La bandera tricolor simboliza la etapa más siniestra de nuestra historia reciente |
Aunque me considero un antimonárquico convencido, me ando con mucho ojo a la hora de autoproclamarme republicano porque en España el concepto de república tiene unas connotaciones muy concretas que todos conocemos. No debería ser así porque al fin y al cabo no es más que una forma de estado de la que no se desprende más matiz ideológico que el de la contraposición a la monarquía. Pero desgraciadamente admitir por estos lares la condición de republicano le obliga a uno a dar toda clase de explicaciones si no quiere ser confundido con los sociatas de la vieja escuela, los marxistas sectarios y demás adalides del laicismo más anticlerical, de la destrucción de la unidad de España por la vía del federalismo, y de la bandera tricolor, triste recuerdo de los cinco años más funestos de los últimos siglos.
Como aborrezco un modelo político anacrónico basado en una jefatura hereditaria, soy republicano aunque sea por simple eliminación, pero a pesar de la magnífica coyuntura para el cambio que nos pone en bandeja la renuncia (tardía) del anciano Borbón, he de reprimir mi deseo de manifestarme en la calle a favor de un referéndum para no mezclarme ni compartir símbolos con progres baratos, palmeros de Fidel, ateíllos recalcitrantes, proetarras, feministas sin depilar, ecolojetas de pelo sucio, coletudos iglesistas, catetos con pendones morados y marranos de toda especie.
¿Pero por qué en Estados Unidos tener ideas republicanas significa ser conservador y en España, en cambio, es indicio de rojerío indeleble? Con los yanquis el motivo es que un partido político histórico decidió apropiarse del nombre de la forma de ese estado. Lo de España parece algo más complejo, aunque yo creo que responde a que en las naciones europeas de tradición monárquica el subconsciente colectivo tiende a identificar el concepto de república con la experiencia de los períodos republicanos conocidos. En el siglo XIX, nuestra monarquía se hallaba indisolublemente ligada al confesionalismo religioso, al centralismo rígido, al caciquismo y a la burguesía, por lo que el recién nacido republicanismo agrupaba a los valedores del cantonalismo, de la exaltación antirreligiosa y del igualitarismo social, es decir a la izquierda. A ello hay que añadir que los dos ensayos políticos llevados a cabo bajo la denominación de república han sido impulsados, protagonizados y yo diría que monopolizados por los sectores más fanáticos, destructivos, rencorosos y antiespañoles del espectro político.
No me extraña pues que al oír la palabrita le sigan rechinando los dientes a la gente de bien, aunque hoy en día las circunstancias hayan cambiado completamente, las coronas existentes en Europa ostenten simples funciones simbólicas y representativas, y monarquía y república no sean más que dos simples formas de organizar el estado, sin carga doctrinal de ningún tipo. Deberíamos tener claro, a la vista de la historia política internacional, que la derecha y la izquierda más extremas pueden encarnarse tanto en un régimen republicano como en uno coronado.
Aunque bien pensado, decirse hoy defensor de la república tampoco da muchas pistas, teniendo en cuenta las muchas modalidades que esta puede revestir. De verdad creo que aun celebrándose una consulta y ganando los republicanos, seríamos incapaces de ponernos de acuerdo en si preferimos un presidencialismo tipo Estados Unidos (un solo presidente), una república parlamentaria a la alemana (con un jefe de estado simbólico y un jefe de gobierno) o un modelo mixto como en Francia (el jefe de estado y el primer ministro compartiendo el ejecutivo). El tema da para otra guerra.
Como aborrezco un modelo político anacrónico basado en una jefatura hereditaria, soy republicano aunque sea por simple eliminación, pero a pesar de la magnífica coyuntura para el cambio que nos pone en bandeja la renuncia (tardía) del anciano Borbón, he de reprimir mi deseo de manifestarme en la calle a favor de un referéndum para no mezclarme ni compartir símbolos con progres baratos, palmeros de Fidel, ateíllos recalcitrantes, proetarras, feministas sin depilar, ecolojetas de pelo sucio, coletudos iglesistas, catetos con pendones morados y marranos de toda especie.
