Un aspecto muy interesante de Podemos y del que nadie habla es su hábil manejo de la titulitis crónica que padecemos los españoles. La organización comunista liderada por Pablo Iglesias junior dice abanderar a los desheredados por la crisis, a las familias sin recursos, a los inmigrantes más humildes, a los submileuristas y a los parados de larga duración, pero a la vez su imagen pública se fundamenta en gran medida en la brillantez del currículum de sus dirigentes. Podemos siempre aprovecha para resaltar, a la menor ocasión, la alta cualificación académica y profesional de sus líderes: doctorados, puestos en la Universidad, libros escritos, idiomas hablados… Esta estrategia, que, en principio, por elitista, podría parecer contradictoria con su sesgo social y populachero, es sin embargo muy inteligente. Iglesias y sus amigos saben muy bien que en este país los títulos y los rangos impresionan mucho al personal, que los españoles estamos dispuestos a digerir de mejor grado las enormidades de un marxista iluminado si este tiene dos carreras, una de ellas con Premio Extraordinario, y trabaja como flamante profesor en la Facultad de Ciencias Políticas, que si se gana la vida como técnico de lavadoras.
Pero a la hora de confeccionar las listas para las elecciones municipales y autonómicas de la semana que viene, estos izquierdosos recauchutados se han encontrado con el problema de que la gente de la calle tiene unos estudios y unos puestos de trabajo sensiblemente más cutres que los de Pablemos, Errejón y el gurú de Monedero. Se han dado cuenta de que en el rojerío no hay nivel, Maribel, y no les ha quedado otra que tirar de candidatos muy normalitos, entre ellos su aspirante a la presidencia de la Junta de Castilla y León, Pablo Fernández Santos, un humilde quiosquero de la capital leonesa.
No obstante, los líderes de la formación del redondel blanco sobre fondo morado han hecho todo lo posible por maquillar los currículos menos lucidos, obviando ciertos datos y resaltando otros. El caso del melenudo Fernández Santos es muy significativo. Desde sus primeras apariciones en público, este candidato se presentó como un joven de 38 años, licenciado en Derecho por la Universidad Complutense y “actualmente autónomo”. Así aparece literalmente en numerosas notas de prensa, entrevistas, y en la propia página web de Podemos. Ni que decir tiene que esta escueta información no tardó en despertar curiosidades y suspicacias, pues el uso de un concepto tan polivalente como “autónomo” evidencia la intención de camuflar la verdadera actividad profesional del sujeto, que no es otra que vender periódicos, pipas y Aspitos. El adverbio “actualmente” también tiene su miga, ya que intenta dar a entender (sin conseguirlo) que el señor Fernández posee una sólida formación jurídica y que solo de forma provisional se está dedicando a despachar chicles, regalices y revistas de cotilleo, una profesión muy digna, por cierto, pero que no acaba de encajar con la idea que quiere vender el camarada Iglesias de los integrantes de sus candidaturas.
Ahora en las últimas semanas, el quiosquero “revolucionario” ya ha salido en algunas fotos posando en su establecimiento, con las chuches y los coleccionables de fondo, aunque por lo visto ha dejado el negocio a cargo de un asalariado para poder centrarse en sus obligaciones electorales, igual que cualquier político de la casta.
Yo no tengo ningún inconveniente en que el dueño de un quiosco de prensa dé el salto (casi el vuelo) a la política regional. En cambio, viendo cómo han redactado la semblanza personal de su candidato, da la impresión de que Podemos es algo más reticente. Ya he dicho en otras entradas que la sensibilidad social, la ética, la inteligencia, las dotes de liderazgo y la capacidad organizativa que para mí deben caracterizar a un buen político no tienen que ir necesariamente de la mano de una titulación superior ni de una determinada trayectoria profesional. Lo que sí es cierto es que hoy en día, cuando poseer un título universitario está al alcance de cualquiera con un mínimo de interés, resulta un tanto chocante que una persona joven, despierta y con inquietudes sociopolíticas no lo haya obtenido. Igual que sorprende que un licenciado en derecho con las cualidades oratorias y la astucia que ha demostrado Pablo Fernández haciéndose con la dirección regional de un partido con tantas luchas intestinas, "prefiera" vender piruletas y recargar tarjetas de autobús a desarrollar una labor de horizontes más sugestivos.
