Me cuentan mis amigos y familiares que salieron en Nochevieja que el precio de la copa en la zona de marcha de mi ciudad ha subido este año a 7 euros, pero que todos los locales estaban a rebosar.
Se me ocurren unas cuantas reflexiones baratas relacionando este hecho con la crisis, pero yo de lo que quiero hablar es del precio de las copas en sí. A lo mejor hay quien me llama rata, pero la verdad es que casi 1.200 pesetas por una Coca-Cola aguada con hielo y un chorrito de licor, a mí no es que me parezca caro, sino que me parece directamente una estafa, un robo a mano armada que yo, desde luego, y salvo ocasiones inevitables o muy especiales (entre las cuales no está una Nochevieja), no me puedo ni me quiero permitir.
Reflexionando sobre todos mis posibles gastos, imprescindibles y de ocio, llego a la conclusión de que tomarme un copazo en un local de moda queda en la última posición de mi lista de prioridades. Y no es que no me guste tomarme un cubata, qué va, sino que, entre otras cosas, pienso que los hosteleros son uno de los colectivos más atracadores y con menos escrúpulos que conozco (recordemos lo que se aprovecharon del cambio al euro) y estoy decidido a contribuir lo menos posible a su enriquecimiento.
Ya sé que es cuestión de gustos, pero 1.200 pelas por copa se me antoja demasiada pasta como para tomarse tres rondas, que es lo suyo. Por poco más de las 3.500 que me clavarían, prefiero irme por ejemplo, a cenar a mi restaurante favorito, donde me sirven y me miman, donde estoy cómodamente sentado sin que me pisen y apretujen, donde no tengo que practicar casi la lucha libre durante más de diez minutos para abrirme paso hasta la barra y donde sé que voy a consumir productos de primera calidad y no el garrafón que a veces te enchufan. Aunque en los restaurantes, por supuesto, también se han pasado lo suyo subiendo los precios.
Para tomarme copas ya está mi casa, donde me las preparo bien ricas, con zumito de limón y ron del bueno (o al menos, no del malo). Ya digo que excepcionalmente no me importa tomarme un barceló-cola en algún bar de confianza, con el ambiente y la compañía adecuados y casi nunca en el núcleo duro de la fiesta de la ciudad, pues por razones que algún día expondré, cada vez me gustan menos los locales de chunda-chunda, que tampoco es que los haya frecuentado mucho en mi vida, pero sí lo suficiente como para haberme hartado.
Como reflexión final, sólo decir que me parece que “salir de fiesta” está excesivamente sobrevalorado y que uno se da cuenta de ello no por hacerse mayor, sino por ir incorporando a su vida otras prioridades y necesidades. Además, me escandaliza sinceramente lo que algún conocido mío se gasta en cubatas al mes, y más todavía que después se quejen de que no pueden meterse en una hipoteca, aunque reconozco que esto es muy personal y que allá cada uno.
Se me ocurren unas cuantas reflexiones baratas relacionando este hecho con la crisis, pero yo de lo que quiero hablar es del precio de las copas en sí. A lo mejor hay quien me llama rata, pero la verdad es que casi 1.200 pesetas por una Coca-Cola aguada con hielo y un chorrito de licor, a mí no es que me parezca caro, sino que me parece directamente una estafa, un robo a mano armada que yo, desde luego, y salvo ocasiones inevitables o muy especiales (entre las cuales no está una Nochevieja), no me puedo ni me quiero permitir.
Reflexionando sobre todos mis posibles gastos, imprescindibles y de ocio, llego a la conclusión de que tomarme un copazo en un local de moda queda en la última posición de mi lista de prioridades. Y no es que no me guste tomarme un cubata, qué va, sino que, entre otras cosas, pienso que los hosteleros son uno de los colectivos más atracadores y con menos escrúpulos que conozco (recordemos lo que se aprovecharon del cambio al euro) y estoy decidido a contribuir lo menos posible a su enriquecimiento.
Ya sé que es cuestión de gustos, pero 1.200 pelas por copa se me antoja demasiada pasta como para tomarse tres rondas, que es lo suyo. Por poco más de las 3.500 que me clavarían, prefiero irme por ejemplo, a cenar a mi restaurante favorito, donde me sirven y me miman, donde estoy cómodamente sentado sin que me pisen y apretujen, donde no tengo que practicar casi la lucha libre durante más de diez minutos para abrirme paso hasta la barra y donde sé que voy a consumir productos de primera calidad y no el garrafón que a veces te enchufan. Aunque en los restaurantes, por supuesto, también se han pasado lo suyo subiendo los precios.
Para tomarme copas ya está mi casa, donde me las preparo bien ricas, con zumito de limón y ron del bueno (o al menos, no del malo). Ya digo que excepcionalmente no me importa tomarme un barceló-cola en algún bar de confianza, con el ambiente y la compañía adecuados y casi nunca en el núcleo duro de la fiesta de la ciudad, pues por razones que algún día expondré, cada vez me gustan menos los locales de chunda-chunda, que tampoco es que los haya frecuentado mucho en mi vida, pero sí lo suficiente como para haberme hartado.
