sábado, 26 de septiembre de 2015

LENGUAJE RURAL


Como ya he reconocido varias veces, mi sintonía con los habitantes del medio rural es más bien escasa. No creo que sea por mi carácter urbanita, pues me encanta el campo, sino más bien por mi rechazo hacia las secuelas que la vida en comunidades reducidas provoca en la personalidad humana. Es un tema espinoso en el que no me apetece insistir y además siempre debe intentarse sacar el lado positivo de las cosas. Por eso hoy, para compensar mis críticas de otras veces, voy a abordar un aspecto que me parece muy loable de la gente de los pueblos: el buen uso que hacen del idioma. 

Suelo observar detenidamente cómo se expresan las personas con las que hablo, y admito que el discurso de los paisanos de las comarcas rurales de Castilla siempre me ha impresionado favorablemente. Dejes y tonos aparte, hay que reconocer que los aldeanos, principalmente los de edad avanzada, emplean el lenguaje de un modo mucho más preciso que los residentes de áreas urbanas. No solo cuentan con un vocabulario asombrosamente rico, sino que aderezan su palique con frases hechas geniales, refranes del más sabroso acervo cultural y arcaísmos deliciosos que yo siempre anoto nada más terminar mi charla con cualquier oriundo de un pueblecillo de mi región, pues intuyo que tales maravillas están a punto de desaparecer. Me llama la atención cómo, para expresar una misma idea, utilizan unos verbos diferentes a los de la ciudad; la concisión de sus expresiones; la originalidad de sus giros lingüísticos, y el amplio abanico de tiempos verbales que son capaces de manejar.

Esta habilidad tiene una explicación muy lógica. Desde hace siglos los naturales de los pueblos, debido a sus ocupaciones agropecuarias, han necesitado usar y nombrar un mayor número de herramientas y utensilios (con multitud de denominaciones) que los moradores de las grandes urbes, quienes, incluso trabajando en líneas industriales, precisaban de muy pocos pertrechos en sus tareas. También influye el permanente contacto con la naturaleza de los labradores, que les brinda un conocimiento detallado de las especies animales y vegetales, y les exige, por ejemplo, decir nogal, roble u olmo, en vez de árbol a secas como en la capital, para identificar con exactitud su entorno y así entenderse mejor con sus vecinos y ser más eficientes en su trabajo.

También sucede que en las pequeñas localidades agrícolas los cambios sociales y culturales son menores que en una metrópoli, y por ello el lenguaje evoluciona más lentamente. Esto explica la abundancia de arcaísmos y palabras en desuso en el habla de las gentes del campo.

Sea como sea, los de pueblo, al hablar, no dan puntada sin hilo y rinden con cada frase un sencillo pero a la vez grandioso homenaje al idioma español que tanto amo.

viernes, 25 de septiembre de 2015

PICADURAS VERANIEGAS (7): SERPIENTES

La hocicuda, la única víbora en Castilla y en el sur de España

Uno de los animales más peligrosos de España es la víbora, que muerde a más de mil personas y causa entre tres y cinco muertes al año. No obstante, las especies presentes en la Península Ibérica son las menos venenosas de toda la subfamilia viperinae, lo cual es todo un alivio.

Los vipéridos españoles pueden ser de tres especies muy bien diferenciadas cuyas distribuciones geográficas apenas se solapan entre sí, por lo que es fácil adivinar qué clase de víbora nos ha clavado los colmillos solo por la zona del país en la que nos encontremos. 

La especie más ampliamente distribuida es la víbora hocicuda (Vipera Latastei), que se extiende por todo el territorio peninsular a excepción de Galicia y del Cantábrico. Mide entre 50 y 60 centímetros, y destaca por su color pardo, su pronunciado cuerno en la punta del hocico y su grueso dibujo dorsal en zigzag.

La más peligrosa es la famosa víbora áspid (Vipera Aspis), que habita en la zona pirenaica, en Álava, La Rioja y parte de Soria y de Burgos. Es la más grande con diferencia (80 centímetros), tiene un color grisáceo, una llamativa banda negra tras los ojos y una franja dorsal mucho más delgada que la de la hocicuda. También presenta un cuernecillo en la nariz, pero más discreto que el de la Vipera Latastei. Su veneno es bastante más potente que el de sus primas.

La víbora áspid es típicamente pirenaica

Por último, está la víbora de Seoane (Vipera seoanei), la más menuda de todas. Se encuentra solamente en Galicia y en toda el área cantábrica. Su coloración varía mucho y su piel puede presentar hasta cinco patrones distintos, incluyendo el marrón liso. Es la única especie en la que pueden apreciarse (en algunos patrones) tonos muy claros o blancos, y carece por completo de protuberancia nasal.

