domingo, 7 de agosto de 2011

HISTORIAS DE ESPAÑA VIEJA (XVIII): LA LEGIÓN CÓNDOR Y LA REINA ISABEL

Por razones interesadas a veces se ha sobredimensionado la intervención de la Alemania nazi en nuestra Guerra Civil. Sobre todo la izquierda siempre ha cacareado que Franco venció gracias casi exclusivamente al apoyo de Mussolini y de Hitler, olvidando que estas fuerzas quedaron compensadas por la ayuda soviética y por las Brigadas Internacionales.

Por otra parte, la Operación Fuego Mágico, con la que Hitler mandó a los nacionales la Legión Cóndor, en la que combatieron en total unos 5.000 alemanes, no nos salió gratis precisamente, ya que hubo que pagar una millonaria factura. Tampoco debe olvidarse que los nazis actuaron en beneficio propio desde el primer momento, no solo por su interés político en evitar una alianza izquierdista entre Francia y España que hiciera peligrar sus estatus en el suroeste de Europa, sino también por la oportunidad de experimentar con sus armas (en especial con su emblemático avión Junker 52) antes de meterse en el fregado de la II Guerra Mundial, utilizando nuestro territorio como campo de pruebas, y por su deseo de expandir los negocios teutones en la Península Ibérica, como así sucedió a partir del 39.

Aparte del dinero que nos costó esta ayuda militar (que por supuesto hay que agradecer en su justa medida), otra de sus implicaciones fue la posterior intervención en Rusia de la División Azul, que se saldó con la vida de 5.000 valientes.

Pero lo que sin duda será difícil de olvidar es la anécdota tragicómica de la valoración de Hitler sobre la Legión Cóndor en agosto de 1942, recogida en su libro Conversaciones privadas. De todos es sabido que el Führer, a pesar de sus numerosas lecturas, no era un hombre muy culto, quizá por lo desordenado y a veces absurdo de las mismas, pero de todas formas España entera se quedó ojiplática con su "divertido" comentario, motivado por un discurso del Caudillo en el que, como de costumbre, se entroncaba la heroicidad de España en la gloriosa Cruzada del 36 con el espíritu de Isabel la Católica.

He aquí la joya:

Franco tiene que levantar un monumento a la gloria del Junker 52. A este avión es a quien tiene que agradecer su victoria la revolución española. Fue una suerte que nuestro avión pudiera volar directamente de Stuttgart a España. (…) Si en 1936 no hubiera decidido enviarle nuestro primer avión Junker, Franco nunca hubiera sobrevivido. Y ahora se atribuye su salvación a la Reina Isabel, ¡Isabel la Católica! ¡La mayor ramera de la historia, que fue condecorada por el Papa con la rosa de la virtud, más o menos en la época en que se crucificaba a nuestro Luis de Baviera a causa de Lola Montes!”.

Está visto que el súper ario no se enteraba ni de qué iba la vaina. ¿Es posible mayor palurdez que confundir a Isabel la Católica con la promiscua Isabel II?

6 comentarios:

El chico de los tablones dijo...

Jajajaja, se trata de una divertida confusión de identidades, desde luego. Aunque no menos graciosa es la forma en la que el Führer sobredimensiona las repercusiones del Junker 52 en nuestra guerra. No hay que olvidar, como bien apunta usted, que la Guerra Civil Española no pasó de ser una "pretemporada" para la Luftwaffe: Guernica, por ejemplo, no fue sino un ensayo de tácticas bélicas con el último grito en bombarderos, los Heinkel 111.

Dulcinea dijo...

Bueno Al Neri, tampoco hay que ponerse así, que todo el mundo puede equivocarse, ¿no crees?

trija dijo...

¿Como era ese dicho? algo así como: "mas vale parecer tonto, que abrir la boca y confirmarlo"

Anónimo dijo...

Esas "Conversaciones" no tienen mucho crédito entre historiadores serios.

fer dijo...

falsificando fuentes. cristiano típico.

Al Neri dijo...

Díganos usted, Fer, qué fuente he falsificado para ilustrarnos desde su sapiencia pagana.