miércoles, 27 de enero de 2010

CADENA POCO PERPETUA

Parece que con las últimas fechorías de ese angelito llamado Rafita se ha reabierto el demagógico debate sobre la llamada “cadena perpetua”. Y digo que es demagógico porque está manipulado de raíz. Para empezar casi nadie sabe en qué consiste la "cadena perpetua" y además se olvida que en España es imposible aplicarla en puridad mientras siga vigente la Constitución. Quisiera hacer algunos comentarios a vuelapluma sobre el asunto:

- La “cadena perpetua” no existe como tal pena en casi ningún país. En los pocos en los que se recoge con este nombre en el Código Penal consiste en una privación de libertad de más de 20 años, es decir no con carácter indefinido aunque se use el adjetivo de “perpetua”. En poquísimos países, entre los que cabe destacar Perú, esta pena sí es indefinida, si bien a partir de los 35 años de duración debe ser revisada con carácter anual.

En España, el nombrecito en cuestión no se utiliza, pero el límite máximo de cumplimiento (excepcionalmente) es de 40 años.

- En prácticamente todos los sistemas penitenciarios del mundo rige el cumplimiento por grados de las penas de prisión, incluso cuando se trata de la “cadena perpetua”. Esto significa que en una condena "perpetua" de 35 años, casi con toda probabilidad un tercio se cumplirá en régimen de libertad condicional, o sea en la calle. Recordemos en este sentido el emotivo filme de Frank Darabon.

Por ello resultan inviables las manidas reivindicaciones de “cumplimiento íntegro de las condenas” para los delincuentes más peligrosos.

- La “cadena perpetua” entendida como una reclusión para siempre es incompatible de todo punto con la vigente Constitución, pues esta pena no estaría “orientada hacia la reeducación o reinserción social”. Según el espíritu de la Constitución, el período de internamiento en la cárcel en las penas de privación de libertad debe estar siempre sometido a revisión según evolucione o se “reinserte” el reo.

Aunque conceptos como "rehabilitación" y "reinserción" deberían ser el punto de partida de una política criminal cristiana, que conciba al delincuente como una persona libre, capaz de cambiar, arrepentirse y mejorar, siempre deberían equilibrarse ponderadamente con otros valores en juego, como la seguridad de los ciudadanos y el orden social. Teóricamente todo criminal puede llegar a arrepentirse y a integrarse de nuevo en su comunidad, pero admitamos que en algunos casos, cuando se trata de ciertos delitos inhumanos y patológicos, casi es mejor que esta supuesta redención quede entre Dios y el sujeto encarcelado, y que la sociedad no haga experimentos con gaseosa poniendo en peligro a familias honradas e inocentes. Vamos, que se quede enjaulado hasta el día que palme.

- Los que van pidiendo firmas a favor del “cumplimiento íntegro de las penas” o de la “cadena perpétua” son unos sietemesinos, pues la iniciativa popular legislativa (llevar una proposición de reforma de una Ley a las Cortes avalada por 500.000 firmas) no está permitida respecto a las leyes que regulan derechos funamentales (entre ellos la libertad).

- Para que pudiera contemplarse una “cadena perpetua” de verdad, y no lo que nos intentan vender como tal en los debates idiotas de la tele y en los discursitos de Esperanza Aguirre (“cadena perpetua revisable”) sería precisa, como mínimo, una matización importante del núcleo duro de la Constitución, que exigiría una utópica mayoría de dos tercios en cada Cámara. Además, el resultado iría probablemente contra la Declaración Universal de los Derechos Humanos y contra las directrices de la Unión Europea.

- Sabemos que una parte muy significativa de la sociedad española defiende la privación de libertad indefinida para ciertos delincuentes irrecuperables, pero a pesar de ello esta medida jamás se adoptará en el marco de nuestro actual sistema jurídico.

- Si salieran adelante las iniciativas propuestas por el siempre engañoso Partido Popular, corremos el riesgo de que las cosas queden peor de lo que estaban:

Probablemente se presentaría al Congreso una mera reforma del Código Penal, incrementando en cinco años el máximo de cumplimiento y llamando "cadena perpetua" a las penas de reclusión superiores a los 20 ó 25 años. Adicionalmente se introduciría la revisión de condena a partir de ese período de cumplimiento, con lo cual a partir de los 20 años, el Juez de Vigilancia podría reducir la pena a quien le diera la gana, basándose en los subjetivos informes de la Junta de Tratamiento o del psicólogo cantamañanas de turno. Y me refiero -insisto- a los 20 años de condena, no de permanencia en chirona, pues a esas alturas la mayor parte de los reos estarían en régimen abierto de todas formas y la revisión-reducción de la pena sería un gesto casi simbólico (no tener que pasarse a "fichar" cada dos semanas).