La mordedura de víbora deja las dos marcas de los colmillos y produce una intensa inflamación de varios días de la zona afectada, que puede llegar a impedir casi completamente la circulación sanguínea y provocar pérdida del pulso y del conocimiento. Es imprescindible el ingreso hospitalario y la administración de un antisuero. Cada tratamiento cuesta alrededor de 2.000 euros a los servicios de salud.

Víbora de Seoane o Cantábrica

Suele creerse que las víboras son las únicas serpientes venenosas de España, pero nada más lejos de la realidad. Existen otros dos ofidios que también inyectan veneno: la  culebra bastarda (Malpolon Monspessulanus) y la culebra cogulla (Macroprotodon Cucullatus).  La bastarda puede encontrarse en toda la Península menos en el norte, es de color verdoso y alcanza los dos metros y pico. En cambio, la cogulla, que es endémica de España, solo se distribuye por la mitad sur, es marrón, ostenta un collar negro inconfundible y mide apenas 40 centímetros. La ponzoña de ambas es sensiblemente más suave que la de las víboras, y además, debido al pequeño tamaño de sus mandíbulas, les resulta difícil morder a un humano.

La principal diferencia entre una víbora y una culebra es que aquellas tienen la cabeza de forma triangular, mientras que en estas parece una prolongación del cuerpo.

domingo, 20 de septiembre de 2015

LA MATANZA



Matanza tradicional en un pueblo vallisoletano

En la región donde yo vivo, la cultura gastronómica gira alrededor de la carne de cerdo. Desde tiempos inmemoriales, el rito de la matanza ha sido un pilar fundamental en la vida de los pueblos del Valle del Duero, desde Soria hasta tierras salmantinas, y aún hoy se conserva en muchas zonas esta costumbre ancestral, que tiene una liturgia de siglos y una significación social y festiva que permanecen intactas. De ello da fe la fama mundial de los embutidos castellanos y leoneses, como, por ejemplo, los jamones de Guijuelo o los chorizos de Cantimpalos. 

Pero tranquilos, que este no es un post patrocinado por la marca Tierra de Sabor de la Junta de Castilla y León. Simplemente quiero explicar la curiosa razón por la que la matanza del marrano y el consumo de los productos porcinos han tenido y tienen todavía en estas comarcas una importancia tan decisiva. El motivo no es otro que la necesidad histórica de los castellanos de definir socialmente su identidad religiosa en aquellos territorios donde convivieron o, mejor dicho, habitaron superpuestas, las comunidades cristiana, musulmana y judía. 

Hasta mucho después de la Edad Media, en la Corona de Castilla solo podía accederse a ciertos cargos y dignidades acreditando la limpieza de sangre, o, lo que es lo mismo, la condición de cristiano viejo. A partir de finales del siglo XV, las autoridades animaron a miles de moros e israelitas a abrazar la Fe en Cristo, pero no todas las conversiones fueron tan sinceras como cabría desear, por lo que la Inquisición se vio obligada a realizar pesquisas y a abrir procesos contra los ciudadanos de conducta ambigua. Estas circunstancias propiciaron que el pueblo castellano, siempre sabio como sus refranes, convirtiera la ceremonia de la matanza en un acto de la máxima relevancia social, que resultara inexcusable practicar o al que fuera imposible no asistir so pena de parecer sarraceno o judío, ya que ambas religiones abrahámicas prohíben probar siquiera, por "impura", la carne de cerdo. 

La matanza era una fiesta que se celebraba en todos los hogares y a la que se invitaba a todos los vecinos. Además, tras acuchillar al gorrino en el corral, se servían a los invitados las viandas típicas del festejo. Todo el ritual, en el fondo, era una manera de demostrar que se era un cristiano auténtico, y ¡ay de quien no matara un gocho todos los inviernos o pusiera una excusa poco convincente para no asistir a la matanza en casa de un conocido! El consumo de la carne de porcino, principalmente jamón, embutidos curados y morcillas, también era motivo de ostentación social para dejar bien claro que no se tenía ni una gota de sangre hereje o que la reciente conversión al Cristianismo había sido veraz.

Incluso en El Quijote, el inolvidable Sancho Panza, deseoso de acreditar su aptitud para ser gobernador de una ínsula, jura tener sobre el alma “cuatro dedos de enjundia de cristianos viejos”, en referencia a las hojas de grasa (tocino) que se colgaban en las cocinas después de la matanza.

