Las aves de este segundo post se pueden contemplar sin ningún problema en nuestras ciudades, pero no están tan a la vista como las de ayer. Es necesario adentrarse en los parques (incluso céntricos) o pasear por la ribera de los ríos, mirar a lo lejos o hacia el cielo.
He omitido unas cuantas especies también muy presentes por no enrollarme y por entender que son algo menos habituales, o que su avistamiento y/o identificación exige conocerlas bien o andar buscándolas expresamente (chochín, garza real, reyezuelo, grajilla, varias especies de currucas, camachuelo común, lechuza común, pico picapinos, etc...)
¡Pinchad en las fotos para verlas grandes!
He omitido unas cuantas especies también muy presentes por no enrollarme y por entender que son algo menos habituales, o que su avistamiento y/o identificación exige conocerlas bien o andar buscándolas expresamente (chochín, garza real, reyezuelo, grajilla, varias especies de currucas, camachuelo común, lechuza común, pico picapinos, etc...)
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Hiperactivo y muy manso, es un habitual de los parques bastante arbolados. Con un poco de paciencia, algunos te pueden llegar a comer de la mano (en el Campo Grande de Valladolid, por ejemplo). Su pecho amarillo, su cabeza negra, sus alas grises y su espalda verde le convierten en uno de los pájaros más vistosos de la ciudad.
Muy bonito. Es uno de mis pájaros favoritos. Similar al carbonero, se les puede confundir de lejos o con poca luz, pero el herrerillo tiene las alas azules, una pequeña cresta y una línea ocular muy marcada, y carece de la corbata negra del carbonero.
De lejos todo el mundo lo confunde con el gorrión, igual que a cualquier otro pájaro pequeño y parduzco, pero hay que aprender a mirar. Hay tropecientos tipos de mosquiteros, pero todos tienen en común unos tonos verdáceo-amarillentos a veces muy apagados (casi pardos), una línea clara en el ojo y las plumas de las alas más oscuras que el resto del cuerpo.
Frecuentísimo en la segunda quincena de agosto. Tiene cara de bueno y entrañable, pero que les pregunten a las moscas. Imposible fallar en su identificación por la franja blanca en sus alas que no tiene otro pájaro en España, y la frecuente posición de las mismas, hacia abajo. El macho es mucho más oscuro que la hembra de la foto.
Hay que fijarse pero se ve (yo, por ejemplo, desde la ventana de mi despacho). Aficionado a los tejados de las viejas edificaciones, donde anida, este mini-halcón es un auténtico bucanero que se lanza sin piedad sobre las aves de talla pequeña y siembra especialmente el terror entre los canarios enjaulados en los balcones y galerías, a los que mata a través de los barrotes. Hay dos tipos de cernícalo: el vulgar y el primilla (del que nos hablaba Nago). Las hembras son casi idénticas en las dos especies pero los machos del primilla no tienen las manchas negras en la espalda del vulgar (ver foto). A la distancia que yo los suelo avistar, soy incapaz de distinguirlos. Su chillido, en cambio, es muy diferente.
También llamado pájaro carpintero verde o picorrelincho por su peculiar canto, que es la mejor pista para encontrarlo. No anida en las ciudades, pero sí acude a los parques muy a menudo para comer hormigas, su plato favorito. Tiene la cabeza roja y el obispillo color limón. Los machos tienen el bigote rojo y las hembras, negro. Es muy escondedizo. Para pillarlo hay que seguir su relincho y pronto lo veremos de lejos picoteando en el suelo o agarrado en vertical al tronco de un árbol, y ocultándose de nosotros tras él aunque estemos a sesenta metros. Paciencia.
Si vemos una rapaz planeando sobre la ciudad, casi al cien por cien que es un milano o un ratonero. Ambos son bien sencillos de distinguir en vuelo. El busardo ratonero tiene la parte interior de las alas clara con el borde superior oscuro, mientras que el milano real la tiene oscura con sendas franjas blancas en el exterior y además su cola es marcadamente ahorquillada a diferencia de cualquier otra ave de presa (salvo los milanos, todas tienen la cola en forma de abanico o de azadón). Son además las rapaces más torpes de España y solo tienen éxito en uno de cada diez ataques a sus presas, por lo que sobreviven a base de carroña en los vertederos.
Dicen los entendidos que es el pájaro con mayor población en la Península, solo que no le mola el asfalto. Omnipresente en cualquier parque, baja mucho al suelo en bandadas que se mezclan con las de otras especies. El macho (foto) tiene los colores mucho más vivos que la hembra.
Con este hay que estar muy atento a los troncos de los árboles, por donde trepa más como una ardilla que como un pájaro. Es diminuto y tiene pinta de ratón, pero su pico curvado le delata sin lugar a dudas.
Como un gorrión bien cebado con el pico muy grande, pero de color verde, excepto la parte inferior de las alas, que son de un tono gris. Nunca en zonas de asfalto, solo en parques y jardines. Se junta mucho con los pinzones para buscar comida. Es valorado por su canto y se captura para venderlo como ave de jaula. Está prohibido capturarlos y tenerlos sin autorización.
22.- Mito
Es cuquísimo. Parece una bolita de lana con la cola más larga que el cuerpo. Muy pequeño. No es tan fácil de ver, debido a su tamaño. Siempre va en grupos de unos diez individuos piando bajito todos a la vez, con silbidos muy suaves. Yo siempre que los he visto en ciudad ha sido tras seguir su canto, pero los he llegado a encontrar en árboles en medio de una plazuela.
Es cuquísimo. Parece una bolita de lana con la cola más larga que el cuerpo. Muy pequeño. No es tan fácil de ver, debido a su tamaño. Siempre va en grupos de unos diez individuos piando bajito todos a la vez, con silbidos muy suaves. Yo siempre que los he visto en ciudad ha sido tras seguir su canto, pero los he llegado a encontrar en árboles en medio de una plazuela.
Me encanta. Posee una belleza inconfundible. También le llaman colorín por razones obvias. Muy cazado por su “valor jaulístico”, pero no debe hacerse sin los oportunos permisos. Le gustan los jardines y es relativamente fácil de ver, siempre en bulliciosos grupillos, en solares donde crezca mucho cardo, que es su alimento predilecto. Aunque no es demasiado abundante en zonas urbanas, se le distingue a la legua.