¿Pero por qué en Estados Unidos tener ideas republicanas significa ser conservador y en España, en cambio, es indicio de rojerío indeleble? Con los yanquis el motivo es que un partido político histórico decidió apropiarse del nombre de la forma de ese estado. Lo de España parece algo más complejo, aunque yo creo que responde a que en las naciones europeas de tradición monárquica el subconsciente colectivo tiende a identificar el concepto de república con la experiencia de los períodos republicanos conocidos. En el siglo XIX, nuestra monarquía se hallaba indisolublemente ligada al confesionalismo religioso, al centralismo rígido, al caciquismo y a la burguesía, por lo que el recién nacido republicanismo agrupaba a los valedores del cantonalismo, de la exaltación antirreligiosa y del igualitarismo social, es decir a la izquierda. A ello hay que añadir que los dos ensayos políticos llevados a cabo bajo la denominación de república han sido impulsados, protagonizados y yo diría que monopolizados por los sectores más fanáticos, destructivos, rencorosos y antiespañoles del espectro político.
No me extraña pues que al oír la palabrita le sigan rechinando los dientes a la gente de bien, aunque hoy en día las circunstancias hayan cambiado completamente, las coronas existentes en Europa ostenten simples funciones simbólicas y representativas, y monarquía y república no sean más que dos simples formas de organizar el estado, sin carga doctrinal de ningún tipo. Deberíamos tener claro, a la vista de la historia política internacional, que la derecha y la izquierda más extremas pueden encarnarse tanto en un régimen republicano como en uno coronado.
Aunque bien pensado, decirse hoy defensor de la república tampoco da muchas pistas, teniendo en cuenta las muchas modalidades que esta puede revestir. De verdad creo que aun celebrándose una consulta y ganando los republicanos, seríamos incapaces de ponernos de acuerdo en si preferimos un presidencialismo tipo Estados Unidos (un solo presidente), una república parlamentaria a la alemana (con un jefe de estado simbólico y un jefe de gobierno) o un modelo mixto como en Francia (el jefe de estado y el primer ministro compartiendo el ejecutivo). El tema da para otra guerra.
Y crees que los coletudos querrán mezclarse, con dementes engominados de bigote a la brasileña; con presocráticos sexuales; con puteros de familia bien de toda la vida; con pajillerosfieles a intereconomía; con nostálgicos de misa diaria y misionero mensual; con viejos verdes de cinturón rojigualda; con latifundistas analfabetos; con niños de papá cocainómanos; con camisas azules desteñidas que huelen alcanfor; con portadores pollinos con anillos de oro; con nazisistas ignorantes; con patriotas amantes del dinero negro; y con homófobos recalcitrantes....
ResponderEliminarEsto da para otra guerra...
Si la república tuviese una connotación nacional, yo sería francamente republicano, pero como en España la idea de república va unida a la destrucción de la nación en sí misma en pro de un idílico anarquismo en el que todos las regiones tienen derecho a la autodeterminación o como medida más light al federalismo, dejo la república y su añoranza a los tipos de la bandera tricolor, a los que más que españoles se sienten republicanos, a los que toman como referente ideológico a los individuos que rigieron España desde febrero del 36 y nos condujeron irremediablemente a una guerra. La república y la tricolor para ellos. El día que la república se identifique con un ideal nacional y común, sin revanchas y mirando al futuro o a las repúblicas vecinas más que a nuestro más oscuro pasado, contará con mi apoyo.
ResponderEliminarLea la Constitución de la Segunda República y verá que está más que definido el sentido de nación y las competencias de los diferentes territorios, muy distinto a como están expresados en la actual Constitución. A fin de cuentas la denominación de estado federal o de comunidad autónoma es un simple nombre, pues es un hecho que muchas comunidades hoy día tienen más competencias de las que puede tener un Estado federal en EEUU,en Alemania o en una hipotética tercera República. Estos tendrían que definirse en una nueva Constitución entre toda la población, eso es democracia. Por último, hablar de anarquismo en una República carece de sentido, el anarquismo rechaza cualquier forma de Estado y autoridad, por lo tanto es una contradicción afirmar algo así. Un saludo. Salud y República.
EliminarAprendiz de brujo: no ha colado. Usted sabe perfectamente en que bando está la pulcritud....
ResponderEliminary en qué bando se halla el desaliño
y la dejadez extrema intencionada.
No se por qué, pero ha siempre ha sido así.
Yo he hablado de gente mu elegante y bien alimentada. Engominados; gorditos con tirantes; bigotes finos; admiradores de El Cordobés y Manolo Escobar. Gente de costumbres fijas que estudiaron en buenos colegios. Compradores de amantes contrarios al divorcio. Nada de desarrapados, ni alérgicos al jabón.
ResponderEliminarEstimado Aprendiz de Brujo:
ResponderEliminarTe has olvidado de referirte a la gente de bien, a la gente de orden, a la gente de familia, a la gente de siempre.
La gente… La gente corriente: nuestra gente. La gente que se sacrifica y trabaja (no como la otra gente) y que por eso se distingue de la otra gente que se sacrifica y trabaja (no como la otra gente).