También llama la atención cómo algunos astutos judíos, simuladamente convertidos a nuestra Fe, se inventaron las "morcillas falsas", que exteriormente tenían todo el aspecto de ser porcinas, pero en realidad estaban elaboradas con pan, patata, y carne de ave o de conejo. Así cumplían con sus preceptos alimenticios y al mismo tiempo engañaban al vecindario y a la Inquisición. Estos productos (aunque ya cocinados con grasa de cerdo) forman parte hoy de nuestra gastronomía popular y reciben el nombre de farinato (Salamanca), androjas (Zamora) o morcilla patatera (Extremadura).

viernes, 18 de septiembre de 2015

LOS OBJETOS


No sé si es algo de lo que presumir, pero desde niño he tenido muy poco apego a las cosas materiales. Fui educado en la austeridad y en el rechazo a cualquier forma de materialismo, y aunque mi mentalidad y mi estilo de vida han evolucionado desde aquella juventud ya casi olvidada, lo cierto es que sigo sintiéndome incómodo en entornos lujosos, detesto las ostentaciones, no soy dado a caprichos y tengo un sentido de la propiedad bastante poco acusado.

Sin embargo, según pasan los años voy notando, con sorpresa, que mi apego hacia ciertos objetos es cada vez mayor. De chaval no sentía la menor querencia por las cosas que utilizaba o con las que convivía de forma cotidiana, como ropa, calzado, coche, complementos, herramientas, adornos de la casa, productos de aseo, material de oficina, etc. Pero últimamente, no sé qué me pasa, que siento un cariño especial por algunos de estos artículos, sobre todo por los que poseo desde hace mucho tiempo.

Me he fijado que suelo encariñarme mayormente con los objetos que uso desde hace más de diez años. Supongo que de algún modo me conmueve que, en plena cultura del usar y tirar, en plena era de las modas anuales para casi todo, haya sido capaz de conservar esas pertenencias durante toda una década. A veces ya son trastos desportillados por el uso frecuente, pero, tras tanto tiempo a mi lado, me resisto a deshacerme de ellos salvo que no puedan cumplir su función, y comienzo a cuidarlos con un mimo que jamás les dediqué cuando eran nuevos. Me niego a reemplazarlos por otros artículos más bonitos o modernos, y paso a conservarlos mentalmente en el museo de mis nostalgias.

Son muchos los efectos personales guardados en mi desván afectivo. Mi anillo de boda. Mi reloj de pulsera. La pluma plateada con la que escribo a diario en el trabajo. El cubilete marrón de la mesa de mi despacho. Mi vieja mochila color granate de Coronel Tapiocca. Alguna prenda de abrigo del año catapún. Mis prismáticos Minox. La radio-despertador que me despereza todas las mañanas. Mis botas de trekking. La cantimplora que uso desde la adolescencia. Unos mocasines de verano que compré en 2005. Las revistas en las que escribía a los veintitantos. Mi ejemplar encuadernado (y repleto de notas) de la Ley 30/1992. Mis CD´s de Sabina y de los Beatles. El tazón en el que desayuno todos los días. Mi portafolios de piel. Las toallas de la mili, que sigo llevando al gimnasio. La marioneta de la rana Gustavo que preside mi salón. Mis guantes negros de piel. Una sahariana beige con mangas desmontables. Mi albornoz negro y naranja. Varias gorras que me regalaron hace siglos. Una pulsera con la bandera de España que se cae a cachos. Un antiguo volumen de segunda mano de la novela El padrino. Mi navaja multiusos... Y mi camisa azul, que ya duerme en el armario.

También siento una mezcla de estima y de fidelidad irresquebrajable por algunos bienes de consumo que siempre compro de la misma marca, como la agenda Moleskine o el masaje de afeitado Floïd. Y por supuesto, mi peinado, que no es un objeto material ni un producto, pero, al llevar con el mismo desde los dos años (salvo las patillas), también le tengo devoción.

Estos pequeños cachivaches, utensilios, enseres y atuendos de mi día a día son, para mí, pequeños símbolos de permanencia y lealtad, fuentes inagotables de recuerdos, y pruebas casi vivientes de que el tiempo de ninguna manera puede arrasarlo todo.

miércoles, 16 de septiembre de 2015

¡UNA ESPAÑA FUERTE Y UNIDA!


El españolismo del líder afroamericano emocionó a nuestro monarca


En el encuentro, ayer, entre S.M. Don Felipe y el Presidente de Estados Unidos, este declaró solemnemente: “Estamos profundamente comprometidos a mantener la relación con una España fuerte y unida”, en fina alusión a las elecciones catalanas de la semana que viene.

