viernes, 12 de agosto de 2011

MERECIDA CONDENA A MUERTE

Aunque me hayan bajado el sueldo, sigo disfrutando de unos buenos periodos de vacaciones que, entre otras cosas, me mantienen bastante alejado de un blog que el señor Neri sigue manteniendo muy vivo y a salvo de mi pereza.

Además de disfrutar de las magníficas costas cántabras y dedicarme a actividades esnobistas como hacer rafting -con traje de neopreno y todo, como un perfecto y decadente burgués- en el nacimiento del Ebro o montar a caballo por la playa de Laredo, he aprovechado para visitar, una vez más, Mallorca.

Por motivos familiares, desde hace un par de años acudo a Palma cada cuatro o seis meses, aprovechando para conocer la ciudad y el resto de la isla. No tengo intención de hablar de las atracciones más conocidas -al margen de las veinteañeras teutonas- como el paseo marítimo, el Castillo del Bellver, el Palacio de la Almudaina, etc., pues podría dedicar un post completo a cada uno y aburrir, aún más, a los más que sufridos lectores de mis artículos.


En mis dos últimos viajes, por fin he podido acceder al recinto catedralicio, pues en intentonas anteriores lo encontré cerrado aunque acudí en las supuestas horas de visita. Tras acoquinar cuatro euros, pues ninguno de los carnés que me permiten acceder gratuitamente a muchos palacios y museos fue válido en este caso, recibes un minúsculo tríptico que supone la única información en español que se puede encontrar en todo el recinto.

Es cierto que merece la pena contemplar las vidrieras de un edificio que, no obstante, tiene más valor visto desde el exterior. Sin lugar a dudas, son mejores las magníficas catedrales góticas castellanas: Burgos, León, Segovia, Salamanca, Toledo y Palencia, cuyo templo catedralicio, La Bella Desconocida, puede presumir de ser el tercero mayor de España.

Por lo visto, el obispado de Palma debe de caracterizarse por estar plagado de cleriguchos separatistas y sectarios que prefieren que todas las indicaciones de las capillas laterales se encuentren escritas, únicamente, en mallorquín. Eso por no hablar de la visita al claustro de la Catedral que más bien es un patio de luces vecinal de los años treinta. Un lugar feo, angosto, poco cuidado, sucio, repleto de cacharros que no querrían ni los chatarreros: cartones viejos, latas vacías de aceite CEPSA, macetas mal cuidadas, viejos bancos carcomidos y oxidados...


Pero no es de extrañar, tras comprobar cómo el obispado aldeanista de Palma ha cuidado su patrimonio. A principios del siglo XX, Antonio Gaudí realizó en este templo una serie de reformas que, aunque me considero un gran admirador del arquitecto tarraconense, no pueden entenderse como excesivamente afortunadas.



Para rematarlas, hace unos pocos años encargaron a Miguel Barceló la remodelación de la capilla más importante de cualquier templo: la del Santísimo Sacramento. Y claro, el pinchauvas de turno, famoso también por destrozar a cambio de una millonada la Cúpula de los Derechos Humanos de la sede de la ONU en Ginebra, realizó una mierda propia de un sinvergüenza cuyo único mérito es, por lo visto, ser mallorquín.

Porque claro, lo principal fue que todo quedase en casa, en especial si el presupuesto rondó los cuatro millones de euros. Nada importa que arruine las vidrieras, llenándolas de chorretones negros que, junto a los monstruos que ha colocado en los muros de un templo gótico, recuerdan más a algún pasaje del Infierno de la Divina Comedia que a una supuesta alegoría del milagro de los panes y los peces. Además, ahora Su Ilustrísima estará bien cómoda junto al resto del Cabildo, reposando sus aldeanas posaderas en unos bancos de mármol mal rematados con unas almohadillas propias de un chalé veraniego de finales de los ochenta.

Y encima, los caraduras han tenido la desfachatez de colocar junto a los mal terminados murales una placa conmemorativa -sólo en mallorquín, por supuesto- celebrando la inauguración del esperpento por el obispo de turno y el todavía rey Juan Carlos.

No comprendo bien este dialecto del catalán, pero seguro que en las últimas líneas de la placa se daba a entender que sería un fascista aquel que pensara que la reforma era un bodrio y no viera al rey guapo, listo y elegante.

Personalmente, creo que los responsables eclesiásticos de este espantajo tendrían que enfrentarse con el Santo Oficio; que Barceló debería ser descuartizado en la playa; y que el Rey debería ser obsequiado con un largo crucero por Nueva Zelanda.

12 comentarios:

Al Neri dijo...

Sí, los atentados contra el patrimonio histórico-artístico deberían ser severamente castigados. Cuando el arte se mezcla con la política y con el nacionalismo, para qué queremos más... Disfrute de sus merecidas vacaciones, señor Subdirector y prodíguese...

Álex dijo...

