El sentido del humor es algo muy subjetivo. Lo que a uno le hace rebozarse de risa a otros, ni pizca de gracia, y un fulano que a algunos les puede resultar un cachondo, otros a lo mejor lo ven como un seto. Pero un debate típico es el de si las mujeres tienen más o menos sentido del humor que los hombres, y, de hecho, es un lugar común afirmar que ellas lo tienen muchísimo menos desarrollado que nosotros. Como muestra de esta idea tan extendida, la frase que siempre dice Aprendiz de brujo: “Las mujeres son superiores a nosotros en todo menos en el sentido del humor”.
De verdad yo no pienso que sea así. Lo que sí creo es que mujeres y hombres somos el producto de una educación de siglos que ha condicionado nuestra mentalidad hasta límites insospechados, y que ellas han sido educadas tradicionalmente en la abnegación, en la renuncia, en el sentido de la responsabilidad, en la maternidad desde edad temprana y en las tareas domésticas desde crías, y todo eso deja una huella social tan fuerte que al final las chicas como que salen más maduras que nosotros, menos dadas a hacer el gilipollas.
Esta educación de siglos mayormente dictaba que mientras que los hombres tenían derecho a disponer de un espacio de tiempo libre, de taberna, partida, caza, fútbol o amigotes, en el que relajarse y "jugar" como niños, las mujeres quedaban atadas al hogar y a la prole en régimen de dedicación exclusiva, durmiendo con un ojo abierto si me apuras. Generaciones y generaciones de maridos han tenido como única responsabilidad currar sus horas y traer el sueldo, a diferencia de sus sacrificadas esposas, a las que se cargaba, sin paréntesis alguno, con todos los aspectos domésticos de ropa, educación de los hijos, colegios, compras y limpieza, por no hablar de la obligación añadida de velar por todos, cuidar a todos en los más pequeños detalles. Y eso no hay sentido del humor que lo resista.
Ahora que las cosas han cambiado tan deprisa, también las vemos a ellas más relajadas, con más ganas de hacer el tonto y de derrochar sentido del humor. Pero ya digo que la huella de siglos está ahí y se sigue notando un huevo. Cuando nos quejamos de que no saben tomarse las cosas con filosofía, que se disgustan por todo y que no soportan que hagamos un poco el chorras para relativizar, quizá deberíamos pensar cómo nos tomaríamos nosotros la vida si nos hubieran metido en el coco durante milenios el chip de tirar de todo y de todos, y de ser los últimos responsables de que todo funcione en una casa y en una familia. Casi nada.
En cualquier caso, pretender que nosotros tenemos mucho más humor y cintura me parece muy subjetivo. Solemos burlarnos bastante de las tías diciendo que si a nosotros nos llaman feos o gordos, nos da igual y hasta somos capaces de reírnos de nosotros mismos y de nuestra barriguita cervecera, mientras que ellas son esclavas de su susceptibilidad y que si le dices a una que ha engordado un kilo le puede dar un pampurrio. Pues bien, el tema, una vez más, es educativo. A la mujer occidental se la ha inculcado hasta la médula la importancia del físico para poder triunfar socialmente y para encontrar marido. La idea machacona de que la belleza en una mujer lo es todo supone un lastre demasiado grande como para pretender que solo unos pocos años después de su “liberación” ya se descojonen espontáneamente de sus michelines.
Habría que tantearnos a los hombres con otros temas en los que hayamos sido lobotomizados durante generaciones, a ver si tenemos tanto sentido del humor como pretendemos. A ver, por ejemplo, quién es el guapo que se ríe con desenfado cuando alguien pone en duda su virilidad, su inteligencia o su capacidad para el trabajo y para ganar dinero. Seguro que entonces saltamos con mucha más furia que la feúcha a la que hacen una coña sobre la plaza de toros de su culo. Y si no, haced la prueba.