Grande y unida. Casi lloro de la emoción. ¡Ni José Antonio Primo de Rivera!

Estas declaraciones se enmarcan en la intensa campaña de Rajoy para recabar apoyos internacionales a la unidad española frente al dislate separatista. En un sentido similar, aunque en tono más aséptico, se pronunciaba a principios de mes la canciller alemana Ángela Merkel: “Los tratados de la UE garantizan la soberanía y la integridad territorial de cada estado" (…) “Es muy importante que se respete la legalidad internacional”.

A uno le entran tentaciones de agradecer a los dos grandes mandatarios sus hermosos gestos a favor de la incolumidad de nuestro territorio, pero igual habría que preguntarse hasta qué punto son sinceras y desinteresadas sus rimbombantes declaraciones, máxime cuando ninguno de ellos tiene la más mínima noción (ni interés en adquirirla) sobre la trayectoria histórica de los condados catalanes y de la Corona de Aragón, y además se trata de un asunto de estricta política interna.

No puede obviarse que nuestras importaciones procedentes de los Estados Unidos han repuntado en los últimos tres años y que las inversiones españolas en compañías gringas han experimentado un reciente y extraordinario crecimiento que se espera que continúe. La súper potencia norteamericana es también la primera inversora extracomunitaria en nuestro maltrecho país, con el 13% del total.

En definitiva, sería pecar de ingenuos (por emplear un término neutro y biensonante) suponer que las encendidas palabras del negrito Barack nos van a salir gratis. Mi intuición me advierte que no son más que la contraprestación al gobierno español por algún acuerdo comercial especialmente suculento para el Tío Sam.

Y Alemania, parecido.

Tengamos muy clarito que si la región de Cataluña se acabara segregando de España -Dios no lo quiera y los buenos españoles no lo permitan- , los yanquis y los germanos no tendrían el menor empacho en reconocer el nuevo estado catalán independiente. Todo dependería una vez más de cómo les salieran las cuentas.

domingo, 13 de septiembre de 2015

PICADURAS VERANIEGAS (6): MOSQUITOS




De todas las picaduras veraniegas, la más popular y la que todos hemos sufrido alguna vez es la del mosquito, denominación con la que se conoce coloquialmente en España a los insectos dípteros hematófagos llamados culíferos.

Los mosquitos se encuentran principalmente en zonas húmedas o cercanas a masas de agua, ya que es en los medios acuáticos donde depositan los huevos y donde se desarrollan sus larvas y pupas antes de convertirse en adultos y echar a volar. 

Para el desarrollo y puesta de los huevos, las hembras de culífero necesitan alimentarse de sangre (los machos solo comen néctar de las flores). Para ello están dotadas de un fino estilete llamado probóscide que clavan en la piel de diversos vertebrados para extraer el nutriente al tiempo que inyectan una sustancia coagulante para facilitar la operación. Una curiosidad es que una hembra recién alimentada muestra su abdomen hinchado y de color rojo. 

Los humanos no somos, ni mucho menos, la principal víctima de los mosquitos, que suelen preferir la sangre de aves, anfibios (sobre todo ranas) y reptiles (básicamente lagartijas). 

A diferencia de lo que sucede en áreas tropicales, en España, en principio, la picadura de mosquito no es peligrosa. Normalmente atacan dos o tres veces seguidas, dejando varias ronchas en la piel, en una misma zona, que causan más picor que dolor. De hecho hay personas a las que les produce una sensación agradable rascarse la hinchazón provocada por este insecto. Sea como sea, cuanto más se rasca la herida, más se agranda y más escuece.

En España se han observado 61 especies de culífero, y es tradición denominar cínifes o cénzalos a las variedades de mayor tamaño, con largas patas y probóscide bien visible. Ambas denominaciones son acientíficas y el Diccionario de la RAE las recoge como simples sinónimos de mosquito.

Hace diez años cruzó nuestras fronteras, camuflado en un camión de neumáticos, la especie asiática Aedes albopictus, más conocida como mosquito tigre, que ha logrado expandirse por Andalucía y por la mayor parte de las comunidades mediterráneas. Este bicho negro con rayas blancas sí que es inquietante, pues, además de ocasionar un picotazo muy doloroso, puede transmitir enfermedades como el dengue e incluso el Chikunguña, un virus tropical de origen africano que, pese a su nombre, que suena a coña, es el causante de una grave enfermedad que afecta a las articulaciones.

