I- Es una estupidez estar en contra de los homosexuales o de la homosexualidad. Es algo que siempre ha existido y siempre existirá, de forma pública o encubierta, amparada o perseguida. Las actitudes a favor o en contra deberían ser respecto a las medidas sociales, políticas o legislativas sobre la cuestión.
II- En ciertas civilizaciones históricas ha existido tolerancia hacia las prácticas homosexuales (o hacia la bisexualidad, más exactamente). Pero en ningún momento de la historia ha habido reconocimiento jurídico de ninguna clase para las relaciones entre personas del mismo sexo: ni se las ha otorgado estatus alguno, ni se han asociado derechos a las mismas. Únicamente ha habido actitudes benevolentes con lo que se consideraba un “vicio aceptable”, como la prostitución o la bebida.
Al igual que con la homosexualidad, en diversas civilizaciones y épocas ha habido absoluta transigencia con la paidofilia, la pederastia y el tráfico y la prostitución de niñas menores de edad. No por ello invocamos dichas épocas como ejemplo de que tales conductas han sido respetadas en la historia.
III- La crítica organizada, estatal e institucional de la homosexualidad aparece de la mano de las tres grandes religiones monoteístas, coincidiendo con el surgimiento de civilizaciones más preocupadas por la dignidad humana, por la moralidad pública y privada y por el crecimiento de la natalidad por motivos –entre otros- militares.
IV- En España en concreto, la homosexualidad siempre ha sido objeto de rechazo social e incluso persecución penal o religiosa de sus manifestaciones exteriores.
Al igual que con la homosexualidad, en diversas civilizaciones y épocas ha habido absoluta transigencia con la paidofilia, la pederastia y el tráfico y la prostitución de niñas menores de edad. No por ello invocamos dichas épocas como ejemplo de que tales conductas han sido respetadas en la historia.
III- La crítica organizada, estatal e institucional de la homosexualidad aparece de la mano de las tres grandes religiones monoteístas, coincidiendo con el surgimiento de civilizaciones más preocupadas por la dignidad humana, por la moralidad pública y privada y por el crecimiento de la natalidad por motivos –entre otros- militares.
IV- En España en concreto, la homosexualidad siempre ha sido objeto de rechazo social e incluso persecución penal o religiosa de sus manifestaciones exteriores.
En la llamada “Transición Democrática”, en plena efervescencia de los derechos “ultra-individualistas”, el colectivo de los denominados “gays” y lesbianas se convierte en auténtica moneda política e instrumento de chantaje, utilizándose continuamente las comparaciones con la legislación del franquismo sobre homosexualidad para deslegitimar cualquier negativa al reconocimiento de este colectivo (“Si no nos reconocéis, es que España no ha cambiado y sois unos dictadores”)
Cabe recordar que en la “Transición” se dio una situación muy similar con otras reivindicaciones y colectivos, que afortunadamente no llegaron a buen puerto ni consiguieron cuajar. Me refiero, por ejemplo, al intento de regulación y amparo de la prostitución con toda clase de derechos sociales y laborales, así como a la legalización de las drogas.
V- La homosexualidad no es normal. Al contrario, es una deformación sexual, un problema psiquiátrico grave. Es un defecto y como tal debe ser enfocado. La homosexualidad desaparece del DSM (Diagnostic and Statistical Manual of Mental Disorders) en 1973 y la OMS deja de considerarla enfermedad en 1990, fechas como veis recientísimas. Sin embargo, una parte de la comunidad científica sigue defendiendo que es un trastorno mental, sufriendo por ello el acoso, la descalificación y la marginación profesionales (ejemplo: Aquilino Polaino)
Los motivos del "cambio de rumbo" de la comunidad psiquiátrica son estrictamente políticos. Por una parte, el “lobby” de “gays y lesbianas” sometió a intensas presiones y coacciones mediáticas y demagógicas a las asociaciones de médicos psiquiatras. Además hay que darse cuenta de que en los años 70 nacían en Occidente los “estados democráticos y sociales”, que se justificaban a sí mismos por el amparo a toda costa de los derechos íntimos, individuales y subjetivos, como forma de identidad frente al anterior modelo de estado liberal, mucho más restrictivo. Tampoco podemos olvidar el contexto de la Guerra Fría y el deseo latente de las democracias occidentales de marcar la máxima distancia con cualquier política social de las “democracias populares”, que respecto al problema homosexual actuaban mediante una dura represión (Ceaucescu, URSS…) y con una visión pseudo-médica a mi modo de ver muy poco humanitaria.