En resumen, y aunque pueda sonar fatal, de un señor de casi 40 tacos que trabaja en el quiosco del barrio, poco nos interesa a los votantes que sea licenciado en derecho. Es un dato superfluo que no nos dice nada sobre sus conocimientos útiles. No es más que el nombre de un título que solo importa a los mandamases de su partido, tan obsesionados al parecer con el historial académico de sus afiliados.
Pero a la hora de confeccionar las listas para las elecciones municipales y autonómicas de la semana que viene, estos izquierdosos recauchutados se han encontrado con el problema de que la gente de la calle tiene unos estudios y unos puestos de trabajo sensiblemente más cutres que los de Pablemos, Errejón y el gurú de Monedero. Se han dado cuenta de que en el rojerío no hay nivel, Maribel, y no les ha quedado otra que tirar de candidatos muy normalitos, entre ellos su aspirante a la presidencia de la Junta de Castilla y León, Pablo Fernández Santos, un humilde quiosquero de la capital leonesa.
No obstante, los líderes de la formación del redondel blanco sobre fondo morado han hecho todo lo posible por maquillar los currículos menos lucidos, obviando ciertos datos y resaltando otros. El caso del melenudo Fernández Santos es muy significativo. Desde sus primeras apariciones en público, este candidato se presentó como un joven de 38 años, licenciado en Derecho por la Universidad Complutense y “actualmente autónomo”. Así aparece literalmente en numerosas notas de prensa, entrevistas, y en la propia página web de Podemos. Ni que decir tiene que esta escueta información no tardó en despertar curiosidades y suspicacias, pues el uso de un concepto tan polivalente como “autónomo” evidencia la intención de camuflar la verdadera actividad profesional del sujeto, que no es otra que vender periódicos, pipas y Aspitos. El adverbio “actualmente” también tiene su miga, ya que intenta dar a entender (sin conseguirlo) que el señor Fernández posee una sólida formación jurídica y que solo de forma provisional se está dedicando a despachar chicles, regalices y revistas de cotilleo, una profesión muy digna, por cierto, pero que no acaba de encajar con la idea que quiere vender el camarada Iglesias de los integrantes de sus candidaturas.
Ahora en las últimas semanas, el quiosquero “revolucionario” ya ha salido en algunas fotos posando en su establecimiento, con las chuches y los coleccionables de fondo, aunque por lo visto ha dejado el negocio a cargo de un asalariado para poder centrarse en sus obligaciones electorales, igual que cualquier político de la casta.
Yo no tengo ningún inconveniente en que el dueño de un quiosco de prensa dé el salto (casi el vuelo) a la política regional. En cambio, viendo cómo han redactado la semblanza personal de su candidato, da la impresión de que Podemos es algo más reticente. Ya he dicho en otras entradas que la sensibilidad social, la ética, la inteligencia, las dotes de liderazgo y la capacidad organizativa que para mí deben caracterizar a un buen político no tienen que ir necesariamente de la mano de una titulación superior ni de una determinada trayectoria profesional. Lo que sí es cierto es que hoy en día, cuando poseer un título universitario está al alcance de cualquiera con un mínimo de interés, resulta un tanto chocante que una persona joven, despierta y con inquietudes sociopolíticas no lo haya obtenido. Igual que sorprende que un licenciado en derecho con las cualidades oratorias y la astucia que ha demostrado Pablo Fernández haciéndose con la dirección regional de un partido con tantas luchas intestinas, "prefiera" vender piruletas y recargar tarjetas de autobús a desarrollar una labor de horizontes más sugestivos.
En resumen, y aunque pueda sonar fatal, de un señor de casi 40 tacos que trabaja en el quiosco del barrio, poco nos interesa a los votantes que sea licenciado en derecho. Es un dato superfluo que no nos dice nada sobre sus conocimientos útiles. No es más que el nombre de un título que solo importa a los mandamases de su partido, tan obsesionados al parecer con el historial académico de sus afiliados.
8 comentarios:
Buen post de nuevo. Aunque no hago exactamente el mismo análisis de los motivos, que sin duda han llevado a Podemos a colocar al frente de sus filas, a gente con un expediente académico brillante.