El arte se ha mezclado muchísimas veces con la política, los nacionalismos, las religiones y las ideologías. Más bien lo raro es que no se haya mezclado. Pero no pasa nada, porque precisamente cuando es arte de verdad y de calidad acaba perdurando muy por encima de la política o la ideología que lo "contaminó".
Respecto a las actuaciones contemporáneas en catedrales e iglesias se nos olvida siempre que el concepto de monumento intocable es muy reciente. Durante siglos se han acometido obras de reparación o modernización en los templos y en cualquier otro tipo de edificio noble sin ningún tipo de miramiento. Todo lo contrario, habitualmente se buscaba lo más vanguardista para incorporarlo con orgullo a las iglesias o los palacios. Gracias a eso tenemos luminosas naves góticas junto a ábsides y torres románicas, desmadrados retablos barrocos dentro de iglesias sencillas, palacios renacentistas sobre criptas romanas. Hay tantos ejemplos: el transparente de la catedral de Toledo, la fachada del Obradoiro, la mezquita de Córdoba...
Cita usted, sr. subdirector, la Catedral de Palencia, por la que comparto admiración. Tiene mayor unidad estilística que otras catedrales, pero si la analiza con cuidado, ahí están por ejemplo el coro y el trascoro renacentistas dentro de la nave mayor, o la capilla del Monumento, un anexo del siglo XVIII que hoy calificaríamos de "pegote" pero que convive con toda tranquilidad con el resto del edificio y enriquece el conjunto.
Ahora no aceptamos ninguna actuación que no sea mimética, se ha perdido por completo la idea de edificios cambiantes y en constante renovación en beneficio de la idea de obra de arte completa y permanente.
No es Barceló santo de mi devoción. Seguramente haya habido motivaciones nacionalistas en el encargo. Pero me alegro de que haya alguna aportación contemporánea y arriesgada de vez en cuando. El tiempo será el juez final.
Feliz fin de semana largo a todos.

El Subdirector del Banco Arús dijo...

Todo lo que usted cita está muy bien. El problema del churro de Barceló no es que sea moderno o no. El problema es que se trata, objetivamente, de una monstruosidad. Una chapuza que ni siquiera está bien rematada: las estrcuturas metálicas que sirven de soporte a los murales se observan claramente en los bordes de los mismos. Ni Manolo y Benito habrían dejado algo así.

Yo no creo que en materia artística todo valga. Ni que todo sea bello simplemente por ser original. Existen cosas que son feas por sí mismas. Y este es el caso.

Pero incluso si pudiera llegar a aceptar que alguien lo considerase hermoso (fin último del arte), cosa que me parece idéntico a encontrar bella a María Teresa Fernández de la Vega en bikini, también ha de tenerse en cuenta dónde se ha situado. En dos vertientes:

· Religiosa y espiritual. Dudo que una obra semejante pueda transmitir nada ni colaborar en la misión didáctica y espiritual imprescindibles en el arte religios.

· Contexto histórico y artístico. ¿A que nadie se atrevería a colocar un edificio similar al Guggenheim de Bilbao en el centro de Toledo por muy meritorio que pudiera resultar dicho edificio?

Anónimo dijo...

Interesante tema el que toca hoy, Subdire, y bien presentado. Comparto también su admiración por la Catedral de Palencia. La visité hace muchos años durante Las Edades del Hombre y me sorprendió.

Creo que sí hay belleza objetiva, pero también creo que en el arte, sobre todo moderno, no todo es belleza, a veces nada incluso. Es más, si vas suficientes veces al Reina Sofía acabas encontrando arte hasta en el cubo de la basura..¿es malo eso? ¿Te deforma? Es como con algunas Ministras, lo bueno que han aportado es que después de Bibi y Pajín ya nadie chirriaría en el puesto..

¿Vd no conoce a nadie muy feo muy feo (no se ofenda Neri, que para mi sigue siendo el de la foto), que luego de tanto verlo ya no repara en su fealdad sino en otras de sus cualidades?

Dicen que los churretes de la Cúpula de Barceló en la ONU se están desprendiendo amenzando las cocorotas de los presentes..De la reforma se sacará otro pico Barceló fijo.

Y bueno, seguro que ya lo conocen que los Señores Viperinos son muy cultos y viajados..no es Toledo, es el Ciego, y no es el Guggen, aunque sí la construyó Gehry, pero aquí sí se atrevieron..

http://www.kiwicollection.com/hotel-detail/hotel-marques-de-riscal

Allí donde se fueron a perder Pitt y Jolie (El Ciego) y al pedir orientación desde el coche a un lugareño con boina, en pago por tal servicio les pidió una foto con ellos que enseña orgulloso a todo el que la quiera ver.

¿Qué le parece a vd ese enclave para la obra de Ghery?

Buenas vacaciones!

Al Neri dijo...

Ay, Elena Nito, cómo socavan mi fama las maledicencias y falsedades de Aprendiz de brujo.