VI- Nadie puede entrar en lo que dos personas adultas hagan en su alcoba, en la más estricta intimidad, pero la sociedad puede y debe actuar cuando ciertos comportamientos salen a la luz, a la vista de todos, o cuando se pretende amparo jurídico para los mismos.
El matrimonio entre personas del mismo sexo es una barbaridad, como lo es el reconocimiento de cualquier derecho social o económico a estas parejas. Supone un atentado contra el entramado social, contra su célula básica (la familia), contra los menores y su educación, contra la naturaleza y contra el sentido común. La política socialista en esta materia es sencillamente repulsiva y escandalosa.
VII- Las medidas socialistas en favor de la normalización homosexual no responden en absoluto a una demanda real de la ciudadanía, como lo demuestran los escasos “mari-monios” celebrados desde la reforma del Código Civil. Esta reforma ha tenido únicamente un interés propagandístico y se ha realizado para favorecer una imagen “abierta” y “progresista” del Gobierno, por no hablar de la cobardía de Zapatero frente a las presiones de los colectivos homófilos.
VIII- No podemos confundir a las personas con tendencia homosexual (que en principio son merecedoras de toda consideración y respeto) con los “gays” o lesbianas que, cediendo a su tendencia, la manifiestan públicamente, con comportamiento escandaloso o con reivindicaciones de derechos diversos para el colectivo, la mayoría de los cuales ya se ha conseguido, por cierto. Estas últimas personas deberían merecer toda la reprobación y la condena de la sociedad y de las familias.
IX- La homosexualidad en sí no es ningún vicio, si bien la promiscuidad sí es un comportamiento muy asociado a los grupos homosexuales, por muy diversos motivos psicológicos y sociológicos, entre ellos el desequilibrio emocional que sufren estas personas, lo que les hace especialmente compulsivos (sobre todo los varones) y la clandestinidad a que se han visto sometidos, que ha condicionado sus relaciones sexuales, haciéndolas más esporádicas y “a salto de mata”.
X- Es injusta la identificación entre homosexualidad y paidofila y pederastia, entendiendo estas últimas como atracción y práctica sexual con niños y adolescentes respectivamente.
No obstante no podemos obviar que, por ejemplo, Seco, Andrés y Ramos, en su Diccionario del español actual, definen “pederastia” como “relación homosexual de un hombre con niños”.
Tampoco puede olvidarse la existencia de estudios científicos serios, según los cuales la paidofilia entre personas con un desarrollo erótico homosexual es mayor que en personas con un desarrollo erótico heterosexual. (ver apartado “Pedofilia y orientación sexual” del estudio, en la página 9)
XI- Supongo que no pretenderán que nos tomemos en serio la homosexualidad como una “opción sexual respetable” cuando ellos mismos han transformado el Día del Orgullo Gay en Día del Orgullo LGTB (Lesbianas, Gays, Transexuales y Bisexuales), es decir que se han equiparado voluntariamente con los locos de atar y con los viciosos irredimibles que son los travestidos y los que hacen al pelo y a la pluma.
XII- En la actualidad existe una profunda hipocresía social en esta materia. Tras machacarnos durante los últimos años en medios de comunicación, cine y series con la propaganda oficial sobre la normalidad de “gays” y lesbianas, poca gente se atreve a expresar su verdadero sentir, por haberse convertido el tema en el número uno de los políticamente incorrectos. Además, muchos han encontrado en su apoyo a las reivindicaciones homosexuales el mejor certificado de progresía y modernidad.