14 comentarios:

  1. Perfectamente de acuerdo, Sr. Neri. Yo también entiendo que, tanto ciertos delitos así como su forma de comisión, como determinados sujetos activos del delito no permiten una reinserción, lo intente quien lo intente.
    Ciertos actos ilícitos ponen de manifiesto una personalidad violenta, unas psicopatías poco recomentables para vivir en sociedad y, sobre todo, un absoluto desprecio por la vida e integridad física de sus semejantes, premisa ABSOLUTAMENTE DETERMINANTE para que pueda convivir entre nosotros.
    Yo entiendo que, por una parte, no podemos olvidar el factor de castigo que tiene la pena. Por otra parte, también entiendo que ciertos elementos manifiestan unas desviaciones o alteraciones en su personalidad o su conducta que requieren de centros especializados, sean prisión o no.
    Pero el mamoneo que tenemos ahora, tampoco.
    El caso de el Rafita es, para mí, un claro ejemplo de mamoneo y gilipollez procesal y judicial.

    ResponderEliminar
  2. Miedo e impotencia, es lo que les queda a las familias que encima han perdido a sus seres queridos a manos de un grandisimo hijo de puta, pensando encima que salgan de la carcel y quieran hacerte más daño. Esta gente no se corrige, no se adapta a la sociedad y quien diga que sí que alquile la casa de al lado a un tio así ¿Qué me dicen del sevillano? el tío callado, estamos gastando un dineral buscando el cuerpo que me temo no aparecerá, esos padres destrozados y ¿no se puede hacer nada?
    Visto como está el tema al final acabamos ojo por ojo y a la carcel el más rápido en desenfundar como en las pelis de oeste.

    Inconstitucional es que te maten un hijo y tengas que callarte, tragarte la rabia y sentir miedo el resto de tu vida.

    Y siento mucho venir a su "casa" y hablar así Sr.Neri pero no he podido evitarlo, tengo dos hijos y si un capullo así los hace daño me temo que a la carcel voy yo.

    ResponderEliminar
  3. lo primero escribe bien perpetua...no es con tilde, hace daño a la vista, tú que eres tan listo......

    ResponderEliminar
  4. Sr. Neri estoy totalmente de acuerdo con ud.

    Comencé la carrera de Derecho con la creencia más inocente del mundo en la justicia... Con el paso de los días y de los cursos, las escamas se me fueron cayendo de los ojos... Y tras acudir a juicios los dos últimos cursos, me prometí no dedicarme jamás a la abogacía ...

    Recuerdo perfectamente ver a una familia literalmente rota... y el capullo del violador (de una niña de 5 años), que era el chófer de la familia, tan tranquilo porque era su primer delito y porque no se podía demostrar que fuese violación (sino sólo abuso)...
    Recuerdo las lágrimas de impotencia de la madre y del padre a pesar de que los hechos habían pasado hacía 6 años...

    Una vida entera pasada en prisión no repararía ni una pizca el daño a esa familia, ni a aquella ñiña... pero evitaría que aquel enfermo (por llamarlo de alguna forma) pudiese hacer a nadie más algo ni minimamente parecido.

    ResponderEliminar
  5. Yo también reconozco que comencé derecho lleno de ilusiones, pero al llegar a 4 se chascó todo, y eso que me encantaba el derecho penal, pero algo se quebró...

    Y pasé al mundo laboral y luego al mundo funcionarial...donde habito con delicia y tranquilidad...

    ResponderEliminar
  6. Yo como era listo, no tuve que hacer derecho. Me apliqué el dicho de que "El que sabe, sabe. El que no, a letras".
    No, ahora en serio. Soy un profano en temas "legales", pero eso no quita que tenga ojos en la cara y manos en el cuerpo para poder echármelas a la cabeza.
    Puedo entender que a un pobre hombre, por delitos de poca importancia se le puedan reducir las penas. Entiendo que la gente puede cambiar, que hay que dar una segunda oportunidad y que eso dignifica a una Sociedad. Hasta ahí, bien.
    PERO: A terroristas con delitos de sangre y demás matarifes o a violadores reincidentes que salen a la calle después de unos pocos años... ¿hay que darles una segunda oportunidad? Yo creo que no. Si alguien no está de acuerdo con esto, como muy bien dice Marian, que se lo pida para ser su vecino. Y sino, chitón.
    Eso de ser solidario con los chungos, viviendo en "La Moraleja", me lo paso yo por el forro de ahí abajo.
    Para mi vergüenza he de confesar una cosa: Puedo comer viendo el telediario con apetito. Puedo ver las cosas horribles que pasan hoy en día sin torcer el gesto de la cara, pero con lo que no puedo, con lo que de verdad me hace saltar, es con los violadores de niños.
    A esos, ni reinserción, ni cadena perpetua, ni hostias. Una horita en una habitación cerrada con los padres del niño y después un paseíto en barco con unas cadenas en los tobillos de hormigón armado.