Te lo digo por si ves oportuno corregir tus comentarios y tal.
No sé qué tienen que ver los fenotipos descritos por Brujo con la reivindidación de la República (o de la monarquía).
ResponderEliminarNeri, mi percepción es que el grueso de la extrema derecha. La más abundante y amoral,(el prototipo encarnado en el patatero putero que secundaba a Blas Piñar, en la foto), se la pela la forma de estado. Se amoldan a quien proteja mejor sus intereses y les da igual un militar recontracojonudo que un monarca putero. Esa es mi impresión.
ResponderEliminarYo no soy monárquico Lux. Y me encuentro entre esa gente de bien ó de mal indignada con los acontecimientos recientes. Es una institución anacrónica, nada democrática, basada en derechos de sangre...Y el espectáculo de nuestra borbonía me parece deleznable; pero no dejo de reconocer que en bastantes países de los denominados desarrollados perdura. Y creo que eso también merece una reflexión. Por qué Gran Bretaña, Suecia, Noruega, Dinamarca y España tienen monarquía?.
Los carcamales piensan que se tratan de bárbaros norteños, pero a mi me parecen una referencia en bastantes cuestiones por su modernidad, por el funcionamiento de su sector público, por su educación...Y sin embargo tiene su preboste de papel cebolla ahí...
Hay que ir a una República, pero hay que elegir bien el momento y el modelo.
A mi pasa lo mismo que a tí, el ser no monárquico, te lleva a ser del otro lado, y claro, no es lo mismo la república de la China, de Corea, del Congo que la república de Alemania, Francia, EEUU... pero la república que buscan algunos en España ¿cúal es?... la democrática y libertades, o la autoritaria y sectaria.... eso es lo que me temo yo, que sea la última. Un abrazo
ResponderEliminarA mí esa bandera de la república me gusta, es más bonita que la rojigualda (que la encuentro un poco sosa) y me gusta porque me recuerda también a la La bandera de Andorra que la encuentro preciosa, y puestos a preciosidades ¡qué me dicen del escudo! Con las vaquitas esas que deben pastar por esos prados andorranos… ¡jo!
ResponderEliminarAunque a la franja morada de esa bandera yo le pondría un color rosa donde el amor se posa, lo encuentro como más pacífico que ese morado que me suena a puñetazo.
En cuanto lo de que España sea republicana, no sé si me da la gana; porque cierto es que este país a lo republicano se apuntan los de siempre, incluso los anarquistas de Urruti y a mí el único Urruti que me gusta es el postre (zumo de naranja con una bola de vainilla) y aquél magnífico portero del Barça E.P.D
A parte de lo que digan, si es más democrático ser republicano, por el hecho de que el Presidente es elegible , pienso que también es democrático dejarnos llevar por la dinastía y no perder el tiempo en tropezosas elecciones que no hacen más que enmarañarnos y llenar la blogosfera de posts … y ¡qué libre se puede sentir uno! cuando dice sí a todo … si mi majestad, si mi princesita, …es que ¡son tan mmmmonas Leonor y Sofía!
Por cierto, hablando de absentismo electoral, me parece muy hipócrita por la clase política que tanto se queja del nivel de participación del ciudadano, y luego hacen lo mismo cuando se ha de votar por una ley de sucesión como la que se tramita estos días. Si los políticos tienen su escaño que lo usen y elijan, el privilegio de la abstención solo es del ciudadano.
PD. Gracias PΩLITÍKOLA , sabía lo del tema de la circunscripción, conozco algo del mecanismo electoral y el funcionamiento de la Ley d’hont (de hecho … yo voto siempre a d’Hont ) en mi comentario pretendía decir que las europeas, permiten con más facilidad la aparición de partidos con menos presupuesto.
Un saludo.
¿qué ideología tenían los presidentes de la IªRepública? ¿qué influencias siguieron a la hora de decidir proclamarla?
ResponderEliminarPolitícola, el partido que cortó el bacalao en la Primera República surgió a mediados del siglo XIX de la facción más progresista de los liberales. En resumen eran federalistas y partidarios del sufragio universal (entonces no lo había) y de la "separación Iglesia y Estado" (léase profundamente anticlericales). Recordemos especialmente al infausto Pi y Margall, enemigo acérrimo del Cristianismo.
ResponderEliminarNo olvide que, como he apuntado, el debate entre monarquía y república en aquellos años era profundamente ideológico.
gracias Sr. Neri, es curioso el fenómeno anticlerical en España. No creo que haya algo similar en otras partes del mundo.
ResponderEliminar