrogarlo en relación con la muerte de un oficial de la policía. Su hija se niega a proporcionarnos cualquier información. Estos son los hechos. Para usted serán increíbles, pero tengo pruebas.

—No dudo de su palabra, señor —dijo el señor Adams, amablemente—. Lo que no puedo creer es que mi hija se encuentre metida en problemas. A menos que usted esté sugiriendo que ella es la «compañera» de un maleante.

Kay miró asombrada a su padre. No podía creer que se tomara el asunto tan a la ligera.

El señor Adams, en tono firme, añadió:

—No obstante, tengan la seguridad de que si ese joven aparece por aquí, informaré de inmediato a las autoridades. Y mi hija hará lo mismo. Ahora, por favor, discúlpennos; se nos está enfriando la comida.

Acompañó a los dos policías hasta la puerta y una vez que hubieron salido cerró ésta a sus espaldas.

Tomó a Kay del brazo y la condujo hasta la cocina, que estaba en el extremo opuesto de la casa.

—Vamos, hija; tu madre nos está esperando para comer.

Al llegar a la cocina, Kay estaba llorando silenciosamente, conmovida por la afectuosa actitud de su padre."

miércoles, 11 de mayo de 2016

¿QUÉ ESPERABAS?

Lo más probable es que esta entrada no la entiendas más que tú, pero me da igual.

A ver si te enteras ya, amiguito. Tienes todo el derecho del mundo a defender unos ideales de lo más revolucionarios, a proclamarlos a viva voz en el trabajo, a comprometerte públicamente con un sindicato tan cañero, y a denunciar con contundencia las injusticias laborales que se cometen a tu alrededor. Ni la ley ni nadie te ha negado jamás ese derecho. Y menos yo. De hecho, hasta ahora siempre me habías parecido un tipo valiente, generoso y digno de admiración.

Pero, cuidado, no te engañes. A lo que no puedes aspirar siendo como eres y haciendo lo que haces es a que tu empresa, u otra empresa cualquiera, te dé un puesto con responsabilidades directivas y te pague un sueldazo. Lo que no puedes hacer, salvo que seas idiota, es salir en el periódico encabezando manifas, lanzar declaraciones incendiarias, presentarte a las elecciones municipales con el partido que tú sabes, pasarte la vida tocándoles los huevos a tus jefes (seguramente con toda la razón) y luego lloriquear como una nena porque ascienden a cualquiera menos a ti.

Un tipo tan consecuente y tan duro como tú no debería cogerse una depresión de caballo por chuparse tres años de paro (“búsqueda activa de empleo”, pones en LinkedIn) y diez meses sin una sola entrevista. ¿Qué te pensabas? ¿Que ser contestatario salía gratis? ¿Acaso suponías que las empresas en las que echas currículum no iban a buscarte en Internet, en Facebook, y no te iban a ver enarbolando banderas y pancartas, y denunciando a boca de megáfono “las agresiones capitalistas” de “la oligarquía empresarial”? Yo te creía más listo.

No me decepciones, chico. No seas blandito. Si tienes arrestos para disparar contra tus enemigos a pecho descubierto, debes tenerlos también para recibir sus balazos sin gimotear. ¿O es que imaginabas que solo tú podías repartir leña y ejercer la libertad de expresión?

Y no te confundas conmigo, cuidado. No me estoy cachondeando de ti ni menospreciando tu labor política y sindical. Lo único que te sugiero es que, como mínimo, tengas la dignidad de no presumir de independiente, de insobornable, y luego disgustarte de esa manera porque la patronal desconfíe de ti. Habiendo miles de trabajadores dóciles igual o más capaces que tú, ¿por qué iban a contratarte a ti o a promocionarte a un puesto sensible con la guerra que das?

Y no tengas tanta jeta de decirme que es injusto. Si tú montaras una pyme preferirías que te mataran antes que fichar a un pepero.

Tal como están las cosas, si de verdad tuvieras lo que hay que tener opositarías a una plaza en la Administración, que ahí nadie se va a preocupar de cómo piensas, o emprenderías un negocio con tu dinerito, en vez de humillarte penosamente aguardando a que te den de comer aquellos a los que no dejas de pisar el callo. Y cuando lo consigas, cuando tu subsistencia ya no dependa de la “oligarquía empresarial”, como si sacas una metralleta y los acribillas a todos. 

lunes, 9 de mayo de 2016

DOS HISTORIAS MUY TRUCULENTAS


Hoy toca una ración de realismo crudo. Las dos anécdotas que voy a contar son auténticas y las vivió en primera persona un compañero mío de trabajo que estuvo cinco años destinado en un centro para personas con discapacidad grave. Aunque voy a intentar narrar los hechos de forma neutra y respetuosa, advierto a los lectores sensibles que quizá no les convenga seguir leyendo.