    ResponderEliminar
  7. Amable Anónimo, agradezco su oportuna corrección ortográfica. Ya he procedido a corregir lo de "perpétua", que tenía yo la cabezonería de que era con tilde, no sé por qué.

    ResponderEliminar
  8. Pues yo antes era contrario a la Cadena Perpetua. Ahora no lo tengo tan claro excepto en un caso, en el que la aplicaría sin contemplaciones: aquellos sujetos que tienen el mal gusto de corregir públicamente la ortografía de los demás.
    Hablando de lo que nos ocupa, creo que habría que habría que establecer esta pena para determinados delincuentes de casi imposible rehabilitación social, siempre sujeta a revisión a partir de los veinte años de prisión, dentro de los cuales no deberían disfrutar de beneficio penitenciario alguno.
    Algoa asín pienso que habría que hacer.

    ResponderEliminar
  9. Lo que me parece vergonzoso es que en España sólo deba temer a la ley la gente honrada y trabajadora que paga sus impuestos puntualmente.

    Si eres un criminal, un caradura, un estafador multimillonario y un político (concepto que engloba todos los anteriores) nunca deberías temer a la ley criminal, hecha por criminales y pensada para favorecer a los mismos.

    Cada preso español nos cuesta cada día 90 € mucho más que cualquier estudiante. Y viven en unas instalaciones que ya las quisieran muchas universidades y cuarteles.

    A todos estos que se indignan ante cosas como la del puñetero Rafita (se le quitaba la tontería a base de tortazos o si se pasara treinta años picando piedra y a base de pan y agua) les pregunto siempre lo mismo: si votaron a favor de la Constitución o si la creen buena para España. Como casi todos contestan que así, les digo que no se quejen pues tienen lo que quieren.

    ResponderEliminar
  10. Parece que al cometer un delito ese señor tiene unos derechos por los que hay que velar celosamente, porque lo hecho, hecho está y a las víctimas que les den. Esta es una de las razones por las que tanto me asquea el derecho. Seguro que los romanos zanjaban estos asuntos de una forma más efectiva y razonable.

    ResponderEliminar
  11. Yo optaría por una versión teórica de la pena mixta.
    Si estoy a favor de que se busque la reinserción de los presos en general (eso si con excepciones) pero también que se asuma que la pena es también castigo, y como tal tiene que hacerse notar.
    La cadena perpetua es una locura, si fuera mendigo, llegaría un momento en que mataría para que me mantuviera el estado en una carcel, que muchos presos viven como curas, para que iba yo a andar pasando frío...

    ResponderEliminar
  12. Teutates, creo que ha puesto usted en dedo en la llaga al señalar que el objetivo de las penas no es solo la rehabilitación (si es posible), sino también la retribución. O sea que es un castigo.

    Otra finalidad de las penas es la prevención, tanto especial (intimidar al delincuente para que no vuelva a repetir) como general (advertir al resto de la sociedad de cuáles son las consecuencias de delinquir)

    El derecho penal y la criminología son materias apasionantes en las que tuve la suerte de profundizar hace unos años (quizá inútilmente)

    ResponderEliminar
  13. Joder, Neri.
    Puedo pasar por todo, menos por que digas que "El derecho penal es una materia apasionante".
    No puedes decir eso alegremente y luego dormir bien por la noche.
    Utilizar la palabra apasionante lleva asociadas otras como "viaje", "baloncesto" o "Bellucci".
    Calificar de apasionante al derecho penal sería lo mismo que calificar a las funcionarias como de "trabajadoras" o "bellezones".
    No, Neri, no. Por ahí, no.

    ResponderEliminar
  14. ahh, ¿Bellucci, perpetua, viaje, prisión, castigo...?

    a que estamos jugando?

    (dios, que asociación de ideas, caramba...)

    ResponderEliminar

Agradecemos tu interés por el blog y valoramos muchísimo tus comentarios. Sería ideal que intentáramos centrarnos en el tema propuesto y que evitáramos comentarios de mal gusto. La única norma de La pluma viperina es el máximo respeto hacia todos los participantes.