Este mismo verano se ha vivido una cierta paranoia en Cataluña a cuenta del mosquito tigre. Las autoridades medioambientales de esta hermosa región han puesto en marcha la campaña Atrapa el tigre y una app (Tigatrapp) para que los ciudadanos manden fotos de los lugares donde hayan avistado huevos, larvas o ejemplares adultos, para facilitar las tareas de exterminio de este insecto tan puñetero.


Otras picaduras veraniegas en La pluma viperina:

- Escolopendras
- Medusas
- Tábanos
- Escorpiones
- Avispas y abejas

viernes, 11 de septiembre de 2015

CUITAS DE UN BLOG EN FACEBOOK




Desde hace dos años puede seguirse La pluma viperina a través de Facebook. Mi experiencia con el blog en esta red social ha sido hasta ahora bastante agridulce.

Por un lado es una herramienta interesante en la medida que permite estudiar la reacción  espontánea del público ante cada post, averiguar rápidamente qué contenidos gustan y cuáles dejan indiferente al personal. Esto está muy bien, ya que este feedback instantáneo y a veces masivo permite enriquecer las temáticas, mejorar los enfoques y afinar las habilidades comunicativas. Al fin y al cabo el principal objetivo de cualquier bitácora es ser leída.

Pero publicar el blog en Facebook también tiene efectos, a mi juicio, perjudiciales. Tenemos una tendencia instintiva a creer que una entrada con cinco mil Me gusta siempre será mejor que otra con solo cinco, y no es cierto. La popularidad en la red de Zuckerberg resulta engañosa y demasiadas veces está reñida con la calidad. Para obtener audiencia en un medio tan multitudinario y poco selectivo suele ser imprescindible sacrificar matices, profundidad, extensión y nivel intelectual en los temas tratados, y además siempre está la tentación, a menudo invencible, de recurrir a ciertos trucos cutres (pero efectivos), como los títulos impactantes o las fotos sensacionalistas. Este comportamiento adaptativo puede terminar menoscabando el pedigrí y la independencia de un blog.

Aunque no siempre es así. Debo reconocer que cuando me curro un post, Facebook suele premiármelo, igual que castiga con su indiferencia mis textos más anodinos. 

Lo que es innegable es que el nivel medio de los usuarios del Caralibro es más bien bajo, y que, por lo general, tienen mucha más aceptación las ideas simples, la actualidad del último segundo, el morbo y la información masticada y remasticada que los artículos o ensayos de cierta enjundia o que pretenden invitar a la reflexión. 

Por ejemplo, me parece muy ilustrativo lo sucedido estos dos últimos días con mi polémico post Refugiados maricones, que ha tenido una inusual acogida en Facebook. La entrada ha sido compartida por cientos de personas y ha recibido un ingente número de comentarios. Al principio me halagó este pequeño éxito, pero la vanidad solo me duró hasta que leí las casi cien intervenciones. Más del 80% de los comentaristas (a favor y en contra casi en igual proporción) demostraban un porte intelectual de muy bajos vuelos. Un lenguaje de SMS, faltas tipográficas y ortográficas, destrozos gramaticales e inculturas supinas orgullosamente evidenciadas contrastaban demasiado con la forma y el fondo impecables que caracterizan a los comentarios, mucho menos numerosos, de la pagina del blog. Ni un solo comentario de Facebook me hizo pensar ni medio segundo, ni plantearme nuevas perspectivas del problema de los refugiados.

Dicen que Facebook está dejando en los huesos a los blogs personales porque es un medio más inmediato, intuitivo y ágil, en el que se puede opinar más rápido y dejar un Me gusta en vez de molestarse en escribir texto, pero no sé, qué queréis que os diga, yo me siento muy orgulloso del caché de los seguidores de la versión blog de La pluma viperina y de la riqueza de su zona de comentarios, mientras que la súper plataforma social americana me recuerda a una charca de ranas, a una casa de putas, a una asamblea de Podemos.

miércoles, 9 de septiembre de 2015

REFUGIADOS MARICONES

La mayoría de los refugiados son varones en edad militar que buscan librarse de empuñar un fusil

Me quería explayar sobre el espinoso tema de los refugiados sirios y sobre la cuota que le va a tocar a la súper solidaria España, pero casi mejor otro día. Hoy me limitaré a lanzar una breve y capciosísima pregunta.

Desde que ha comenzado el flujo masivo de ciudadanos sirios hacia los países de la Unión Europea (bueno, en realidad hacia Alemania), los medios de comunicación nos han recalcado que se trata de pobres civiles que huyen del avance de las milicias yihadistas del Estado Islámico.