Como reflexión final, sólo decir que me parece que “salir de fiesta” está excesivamente sobrevalorado y que uno se da cuenta de ello no por hacerse mayor, sino por ir incorporando a su vida otras prioridades y necesidades. Además, me escandaliza sinceramente lo que algún conocido mío se gasta en cubatas al mes, y más todavía que después se quejen de que no pueden meterse en una hipoteca, aunque reconozco que esto es muy personal y que allá cada uno.
¡Feliz Año a todos!
14 comentarios:
Pues si que es una estafa la verdad, a mi me ha costado el cotillón 55 euros con barra libre, no me puedo quejar porque en otros sitios, como en granada, cuestan 80 euros, y en cadiz 60 euros con derecho a una copa y las demás copas a 10 euros... y lo peor como dices, es que los locales están llenos.
Me parece una muy inteligente reflexión y coincido a pies juntillas con ella. Un saludo.
Álvaro
No os lo vais a creer, pero a mi el fin de año me trae sin cuidado. Nos fuimos a la cama a las 11 de la noche, mis hijos son pequeños y no aguantaron más que hasta las 10 de la noche. Nosotros estabamos tan cansados y con sueño despues de un dia agotador que nos fuimos a la piltra sin dudar.
Coste de las copas, 0 euros, el cotillon 0 euros, y tan ricamente...
Soy de Nochebuena, el fin de año cada vez me gusta menos.
Y por cierto, suscribo todo lo que se ha dicho en el comentario, yo tambien lo veo así, un timo.
Un abrazo
Pues aunque yo hace tiempo que deje de salir coincido contigo en lo referente al chunda-chunda,mejor quedarse en casa si es posible con buena compañía y en mi caso como lo de los cubatas ya lo superé pues buen zumito.
Estoy de acuerdo con Hispanicus la nochevieja cada vez me gusta menos.
El primer año que salí en Nochevieja me lo pasé muy bien, pero el resto de años no veía el momento de que cerraran el chiringuito e irme a mi camita, la verdad: tedio puro y duro. Llevo con este dos años sin salir y que quieres que te diga, me da igual ese día xD
En mi ciudad, hay una zona donde todos los garitos (de chunda-chunda) te cobran 8 euros en adelante, todo un robo para la mierda que te dan. Puedes beberte dos copas en toda la noche que al día siguiente te levantas como si te hubieses bebido todo el bar.
Se han subido a la parra. Con un par de copas cubren el coste de la botella con creces y mira que dan de sí.
En mis tiempos de juerga y parranda nos decíamos para tranquilizarnos mutuamente las conciencias: "El que de joven no trota, de viejo galopa". Alguno galopó de joven y acabó con terapias de desintoxicación alcohólica a los 35, y aún cosas peores. Nos pirraba la juerga y nos cabreaban las copas a 800 pelas (ahí me quedé). Pero teníamos proyectos e ilusiones (que por supuesto nos guardábamos muy mucho de comentar en público) por los que muy felizmente "sacrificamos" el jolgorio. Eso fue lo que nos salvó. El otro día mi mujer y yo nos preguntábamos que era lo que nos atraía tantísimo de la noche de fin de año. No nos acordábamos. Después de otro día agotador solo queríamos irnos a la cama. Muy aliviados por no "tener" que salir de juerga. Suficiente juerga tenemos todos y cada uno de los días de nuestra vida, con la diferencia que, cuando te vas a dormir no tienes esa sensación de haber perdido miserablemente el tiempo.
Efectivamente es un timo, sobre todo para beber algo cuyo parecido con el alcohol es pura coincidencia. De hecho, creo que cobran tan caro porque la bebida no es la calidad "B" o "C" de la casa sino que compran directamente a Bayer el veneno más potente que fabrica la farmacéutica teutona.
Coincido con Al Neri y los otros comentaristas en lo de quedarse en casa y esas cosas (esta Nochevieja me tomé un Bombay con tónica y me fui a dormir porque me encontraba mal) pero los solteros si nos quedamos a hacer ganchillo difícilmente podremos "cazar" algún día. Simplemente hay que huir del chunda-chunda (música para oligofrénicos). Sr. Neri, vive usted como un abuelete.
Lo que sí me parece una bobada es lo de salir en Nochevieja. Pocas veces me lo he pasado bien; eso sí, en estas ocasiones ha sido estupendo. Pero muchas veces recuerdo la película, mencionada por Al Neri en otro post, "Estico": Discutía Fernán Gómez con una gallina. Él decía que la gallina era tonta pues ponía un huevo cuando en el gallinero encendían la luz, sin saber si era día o noche. La gallina contestaba que todos los días son iguales pero que, por decreto, celebrábamos algunos por sistema.
