Uno de los recuerdos más vívidos de mi infancia son las canciones de Joaquín Díaz que ponían mis padres los domingos por la mañana. Despertaba los días festivos con el arrullo de la bella voz del folclorista zamorano, que sonaba a antiguo y narraba, desde el enorme radiocasete de la cocina, viejas leyendas de lobos, pastores, deshonras, reyes, caballeros y princesas. También le recuerdo, siendo yo un crío, cantando con su guitarra en televisión, con ese aire de juglar descolocado, con serenidad y barbas de eremita.
Joaquín era y es un estudioso de la cultura popular española, sobre todo castellana. Músico, catedrático de Estudios de la Tradición en la Universidad de Valladolid, director de la revista Folklore y de la Fundación que lleva su nombre en la localidad de Urueña, recorría los pueblos más remotos a la caza de viejos romances y coplillas del año catapún. Hacía recitar a las abuelas centenarias, tomaba notas y musicalizaba esas joyas ancestrales de nuestra cultura para editar discos preciosos, como La picaresca tradicional, Romances tradicionales, Romances truculentos, Romances de ciego o Romanzas y cantigas sefardíes, todos de los años 70.
Es también uno de los mayores expertos en música sefardí. Ha recopilado cientos de canciones populares en judeoespañol que se interpretaban en la Península antes de 1492. Esta curiosísima lengua es en realidad el castellano antiguo que se hablaba en el siglo XV con muchos préstamos del hebreo y otros idiomas orientales.
Ayer me topé por casualidad con el inolvidable romance rescatado por él sobre el milagro de las aves de San Antonio de Padua en el siglo XIII. El texto tiene múltiples versiones pero la historia, que nos ha llegado de boca en boca desde la mismísima Edad Media, es entrañable, y cantada por él mucho más. Espero que guste a los que no la conozcan.
8 comentarios:
¡Qué bueno, Sr, Neri! ¡Hacía milenios que no oía la canción de los pajarcitos! Gracias por recordárnosla. ¡Regalazo!
Ésta entrada es muy bonita y me ha recordado algo que me pesa desde hace tiempo: un fin de semana que pasé en Calatañazor en el que, además de dar buena cuenta del lechazo castellano, las senderuelas, los torreznos y el Ribera del Duero en todas sus versiones, acudí aquel mismo sábado por la tarde a un concierto en la iglesia de algo así como, el Mester de Juglaría: El Quijote cantado.
No lo recuerdo muy bien, puesto que para ser sincera, me quedé "frita", de ahí mi pesar. Porque creo que aquella fue muy probablemente la única ocasión que tendré en mi vida de escuchar algo parecido.
La música, los instrumentos del medievo... y el entorno, convirtieron aquel lugar en mágico, durante varias horas. Tanto que, el malvado de Morfeo se apoderó de mi sin miramientos.
No conozco a ese señor y evidentemente éste tipo de canciones no son para escucharlas en el coche pero, merece la pena hacerlo al menos una vez en la vida y en el entorno adecuado, ya no porque sean cultura, que no pesa, si no porque también son Historia.
P.S. Yo le eché la culpa al lechazo; que si las setas eran venenosas y el Ribera "cabezón", pero lo cierto fue que... 8 meses más tarde descubrí la razón de mi profundo sueño aquella tarde y la tremenda indigestión del día después.
Pero me lo perdí... y ahora me da pena (podría haber comentado mejor éste post).
Un saludo.
Rectifico: yo, no la llevaría en el coche. Habrá quién si... :) ¿por qué no?
Gracias por pasarte por mi blog, me ha permitido conocer el tuyo.
Saludos y feliz semana :)
Yo a ese señor no lo conozco, no lo había oído nunca, ni creo que lo llevara en el coche...de mis padres recuerdo que ponían discos de Peret y de Rafaela Carrá (eran mis padres eh!)
Ahora bien, y puede que esto le asombre...pero tengo sangre zamorana en mis venas ...¡zamorana y homérica!
Cuando murió el tío ...me contaron que en el camposanto de la capital, hay un panteón con mi nombre!
La labor del folclorista y académico Joaquín Díaz González ha sido, para mi gusto, poco reconocida. Como solista ha dejado coplas tan bonitas como esta de los «pardarcitos»y muchas otras, pero también dirigió musicalmente otros proyectos donde no figuraba, como «Nuestro pequeño mundo»; formación de la que todos recordaremos «Me casó mi madre» (1968), pieza preciosa, contenida y desgarradora, donde las haya. No obstante, a los que nos gusta cuanto conforma el acervo musical de nuestra España, estaremos de acuerdo en que su madurez vendría en 1976, coincidiendo con su retirada del escenario para volcarse en la docencia, con el rescate de una composición rica, sutil y profunda, que se pierde en la noche de los tiempos:
http://www.youtube.com/watch?NR=1&feature=endscreen&v=VgmYy0SxHNw
Perdón, se me fue el santo al cielo y dije «pardarcitos» en lugar de «pajarcitos»; por cierto, Joaquín es el que aparece, al fondo, yendo y viniendo en el video visiblemente atareado, pero sin cantar.
mpmoreno, ¡gracias a usted y bienvenida!
Luxindex, buen apunte histórico. El vídeo abochornante.
Nago, es que a Nuevo Mester de Juglaría o a Candeal no hay quién se los trague. Yo tampoco los aguanto, sobre todo a los segundos, y encima van de "nacionalistas castellanos" (sic). Unos paletos pancastellanistas.
Del romance de los pajarcitos, a mí me da pena que Joaquín Díaz eliminara estrofas preciosas, como una sobre la vida del santo, otra sobre cómo mete a las aves en la habitación y la última sobre las muchas especies que van saliendo delante del Obispo, que a mí me encanta:
Salgan cigüeñas con orden,
águilas, grullas y garzas,
avutardas, gavilanes,
lechuzas, mochuelos, grajas.
Salgan las urracas,
tórtolas, perdices,
palomas, gorriones
y las codornices.
Salga el cuco y el milano,
zorzal, patos, y andarríos,
canarios y ruiseñores,
tordos, jilgueros y mirlos.
Salgan verderones
y las cardelinas,
también cojugadas
y las golondrinas.
Publicar un comentario