El protagonista de la primera historia es Luismi, un interno de 22 años con un problema severo de psicomotricidad de cintura para arriba, que le afectaba principalmente al cuello, los brazos y las manos. El muchacho, con la cabeza siempre ladeada y la expresión rota por una extraña mueca, apenas podía hablar ni abrir siquiera una puerta o sujetar una cuchara, así que tenían que vestirlo y alimentarlo. Varias noches un celador le sorprendió en su habitación tirado en el suelo, boca abajo, jadeando y restregándose brutalmente contra la alfombrilla al pie de la cama. Se estaba masturbando como podía. Con el tiempo, Luismi se fue causando raspaduras y heridas en los genitales, algunas graves, que tenían que ser vigiladas y curadas por el personal sanitario que lo atendía. Todos en el centro veían que el chico estaba desquiciado por la ansiedad, sobre todo en los meses de calor. Miraba los escotes de las enfermeras con una mezcla de deseo y de angustia que ponía el corazón en un puño.

En la reunión semanal del equipo multidisciplinar se terminó planteando el tema. El médico opinó que a esa edad era una tragedia no tener ninguna posibilidad de canalizar los impulsos, ni siquiera tocándose con la mano. La psicóloga informó, con lenguaje muy técnico, de que cada vez se agravaban más en el paciente los efectos de la privación de cualquier forma de sexualidad, y que, en resumen, el chaval estaba totalmente obsesionado, iba adquiriendo tics nerviosos cada día más acusados y podía llegar un momento en que su personalidad se quebrase y quedara encerrado en sí mismo para siempre. También se barajaron distintas soluciones, como terapias ocupacionales, ejercicio físico moderado, paseos más frecuentes, atención psicológica especializada o tratamientos farmacológicos específicos para atenuar sus ímpetus eróticos. Hasta que Manolo, un ATS próximo a jubilarse, muy campechano él, lanzó la bomba:

– Pues yo creo que habría que traerle una puta de vez en cuando.

Durante casi un minuto no se oyó ni el vuelo de una mosca, hasta que Joaquín, el director, intervino bastante incómodo:

– Pero, Manolo, por Dios, ¿cómo vamos a hacer una cosa así? Eso está fuera de todo protocolo. ¡Es matar moscas a cañonazos! En un centro público eso es inviable y lo sabéis todos. ¡La que se liaría si se entera la prensa! Y además, digo yo que los padres de Luismi tendrán algo que decir… aunque bueno, el chico es mayor de edad y no está incapacitado.

Se abrió entonces un acalorado debate sobre la propuesta de Manolo, que casi todos los profesionales presentes consideraron muy bien intencionada pero inviable por inoportuna y dudosamente ética, a pesar de que la subdirectora les recordó que en Holanda y en no sé qué país nórdico las administraciones públicas facilitaban este tipo de servicios a los reclusos de las cárceles y, por supuesto, a pacientes con la problemática de Luismi. El asunto estaba casi cerrado cuando, de forma inesperada, tomó la palabra Azucena, una jovencísima auxiliar de enfermería que se llevaba muy bien con el interno, con el que charlaba a diario y al que solía regalar CD´S de música con recopilaciones de sus canciones favoritas. La chica explicó visiblemente afectada que le parecía muy cruel la situación de Luismi y que, por elementales razones de humanidad, debería tomarse alguna determinación para paliar su sufrimiento.

– A mí se me encoge el alma, de verdad, y si se trata de encontrar una solución discreta, yo me ofrezco personalmente a ayudarle. Cada diez o quince días, o cuando se decida, yo no tengo ningún inconveniente en… hablemos claro, si no os importa, en hacerle una paja, para que se quede tranquilo y deje de autolesionarse, que las últimas heridas que se ha hecho a mí me han puesto los pelos de punta. ¡No tiene por qué enterarse nadie!

Joaquín se puso en pie, alteradísmo, y ordenó pasar, sin más discusiones, al siguiente punto del orden del día. Con Luismi hablaría la psicóloga y, si él estaba conforme, el médico le recetaría unas pastillas para atemperar su líbido. Y punto.