De verdad yo no pienso que sea así. Lo que sí creo es que mujeres y hombres somos el producto de una educación de siglos que ha condicionado nuestra mentalidad hasta límites insospechados, y que ellas han sido educadas tradicionalmente en la abnegación, en la renuncia, en el sentido de la responsabilidad, en la maternidad desde edad temprana y en las tareas domésticas desde crías, y todo eso deja una huella social tan fuerte que al final las chicas como que salen más maduras que nosotros, menos dadas a hacer el gilipollas.
Esta educación de siglos mayormente dictaba que mientras que los hombres tenían derecho a disponer de un espacio de tiempo libre, de taberna, partida, caza, fútbol o amigotes, en el que relajarse y "jugar" como niños, las mujeres quedaban atadas al hogar y a la prole en régimen de dedicación exclusiva, durmiendo con un ojo abierto si me apuras. Generaciones y generaciones de maridos han tenido como única responsabilidad currar sus horas y traer el sueldo, a diferencia de sus sacrificadas esposas, a las que se cargaba, sin paréntesis alguno, con todos los aspectos domésticos de ropa, educación de los hijos, colegios, compras y limpieza, por no hablar de la obligación añadida de velar por todos, cuidar a todos en los más pequeños detalles. Y eso no hay sentido del humor que lo resista.
Ahora que las cosas han cambiado tan deprisa, también las vemos a ellas más relajadas, con más ganas de hacer el tonto y de derrochar sentido del humor. Pero ya digo que la huella de siglos está ahí y se sigue notando un huevo. Cuando nos quejamos de que no saben tomarse las cosas con filosofía, que se disgustan por todo y que no soportan que hagamos un poco el chorras para relativizar, quizá deberíamos pensar cómo nos tomaríamos nosotros la vida si nos hubieran metido en el coco durante milenios el chip de tirar de todo y de todos, y de ser los últimos responsables de que todo funcione en una casa y en una familia. Casi nada.
En cualquier caso, pretender que nosotros tenemos mucho más humor y cintura me parece muy subjetivo. Solemos burlarnos bastante de las tías diciendo que si a nosotros nos llaman feos o gordos, nos da igual y hasta somos capaces de reírnos de nosotros mismos y de nuestra barriguita cervecera, mientras que ellas son esclavas de su susceptibilidad y que si le dices a una que ha engordado un kilo le puede dar un pampurrio. Pues bien, el tema, una vez más, es educativo. A la mujer occidental se la ha inculcado hasta la médula la importancia del físico para poder triunfar socialmente y para encontrar marido. La idea machacona de que la belleza en una mujer lo es todo supone un lastre demasiado grande como para pretender que solo unos pocos años después de su “liberación” ya se descojonen espontáneamente de sus michelines.
Habría que tantearnos a los hombres con otros temas en los que hayamos sido lobotomizados durante generaciones, a ver si tenemos tanto sentido del humor como pretendemos. A ver, por ejemplo, quién es el guapo que se ríe con desenfado cuando alguien pone en duda su virilidad, su inteligencia o su capacidad para el trabajo y para ganar dinero. Seguro que entonces saltamos con mucha más furia que la feúcha a la que hacen una coña sobre la plaza de toros de su culo. Y si no, haced la prueba.
15 comentarios:
Vamos a ver, toda generalización tiene un margen de error no total pero si considerable.
El sentido del humor, en el mejor de los sentidos, es patrimonio de unos cuantos privilegiados. Luego hay mucho graciosete, entre los que me incluyo que hacemos más cagar que reir,que tenesmo escao sentido del ridículo y nulo sentido de la dignidad y vamos por hay haciendo el bufón.
Hago un breve resumen de lo que me ha tocado vivir.
La mayoría de mujeres que me rodean son más guapas, más inteligentes, más duras, más coherentes, más autónomas, más maduras y más comprometidas que los varones con los que convivo.