Me fastidia que me ordenen divertirme por decreto así, sin ton ni son.
Por cierto, Aprendiz, menudo bien que le va la vida: 55 euracos para un estudiante es un pastón ;-)
Pues a mí Neri también me ha convencido ("para poner.. copas ya está mi casa, donde.. las preparo bien ricas"): la próxima Nochevieja la celebraré con mis colegas en su casa (iremos unos 25, ten suficiente bebida).
Por cierto, llevaré a mi niño, espero que pongas servicio de canguro.
Y para que no te salga tan caro llevaré la bandeja de turrones de casa de mi madre (los restos, claro, lo que nadie quiere y siempre sobra: peladillas, turrón del blando y frutas de aragón... de chocolate no quedará nada)
Saludos y gracias por la invitación.
Que bien,ya tenemos donde pasar la nochevieja este año,y gratis,yo tambien me apunto,como soy pobre,muy pobre,solo llevaré mi boca para comer,como mucho os advierto,feliz año para todos,y gracias por tan amable invitación,yo invitaria a un cubata,pero claro a esos precios....,os quedareis sin el,aunque ahora con las rebajas....quiizás,quizás,...quizás,no perdais la ilusión.
Subdirector, y más que me he gastado estas navidades, pero es que tengo la tonta manía de ahorrar, para cuando se necesite no tener que racanear...Yo me tomo el fin de año algo diferente a vosotros, este es el 4º año que voy de cotillón y cada vez me lo paso mejor. Algún día me hartaré.
Besos
Querido Al:
Creo que vivir en el culo de Europa tiene sus ventajas, aquí el cubata son cuatro euros con cincuenta, eso en baretos, pubs o cafeterías, pero si te vas al Club Naval, fliparías en colores, la noche del 27 salimos cuatro matrimonios a cenar, en nuestro caso(mi marido y yo) hacía que no salíamos más de un año, teniendo en cuenta que Blanca tiene trece meses pues ya te puedes hacer una idea, para nosotros era bueno, la caña de España, una salida sin nenas, llamaba la atención que en la mesa, había un cubierto más el teléfono móvil, por si en algún momento sonaba con algún niño pachucho, gracias a Dios no hubo ningún disgusto y disfrutamos de lo lindo,acabamos a tomar la penúltima, en el Club Naval, 8 cubatas nos costaron agarraté que voy 17 euros, la pena, que cerraban a las tres de la madrugada, y estabamos con una marcha impresionante, porque por ese coste, quien no tira la casa por la ventana.
El FIN DE AÑO, fue mucho más tranquilo, tomamos las uvas en casa con mis padres, mis hermanos, mi suegra y mi abuelo, cantamos villancicos, las niñas bailaron y saltaron, y nos acostaríamos a las dos de la madrugada, lo normal para un matrimonio con tres niños pequeños.
Desde luego, te doy la razón, me dolería enormemente pagar por un cubata siete euros, que barbaridad, es decir, te tomas un par de pelotazos, y la fiesta se te pone en casi cinco mil de las antiguas pesetas, vaya descaro.
Señores, visto lo visto, en vez de en mi casa, podríamos poner un microbús a Cádiz para mamarnos hasta las trancas en el Club Naval ese, que nos sale más barato...
No te escaquees,que no tiraremos pa cádiz ninguno,la concentración oficial de comer y beber gratis el 31,es en tu casa,llevaremos las panderetas,zambombas,y matasuegras,como está mandao,así que ve ahorrando,y pon ya el nombre de tu calle,acudiremos en bicicleta,que sabemos lo que te gusta.
¡¡¡8 cubatas por 17 euros!!! Y yo bebiendo agua.
Puff, Aprendiz, en mis tiempos de estudiante, la pasta que me daban mis padres me cundía para muy poco (sólo para mis actividades extraescolares-patrióticas que me salían por un ojo). En Nocehvieja íbamos a un garito donde los cubatas más bolsa de cotillón costaban a 275 pelas del año 98 ó 99. Nos tomábamos 10 o más y volvíamos a casa tan frescos lo que indica las ingentes cantidades de agua que contenía el supuesto alcohol. Ni garrafón metían en la botella.
Pero hay cosas peores. En Palma de Mallorca nos cobraron el otro día 18 euros por entrar en la antigua Pacha (ahora Abraxxas o algo así) para escuchar chunta chunta. Tenías derecho a dos copas, servidas por tíos (que asco) muy sosos, que eran pura agua del grifo. Y encima las gogos no eran tías buenorras sino travelos. ¡¡¡Dios mío qué pesadilla!!!
Yo me apunto a ir a casa de Al Neri pero conocidas y, por desgracia, probadas sus habilidades gastronómicas me pondré yo mismo los cubatas o, mejor, haré unos mojitos. A mis amigos les gustan mucho cómo los hago.
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