La segunda historia, que sucedió dos años después, se parece a la primera, pero es si cabe más dramática y surrealista. Una pareja de internos que se habían conocido en este mismo centro decidió contraer matrimonio tras un noviazgo llamativamente corto. Él tenía 36 años y ella 29. Ambos sufrían de movilidad reducida y, al igual que Luismi, de importantes trastornos de psicomotricidad. Diez días antes de la boda solicitaron una entrevista con la trabajadora social, y, tras numerosos rodeos, la novia le explicó que, debido a su discapacidad, no les iba a ser posible consumar el casamiento ni disfrutar en modo alguno de una vida sexual plena. Vamos, ni plena ni menos plena, ya que los dos eran incapaces de mover, ni levemente, ninguna de las partes del cuerpo implicadas en una relación íntima, ni siquiera las manos ni los dedos. A mayor abundamiento, ella sufría de una especie de parálisis en los músculos maxilares que le impedía abrir y cerrar la boca con normalidad (detalle que aporto sin ningún ánimo morboso, sino solo para que pueda entenderse el problema en toda su amplitud).

– Vaya… –respondió, tras tomar aire, la asistente social– Es una dificultad que comprendo perfectamente y lamento de veras. Pero una cuestión tan íntima… No sé cómo deciros… No se me ocurre cómo podríamos ayudaros la dirección del centro y mucho menos yo…

– Sí, sí, claro que nos podéis ayudar. En la Ley de Asistencia a Personas con Discapacidad y en el propio reglamento del centro se dice muy claramente que la Administración está obligada a auxiliar a los discapacitados en la realización de las actividades esenciales de su vida cotidiana, como comer, beber, vestirse, desplazarse y lavarse, incluyendo la higiene relacionada con los procesos de excreción… Y, claro, el sexo tú ya sabes que es una actividad esencial en la vida, fundamental para la salud y el equilibrio emocional, y ya ni te cuento en una pareja recién casada...

La trabajadora social tragó saliva y miró turbada a los dos jóvenes, encogiéndose de hombros.

– Perdonadme, pero no entiendo cómo puede auxiliaros la Administración en… en esas actividades que, como muy bien decís, son esenciales…

–Pues, perdona –metió baza él, algo azorado–, pero yo creo que está clarísimo. Dicho sin remilgos, lo que esperamos del centro es que alguien nos facilite hacer lo que nosotros no podemos hacer solos de ninguna manera, es decir que nos desnude, nos coloque en la cama en la posición correcta y mueva nuestros cuerpos para que… bueno, ya me entiendes. No hacen falta florituras... Solo pedimos un auxilio básico.

El intrincado asunto también fue sometido al comité multidisciplinar, aunque esta vez no salió ningún voluntario para remediar el drama de la parejita. Joaquín volvió a zanjar la cuestión sin demasiadas contemplaciones, moviendo negativamente la cabeza y exclamando:

– Sí, claro, lo que nos faltaba, hacer de mamporreros como con los caballos. Nada, nada... No perdamos un minuto más con esto. Si quieren, que lo pidan por escrito y que resuelvan en Servicios Centrales.

viernes, 6 de mayo de 2016

UN CARDENAL ARROJADO

El Cardenal Segura junto a Francisco Franco

Algunos piensan que los años del régimen franquista fueron una época dorada para la Iglesia Católica, ya que gozó de incontables honores y privilegios, además del apoyo incondicional del Estado a su labor pastoral y educativa. Pero esto es solo una verdad a medias. La realidad es que tras la victoria del bando nacional, la Iglesia española, liberada de la terrible persecución religiosa de la Segunda República y de la guerra, se excedió en sus demostraciones de agradecimiento arrodillándose literalmente ante los vencedores y perdiendo durante décadas buena parte de su autonomía y de sus derechos. En la práctica se convertiría en una especie de secta religiosa de corte nacionalista manipulada a su antojo por el Caudillo. 

Los excesos del nacionalcatolicismo español comenzaron a manifestarse ya en septiembre del 36, cuando Franco decidió difundir por toda la España nacional el discurso de Pío XI apoyando el Alzamiento, pero en una versión tendenciosamente censurada, recortando sin pudor los párrafos que exhortaban a amar al enemigo y a contenerse en las represalias. Muy poco después presionó al cardenal primado de Toledo, Isidro Gomá, para que preparara una carta colectiva del episcopado español a todos los obispos del mundo, declarando la condición de Cruzada de la guerra, describiendo los tormentos de los religiosos en la zona roja y defendiendo la dura represión llevada a cabo por los tribunales militares rebeldes.

Tras la victoria, la Iglesia se echó definitiva e incondicionalmente a los brazos de Franco, renunciando a su independencia y bajándose los pantalones hasta las corvas. Los cardenales y obispos saludaban brazo en alto; secundaban y pregonaban con entusiasmo las directrices del Movimiento; aceptaban que el Jefe de Estado presentara a los prelados para su nombramiento, entrara en los templos bajo palio y presidiera ceremonias religiosas, y consentían incluso que los altos cargos del régimen (los gobernadores civiles, por ejemplo) lanzaran arengas desde los púlpitos.