Sin embargo los varones, (hablo de mi experiencia), son menos susceptibles, dan menos importancia al aspecto exterior,(ojo que esto está cambiando), llevan mejor sus defectos físicos y tienen más talento y capacidad para sacarle punta a sus propias miserias sentimentales, sexuales, profesionales o físicas.Y ya no digamos a las miserias ajenas.
He comprobado en no pocas ocasiones como soin las propias mujeres, las que reconocen que en este sentido prefieren como compañeros de trabajo,(no poir cuestiones de preparación o capacidad) a los varones antes que a las féminas.
Trascendiendo al terreno artístico, he conocido a pocas mujer que me ha hecho reir a ratos -Rosa María Sardá y alguna más se me ocurre. Ha habido auténticos talentos interpretativos, -las Gutierrez Caba, la Bette Davis, la Dietrictch....
Pero no ha habidos Gilas, Grouchas, Eugenias ni damas por el estilo.
Yo creo que en general las mujeres si que tienen menos sentido del humor que los hombres, y sobre todo es un humor diferente, pero no creo yo que tenga mucho que ver con todo lo que dices de la educación de siglos...
Donde sí que hay una clara diferencia es a la hora de contar chistes, las mujeres no tenemos ni pizca de gracia, y yo tengo la creencia de que a los hombres no les gustan las chicas que vayan de graciosas.
Dejo un artículo relacionado...
Yo llevo casi dos meses sin dormir una noche, los niños con fiebre y haciendo viajecitos al hospital cada dos por tres, el chistecito que se lo cuenten a su puñetera mamá los graciosillos de turno.
Jajajajaja que noooooooooo, que era broma. No soy "payasa" y ya he dicho que tengo mucho sentido del ridículo, pero me encanta reir y creo que tengo sentido del humor....un poco negro e irónico a veces.
P.D Sr.Neri, AdB, gracias por sus palabras en el otro post, los niños van mejorando pero aún quedan historias que resolver, pero ya les digo que mucho mejor.
Un abrazo.
Que manía con generalizar.
Yo soy mujer y creo que tengo bastante gracia contando chistes (o por lo menos mi familia y amigos se ríen a carcajada limpia).
Sin embargo mi novio, el pobrecillo, pues destroza todo chiste bueno que caiga en sus manos.
Pues yo no creo que sea algo educativo ni social. Eso me parece que, además, sería caer en la trampa feminazi de la ideología de género.
No creo que las profundísimas diferencias entre hombres y mujeres (diferencias complementarias) se deban a causas educativas o sociales sino a tendencias innatas, incluso genéticas.
Creo, además, que el sentido del humor de los hombres es diferente al de las mujeres. Como tenemos diferentes sensibilidades, gustos, tendencias,... A veces, parecemos de diferentes especies.
Y el que haya tanta amargada treinteañera y tanta loca (todas las tías están locas pero alguna está como una regadera ;-) se debe muy probablemente a un choque entre lo que ahora es política y socialmente correcto y lo que verdaderamente son sus preferencias.
Por supuesto que muchas diferencias entre hombres y mujeres se deben a tendencias innatas, incluso genéticas, como dice El Subdire, pero creo que el sentido del humor no es una de ellas.
Por cierto, dejo aquí constancia de que anoche fui agredido por Aprendiz de brujo en un bar por desbaratar su burda estrategia de acercamiento, en plan Esteso, a unas yanquis.
Eres un pusílanime. yo quería esa afoto. ayer cercenaste cruelmente un sueño de eterno adolescente.
Otro episodio más, para engrosar mi ya dilatado ridiculum vitae.
cuando te pille te voy a fostiar en condiciones.
Aprendiz de Brujo, dale una de mi parte mientras le dices "esto es por lo que le hiciste a mi hermana".
Pero atízale desde el cariño, ¿eh?
Buen verano a todos.
Como?,hermana he escuchado.
Neri cabrón las hermanas de los colegas son sagradas. que poco siciliano eres cuando te interesa.
no respetas nada.