Pero el cuadro no es exactamente como nos lo pintan. Uno de los principales motivos por el que decenas de miles de familias sirias están huyendo de su país es eludir el reclutamiento forzoso de varones en edad militar, que, por cierto,  representan, a pesar de las imágenes de la tele, casi dos tercios del grueso de los autoexiliados. Si se quedaran en Siria, estos "hombres" podrían ser reclutados tanto por el gobierno legítimo de Bashar al-Asad como por el Ejército Libre Sirio u otras unidades de apoyo a los rebeldes, incluido el propio Estado Islámico.

La pregunta es bien sencilla: ¿Por qué tiene Occidente que sacar las castañas del fuego (acoger exiliados, bombardear las posiciones de ISIS) a un país cuyos jóvenes no tienen el valor, la dignidad y la decencia de luchar por el futuro de su patria? ¿Por qué tiene que mojarse, arriesgarse y gastar un euro la Unión Europea si los varones sirios mayores de edad eluden implicarse en el conflicto y huyen como mariconas del alistamiento? 

¿Por qué estos mierdas no se quedan en su tierra y se enrolan en la Fuerza de Defensa Nacional, en Hezbolá o donde les salga de los cojones para plantar cara a la barbarie integrista por la que tanto lloriquean, en vez de correr como las niñas cuando ven un ratón?

Y todavía digo más: ¿Por qué los refugiados contrarios al gobierno sirio (que los hay y muchos) no se atreven a unirse a las filas rebeldes para luchar por la Siria que sueñan y prefieren apuntarse a la sopa boba de Europa y esperar a que sean los americanos, Reino Unido o Francia los que desalojen al supuesto tirano?

Unos varazos de avellano les daba yo para que se dieran la vuelta y corrieran a cumplir sus deberes con su patria.

domingo, 6 de septiembre de 2015

AQUELLA CANCIÓN DE TERESA RABAL



Teresa Rabal hizo su última gira hace tres años


El Papa Francisco dijo en junio que “es injusto acusar a los sacerdotes y obispos de comunistas cuando hablan de los pobres”. Tiene toda la razón, pero no solo pasa con los curas; es ya una vieja y odiosa costumbre de las clases sociales acomodadas, imbuidas de un conservadurismo egoísta, llamar rojo a cualquiera cuyas ideas contengan la menor pincelada de justicia social. A mí también me han llamado izquierdista varias veces a la cara, la última hace dos años un alto cargo del Partido Popular. 

El problema es que como tanto los militantes marxistas como las personas mínimamente solidarias y sensibles sin ninguna relación con la izquierda defienden mucho a los pobres y apuestan por fórmulas redistributivas, no siempre resulta fácil captar si ciertos discursos son socialistas o simplemente equitativos. Yo creo que muchas veces, si no se especifican soluciones políticas concretas ni se mezclan otros mensajes más o menos velados, es imposible notar la diferencia. Izquierda y sensibilidad social a secas tienen un área de confluencia innegable. 

A cuento de este asunto me he acordado de una anécdota musical de mi infancia. Con siete años alguien me regaló una cinta casette de la conocida cantante para niños Teresa Rabal, que, por aquel entonces, era un auténtico fenómeno mediático. Sus alegres y pegadizas canciones eran tatareadas por todos los críos de España y por sus mamás. También es cierto que esta artista, que aún colea, no era del agrado de muchos padres, debido a su fuerte compromiso con el PCE y a que las letras de sus temas eran, según algunos, excesivamente ideológicas e inapropiadas para niños de tan corta edad como para los que iban dirigidas. Es cierto que, siempre con un tono divertido, sus canciones rebosaban valores como la generosidad y la igualdad, y buscaban concienciar a las criaturas sobre ciertas injusticias sociales con mensajes a menudo subliminales.

A mí la Rabal me parecía un poco rollo, pero mis padres me la ponían a veces en el coche para distraerme, igual que hacían con otros muchos cantantes o grupos infantiles de la época. Pero hubo una canción en particular, posiblemente de las más polémicas, que se me grabó en el coco y nunca he conseguido olvidar. Supongo que me impactaría la letra, sin más, pero luego con los años, según se fueron fraguando mis ideas políticas y fui adoptando nítidas posiciones respecto al marxismo, nunca dejé de preguntarme si de verdad aquella cancioncilla tenía tufo izquierdista o era perfectamente asumible y aplaudible por cualquier cristiano coherente; si se trataba de un panfleto demagógico para inyectar en el cerebro de los peques el cianuro de la lucha de clases, o era una buena manera de inculcarles (¿quizá prematuramente?) el orgullo del trabajo honrado y los sentimientos de justicia. 

