viernes, 11 de septiembre de 2015

CUITAS DE UN BLOG EN FACEBOOK




Desde hace dos años puede seguirse La pluma viperina a través de Facebook. Mi experiencia con el blog en esta red social ha sido hasta ahora bastante agridulce.

Por un lado es una herramienta interesante en la medida que permite estudiar la reacción  espontánea del público ante cada post, averiguar rápidamente qué contenidos gustan y cuáles dejan indiferente al personal. Esto está muy bien, ya que este feedback instantáneo y a veces masivo permite enriquecer las temáticas, mejorar los enfoques y afinar las habilidades comunicativas. Al fin y al cabo el principal objetivo de cualquier bitácora es ser leída.

Pero publicar el blog en Facebook también tiene efectos, a mi juicio, perjudiciales. Tenemos una tendencia instintiva a creer que una entrada con cinco mil Me gusta siempre será mejor que otra con solo cinco, y no es cierto. La popularidad en la red de Zuckerberg resulta engañosa y demasiadas veces está reñida con la calidad. Para obtener audiencia en un medio tan multitudinario y poco selectivo suele ser imprescindible sacrificar matices, profundidad, extensión y nivel intelectual en los temas tratados, y además siempre está la tentación, a menudo invencible, de recurrir a ciertos trucos cutres (pero efectivos), como los títulos impactantes o las fotos sensacionalistas. Este comportamiento adaptativo puede terminar menoscabando el pedigrí y la independencia de un blog.

Aunque no siempre es así. Debo reconocer que cuando me curro un post, Facebook suele premiármelo, igual que castiga con su indiferencia mis textos más anodinos. 

Lo que es innegable es que el nivel medio de los usuarios del Caralibro es más bien bajo, y que, por lo general, tienen mucha más aceptación las ideas simples, la actualidad del último segundo, el morbo y la información masticada y remasticada que los artículos o ensayos de cierta enjundia o que pretenden invitar a la reflexión. 

Por ejemplo, me parece muy ilustrativo lo sucedido estos dos últimos días con mi polémico post Refugiados maricones, que ha tenido una inusual acogida en Facebook. La entrada ha sido compartida por cientos de personas y ha recibido un ingente número de comentarios. Al principio me halagó este pequeño éxito, pero la vanidad solo me duró hasta que leí las casi cien intervenciones. Más del 80% de los comentaristas (a favor y en contra casi en igual proporción) demostraban un porte intelectual de muy bajos vuelos. Un lenguaje de SMS, faltas tipográficas y ortográficas, destrozos gramaticales e inculturas supinas orgullosamente evidenciadas contrastaban demasiado con la forma y el fondo impecables que caracterizan a los comentarios, mucho menos numerosos, de la pagina del blog. Ni un solo comentario de Facebook me hizo pensar ni medio segundo, ni plantearme nuevas perspectivas del problema de los refugiados.

Dicen que Facebook está dejando en los huesos a los blogs personales porque es un medio más inmediato, intuitivo y ágil, en el que se puede opinar más rápido y dejar un Me gusta en vez de molestarse en escribir texto, pero no sé, qué queréis que os diga, yo me siento muy orgulloso del caché de los seguidores de la versión blog de La pluma viperina y de la riqueza de su zona de comentarios, mientras que la súper plataforma social americana me recuerda a una charca de ranas, a una casa de putas, a una asamblea de Podemos.

3 comentarios:

  1. Los clásicos lo sabían: "uno es diez mil", decía el Oscuro de Éfeso; que Jünger explicaba como "uno vale por diez mil, si es el mejor".

    Y a propósito del alemán: tenía una idea inquietante. Pensaba que dos son las fuerzas míticas que mueven el mundo en tensión permanente: el poder de los dioses, cuyos atributos eran la luz, la belleza, lo elevado, lo heroico; y el de los titanes, cuyo símbolo es la máquina. En el primero reina lo intemporal, en el segundo lo temporal: horarios, cifras, record, y "todo lo que roba al mundo su magia", y su dominio se ejerce en el lenguaje de la técnica.