Sin embargo, es bien sabido que los maricones y sus homólogas “camioneras” siguen siendo el principal motivo de cachondeo, chiste, mofa y befa en toda España, en cuanto se juntan cuatro amigos o hay un poco de confianza.
Como nota de humor, cuelgo un simpático y viejo vídeo de 1990 haciéndome la siguiente pregunta: ¿Dejarían emitir algo así en televisión en el año 2008?
Cabe recordar que en la “Transición” se dio una situación muy similar con otras reivindicaciones y colectivos, que afortunadamente no llegaron a buen puerto ni consiguieron cuajar. Me refiero, por ejemplo, al intento de regulación y amparo de la prostitución con toda clase de derechos sociales y laborales, así como a la legalización de las drogas.
V- La homosexualidad no es normal. Al contrario, es una deformación sexual, un problema psiquiátrico grave. Es un defecto y como tal debe ser enfocado. La homosexualidad desaparece del DSM (Diagnostic and Statistical Manual of Mental Disorders) en 1973 y la OMS deja de considerarla enfermedad en 1990, fechas como veis recientísimas. Sin embargo, una parte de la comunidad científica sigue defendiendo que es un trastorno mental, sufriendo por ello el acoso, la descalificación y la marginación profesionales (ejemplo: Aquilino Polaino)
Los motivos del "cambio de rumbo" de la comunidad psiquiátrica son estrictamente políticos. Por una parte, el “lobby” de “gays y lesbianas” sometió a intensas presiones y coacciones mediáticas y demagógicas a las asociaciones de médicos psiquiatras. Además hay que darse cuenta de que en los años 70 nacían en Occidente los “estados democráticos y sociales”, que se justificaban a sí mismos por el amparo a toda costa de los derechos íntimos, individuales y subjetivos, como forma de identidad frente al anterior modelo de estado liberal, mucho más restrictivo. Tampoco podemos olvidar el contexto de la Guerra Fría y el deseo latente de las democracias occidentales de marcar la máxima distancia con cualquier política social de las “democracias populares”, que respecto al problema homosexual actuaban mediante una dura represión (Ceaucescu, URSS…) y con una visión pseudo-médica a mi modo de ver muy poco humanitaria.
VI- Nadie puede entrar en lo que dos personas adultas hagan en su alcoba, en la más estricta intimidad, pero la sociedad puede y debe actuar cuando ciertos comportamientos salen a la luz, a la vista de todos, o cuando se pretende amparo jurídico para los mismos.
El matrimonio entre personas del mismo sexo es una barbaridad, como lo es el reconocimiento de cualquier derecho social o económico a estas parejas. Supone un atentado contra el entramado social, contra su célula básica (la familia), contra los menores y su educación, contra la naturaleza y contra el sentido común. La política socialista en esta materia es sencillamente repulsiva y escandalosa.
VII- Las medidas socialistas en favor de la normalización homosexual no responden en absoluto a una demanda real de la ciudadanía, como lo demuestran los escasos “mari-monios” celebrados desde la reforma del Código Civil. Esta reforma ha tenido únicamente un interés propagandístico y se ha realizado para favorecer una imagen “abierta” y “progresista” del Gobierno, por no hablar de la cobardía de Zapatero frente a las presiones de los colectivos homófilos.
VIII- No podemos confundir a las personas con tendencia homosexual (que en principio son merecedoras de toda consideración y respeto) con los “gays” o lesbianas que, cediendo a su tendencia, la manifiestan públicamente, con comportamiento escandaloso o con reivindicaciones de derechos diversos para el colectivo, la mayoría de los cuales ya se ha conseguido, por cierto. Estas últimas personas deberían merecer toda la reprobación y la condena de la sociedad y de las familias.