Me encantaría que los amigos de La pluma viperina la escucharan y me dieran su opinión sincera.


viernes, 4 de septiembre de 2015

LA ESTATURA DE LOS LÍDERES




He leído en una revista que según un reciente estudio realizado en Estados Unidos, existe una sensible diferencia entre la estatura media de los directivos de grandes empresas norteamericanas y la del conjunto de la población del país. La conclusión es que los jefes son más altos que el resto del personal, y la pregunta que hay que hacerse es cuánto influye realmente el físico en el ejercicio eficaz del liderazgo.

En teoría un líder nato debería serlo por sus cualidades para dirigir equipos, sus dotes de mando, su habilidad comunicativa o su capacidad de compromiso, pero todos sabemos, o al menos intuimos, que estas aptitudes deben ir acompañadas de una cierta prestancia corporal y proyectarse en una imagen digna. En general, los grupos humanos no parecen dispuestos a aceptar la autoridad de un semejante que les decepcione a primera vista con un rostro desagradable, una estatura exigua, algún defecto físico manifiesto o incluso una voz endeble. El porte exterior tiene una importancia decisiva a la hora de ganarse el respeto de la gente, transmitir credibilidad y resultar convincentes. 

Esto antaño lo entendían muy bien casi todas las órdenes religiosas, que vetaban el ingreso en sus noviciados a cualquier aspirante con una tara o deformidad visibles (cojos, enanos, tartamudos). Suena cruel pero estas comunidades entendían que sus miembros, interlocutores entre Dios y el pueblo al fin y al cabo, debían irradiar la dignidad propia de su cometido, y no estar expuestos a burlas o motes en aquella sociedad mucho más insensible que la de ahora.

Y, al hilo de las conclusiones del estudio americano, se ve que hoy seguimos teniendo una concepción del liderazgo enormemente vinculada a la fisonomía y a otros elementos externos teóricamente sin relación alguna con las competencias directivas. Nos basta echar un vistazo alrededor. Honestamente debo decir que no conozco a ningún jefazo pequeñín ni a ninguna directora general gorda (marimacho, sí). Pero es que ni siquiera hace falta hablar de líderes. Cualquier pyme de tres al cuarto se resiste de manera espontánea, y yo diría que casi inconsciente, a contratar a feos, gordos, bajos o viejos para un puesto de cara al público. El lunes, en la sección de libros de El Corte Inglés, me atendió una jovencita muy retaco, rellenita y con gafas gruesas, y me pregunté de qué director de centro sería sobrina.

Pero también nos encontramos con excepciones muy notables, entre las que se me ocurren, así de pronto, el General Francisco Franco (un auténtico taponcete al que muchos apodaban Paca la Culona) y la actual canciller alemana Ángela Merkel, ambos paradigmas de grandes líderes poco aparentes. Aunque estos dos casos son muy distintos entre sí y las razones del éxito de cada uno (a pesar de su estampa) no tienen nada que ver, podemos aventurar que existen casos puntuales en que un extraordinario poder de imantación, una personalidad excepcionalmente arrolladora, una brillantez inaudita, un tesón a prueba de bomba y, por qué no decirlo, una hábil propaganda, pueden llegar a compensar las limitaciones estéticas de un dirigente. 

No confundamos, de todas formas, un líder con un jefecillo. Porque muchos me diréis que vuestros superiores en el trabajo son más feos que un culo y se tienen que subir a la silla para coger un archivador del segundo estante. Yo no me estoy refiriendo a tantas personas que ascienden a puestos de gestión o de mando intermedio, sin grandes equipos a su cargo, gracias a sus conocimientos y a su capacidad de trabajo. Yo hablo de los auténticos cabecillas natos, de los que se llevan a las masas de calle y tienen un poder natural para influir en sus colaboradores; de esos que ya los veíamos en el cole tomando siempre la iniciativa en los juegos y capitaneando en el patio a toda la clase sin necesidad de chulerías. ¡Ninguno era bajito!

miércoles, 2 de septiembre de 2015

ELOGIO Y MATIZ A LA REFORMA DE LA LOTC

Ayer el PP inició en el Congreso la tramitación de una reforma de la Ley Orgánica del Tribunal Constitucional (LOTC) para permitir que este tribunal pueda imponer multas coercitivas e incluso inhabilitar a las autoridades públicas que incumplan sus sentencias, así como encomendar al Gobierno de la nación la ejecución subsidiaria de las mismas.

