Una banda sonora pedadiza y original es la de Dos mulas y
una mujer (1970), de Ennio Morricone, cuyo tema central imita el rebuzno de un
mulo mezclado con los cantos gregorianos de un convento de monjas. A pesar de
tan exótico experimento, la pieza del compositor italiano resultó muy efectiva para realzar esta especie de spaghetti western americano dirigido por Don Siegel y protagonizado por Eastwood
sobre la lucha entre las tropas francesas del Emperador Maximiliano de México y
los seguidores de Juárez a mediados del XIX.
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