IX- La homosexualidad en sí no es ningún vicio, si bien la promiscuidad sí es un comportamiento muy asociado a los grupos homosexuales, por muy diversos motivos psicológicos y sociológicos, entre ellos el desequilibrio emocional que sufren estas personas, lo que les hace especialmente compulsivos (sobre todo los varones) y la clandestinidad a que se han visto sometidos, que ha condicionado sus relaciones sexuales, haciéndolas más esporádicas y “a salto de mata”.
X- Es injusta la identificación entre homosexualidad y paidofila y pederastia, entendiendo estas últimas como atracción y práctica sexual con niños y adolescentes respectivamente.
No obstante no podemos obviar que, por ejemplo, Seco, Andrés y Ramos, en su Diccionario del español actual, definen “pederastia” como “relación homosexual de un hombre con niños”.
Tampoco puede olvidarse la existencia de estudios científicos serios, según los cuales la paidofilia entre personas con un desarrollo erótico homosexual es mayor que en personas con un desarrollo erótico heterosexual. (ver apartado “Pedofilia y orientación sexual” del estudio, en la página 9)
XI- Supongo que no pretenderán que nos tomemos en serio la homosexualidad como una “opción sexual respetable” cuando ellos mismos han transformado el Día del Orgullo Gay en Día del Orgullo LGTB (Lesbianas, Gays, Transexuales y Bisexuales), es decir que se han equiparado voluntariamente con los locos de atar y con los viciosos irredimibles que son los travestidos y los que hacen al pelo y a la pluma.
XII- En la actualidad existe una profunda hipocresía social en esta materia. Tras machacarnos durante los últimos años en medios de comunicación, cine y series con la propaganda oficial sobre la normalidad de “gays” y lesbianas, poca gente se atreve a expresar su verdadero sentir, por haberse convertido el tema en el número uno de los políticamente incorrectos. Además, muchos han encontrado en su apoyo a las reivindicaciones homosexuales el mejor certificado de progresía y modernidad.
Sin embargo, es bien sabido que los maricones y sus homólogas “camioneras” siguen siendo el principal motivo de cachondeo, chiste, mofa y befa en toda España, en cuanto se juntan cuatro amigos o hay un poco de confianza.
Como nota de humor, cuelgo un simpático y viejo vídeo de 1990 haciéndome la siguiente pregunta: ¿Dejarían emitir algo así en televisión en el año 2008?
jolin majo como te obsesionan a ti los maricas, cuando uno piensa tanto en una cosa será por algo...........¿no hay algún psicólogo en la sala?
ResponderEliminarA mí me vienen ecos de una palabra...¿REPRESIÓN podría ser?
A mi recuerdan estos al exmilitar pseudonazi de la Peli "American beauty" que con la obsesión que tenía por los gays se cargó al vecino que además era hetero...¿Y por qué tanta obsesión? AAaahhh!!!! Hay latencia en el aire... Estoy contigo Clementine...
ResponderEliminarPor favor!!!! cuánta basura habéis vertido esta semana... Da asco...
Y otra cosa... A Dios le pido que nunca tengais un hijo ó una hija que sea homosexual...Porque les vais a destrozar la Vida con tanta intolerancia... Tanta cultura de libro... Y tan poca Humanidad!! Así va el mundo!
ResponderEliminarUna foto muy tierna la del encabezamiento. Voy a hacer una petición (que espero no me la censuréis), me encantaría ver una foto del Señor Subdirector del banco arús y del señor Al Neri con la misma pose que muestran esos dos tortolitos. Sería muy emotiva. Besos para el cuatrivirato.
ResponderEliminarUna entrada bien clarificadora, Sr. Neri.
ResponderEliminar¿Poca humanidad? Creo que durante toda la semana se ha defendido el respeto, la comprensió y la compasión hacia las personas homosexuales. Actitudes que curiosamente no tiene en general la sociedad actual hacia los padres de familia que tienen que aguantar cómo a sus hijos se les dice que la homosexualidad es algo normal y bueno.