Pablo Iglesias, que es muy muy listo, sabía que sus melenas, pendientes y camisas de mercadillo iban a quedarse muy cojas, sin un sólido respaldo curricular.Conoce muy bien a la carcundia. Y uno de los argumentos favoritos de los reaccionarios españoles es acusar de vagos y maleantes a todo aquel que promueve una huelga o una protesta.Cebarse con la falta de formación de los políticos surgidos de las fábricas, y tachas de holgazanes a huelguistas, manifestantes y contestatarios, han sido dos de las armas arrojadizas favoritas del facherío y el liberalismo "ilustrado" de este país.
Pero amigo, aquí hemos pinchado en hueso: resulta que el tío que nos invita a las sentadas y a las huelgas tiene una trayectoria académica impecable y nos ha dejado fuera de juego.
Ya no queda tan bien Losantos afeando el bagaje cultrural a un fulano que tiene un currículum muy superior al suyo; ya no puede echarle en cara su falta de letras, ni deslegitimar su valía política por tal motivo.. Y eso es una parte importante del éxito de Podemos.
Todavía me estoy acordando de un enfrentamiento sobre el tema de las becas,- a las que la derecha tanto gusta adosar a la brillantez del alumno-,entre el fofilacayo Marhuenda e Iglesias.
Pablemos le preguntó al manijero juntaletras de cuantas becas había disfrutado y cuantas matrículas de honor había obtenido en su vida...Obtuvo en ambos casos la callada por respuesta.
Obviamente el coletudo no tenía ningún miedo al contraataque.
Vaya, Neri, creo que la idea no responde tanto a la titulitis, como a desmontar una coartada política de la derecha española.
Perdón, en su quiosco se venden revistas guarras?
Por aquí por estas tierras leonesas, este personaje no tiene demasiada buena fama, las malas lenguas dicen, y yo no lo he podido comprobar a ciencia cierta, que este señor en su época universitaria era bastante conocido, por el Húmedo, por gustarle la gresca y el revuelo... No se si tuvo un buen o mal expediente, tampoco si se quiso dedicar al quiosco por obligación o por devoción, ni si pudo o no enfocar su vida profesional a realizar tareas más cualificadas. Lo que presumo es que alguien, que defiende las ideas Pablopodemistas, no puede ostentar muchas luces, o si las ostenta, simplemente las utiliza en beneficio propio, por el medrarismo fácil y barato y el ansia viva de poder.
Se ha vendido mucho por parte de Iglesias la cualificación académica de sus candidatos, pero si por eso fuera, no cabe la menor duda que el PP se lleva la palma, plagado en sus filas con Abogados del Estado, Registradores de la propiedad y doctores en todas las disciplinas habidas y por haber. Si por eso fuera, el Partido Popular, ganaría de calle todas las elecciones.
Brujo, muy buen comentario. Es verdad que el recurso de descalificar al adversario por su falta de currículum ha sido siempre muy típico en la derecha y en teoría ahora con Pablo Iglesias lo van a tener más difícil. Dos cosas, eso sí: No creo que Jiménez Losantos tenga peor currículum profesional que Pablemos, y tenemos que tener cuidado porque tener becas, matrículas de honor, doctorados, catedras etc, no es indicio alguno de ser un buen político o gestor, ni nucho menos de ser una persona ética, así que no nos ceguemos.
Teutates, si Podemos ganara las elecciones generales, muchos "Abogados del Estado, Registradores de la propiedad y doctores en todas las disciplinas habidas y por haber" se pasarían rápidamente a sus listas.
No lo dude Señor Neri. ;-)
Y al quiosco se dedicó por devoción, no lo dude. Era su sueño desde que estaba en EGB.
"A un hombre no se le reconoce por lo que sabe sino por lo que hace con lo que sabe" Martin Luther King.
Me parece un criterio excelente y que matiza la titulitis tan española.
El caballero kioskero no sale bien parado mirando así las cosas, aunque supongo que habrá que matizar con las oprtunidades que le ha ofrecido la vida, y a su vez matizar la matización preguntando que ha hecho él para tener oportunidades, ya que estas no suelen venir directamente a casa, hay que buscarlas.
Yo no lo votaría, no solo por su partido sino también por él.
Excelente, Alco, muy buen comentario, gracias.
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