Hay una amplia gama de gustos subjetivos y eso está muy bien, pero existen unos límites y por supuesto una fealdad y una belleza objetivas. Otra cosa es que la belleza o la fealdad no sean lo más importante para valorar o escoger a una persona por ejemplo como pareja, pero desde luego en el arte sí creo que la estética y la armonía son fundamentales. Con un cuadro no te vas a casar aunque sea feo porque es muy majo; vas a disfrutar de lo bonito que es y de lo bien pintado que está. Punto.

Por ejemplo, siempre he creído que determinadas artes como la pintura y el teatro, al haber sido asumida su función original (reflejar la realidad y entretener) por la fotografía y el cine, han perdido su camino y su razón de ser, incurriendo en la zafiedad, en el feísmo, en la supuesta originalidad que no es más que un insulto al buen gusto.

Anónimo dijo...

Ja, ja! Viperino pura raza, Neri. Cierto el impacto de la fotografía y el cine. Y cierta la proliferación de cantamañanas que cobran un pico por esperpentos, (aunque para todo hay que valer..)..

http://www.youtube.com/watch?v=Pj4MVtoNWZc

..pero ¿qué me dice del Guernica, por ejemplo? ¿Es arte transmitir una emoción y no sólo belleza estética?

Para no faltar a la verdad linkeo la anécdota de Brangelina contada por el protagonista:

http://www.elcorreo.com/alava/20070721/sociedad/esteban-barrendero-estrellas-20070721.html

Estuvo ágil, que con dinero pero sin foto ¿quién le hubiera creído?

Saludos viperin@s!!

El chico de los tablones dijo...

Sr. Subdirector,

Interesante tema el que trata en esta entrada. A partir de la descripción que usted hace de la Catedral, yo, desde la comodidad de mi casa, también me he representado en mi cabeza una composición esperpéntica. La cuestión es: ¿y si a alguien no le parece tal?

El sr. Neri afirma que a toda obra de arte debe exigírsele unos mínimos de "belleza objetiva". Yo, sin embargo, no lo veo así: a mi parecer, la belleza objetiva no existe como tal. Si de las personas podemos decir que hasta el más feo es guapo a ojos de alguien, creo que ese mismo razonamiento puede ser también extensible a las obras de arte.

Lo que sí me parece deplorable es que sigan existiendo enchufes del político de turno al típico amiguete artista que, sin comerlo ni beberlo, se convierte en mecenas de alguna Administración Pública... Por no hablar de la figura del típico "artistazo-bohemio-entendido" que se cuela dentro de un órgano de contratación pública para recomendar a su compañero de borracheras como el más indicado para llevar a cabo el proyecto de que se trate.

Ya que es la primera entrada suya en la que comento, aprovecho para reprocharle, como lector acérrimo de este blog, que debería escribir usted más a menudo porque me encanta cómo escribe.

¡Un saludo!

Mr. Pimple dijo...

Pero ¿hasta dónde hemos llegado?. Si al final la culpa va a ser nuestra por elegir a quien elegimos para que dicte sobre nosotros... Son ellos los que permiten que cosas como estas ocurran sobre nuestro Patrimonio, pero no olvidemos que los hemos elegido nosotros. La legislación vigente debería cambiar severamente y contar más con el pueblo para hacer una actuación arquitectónica tan importante (en este caso aberrante además). El problema es que actos como este no serán castigados porque han sido ellos mismos, los que castigan, los que lo han mandado hacer...
Tenedlo presente, hoy por hoy somos unas simples marionetas para rellenar y nada más, y nuestra opinión no sirve de nada.
He dicho.

Álex dijo...

Yo tampoco creo que haya una belleza y fealdad objetivas. Sí que puede haber algunos criterios en los que haya bastante acuerdo en un entorno cultural concreto, pero poco más.
Respecto al contexto en el que se sitúan las obras de arte, también hay mucho que decir. Dos ejemplos bastante conocidos de clamorosas pero exitosas rupturas:
- la obra de Miguel Ángel en la Capilla Sixtina fue poco considerada con el contexto religioso y espiritual del momento, pero su valor artístico ha acabado por imponerse.
- el Centro Pompidou de París vendría a ser algo parecido a hacer un Guggenheim en Toledo y a pesar de lo polémico de su realización hoy es uno de los mejores enclaves de París.

Aprendiz de brujo dijo...

Muerte al barcelócola este que es una putamierda. totalmente de acuerdo contigo Subdirector.

Álex dijo...

Anda, ¿eh?, ¡estamos aquí esforzándonos y filosofando, para que llegue Aprendiz de Brujo y nos eche por tierra todas las disquisiciones de un plumazo, nunca mejor dicho!
Bueno, un saludo (y una colleja...) para Aprendiz de Brujo, salao!

Hispanicus dijo...

http://micatapulta.blogspot.com/2007/02/barcel-destroza-la-catedral-de-palma-de.html

En este enlace a mi blog digo practicamente lo mismo con la misma indignación. ¡que asco!