Un apunte: si algún día tengo un hijo cojo o manco, haré lo posible para que se cure y, si no es posible, para que pueda vivir con su discapacidad lo más digna y aceptadamente posible. Lo que no haré nunca será predicar la cojera -o la enfermedad o discapacidad de que se trate- es normal o, incluso, recomendable.
ResponderEliminarEstupendo broche sr. Neri, alejado del buenismo, de los argumentos tópicos y de la hipocresía dictatorial de los políticamente correctos, a la Semana de la normalidad sexual.
Creo que ha servido, sobre todo, para demostrar como los que se llenan la boca con su progresismo y su cacareada tolerancia, al final no tienen más argumento que esgrimir que manidas falacias "ad hominen".
En breve, más temas políticamente incorrectos, tratados viperina y agridulcemente.
Antes de nada, discrepo con el señor azaroso: la foto que encabeza el artículo es repugnante y ella sola hace que la homofobia tenga casi ganada la partida. Y me parece mal que sólo mande besos al cuatrivirato ;-)
ResponderEliminarRespecto al artículo en sí, quiero comentar algunos puntos.
Puntos I y II: coincido en que lo que en otros tiempos y lugares se haya hecho en el pasado, no es argumento válido para este tema (ni para ningún otro, creo)
Puntos III y IV: argumenta que la homosexualidad se ha “reconocido” socialmente por las presiones y la transición. Usted mismo dice que otras corrientes/ideas (prostitución, drogas) no han conseguido sus propias reivindicaciones, teniendo, como Usted señala, los mismos argumentos que la homosexualidad (el rechazo a todo lo franquista), lo cual nos lleva a pensar que si ésta ha tenido éxito, habrá sido por algo más que presiones (y no me diga que tenían menos capacidad de presión, porque poderoso caballero es don dinero y nada mueve tanto como drogas y putas en España, salvo el turismo). Probablemente han sido argumentos y razón los que hayan ayudado a los logros de la homsexualidad.
V : coincido en que, desde el orden natural, la homosexualidad no es la norma, y por tanto no es normal. Pero como ya expliqué en mi respuesta al post “injusticia deliberada” , lo es sólo en ese orden, no social, ni jurídicamente. Incluso, desde el punto de vista reproductivo, el sexo oral, las “cubanas”, la masturbación y el uso de profilácticos serían también aberraciones sexuales por no conducir a la reproducción de la especie.
Me hace gracia lo de las “fechas recientísimas” especialmente en el caso de la DSM por ser del 73 por un lado y porque la primera edición de este documento es de 1952 (vamos, que, si estuvo desde el principio, la homosexualidad ha estado incluida sólo 21 años, y no se considera así desde hace 35).
En cualquier caso, argüir que la DSM lo incluía, es un argumento a favor de su normalidad “mental”, pues si lo han quitado es porque la ciencia avanza y se investiga. Es como si alguien sólo usara como analgésico la heroína, rechazando las nuevas medicinas.
Decir que los psiquiatras se han dejado influir y han modificado su parecer por presiones externas/políticas es, a parte de una opinión especulativa, cuestionar la profesionalidad y la integridad moral de estos profesionales (que no olvidemos son médicos, según Usted una de las carreras/profesiones clásicas con auténtico contenido propio, científicos en cualquier caso).
VI- No considero la homosexualidad ni su reconocimiento jurídico un atentado contra nada, pues a nadie obliga. El matrimonio, como contrato en el que las partes acuerdan, entre otras cosas una “obligación de alimentos” y cosas así, no tiene, por su contenido, nada que impida su celebración por personas del mismo sexo.
