Por diversas causas que sería
largo de analizar, algunas directamente achacables a ella misma, en las últimas
décadas la Iglesia Católica ha ido perdiendo predicamento en la sociedad
española a pasos agigantados. De ser la institución más influyente en nuestro
país, de inspirar las legislaciones, de impregnar con sus valores el sistema
educativo, de tener presencia activa en todos los ámbitos, de servir de
referente moral indiscutible y de infundir el mayor de los respetos incluso a
los más fríos en materia religiosa, nuestra querida Iglesia ha pasado a convertirse en una
especie de oenegé permanentemente cuestionada, objeto de mil críticas y blanco
de las calumnias más repugnantes, de la que ya reniegan en público hasta los no
hace mucho fervientes devotos.
Ha sido un proceso largo y escalonado en varias fases. Primero vino un cumplimento inerte del precepto dominical acompañado de un cambio de costumbres a espaldas de la moral católica, muchas veces en un mar de remordimientos; luego una indiferencia absoluta hacia la Religión y sus ministros; más tarde la gente empezó a cachondearse de los curas y a criticar poco a poco el papel de la Iglesia en la sociedad; al poco, comenzaron a difundirse impunemente las más viles difamanciones contra sacerdotes y religiosas, y, anteayer, por fin, tocamos fondo cuando cinco militantes de la organización ultrafeminista Femen atacaron desnudas de cintura para arriba al septuagenario Monseñor Antonio Rouco, y le pusieron unas bragas sucias en la cabeza. En las tetas llevaban escrito el lema “Toño, fuera de mi coño”.
Ante un hecho semejante, que no tiene parangón en la escalada de vejaciones y faltas de respeto que los progres infligen a la Iglesia, se mezclan mis sentimientos de tristeza y de ira. Lo que no tengo claro es qué proporción de mi rabia va dirigida hacia las mujerzuelas de Lara Alcázar y cuál hacia las autoridades eclesiásticas y hacia los propios fieles católicos por humillar la cabeza como corderos ante esta afrenta. Porque si las activistas de Femen se han atrevido a insultar de esta forma la dignidad del Presidente de la Conferencia Episcopal y, consiguientemente, la de millones de fieles, es porque saben a ciencia cierta que les va a salir gratis, no solo porque el Código Penal español prevé una simple multa para quienes hagan escarnio público de los sentimientos religiosos, sino porque ni el cardenal va a protestar siquiera ni un solo creyente a reaccionar como es debido ante el atropello.
Ha sido un proceso largo y escalonado en varias fases. Primero vino un cumplimento inerte del precepto dominical acompañado de un cambio de costumbres a espaldas de la moral católica, muchas veces en un mar de remordimientos; luego una indiferencia absoluta hacia la Religión y sus ministros; más tarde la gente empezó a cachondearse de los curas y a criticar poco a poco el papel de la Iglesia en la sociedad; al poco, comenzaron a difundirse impunemente las más viles difamanciones contra sacerdotes y religiosas, y, anteayer, por fin, tocamos fondo cuando cinco militantes de la organización ultrafeminista Femen atacaron desnudas de cintura para arriba al septuagenario Monseñor Antonio Rouco, y le pusieron unas bragas sucias en la cabeza. En las tetas llevaban escrito el lema “Toño, fuera de mi coño”.
Ante un hecho semejante, que no tiene parangón en la escalada de vejaciones y faltas de respeto que los progres infligen a la Iglesia, se mezclan mis sentimientos de tristeza y de ira. Lo que no tengo claro es qué proporción de mi rabia va dirigida hacia las mujerzuelas de Lara Alcázar y cuál hacia las autoridades eclesiásticas y hacia los propios fieles católicos por humillar la cabeza como corderos ante esta afrenta. Porque si las activistas de Femen se han atrevido a insultar de esta forma la dignidad del Presidente de la Conferencia Episcopal y, consiguientemente, la de millones de fieles, es porque saben a ciencia cierta que les va a salir gratis, no solo porque el Código Penal español prevé una simple multa para quienes hagan escarnio público de los sentimientos religiosos, sino porque ni el cardenal va a protestar siquiera ni un solo creyente a reaccionar como es debido ante el atropello.
Lara Alcázar, fundadora de Femen en España |
Por otro lado, el virulento anticlericalismo de estas señoritas les hace perder de vista algo tan obvio como que los mensajes de la jerarquía católica en materia de moral sexual van dirigidos a los creyentes que aspiran a vivir conforme a los mandatos de Cristo, entre los cuales no se encuentran las integrantes de este movimiento de origen ucraniano, que ya damos por sentado que harán caso omiso de lo que pueda opinar Rouco y se comportarán sencillamente como perras en celo al margen de todo sentido del decoro y de la dignidad. De modo que su Ilustrísima, frente a lo que ellas suponen, nunca ha tenido intención alguna de entrometerse en el uso o abuso que deseen hacer de su cavidad vaginal. La Iglesia y Toño (como ellas le llaman) pasan de su coño, aunque por supuesto estarían encantados en que se produjera una sincera conversión y la Lara y sus putitas acabaran profesando en un convento de monjas.
