Si de algo podemos estar seguros es que cuando se asocian para un negocio un tipo muy listo y otro muy
tonto, jamás hay buena fe. En todos estos casos, el inteligente solo busca engañar
al necio, aprovechándose de su esfuerzo o de su inocencia. No hay excepciones. Es
una regla tan simple que la conocen hasta los tontos. Lo malo es que
ningún tonto es consciente de serlo.
"Lo malo es que ningún tonto es consciente de serlo."
ResponderEliminarBueno, el cura Castellani no estaría de acuerdo con usted, Neri; vea el punto 2) en esta cita de de Prada:
"El gran Castellani establecía una clasificación de los tontos en cinco grupos, atendiendo al grado de conciencia que tenían sobre su cortedad de ingenio, que eran los siguientes: 1) Tonto a secas; esto es, ignorante. 2) Simple; esto es, tonto que se sabe tonto. 3) Necio; esto es, tonto que no se sabe tonto. 4) Fatuo; esto es, tonto que no se sabe tonto y además quiere hacerse el listo. Y 5) Insensato; esto es, tonto que no se sabe tonto y encima quiere gobernar (o hacer que gobierna) a otros. Y concluía que esta última categoría de tonto era la verdaderamente peligrosa y siniestra, más peligrosa aún -añadimos nosotros- que la categoría de los malvados; pues el malvado obra mal a sabiendas, con premeditación y alevosía, a diferencia del insensato, que obra mal pensando que obra bien."
http://www.abc.es/20090413/opinion-firmas/insensatez-maldad-20090413.html
Jajaja, es una clasificación perfecta.
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