VII- Si no tiene apoyo social, no tiene sentido promover los derechos de los homsexuales con fines “propagandísticos”, pues a la gente le daría igual, por lo que no me parece argumento válido. Que no haya más bodas homosexuales no implica que socialmente no se ampare, quiere decir que afortunadamente hay gente que no se mueve únicamente por sus propios intereses sino que piensa en los demás (“que nada de lo humano me sea ajeno”) y defiende unos derechos aunque no saque beneficio propio. Para entendernos, a mí me parece bien que se asfalte un camino para acceder a un pueblo pequeño, aunque sólo lo vayan a usar los 30 lugareños (tienen derecho a ello, incluso aunque me pareciera mal). O, por irnos a otra “ley socialista”, me alegro por la “ley de dependencia” aunque no estoy discapacitado, ni lo está nadie de mi familia, ni probablemente (toco madera) vaya a necesitarla en el futuro, pero la apoyo aunque “no la use”.
X- Sobre este punto, aun acudiendo a otros diccionarios (cosa que me parece bien, pues, ciertamente, el DRAE es restrictivo por definición), sigue siendo un insulto injustificado, pues la homosexualidad, por definición es entre dos personas del mismo sexo, sin más: el matiz “con niños”, hace que no sean sinónimos. Que acuda al insulto gratuito, es algo propio de quien no tiene argumentos, lo cual me sorprende viniendo de Usted… pero bueno, cada cual hace la guerra como quiere (o como puede)
XII- coincido en que mucha gente no se atreve a hablar, pero eso pasa en todos los ámbitos, máxime cuando en general las personas somos tan poco tolerantes con cualquier idea distinta de las nuestras y tenemos tan poca capacidad de diálogo.
Si bien no tengo 4 amigos con los que juntarme, en otras reuniones sociales en las que hay confianza a las que he asistido, hace un montón que no oigo a la gente contar chistes de maricas, pero siguiendo eso de “dios les cría y ellos se juntan” no me extraña que Usted sí. En cualquier caso no es síntoma de nada (como tampoco lo son los chistes de funcionarios, que me son mucho más habituales últimamente).
Respecto a lo que comenta el señor subdirector del banco arús coincido con él en que no tiene sentido hacer apología de la cojera, como tampoco de la homosexualidad. Pero la cuestión principal es en mi opinión si habría que negar el derecho a los cojos, por el simple hecho de serlo.
Señorita pantera rosa con nube, me alegra ver que ha encontrado un punto en común con el cuatrivirato: sin duda ellos también piden a Dios no tener un hijo homosexual ;-)
Me uno a su rogativa, por el bien de la criatura.
Por último, creo que el debate en este tema se da porque históricamente nos está tocando tratarlo, ya que dentro de unos años se dará por sentada la igualdad de derechos. Es igual que cuando Bartolomé de la Casas defendía que los indios tenían alma, para que no les pudieran esclavizar (y lo defendía porque otros decían lo contrario, claro). O cuando se proclamó la liberación de los esclavos en Estados Unidos, había gente a la que les parecería una aberración en la época, pero actualmente, a la luz de la razón, nadie se cuestiona esos asuntos, como ocurrirá en el futuro con los homosexuales y sus derechos.
Un saludo
Celebro, Ignatus, que por fin haya alguien con argumentos y no con meras descalificaciones y rabietas. Por comentarios como este tuyo, merece la pena esforzarse en las entradas. Intento ser breve:
ResponderEliminarIII y IV- Si relees, en ningún sitio he dicho que la homosexualidad fuera reconocida socialmente en la "Transición". De hecho, no fue así. He dicho que la homosexualidad fue una moneda política e instrumento de chantaje.
V- Yo no he dicho que la homosexualidad sea una aberración, sino una anormalidad. Tú estás hablando de prácticas sexuales que no salen del ámbito íntimo y yo estoy hablando de una orientación sexual con base en la cual ahora puede fundarse una familia con todas las de la ley. Suponiendo que un chico y una chica se casen con el compromiso de hacerse únicamente "sexo oral" o "cubanas", desde luego que es algo antinatural, pero no se podría negar el derecho al matrimonio, por tratarse de un hombre y una mujer, es decir una unión normal que potencialmente puede traer hijos al mundo y fundar una familia (El Estado no puede entrar en la intimidad y en los gustos sexuales buenos y malos de la gente)
El DSM es muy reciente, pero la psiquiatría no tanto. Investiga lo que decían Freud y Gregorio Marañón y no intentes colarnos que la homosexualidad sólo fue enfermedad entre 1952 y 1973. No ha habido ningún avance científico que diga que la homosexualidad no es una patología.
