El joven Steven Spielberg encargó
diseñar tres réplicas mecánicas del tiburón al especialista en efectos
especiales Bob Mattey, pero cuando empezó el rodaje, en pleno océano Atlántico,
ninguna funcionaba bien, por lo que el cineasta judío se vio obligado a
restringir al máximo las apariciones del escualo, que, de hecho, solo se
muestra en el último tercio de la película. Esta contrariedad (que al final resultó ser la
clave del éxito de la cinta) intentó ser compensada por una banda sonora
impactante que acompañara las escenas en las que simplemente se sugería la
presencia del pez. Fue John Williams el elegido para componer el tema, que hoy figura entre las diez soundtracks más famosas de la historia del cine,
y es un símbolo universal de peligro inminente. Fue interpretada con tuba,
jugando con los silencios y evocando los latidos del corazón con una percusión
estudiada y sugerente. Spielberg supo además manejar psicológicamente, con mucho
acierto, la musiquita, pues durante casi todo el filme la asocia a la proximidad
de la bestia, y ya al final, en la persecución en la lancha de Quint, apenas la utiliza, de forma que cuando emerge el tiburón gigante pilla a los espectadores
por sorpresa.
Tiburón (1975) es una de mis películas favoritas y posiblemente sea la mejor cinta de suspense de todos los tiempos. Fue la primera producción que reventó las taquillas de todos los cines del mundo, marcando un antes y un después en la historia de Hollywood. Muy recomendable también la novela original de Peter Benchley, que engancha fuerte con una trama y unos personajes inolvidables. Además hay bastantes diferencias muy interesantes respecto a la versión cinematográfica. Quien la quiera leer, ya sabe...
Tiburón (1975) es una de mis películas favoritas y posiblemente sea la mejor cinta de suspense de todos los tiempos. Fue la primera producción que reventó las taquillas de todos los cines del mundo, marcando un antes y un después en la historia de Hollywood. Muy recomendable también la novela original de Peter Benchley, que engancha fuerte con una trama y unos personajes inolvidables. Además hay bastantes diferencias muy interesantes respecto a la versión cinematográfica. Quien la quiera leer, ya sabe...
El tiburón blanco y Quint en una de las escenas finales |
ResponderEliminarPues sí Neri, ésta sí que es una auténtica Banda, y cuando digo Banda, no quiero decir la música (a veces ñoña) que acompaña al metraje para hacerlo más acústico. Sino que las verdaderas piezas sonoras de cine, lo que deben hacer es explicar la escena con ese metalenguaje que es la música.
En el caso que nos ocupa, y como bien ha contado, no es necesario que se vean las mandíbulas del tiburón ¡hasta un ciego adivinaría la tensión del momento escuchando esas notas! …notas que anticipan el peligro en la sala, y que cuando “in creccendo” suena esa melodía puedes adivinar que se avecina el mordisco.
Buena elección, y si ésta es de las mejores bandas, la encuentro comparable a la de los violines en la escena de la ducha de la magistral Psicosis.
Buena Semana a todos.
Sí, Tomae, es una música emblemática que todo el mundo conoce y asocia a la película. Tiburón es una peli magnífica y sobrecogedora, aunque desgraciadamente muy poco científica, por lo que ha contribuido a difundir falsos mitos sobre las costumbres del tiburón blanco (que por cierto también habita en el Mediterráneo).
ResponderEliminarNeri, no sabía que el terrible tiburón blanco también estaba en el Mediterráneo. Por aquí se habla de tintoreras o marrajos, pero no sabía que teníamos este monstruo como vecino. Los miles de guiris que atestan las playas de BCN supongo que tampoco lo saben.
ResponderEliminarLa BSO es genial, y la película ya es un clásico.
Tranquilo, Alco, desde el siglo XIX solo ha habido 4 ataques de tiburón blanco a humanos en las costas españolas, ninguno de ellos mortal. En 2011 esta especie se declaró protegida en nuestro país y desde entonces ha aumentado mucho su número, aunque le diré que estos tiburones suelen verse más al sur, en la zona de Almería, y que son mucho más pequeños que los ejemplares, por ejemplo, de Sudáfrica, que pueden superar los 6 metros.
ResponderEliminarLos marrajos son bastante más peligrosos que los tiburones blancos.
En todo caso en la bella región catalana ya tienen ustedes suficientes malas bestias por las que preocuparse y a las que deberían plantearse clavar un arpón cuanto antes.
Un arponazo en plena honorable dentadura, supongo. Cada vez que se ría cuando silben el himno. A los que silban, ya que son muchos es difícil enviar un arpón a cada uno, así que a copiar 10000 veces (a mano, por supuesto) No silbaré el himno. Me abstengo de opinar sobre monjas indepes, asambleas, omniums culturales, plataformas diversas, etc etc para no vomitar.
ResponderEliminarImpresionante ataque de un tiburón ayer a dos chavales de Carolina del Norte.
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