Como siempre sucede en las
elecciones al Parlamento Europeo y cada vez más en cualquier otro comicio celebrado
en España, hoy los ciudadanos han vuelto a decantarse mayoritariamente por la
abstención. Pese a los denodados esfuerzos de todos los partidos por
estigmatizar la renuncia a la participación en estos saraos, la mayor parte de
los españoles ha vuelto a pegar un rotundo corte de mangas al tinglado
parlamentario, al actual modelo de democracia, a la pestilente Unión Europea y
a toda la purrela de politicuchos que pretenden vivir del cuento y de las dietas
otros cinco años.
Reconozco que no todos los que se
abstienen lo hacen por idénticos motivos, pero estoy seguro de que esta postura
es, en la mayoría de los casos, más premeditada y consciente de lo que nos
quieren hacer creer; de que responde a la rebeldía o al hartazgo, y no a la
simple pereza. Los abstencionistas no son dejados; simplemente están hasta el gorro
de esta estafa con forma de urna de metacrilato.
El otro día leí un curioso
estudio sociológico sobre la abstención, con encuestas y tal, cuya conclusión a
grades rasgos es que en las convocatorias electorales se inhiben más los pobres
que los ricos; que en los barrios obreros se vota menos que en las urbanizaciones
de lujo; que los parados y los curritos en precario se abstienen con mayor
frecuencia que quienes disfrutan de estipendios fijos y elevados, y que los
ciudadanos con estudios superiores tienen más
interiorizado su deber cívico de sufragio activo que aquellos que se
encuentran, como se dice ahora, en riesgo de exclusión social.
Este curioso análisis, con tan
fuerte componente propagandístico (“si no votas, eres pobre”), me irritó al
principio e incluso dudé de la veracidad de los datos, pero luego con más calma,
contrastándolos con el comportamiento en las elecciones de la gente de mi
entorno, me di cuenta de que son bastante certeros. Aunque el índice de
abstención en España es altísimo, admito que conozco a poquísimos titulados
universitarios, con economía holgada, buena posición social y familia
estructurada que se hayan quedado hoy en casa.
Pero la explicación es fácil. Quienes
gozan de una posición acomodada o simplemente ven su nómina puntual en la
cartilla, quienes tienen un piso en propiedad y jamás han sufrido un desahucio,
quienes no padecen la gangrena del paro desde 2008 o cuentan con el colchón
familiar, quienes han podido independizarse, casarse y tener críos cuando han
querido, quienes nunca han sabido lo que es vivir al mes con 500 euros, quienes
no han sufrido en sus carnes la última reforma laboral o no se han visto obligados
a emigrar al extranjero, todos ellos, no me extraña, tienen motivos suficientes
para la complacencia, para sentirse en el actual sistema político como pez en
el agua y para decir altaneros esa chorrada mayúscula de que es una obligación
moral ejercer el derecho al voto y que aquel que no lo haga no tendrá luego
legitimidad para protestar.
Comprendamos, en cambio, que los demás (la mayoría)
tengan sus reticencias a dar el visto bueno, con su sobre y su papeleta, a un
modelo de participación no ya imperfecto, sino más falso que un billete del
Monopoly, que se les antoja, con toda la razón, una burla demasiado cruel. Entendamos
que haya gente, mucha gente, a la que le importe un bledo quien gane las elecciones,
ya que los resultados, sean cuales sean, jamás contribuirán en modo alguno a
mejorar sus vidas, y que prefieran disfrutar su domingo al margen de “la fiesta
de la democracia”. Dirán que puesto que fueron los poderosos, los oligarcas y los
banqueros los que inventaron este juego en el que solo caben sus reglas, sus
trampas, sus partidos y sus medios de comunicación, que también sean ellos los
que lo jueguen, ellos solos o si acaso con sus palmeros y beneficiarios.
Hace poco en una tertulia vi como a la típica frasecilla de "si no votas luego no te quejes" se respondía "si pago mis impuestos tengo derecho a quejarme, vote o no vote".
ResponderEliminarBueno, bueno.Cada día descubro una cualidad asociada a mi condición de demócrata: ahora resulta que votar es cosa de burgueses y abstenerse de sensatos resignados. Joder...reconozco que me quedo sin argumentos.
ResponderEliminarPor cierto enhorabuena a los que están contentos por el triunfo de Le Pen, (gracias a los votos obtenidos). Seguro que en despotismo ilustrado no son pocos. Ah, y casi me juego un güevín a que muchos afirmado que la democracia hipócrita y decrépita nunca iba a consentir el triunfo de un partido así.
Para mi es una pésima noticia; pero por supuesto que hay que aceptarlo.Los que nos han conducido a esta situación son muy responsables de la proliferación y auge de estos partidos. Contra ellos, mi rabia e indignación.
Buenas noches a todos.
Por cierto, y sigo sin salir de mi asombro....Cuanto voto burgués y acomodaticio a ido a parar a Podemos, a ERC,a IU. Propongo una segunda parte del post: Los burgueses votan y se equivocan de papeleta.
ResponderEliminarÚltimo de Filipinas, los únicos que desde luego no tienen derecho a quejarse son los que votan al partido que gana.
ResponderEliminarBrujo, demuestra usted no tener la menor idea ni sobre el Frente Nacional ni sobre la sociedad y los medios de comunicación franceses. Memócrata.
lo unico que tengo claro es que los que nos hemos abstenido hemos ganado por mayoria absoluta y silenciosa...y lo que a mi respecta y a otros muchos supongo es que estamos hartos de politicos profesionales...y obviamente si tampoco hemos votado a las "nuevas alternativas" es porque tampoco nos convencen ya sea por el fondo o por la forma.
ResponderEliminarRespecto al auge de la"ultraderecha" en europa tal vez haya que preguntarse si es que los europeos "no somos tan politicamente correctos" como nos quieren hacer creer...no olvidemos que esta alternativa politica en europa esta especialmente demonizada...y en cambio se esta viendo que si se esta convirtiendo en la "tercera via".
Hay mucho sobre lo que reflexionar
Pues mi voto burgués, que es el de un doble titulado, que es el de un padre de familia que se sacrifica por sacar adelante a su familia, que no está hipotecado por convicción y no por tener colchones, ha ido a parar a uno de esos grupos que han sacado en la ciudad de Valladolid trescientos votos pero que te permite dormir tranquilo, simplemente porque he votado en conciencia.
ResponderEliminarEh...Estoy de acuerdo.Ni puta idea. Pero dónde me he analizado yo la realidad francesa?.
ResponderEliminarMi gloriosa intervención se ha centrado en dos aspectos:
-Cuestionar la rigurosidad y lógica de tu teoría.
-Apostar osadamente a que en alguna ocasión has/habéis,(me se olvidó el verbo haber), manifestado que el teatro de la memocracia no iba a permitir un resultado electoral, como el que se ha dado en Francia, en Grecia..etc.
Por cierto, bien visto, yo soy más giliprogre que memócrata.
Alguien me puede facilitar la dirección de alguna sinagoga?.
P.S:Me declaro fan incondicional del blog Signatus. Me encanta la pluma de su autor.
Agudísimas puntualizaciones, Garrotevil.
ResponderEliminar