jueves, 2 de febrero de 2012

DEMOCRACIA ELECTRÓNICA


Internet y las nuevas tecnologías están dejando cada vez más en evidencia a los regímenes demoliberales. Puesto que el argumento para defender una democracia representativa de partidos, parlamentos y diputados era la imposibilidad lamentable de juntar a todos los ciudadanos de un país para votar directamente cada norma o cada decisión política, lo normal es que ahora con la llegada de los certificados electrónicos y la firma digital, el modelo de participación diera un giro de 180 grados, pero no ha sido así. Ahora que todos los españoles podríamos entrar cómodamente en una web y votar, de forma única y acreditada, un proyecto de Ley, la ejecución o no de una obra, una u otra opción de trazado de una carretera, o una determinada directriz política, lo suyo sería que alguien empezara a preguntarse para qué sirve esa purrela de chupópteros, llamados diputados y senadores, que dicen representarnos. Pero nada. Aquí no cambia nada y lo que te rondaré morena.

Lo digo muy en serio,  ¿por qué al menos, aun manteniendo el Congreso y el Senado un funcionamiento similar al actual, nadie se plantea que en una determinada fase del procedimiento legislativo, quizá mejor al principio para no derrochar recursos, se establezca una especie de trámite de audiencia electrónico, en el que, durante un determinado plazo (quince días, por ejemplo) todos los españoles mayores de edad pudieran, mediante su firma digital, dar el visto bueno o vetar con carácter vinculante un proyecto de ley?

Seguramente yo pondría pegas a este sistema, ya que no creo que ciertas decisiones deban someterse a votación (ni en el Congreso ni en la calle) y además me parece que en determinados asuntos solo pueden ser válidos la opinión y el voto de los expertos en la materia, de los que trabajan en ese sector, o de los afectados o interesados. Pero claro, ya se sabe que yo soy un fascista; lo que no entiendo es cómo todos los constitucionaleros, los liberales, los demócratas de relumbrón y los salvadores del pueblo en general, que se pasan la vida repitiendo el rollo de un hombre un voto y de la igualdad de tabla rasa, no se apresuran a implantar estas soluciones tecnológicas que garantizarían una participación popular sin intermediarios, sin trampas y sin fisuras.

Y aunque es de cajón que yo desconfiaría de un sistema que permitiera a todo perro pichichi votar sobre cualquier cosa indiscriminadamente o participar en la toma de ciertas decisiones que puedan comprometer el destino o la seguridad de España, o el interés general, sí soy partidario acérrimo de implantar estos mecanismos telemáticos de democracia directa en muchos ámbitos de la vida política y para muchas cuestiones.

Un ejemplo concreto: Parece razonable no someter a la referida sanción electrónica por todos los ciudadanos, vía web, un proyecto de Ley sobre el Patrimonio Arqueológico, pero, ¿por qué no habilitar este trámite para todos los arqueólogos del país? No me refiero a las típicas audiencias sectoriales a asociaciones o colectivos profesionales, que emiten sus informes y luego se les hace más o menos caso (casi siempre ninguno) en función de intereses puramente políticos, sino a permitir al conjunto de los expertos españoles en esa materia dar luz verde o vetar el proyecto por votación y por mayoría mediante el simple procedimiento de marcar cada votante acreditado una casilla en un portal de Internet.

E insisto: lo de los arqueólogos es un simple ejemplo que podríamos extrapolar a otros sectores profesionales o grupos de interesados según el tipo de norma: ganaderos, profesores y alumnos, investigadores, turistas, pequeños comerciantes, médicos y personal sanitario, etc...

En el ámbito local, esta novedad podría dar mucho juego y contribuir a la construcción de una sociedad más comprometida y cohesionada. Más ejemplos: Un ayuntamiento podría estudiar las diferentes alternativas de trazado de una calle o de un vial, diferentes programas (con presupuestos variables) de fiestas patronales, distintos proyectos posibles para la construcción de un edificio importante, varias posibilidades de ubicación de una planta depuradora, de un polideportivo o de una infraestructura con repercusión social, y, después de valorarla, colgar toda la información en la página municipal durante dos semanas y que sean los vecinos (todos o un determinado sector, según proceda) los que se decanten por una u otra solución o incluso rechacen todas si no les parecen adecuadas para satisfacer sus necesidades.

También podrían utilizarse estas técnicas para contar con el apoyo popular en la adopción de ciertas medidas o en la realización de ciertos gastos polémicos que puedan generar confrontación social. ¿Por qué no se deja a los ciudadanos participar directamente en  la ejecución presupuestaria y tumbar ciertas decisiones de gastos superfluos votando con su DNI electrónico?

En efecto, las tecnologías del futuro abren un enorme abanico de posibilidades para mejorar y hacer más justo el panorama político, para fomentar la solidaridad, la implicación y el compromiso de todos con los asuntos públicos, pero me da la impresión de que estas posibilidades pondrían en serio peligro la poltrona de los señores feudales de siempre y que de momento no verán nuestros ojos nada de lo planteado en este post.

10 comentarios:

El Subdirector del Banco Arús dijo...

¿Pero qué barbaridad está usted diciendo? El pueblo soberano debe decidir cada cuatro años quiénes van a decidir por ellos y punto. ¿Se cree usted que los burros españoles están capacitados para más? No. Para eso deben delegar el Leire Pajín, Pepiño o Celia Villalobos.

Además, me parece usted un insolidario. ¿A qué se dedicarían los parlamentarios, procuradores autonómicos, diputados provinciales...? ¿O prentende usted que alguno de ellos encuentre un trabajo respetable gracias a sus currículos?

En fin, que es usted un farcita.

garrotevil dijo...