ATACAHERMANAS.
En mi vida, el sentido del humor es tan sólo una actitud muy necesaria, un mecanismo de defensa ante todo lo negativo que pueda rodearme.
Vives sin complejos, eres más feliz y te hace mucho más guap@ cada vez que sonríes.
Yo no entiendo mucho de mujeres, aunque lo disimulo bastante bien, pero me parece que debe usted acualizarse un poco en esta materia.
La gente más divertida que yo me encontrado son mujeres.En actrices, los papeles cómicos son mejores que los hombres, un humor más inteligente, además.
Hay un terreno que a los hombres nos está vedado por ellas, pero si se observa en la distancia uno presume que allí se lo están pasando muyyy bien. me refiero a las tertulias entra ellas: allí se raja, se hacen trajes a medida, se ríen de ellas y sobre todo de ellos.
No es nuevo: llevan siglos haciéndolo.
Mi madre es la mujer más payasa que he conocido. Una guasona de aupa. Hace unas semanas estuvo con su hermana en Sevilla, enre las dos suman 166 años. Fueron en la típica carroza de caballo a dar una vuelta. En un momento dado, al ver el Guadalquivir, mi madre , asombrada, con cara de maravillosa incredulidad, le dice a mi tía..."¿HAS VISTO...¡¡¡HASTA AQUÍ LLEGA EL EBRO!!!
Y la otra...!ahívá, sííííí! ( todo con acento maño.
El baranda de la carroza se gira con cara traspuesta y les corrige, con voz de catadrático
- ¡Zeñoraz, que ez er Guadalquivil!
Y ellas, "¡pero qué dice!,¡es el Ebro!: si lo hemos visto en Zaragoza, igualico que éste.
Y a cuanta del Ebro se anduvieron cachondeando del tío toda la ruta.
Me ha encantado lo del "ridiculum vitae", Aprendiz de brujo. Antes de que se me olvide de nuevo, me alegro de que los niños de perroviejo mejoren, mucho ánimo con el asunto.
Respecto al sentido del humor de las mujeres, apunta Aprendiz de brujo que no ha habido grandes humoristas femeninas en el cine o la televisión, pero yo diría que es porque, como en muchas otras materias, no "vendían" ni tenían hueco en en el mercado. Sería algo parecido a decir que no existen mujeres como Velázquez o Miguel Ángel, o mujeres tan rockeras como Elvis Presley: no eran terrenos para mujeres y si alguna metió la cabeza lo tuvo muy difícil para despuntar, porque no dejaba de ser una rareza. Vamos, casi como la monja alférez en lo suyo...
Esperaba otra idea de usted.
Es cierto, y soy de los que lo defienden,que el mundo avanza y hay que amoldarse a lo que viene...pero,¡coño!, usted pertenece a la cultura del libro, que lo tocas, lo hueles, lo dejas en la mesilla y mañana sigues, o en el water ( que hay libros para leer en esos tiempos muertos).
El libro que heredamos, el libro que tiene un autógrafo a mano de alguien que te lo regaló, firmado y con una escritura personalizada.
¡Neri, por el amor de Dios!: si usted no defiende eso, ¿quién lo hará?.
Creo que ganó un concurso en el Barullo y alguien le dedicó a mano su obra. Piénselo.
Quedamos pocos.
Alex, no hay duda de que en parte habrá motivos, como los expuestos por ti.Aunque me parece que no es comparable un pintor del siglo de oro, (las artes estaban vedadas al género femenino), con una cómica de la actualidad.
Por cierto, la expresión en cuestión,("ridiculum vitae")se la escuché a mi idolatrado Sabina.A Dios lo que es de Dios.
Buen día a todos
A ver,que es eso de que las mujeres no tenemos el mismo sentido del humor,pos tenemos hasta mas,que vosotros,porque valoramos la vida,así tal y como viene,sin tantos adornos ni tonterías,y acabamos riendonos de nosotras mismas.
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