VI- El reconocimiento de derechos a la homosexualidad sí nos obliga a todos. Nos obliga a "tragarnos" por Decreto que es normal algo que no lo es: obliga a los niños a ser educados en la falsedad; obliga a algunos menores a crecer en un ambiente inadecuado para su salud y equilibrio. Nos obliga e implica a todos como sociedad.
VII- Tu forma de verlo me parece muy sólida y bien argumentada. No tengo forma de demostrar que se haya hecho con visión propagandística, aunque yo lo creo firmemente. Se trata sólo de una opinión política.
X- Lee de nuevo: no he identificado homosexualidad y pederastia, y no he insultado a nadie.
XII- Discutible. Considero honradamente que la homosexualidad se aborda con humor y pitorreo por la sociedad española (salvo por tu círculo íntimo) No hago amigos en función de sus ideas, como habrás comprobado en este blog.
Amigo neri:
ResponderEliminarPersonalmente no creo que los comentarios vertidos a favor de los derechos de los homosexuales en este blog hayan sido de tan poca enjundia: creo que han estado a la misma altura que los manifestados en contra. Es decir, que ha habido de todo (argumentos y sentimientos) por ambos lados.
III y IV- Sé que no se reconoció “durante” la transición y que Usted tampoco dice eso. Lo que Usted dice es que se usó como argumento de algo válido simplemente por oposición a lo franquista (cosa absurda, no todo lo franquista fue malo); ese mismo “sustento jurídico” fue usado, según Usted en el tema de drogas y putas y si estos no prosperaron es, obviamente, por falta de motivos razonados que sí hay en el caso de la homosexualidad.
V- Si “ataco” su dato del DSM es porque Usted lo menciona, no intento colar nada (cosa que sí intentó Usted al mencionarla, aunque le haya salido el tiro por la culata). Como ya dije también (cito textualmente) ”En cualquier caso, argüir que la DSM lo incluía, es un argumento a favor de su normalidad “mental”, pues si lo han quitado es porque la ciencia avanza y se investiga” y eso sigue siendo válido con Freud, la DSM y la OMS (bueno, quizá con Freud no, pues al estar muerto no puede ni evaluar nuevos datos, ni cambiar de opinión, cosa que sí hicieron la DSM y la OMS, a las que Usted presenta en contra de la homosexualidad cuando precisamente su “cambio” de opinión lo que hace es respaldarla)
X- Respecto a lo “no identificar homosexualidad con pederastia” pero meterlas en el mismo párrafo y luego decir que no se está comparando, es pretender tomarnos por tontos. Si yo hablo en un artículo sobre las putas y, en mitad del mismo digo, ”por cierto, me acuerdo de una amiga mía de Bilbao”, claramente estaré dando a entender que esa chica es puta, aunque no lo diga explícitamente.
XII- Ya le he dicho que desgraciadamente carezco de círculo íntimo. Este blog no me parece que demuestre lo de su pluralismo, precisamente (como ejemplo obvio, los cuatro miembros fundadores de “la pluma” opinan igual al respecto, o muy parecido). En cualquier caso, doy por hecho que nadie intencionadamente hace amigos por sus ideas. Ahora bien la afinidad con la gente nos hace seleccionar inconscientemente, (a Usted, a mí y a todos) y los círculos que frecuentamos también (seguro que el subdirector del banco arús conoce más tiradores –de esgrima- que todos nosotros juntos; que el que pertenece a falange conoce a muchos falangistas –yo sólo a uno-; y el okupa conoce a muchos “sucios” –también a uno conozco).