Acojonante, y bien pensado, el problema es que por mucho que nos quieran vender la moto la mayoria de los españolitos aun no accede a la red de redes, y ademas jamas intentaran llevar a cabo un sistema donde pudieran perder manipulacion y cuota de poder, por otra parte y sin menospreciar a mis conciudadanos me parece evidente la falta de criterio e informacion de la mayoria (no hace falta mas que ver la actualidad) aparte de la premisa basica que no creo en la bondad de la consigna un hombre un voto
En fin por lo menos siempre hay esperanza al ver que hay gente capaz de pensar por si misma

Zorro de Segovia dijo...

estoy bastante de acuerdo y no me parece tan utópico. Pero le veo muy optimista, hoy. Quizá olvida que el fin último de la mayoría de políticos es mantenerse en el poder, y la desinformación es su arma más poderosa.

Ah, ya me gustaría siquiera que mi pequeño ayuntamiento publicase las actas de sus bimensuales plenos. Cuánto más no me gustaría participar en los mismos aunque fuese por vía electrónica.

Anónimo dijo...
Este comentario ha sido eliminado por el autor.
El último de Filipinas dijo...

Ya, y lo que consiguieron un puñado de mochilas lo podría hacer cualquier pirata informático dándole a cuatro teclas. Quita, quita...

Natalia Pastor dijo...

Con tecnología o sin tecnología, lo que estás proponiendo es la democracia asamblearia que proponían los perroflautas del 15M.

Eso supondría, de facto, la desaparición del régimen parlamentario y una modificación constitucional que haría saltar el sistema por los aires.

No hay una sola democracia en el mundo, que funcione de ese modo.

Al Neri dijo...

Garrote, sí, todavía hay un problema de desfase generacional de acceso a Internet, pero es cuestión de unos pocos años que se solucione. Ya hay bastante gente mayor de 65 que accede.

>Zorro, al contrario, soy pesimista como puede ver en el último párrafo. Lo de las actas de los plenos es lo mínimo.

¡Muchas gracias, Luxindex!

Último de Filipinas, hasta donde llegan mis escasos conocimientos informáticos, veo complicado falsear una votación mediante firma electrónica.

Natalia, la verdad, no sé qué problema ve en que los ciudadanos puedan participar directamente en asuntos como los que he expuesto y con el alcance que he dicho.

La parte del mensaje de los perroflautas sobre participación es la más atractiva.

¿Desaparición del régimen parlamentario?, ¿saltar el sistema por los aires? ¡Qué miedo!, ¡qué horror!, ¡me dan escalofríos de solo pensarlo!

"No hay una sola democracia en el mundo, que funcione de ese modo". Habla usted como si la tenemos funcionara. A las pruebas me remito. Estos tiempos, amiga Natalia, no son los ideales para ponerse a defender la democracia parlamentaria.

ignatus dijo...

Lo veo bien, pero más complicado de lo que planteas, Neri.

Por ejemplo, ¿qué experto en energías renovables hubiera votado por el fin de las ayudas para la instalación de placas fotovoltaicas o aerogeneradores? ¿Qué agricultor estaría a favor de reducir inversiones/ayudas en lo suyo? ¿O, al ser por votación, imponen los cerealistas (supongamos que son mayoría) que las ayudas sean todas para ellos y ninguna para la remolacha, maíz y otros cultivos? ¿Cómo votar por asfaltar una calle nueva que tiene 100 vecinos, en vez de remodelar un año sí y otro también el Paseo de Zorrilla que tiene 10.000 y ganarían siempre?

A lo que voy es a que para fijar el "marco mínimo" sí haría falta gente dedicada a aportar una visión de conjunto que sólo dejase en manos del ciudadano determinadas decisiones menores. La votación de ese marco general, a parte de más compleja, ya no sería una democracia "punto por punto" sino que requeriría, como digo, que algunos fijaran esos marcos de conjunto. De otra forma las minorías tendrían siempre las de perder y se perdería pluralidad.

No sé si me he explicado, pero bueno, más o menos las idea creo que se entiende.

En cualquier caso creo que sí se podría implantar tal cual planteas para temas cercanos de ámbito local y que sería bueno.

Saludos.

Al Neri dijo...

Los matices y dificultades que usted señala, Ignatus, son de cajón y tras ellos subyace una crítica muy lógica al asambleismo patatero, al mito de un hombre un voto. Por supuesto que defiendo que alguien debe llevar firmemente las riendas del caballo.

Como he insinuado, y espero que no se me haya entendido de otra manera, la aplicación de estos mecanismos siempre debería restringirse a ámbitos y decisiones donde no estuvieran en juego el destino y la seguridad nacionales, el interés general o determinados valores innegociables. Y por supuesto siempre que no concurrieran inteses particulares que pudieran viciar completamente el proceso (el ejemplo de los agricultores votando las ayudas de la PAC es inmejorable).

Pero hay muchos ámbitos en los que sí se puede y se debe, sobre todo en las decisiones más cercanas a los ciudadanos en el ámbito local y en cuestiones relacionadas con las necesidades cotidianas.

En cuanto a la elaboración y aprobación de leyes, está claro que el actual modelo es infinitamente mejorable. Hay muchos tipos de normas que regulan instituciones y actividades muy próximas a los ciudadanos en las que siempre debería plasmarse la sensibilidad de la gran mayoría del sector social implicado.

Para muchos temas, en cambio, los criterios de consulta y mayoría son inaplicables porque darían lugar a situaciones absurdas, a merced de intereses individuales y muchas veces sería una lotería.

Ric dijo...

Les recomiendo que se pasen por www.nettingpoint.com Se trata de la primera plataforma de democracia electrónica ciudadana. Una inicativa que puede empezar a cambiar un poco las cosas y a llevar la democracia electrónica a cada rincón del planeta