Pero también hubo excepciones. Muy pocas, pero las hubo. Y la más destacada de todas fue la del cardenal arzobispo de Sevilla, Pedro Segura, que tenía los huevos más grandes que el caballo del Cid.

El cardenal Segura, que ha sido definido como "un hombre de carácter íntegro, talante integrista e intolerancia medieval", se negó a pasar por el aro. Y no por rojo precisamente, ya que era un monárquico recalcitrante que defendía las posiciones más retrógradas dentro de la Iglesia, llegando a ser famosas en la capital hispalense sus intensivas campañas en pro de la decencia pública, que arremetían contra escotes, faldas cortas y otras "muestras de impudicia". Simplemente era un teócrata convencido, un defensor acérrimo de la subordinación total del poder político al poder religioso, es decir justo lo contrario que el modelo franquista.

Amigo íntimo de Alfonso XIII y de carácter muy enérgico, había protagonizado graves enfrentamientos con las autoridades de la República, con los católicos que se avinieron a participar políticamente en ella (a través de la CEDA) e incluso con el mismísimo Vaticano. En agosto de 1937 fue designado para la archidiócesis de Sevilla y a partir de ese momento se iniciaría un rosario de violentos desencuentros con el nuevo régimen.

No esperó ni un mes desde su nombramiento para hacerle el primer feo al Caudillo, negándose a firmar la carta colectiva de los obispos por considerar herética la denominación “cruzada” aplicada a la guerra. Pero la cosa no quedó ahí. En 1940 comenzó a atacar al Régimen y a condenar, sin el menor tacto diplomático, la subordinación de la Iglesia española a las consignas políticas. En sus célebres sabatinas solía arrear muy duro a Franco, llegando a proclamar que en la literatura clásica se llamaba “caudillos” a los “jefes de una banda de forajidos” y que en los Ejercicios Espirituales de San Ignacio “caudillo” era sinónimo de “demonio". Franco se ponía furioso con estas diatribas y terminó ordenando su detención y su expulsión de España, aunque en el último momento se retractó, a petición del ministro Serrano Súñer, para evitar una crisis con Roma.

El intrépido cardenal se pasó protestando veinte años sin cortarse un pelo. Por ejemplo, criticaba sin ambages que un Jefe de Estado pudiera acceder a un templo bajo palio y en 1948 se opuso a ceder a Carmen Polo la presidencia en el acto de inauguración del monumento al Sagrado Corazón de San Juan de Aznalfarache. También protagonizó un escándalo mayúsculo con la carta que escribió al Generalísimo para evitar el fusilamiento (que finalmente se llevó a cabo) del general de la Guardia Civil Antonio Escobar, que había defendido la República pese a ser un católico convencido. “Si fusila a Escobar no fusila a un hombre, fusila a un santo”, le escribió.

El Cardenal Segura criticó con dureza el privilegio de Franco de entrar en los templos bajo palio

Pero el suceso más polémico fue el de la inscripción en los muros de la catedral de Sevilla de los nombres de los “Caídos por Dios y por España”. El cardenal Segura no solo era un fanático antifascista, que consideraba a la Falange un movimiento pagano y estatólatra “en el que se refugian los peores enemigos de la Iglesia”, sino que estaba en contra de utilizar las paredes de los templos para honrar a los muertos de la guerra y mucho menos a los de un solo bando, por lo que prohibió terminantemente estas inscripciones en su catedral. Se armó una buena y, por lo visto, a punto estuvieron de poner los nombres sin su permiso hasta que declaró que quienes lo hicieran quedarían automáticamente excomulgados. Al final ganó la batalla, pues la cruz de los caídos sevillana tuvo que ser instalada junto a los muros de los Reales Alcázares. Los falangistas se vengaron pintando durante muchos años yugos y flechas en el Palacio Episcopal.

Franco hizo todas las gestiones posibles para remover a Su Eminencia de su cargo, pero nunca lo consiguió. Solo logró que Pío XII accediera en 1954 a nombrar un arzobispo coadjutor de la archidiócesis de Sevilla y a "dispensar" a Segura de muchos de sus cometidos.

El mes pasado, el sacerdote y periodista Carlos Ros nos ha dejado a todos de piedra revelando en su libro Pedro Segura y Sáenz. Semblanza de un cardenal selvático que el controvertido arzobispo tuvo un hijo secreto en su juventud (en 1918). Se trataría de Santiago Segura Ferns, que fue el abogado del General Milans del Bosch tras el fallido golpe de estado de 1981.