domingo, 20 de abril de 2014

SENSIBILIDAD ARTÍSTICA





 En ambientes de gente culta, carecer, como yo, del menor asomo de sensibilidad artística, queda fatal. Casi todos los viajes que he hecho en mi vida me los he pasado recorriendo museos, viendo cuadros, esculturas y catedrales que en el fondo me importaban un carajo. A mí el arte me dice poco o nada, pero esto es difícil reconocerlo abiertamente ante amigos cultivados y más cuando se supone que yo mismo debería serlo. Hay que fingir un poco de interés por estas cosas si no quieres quedar como un paleto, pero yo ni por esas. Cuando iba a exposiciones con mi exnovia, que pintaba y tal, solía hacer comentarios muy chorras sobre los cuadros que veíamos:

– Joder, menuda papada tiene ese ángel.

   ¡Siempre te quedas en la anecdotilla! –me decía con cara de paciencia, como pensando “con este no hay nada que hacer”.

La semana pasada miré a ver si encontraba por fin un óleo para el salón. La pared desnuda sobre el chaise longue pide a gritos un cuadro y llevo tiempo pensando qué poner. Fui tan tonto que me fui directo a una galería de arte del centro, de uno de los paisajistas y grabadores más famosos de la ciudad. Al entrar eché un vistazo y todo eran acuarelillas minúsculas. Se me acercó un tío flaco de cincuenta, vestido de negro, con melenilla y barba canosas.

¡Hola, qué tal! –me dio la mano– Yo soy el autor. ¿Buscaba algo en especial?

  Encantado. Pues mire, andaba buscando un óleo así majo, para mi salón. Las medidas que tengo son de dos cincuenta por uno cuarenta, y quería un paisaje castellano, con motivos rurales o algo así. No tiene usted mucho expuesto, ¿no?

La expresión del fulano se arrugó inmediatamente sobre todo con mi explicación prosaica de las medidas.

  No, tenemos muy poquito porque yo ahora pinto casi todo por encargo, ¿sabe? Usted me trae una foto que le guste o me indica un paraje, y yo le pinto el cuadro. Además, rápido, ¿eh? Yo no soy de los que tardan seis meses.

  Ah, ya, pues lo siento, pero no me interesa por encargo.

 –  ¡Anda! ¿Y eso por qué?

 –  Pues mire, es que a mí lo que me llama es comprar un cuadro que vea ya pintado y me impacte. No sé cómo decirle, pero por mucho que me guste la foto que yo le traiga, a lo mejor luego la pintura no me acaba de convencer por lo que sea, o no acaba de cuadrarme en el salón, por los tonos, los colores o qué sé yo…

 Según hablaba, el artista ponía una cara parecida a la de mi exnovia y se iba cabreando por momentos.

 – Bueno, usted verá. Las personas que entran en esta galería normalmente conocen mi estilo y mi obra, galardonada, como sabrá, en numerosas ocasiones. Saben lo que pueden esperar de mi pincel. Pero si usted cree que me va a traer una foto y yo le voy a pintar un bodrio, entonces no hay más que hablar.

   Oiga, perdone, yo también conozco su obra –mentí por caridad– y por eso he venido. No digo que usted pinte bodrios, ni mucho menos, sino que yo necesito ver lo que compro. Usted puede hacer una obra de arte y a mí, por mil motivos, no acabarme de llenar o pegarme menos en el salón que a un Cristo dos pistolas, ¿me entiende? Yo no pongo en duda su talento; todo lo contrario. Seré muy raro y todo lo que quiera, pero paso de comprar cuadros por encargo…

 Llegados a este punto, el pintor ya estaba desatado. Le había herido en lo más profundo de su pundonor artístico.

 –   Hombre, si es por dinero, debo aclararle que yo con estas cosas soy muy chulo, y que si usted me encarga algo y después no le gusta, me lo quedo en la galería y santas pascuas. ¡Un paisaje clásico a óleo lo vendo yo en un santiamén!

 –  Ah, pues cualquiera lo diría viendo que solo pinta por encargo y que no tiene nada expuesto… De todos modos, usted comprenderá que esas condiciones que me cuenta no son las habituales en un encargo de estas características, así que yo nunca pensé…

 –  Ya, ya, pero es que ya le digo que soy muy chuleta…

 Me largué de allí antes de que me metiera su pincel más gordo por un ojo (por ejemplo), pero sinceramente sigo sin entender los motivos de su enfado. Si alguien, amén de ejercer de artista, quiere vender su obra, digo yo que tendrá que tragar con tipos como yo, que tratamos los lienzos como una mercancía más y que lo que buscamos es un adorno bonito para la pared, con unas medidas determinadas y un marco que combine, y no una pieza inmortal pintada por un supuesto genio, aparte de que no tengo por qué conocer a este personaje, de cuya fama, por cierto, me enteré después por Internet. Yo entré en una tienda de cuadros y punto. Además si se considera un creador tan exclusivo, un romántico con tanta sensibilidad que se horroriza ante mis palurdeces mundanas, no sé qué hace atendiendo él personalmente el negocio. Un pintor de su talla (y tan chulo por añadidura) tendría que estar por encima del bien y del mal, no conocer siquiera el precio de sus obras y tener en el local a un dependiente, en vez de andar en plan judiorro convenciendo al que entra de que le encargue copias de fotos y encima prometiendo rapidez, como si estuviera fabricando churros. Como le vamos a tratar así como a un artista.

Lo tengo decidido. Esta semana vuelvo a su galería a decirle que vale, que le hago un encargo, pero que me diga a cuánto sale el metro de óleo pintado por él.

4 comentarios:

  1. diga el nombre que lo buscamos por internet....

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  2. Si uno que se hace llamar artista no es capaz de aceptar las críticas, apaga y vámonos.

    El mundo está lleno de intelectuales underground de boina parisina que como no dejen de hacer pintura, novelas y/o películas "de autor" van a pasar más hambre que el perro del afilador, bajo el paraguas de la incomprensión.

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  3. Cuidado con los pintores románticos obsesionados con la eternización de la belleza, Neri, no sea cosa que se tope con alguno como Barba Azul -aquí en la versión de un notable director del Hollywood clásico-:

    http://www.youtube.com/watch?v=nID_Hs4zZ-c#aid=P9YH7BO90JY

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  4. Qué tentaciones tengo de acudir al sujeto con una foto de una revista porno gay....Para que me pinte un cuadro...Y decirle que tengo entendido que se queda con la mercancía , si no es de mi gusto.
    Lástima no saber quien es...

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