    En un libro llamado justamente "Los titanes venideros" dice que el siglo XXI será un siglo titánico, en que importarán más los hechos que el poeta que cante a esos hechos.

    Tal vez, Neri, ese "charco de ranas" que ve usted en Facebook sea una pequeña manifestación del titanismo de nuestra época, del que, seguramente, ninguno de nosotros será totalmente ajeno en tanto hijos de nuestro tiempo.

    Obvio es decir que Jünger no renegaba de la técnica, más bien creo buscaba analizar sus ventajas y limitaciones. Por otra parte, para el germano dioses y titanes libran un "combate de poder" que es anterior a la humanidad: unos no pueden vivir sin los otros.

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  2. La gente las cosas del Facebook ni las mira casi. Son tantos los enlaces que llegan que haces un barrido, y si en alguno te paras a leerlo es una lectura en diagonal. Esto da lugar a que uno ni se entere de lo que va el texto en realidad.

    Por poner un ejemplo, en Facebook sigo a la página "Por siempre toreo", porque me gustan los toros. El otro día compartí un artículo que hablaba sobre estudios acerca del dolor real que sienten los toros en las corridas. El caso es que la imagen que aparece en el enlace tiene un texto grande que dice "TRANQUILO...no le duele, es arte!!" bajo una foto de una cogida a un torero. Pues en seguida le dio a me gusta una amiga que es antitaurina y amante de los animales. Es obvio que ni se paró a leer nada.

    Un blog tiene mucho mas nivel, porque la gente entra expresamente a leerlo y argumenta sus comentarios. En Facebook solo se dan opiniones, sin argumentar nada, en general.

    El fin de poner el blog en el Facebook, según mi punto de vista, sería para darle más promoción y que mas gente lo conozca y se pase por el blog a intervenir, pero lo que ocurre es que lo que vemos a través de Facebook, lo comentamos allí. De modo que si tienes tu blog en Facebook, Twitter u otras redes, acabas teniendo varios blog, porque a esa gente no la acabas recogiendo en el blog, sino que tu tienes que ir a cada una de las redes. Y no sé, no le veo la gracia a eso.

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  3. No tengo Facebook, Neri. Sí muy mala memoria, peor vista y notables faltas de ortografía algunas se me escapen por culpa del maldito intuitivo del teléfono; otras porque sí... Porque una no es María Zambrano y punto.

    A veces me da la sensación de que aporto muy poco porque soy muy simple. Otras me pongo seria y me encuentro pedante y muy brusca.

    Todas, soy yo.

    Y siempre, siempre, siempre... intento hacer caso a Modestino cuando se queja de los malos modos y brusquedades; de la violencia verbal que demostramos con frecuencia en las redes sociales. Y me esfuerzo en ponerme los tacones y echarme laca cada vez que vengo . Y lo hago por respeto aunque no lo consiga.

    Dicho ésto: creo que a usted le lee mucha más gente de la que da la cara, que levanta ampollas como nadie e incluso replican a su modo por otros foros que, dicho sea de paso, creo que leen bien pocos.

    Siga así, por favor. Que ya está bien de tanto meapilas cultureta que sin llegarle a usted a la suela del zapato, encima intentan imitarle.

    Aunque usted a aveces acojone un poco y parezca un tanto clasista, yo... seguiré poniéndome los tacones aunque me aprieten. Y es que como bien acostumbra usted a decir, no sabe uno con quién se juega los cuartos desde el otro lado.


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Agradecemos tu interés por el blog y valoramos muchísimo tus comentarios. Sería ideal que intentáramos centrarnos en el tema propuesto y que evitáramos comentarios de mal gusto. La única norma de La pluma viperina es el máximo respeto hacia todos los participantes.