jueves, 28 de mayo de 2015

PABLO IGLESIAS, ESE BURGUÉS CAPITALISTA



Aunque no lo parezca, las ideas políticas tienen un fuerte componente subjetivo. Según quién interprete una determinada ideología las conclusiones pueden ser opuestas. Un mismo partido, un mismo discurso, puede ser considerado izquierdista para unos y reaccionario para otros.

He encontrado en Youtube un caso que me ha hecho tanta gracia que me apetece compartirlo a pesar de que en algunos momentos el vídeo produce escalofríos. Se trata del spot electoral del Partido Comunista de los Pueblos de España (PCPE), una escisión marxista-leninista y filo-estalinista del PCE, que desde 1984 representa la ortodoxia doctrinal comunista en nuestro país, y la quintaesencia del obrerismo y la lucha de clases. Lo más llamativo de este vídeo es la imagen de capitalista y de defensor de las oligarquías financieras que se nos pretende dar del líder de Podemos, Pablo Iglesias.

Está claro que cada cual hace sus lecturas personalísimas y subjetivísimas de la información que recibe en función de sus prejuicios, obsesiones, educación, posición social y clichés ideológicos, pero seguramente en todos los análisis políticos, hasta en los más disparatados en apariencia, pueda encontrarse un punto de verdad.

4 comentarios:

  1. Aprendiz de brujo28 de mayo de 2015, 10:45

    De alguna manera es previsble que a medida que Iglesias alcance el poder le vayan saliendo amigos y enemigos.Y también es lógico que modere sus posturas, porque en la situación política actual nadie va a poder imponer sus criterios de forma unilateral y porque además cuando tienes que tomar decisiones desde el gobierno, no te queda más remedio que ceder en parte de tu ideario, si no quieres chocar contra un muro.Será interesante saber cuantas y qué concesiones está dispuesto a hacer.
    No tardarán en llamarle traidor, quienes no comprendan esto; y a salir escisiones dentro de su partido o plataforma.

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  2. Tábano porteño29 de mayo de 2015, 8:38

    "pero seguramente en todos los análisis políticos, hasta en los más disparatados en apariencia, pueda encontrarse un punto de verdad."

    Muy cierto lo que dice, Neri. Aquí en Argentina, hace unos años, Beatriz Sarlo, intelectual fetiche de la izquierda "democrática", tachó a Néstor Kirchner (¡el que convirtió a las madres de Plaza de Mayo en poco menos que deidades tutelares de la República o cuasi "vacas sagradas de la democracia"!) de filonazi; parecía una acusación sin mayor sustento que la pasión de la polémica respecto de un populista al que consideraba autoritario, pero la fundó del siguiente modo. Los Kirchner tienen como "Biblia" el libro "La razón populista", del neomarxista argentino (fallecido hace poco) Ernesto Laclau, quien con su esposa la belga Chantal Mouffé basan la crítica al neoliberalismo en una interpretación "por izquierda" de la obra de Carl Schmitt; y, como se sabe, el sabio alemán fue simpatizante del otro alemán (el innombrable). Ergo: los Kirchner son también hijos ideológicos de aquél.

    Como se ve, el razonamiento es bastante endeble, pero a varios de nosotros nos sirvió para interesarnos más acerca de las fuentes ideológicas de la "era K".

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  3. Pués si, todo es posible. Pablo Iglesias habría acabado en un campo de exterminio en la Camboya de los Jemers Rojos. Por tibio, por intelectual y por burgués.
    Pablo Iglesias es parte de la llamada clase media, su padre es inspector de Trabajo jubilado. Ha podido estudiar un par de carreras y un doctorado en su juventud, y se ha situado profesionalmente muy bien, sin duda por su talento y capacidad que no niego. Será todo lo rojo que él diga ser, pero sus experiencias vitales no son precisamente de desheredado de la sociedad. Cuando alcance el poder o parte del poder, serán más importantes sus vivencias que su supuesta ideología. Probablemente lo veamos.

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  4. Interesantes comentarios que inciden en la brecha que suele existir en la historia entre las doctrinas políticas y los regímenes que "pretenden" aplicarlas. Incluso los propios estudiosos de una determinada ideología tienden a confundirla con el régimen de turno, con la deformación de la realidad que esto supone. Y ya la madeja se lía hasta el infinito si un régimen plasma una ideología en sus leyes y después las incumple sistemáticamente, que hay muchos ejemplos históricos que todos podríamos citar.

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