Lo de no haber oído chistes de homosexuales hace tiempo es sólo un dato mío (sin más). Y, por cierto, aunque sea una cuestión baladí, tan habituales no serán los chistes ni en su círculo cuando en el concurso de chistes políticamente incorrectos ni uno sólo era de mariquitas, pese a que parecía que se invitaba a ello con la foto del encabezado (lo más próximo uno de Bibí Andersen que en realidad es de índole sexista).
Un saludo. Nos leemos en unos días.
Con el punto III ha tocado mi fibra sensible. Vincula usted la crítica a la homosexualidad del monoteismo con la aparición de civilizaciones que se preocupaban más por la dignidad humana.
ResponderEliminar¿Está insinuando que el judaismo del siglo I se preocupaba por la dignidad humana más que la cultura griega o romana? Le recomiendo una relectura de la Biblia.
En cuanto al cristianismo, su imposición como religión del Imperio supuso el comienzo de una edad oscura de la que se tardarían siglos en salir.
¿Preocupación por la moralidad pública? Todos se preocupan por la moralidad pública, la cuestión es que existen diferentes códigos morales, según se sea cristiano o pagano.
¿Preocupación por la reproducción? Creo recordar que ya el emperador Augusto criticaba la homosexualidad
(no la bisexualidad) porque necesitaba ciudadanos para las legiones.
Las razones de la persecución de la homosexualidad por los monoteismos habría que buscarlas en otra parte.
Posiblemente sean símplemente herencia del judaismo, como tantas otras cosas.
Después de todo lo dicho, añadir un par de cosas:
ResponderEliminarHemos tratado los cuatro el tema de la homosexualidad porque decidimos dedicar una semana al tema, con lo que estimamos lógico hacer una entrada cada uno y con cierto espaciamiento temporal a lo largo de la semana.
Cuando decidimos crear el blog no hablamos en ningún caso de nuestras ideas sobre este tema, por lo que la coincidencia en términos generales respecto a este tema no es una imposición de ningún tipo.
En cualquier caso, me gustaría agradecer a todos los que han participado del debate que reconocerán ha estado bastante animado.
Finalizada esta polémica semana, yo quiero daros las gracias a todos los comentaristas, pues para criticar ferozmente nuestras entradas, primero las habéis leído, lo que al menos para mí presupone un talante crítico pero más abierto y respetuoso con nuestras aportaciones de lo que yo mismo temí en un principio.
ResponderEliminarUna vez concluido el torneo dialéctico y las fieras pugnas en las que cada uno hemos esgrimido nuestras mejores armas, sólo me queda decir que me ha parecido una Semana muy positiva para todos, en la que se ha tratado la homosexualidad sin tapujos ni miedos, demostrándose que es un tema que suscita enconadas discrepancias, y hemos disfrutado de la buena dialéctica, de la pasión por nuestras convicciones, de mil argumentos distintos, del humor, de la ironía y de la caña inmisericorde de unos cuantos.
Al Cuatrivirato, anmimarle a buscar temas polémicos y candentes alrededor de los que hacer Semanas Monográficas que mantengan viva nuestra mente, nuestro entusiasmo, nuestra cultura y nuestra capacidad de escucha y debate sereno.
Sin comentarios sobre esta entrada. Vaya manera de racionalizar y rebuscar argumentos para encubrir una intolerancia cerril pura y dura.
ResponderEliminarCreo que debería usted de salir más de casa y pasearse por el mundo. Verá así, que somos exactamente iguales que ustedes y que nuestros derechos tienen que ser también los mismos que los suyos.
ResponderEliminarAh, por cierto, recuérdeme que no pase más por aquí porque me comienzan las náuseas.
Saludos, que eso no se le niega a nadie.
Y con la lectura de este post, doy por finalizada mi aventurera experiencia por este blog.
ResponderEliminaruna puntualización, señor al neri; salga usted del armario, que no pasa nada, coño.