Aunque el Gobierno no ha reconocido oficialmente que esta medida está concebida para frenar los planes separatistas de Mas y sus socios, y, más en concreto, para atajar una posible declaración unilateral de independencia del parlamento catalán, todos sabemos que este es su verdadero fin, e incluso algún cargo del PP ha hecho expresivas declaraciones en este sentido, como las del portavoz en el Congreso, Rafael Hernando, o las del propio candidato a la presidencia de la Generalidad, Xavier García Albiol, que ha advertido a los secesionistas que “la broma se ha terminado”.

De la forma más sintética posible, me gustaría dedicar un aplauso y, a la vez, hacer algunos matices a esta iniciativa de los populares.

El PP pretende obligar a los separatistas catalanes a cumplir todas las sentencias del Tribunal Constitucional

Un aplauso porque se trata de una reforma imprescindible de la LOTC, ya que ésta regula de forma demasiado escueta y genérica los mecanismos de ejecución de las resoluciones del tribunal de garantías constitucionales. Además, aunque la mayoría piensa que las multas y suspensiones se han pensado solamente para neutralizar una eventual declaración de independencia, lo cierto es que estos instrumentos ofrecen muchas más posibilidades, y, de hecho, van a permitir obligar al ejecutivo catalán a cumplir cualquier tipo de sentencia del alto Tribunal, y en especial las dictadas en materia de lengua y educación, ignoradas sistemáticamente por los nacionalistas.

La reforma es un acierto porque dotará al Estado del engranaje jurídico necesario para hacer frente a la chulería de Mas y sus mariachis, que ya han declarado en innumerables ocasiones que no están dispuestos a acatar las normas y las sentencias que supongan un obstáculo al proceso independentista.

Pero la medida merece también, si no reproches directos, sí algunas importantes matizaciones.

El primero de ellos es que responde, una vez más, al patético empeño de Rajoy en arreglar el problema catalán con argumentos puramente jurídicos y económicos, sin apelar en ningún momento al rico argumentario histórico que desmantela las patrañas separatistas. Da la impresión de que para el PP el único motivo por el que Cataluña no debe independizarse es porque sería ilegal (y en esto incide la reforma) y porque sus empresas perderían dinero como consecuencia, por ejemplo, de su abandono forzoso de la Unión Europea. Estas ideas está muy bien manejarlas, y reconozco que Rajoy ha gestionado esta estrategia de forma acertada, en especial su interlocución con la canciller alemana, pero la lucha contra los planes de ruptura de los enemigos de nuestra Patria no puede quedarse ahí.

Otro matiz es el indiscutible oportunismo del proyecto, en vísperas de unas elecciones generales más que problemáticas para el partido de centro-derecha. Salta a la vista que se trata de un guiño a sus potenciales votantes, normalmente sensibilizados (aunque no como debieran) con  el tema de la unidad de España.

También cabe poner en duda la eficacia de la futura norma, pues en la proposición de ley tan solo se señala que el Tribunal Constitucional “podrá” imponer las multas o acordar las inhabilitaciones a las que nos hemos referido. Quienes trabajamos diariamente en la redacción y tramitación de normas jurídicas y disposiciones administrativas conocemos bien el truco del almendruco del “podrá” y sus implicaciones prácticas, que, en este caso, pueden traducirse en que el Tribunal presionará o no a los catalanes díscolos según le convenga o según determine el Gobierno de turno (ya sabemos de su “independencia”) y en que esta rimbombante reforma, si progresa, termine convertida en papel mojado.

Más matices. Reconozco que a mí cualquier normativa de este tipo me va a dejar insatisfecho, porque lo que me gustaría de verdad es ver a Mas, a Oriol y a Tardà colgados de una encina, pero por lo menos reconozcamos que la cuantía de las posibles multas (entre 3.000 y 30.000 euros) es ridícula. Estas cantidades son tan simbólicas que podrían recaudarse en media hora pasando la barretina en una Diada.

Para terminar, hay que saber leer entre líneas esta proposición de ley. Por desgracia, su intención de fondo es evitar a toda costa tener que recurrir a la suspensión de la autonomía prevista en el artículo 55 de la Constitución para cualquier comunidad autónoma que “no cumpliere las obligaciones que la Constitución u otras leyes le impongan, o actuare de forma que atente gravemente al interés general de España”, cuando esta solución (junto con la de la encina) es de las más idóneas para acabar con las maquinaciones de la ralea catalanista.