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Bandera de la antigua provincia española de Puerto Rico |
Desde finales de 2013 una
iniciativa aparentemente exótica pero con un fundamento histórico indiscutible
avanza posiciones en Puerto Rico y tiene una presencia creciente en la prensa
internacional y en las redes sociales. Se trata del Movimiento de Reunificación
de Puerto Rico con España (MRE), liderado por José Nieves, que reivindica la
conversión de la isla caribeña en la comunidad autónoma española número 18. El
retorno a la Madre Patria es una opción que ha ido ganando cada vez más adeptos
entre los boricuas tras el referéndum celebrado en 2012 sobre el estatus
jurídico de su territorio, actualmente un estado libre asociado de los
Estados Unidos. Se estima que más de un 10% de la población puertorriqueña
apoyaría esta reincorporación a España, pero ¿cuál es el origen de este
movimiento?, ¿qué viabilidad política y jurídica tiene?
La isla de Puerto Rico fue
descubierta por Cristóbal Colón en su segundo viaje, en 1493, y colonizada por
Ponce de León. Disputada durante siglos con la Pérfida Albión, llegó a ser la
primera provincia española de Ultramar y en 1897 obtuvo una Carta Autonómica,
que es considerada como el primer estatuto de autonomía concedido en nuestro
país, en la que se otorgaban amplias
facultades legislativas a un parlamento insular con dos cámaras.
Durante la Guerra
Hispano-Estadounidense, los americanos conquistaron la isla y, tras nuestra
derrota, el gobierno español se vio obligado a cedérsela, junto con Guam y
Filipinas, a cambio de veinte millones de dólares, en el famoso Tratado de París
de 1898, considerado nulo por muchos analistas dada la ausencia de
representantes del gobierno autonómico de Puerto Rico en el proceso de
negociación y firma de este instrumento internacional.
Desde entonces, Puerto Rico ha
sido una simple colonia estadounidense, designada hoy con el eufemismo de
“estado libre asociado”. Aunque formalmente los puertorriqueños son ciudadanos
de los Estados Unidos desde 1917, en la práctica se trata de un territorio de
segunda categoría de la superpotencia americana, sin derecho a congresistas ni
a participar en las elecciones presidenciales, lo que provoca desde hace
décadas un profundo malestar en la población. En 2012 se celebró un plebiscito
con dos preguntas, cuyos resultados evidenciaron un rechazo del pueblo boricua
a su actual estatus político-territorial y su deseo mayoritario (45%) de
pertenecer a USA como un estado más, en plenitud de derechos.
A pesar de estos resultados, el Gobierno
de los Estados Unidos se limita a hacer bonitos discursos y declaraciones de
intenciones pero sin mover un dedo para hacer efectiva la conversión de Puerto
Rico en su estado número 51. Las razones de esta resistencia son muy variadas.
Actualmente, lejana ya la Guerra Fría, la isla ha perdido para los gringos todo
valor estratégico y militar; hace tiempo que ha dejado de ser un paraíso fiscal
y, lo más importante, el volumen de población de la isla implicaría un gran peso en
la Cámara de Representantes, mayor que el de muchos estados clave, algo que los
racistas anglosajones no están dispuestos a tolerar. Estados Unidos es un país
pragmático que no ve beneficio económico alguno en compartir patria con una
pobre islita con más de un 80% de nativos que no habla inglés.
Es en este contexto cuando surge
el Movimiento de Reunificación con España, no queda muy claro si por el fuerte
sentimiento españolista de una parte de la población o más bien como reacción
despechada al desprecio yanqui. En todo caso, los inteligentes puertorriqueños
se dan cuenta de que el nivel de autonomía de cualquiera de las
actuales comunidades autónomas españolas (incluso el de su antigua
Carta Autonómica) es muy superior al que "disfrutan" como territorio asociado
de Estados unidos. Así “regresar a casa” es una posibilidad que muchos contemplan como vía para obtener su ansiada igualdad política, resarcirse de
sus históricos agravios comparativos y recuperar sus innegables raíces
hispanas, hoy en día menospreciadas por una política educativa que
se regodea en la Leyenda Negra.
¿Pero cuál debería ser, en teoría,
la hoja de ruta correcta para alcanzar el objetivo del MRE? Desde luego es un
reto complicado pero a la vez muy interesante de analizar desde el punto de
vista jurídico. El primer paso lógico sería que Puerto Rico denunciase el
Tratado de París ante el Tribunal Internacional de La Haya. Si se obtuviera un
pronunciamiento favorable a su nulidad, habría que preguntarse en qué situación
quedaría la isla y si sería posible su conversión directa en comunidad autónoma
siguiendo los pasos del Capítulo III del Título VIII de nuestra Constitución o
sería exigible la firma previa de un tratado internacional entre España y Puerto Rico de los previstos en el artículo
94.1-c) (con autorización de las Cortes Generales), toda vez que se verían afectados los límites del territorio español.
En cualquier caso, y desgraciadamente,
se me antoja bastante utópica esta unión política con nuestros hermanos de
sangre del noroeste caribeño, pues la idea no solo chocaría con la resistencia
activa de Estados Unidos y de la comunidad internacional (que difícilmente
anularía el Tratado de 1898), sino con los propios recelos del indigenismo
local, empeñado en idealizar la cultura tahína, renegar de todo vestigio español
y restregarnos los abusos de la encomienda y demás cuentos urdidos por los
ingleses.