Mientras esperamos el milagro a mí se me ocurren diversas iniciativas que los católicos podríamos abordar para poner freno a los excesos de estas jovencitas tan lozanas, que, como todo el mundo intuye, no pertenecen a Femen, sino que son contratadas ex profeso para las algaradas ante la escasez de feministas con los mínimos requerimientos estéticos. Yo entiendo que aparte de las querellas que puedan presentarse contra Femen por su agravio a nuestra Fe, y puesto que estas chicas no quieren al cardenal en su coño, no estaría nada mal que algún exaltado les llenara de cardenales el resto del cuerpo, y, si no es mucho pedir, procediera a raparles el pelo al cero y a convidarlas con mucho cariño a un buen trago de aceite de ricino. Y que todo quede ahí, por favor: después de todo, no somos integristas.
Más remedios contra los anticlericales en La pluma viperina.
Vaya por delante mi repulsa y rechazo a lo que hacen estas tipejas. En el fondo no es más que un movimiento que se caga en los principios que defiende. Son profundamente intolerantes y sectarias.
ResponderEliminarLa Iglesia y con ella muchos creyentes y católicos, tiene todo el derecho del mundo a opinar lo que le de la gana. Faltaría más. Y las tipas también pueden discrepar. A mi, con independencia de sus ideas, que se despeloten, (espero que avisen), en la plaza mayor de Valladolid me parece muy bien.
Que lo hagan en un templo , ó a las puertas de este, en presencia de un sacerdote, me parece una deleznable macarrada y una intolerable falta de respeto.
En este sentido y en previsión de una escala de actuaciones de este tipo, veo necesaria el endurecimiento severo de las sanciones, por tales motivos.
Ahora este llamamiento cardenalicio que haces, también es equivocado del todo.
Me parece profundamente equivocado y contrario a la doctrina católica, y en caso de que alguien se tomara la justicia por su mano, (para eso están las leyes y los jueces),sería la mejor propaganda para unas tipejas. Además al fin y al cabo aún habiendo ofendido a los creyentes, no han utilizado la violencia física en sus censurables medios de protesta.
Buen día a todos.
Ser feminista y, tener que enseñar las tetas para defender tus ideas, es lo mismo que si un hombre enseñara los cojones para defender los suyos: una contradicción, entre otras cosas.
ResponderEliminarQue no hablen de sexismo cuando las demás lo hacen para publicitar un perfume.
Faltar al respeto a quien no piensa como tú, no te da la razón ni enriquece tus argumentos.
A mi éstas, las de la pancarta... y las de en medio (la masa de pusilánimes del que sí, pero no) me dan exactamente igual. Ni me representan ni van a hacer nada por mi ni por ninguna mujer, por más que se empeñen en decir que, defienden nuestros derechos.
Las imagino a todas feas, con pelos en el sobaco, bigote y capaces de poner a un hombre a cuatro patas, látigo en mano.
No saben, ni sabrán en su vida, lo que se siente, siendo princesa.
Estoy de acuerdo en todo menos en su último párrafo.
ResponderEliminarLo de estas tipas me parece repugnante, pero como bien indica Al Neri, no es más que un paso más de esta cadena de acontecimientos que ha vivido la Iglesia española en los últimos cincuenta años.
ResponderEliminarDesearía que estas tipas hiciesen uno de sus espectáculos (desagradables por cierto, porque no están de muy buen ver) en una Procesión de Semana Santa, ya que verían como salían con más cardenales que un cónclave, ya que no se enfrentarían con feligreses ancianos y con pacíficos jerarcas, sino con gente joven, armada (de hachones) y tapada con capirote.
...ya lo han hecho Gustav. No sé qué nos queda por ver.
ResponderEliminaren fin...
Neri:
ResponderEliminaraquí en Argentina se lleva a cabo todos los años lo que se llama Encuentro Nacional de "Mujeres", cada uno se hace en una provincia distinta y termina con una "manifestación" ante la Catedral respectiva.
El último se hizo en la provincia de San Juan hace unos meses. Dejo un enlace que al final tiene dos videos que hablan por sí mismos del aquelarre (tal como lo llama el autor del artículo):
http://pagina-catolica.blogspot.com.ar/2013/11/terribles-imagenes-desde-san-juan.html
Tábano porteño
La gran paradoja de Femen es que siendo tan feministas y tan ultracríticas con que la sociedad solo valore a la mujer por su cuerpo, luego basan todas las campañas en la exhibición de sus tetas, porque saben muy bien que el desnudo femenino es el principal icono publicitario occidental en el siglo XXI. También saben de sobra que si abordaran a Rouco en jerseys de cuello alto la prensa no las iba a hacer ni caso. Efectivamente, Brujo, se ciscan en sus propios principios.
ResponderEliminarPenosos los vídeos que nos enlaza Tábano. Es repugnante.
ASCO es lo que me provoca ver estas tipas (llamarlas "mujeres" les queda grande) degradándose de esa manera.
ResponderEliminarY el video de lo ocurrido en Argentina es de no creer. ¡Qué bajo se puede caer! ¡Qué poca dignidad! ¿A quien pretenden representar estas arrastradas?
Perdón por el exabrupto, pero el video me ha puesto violenta :(
Un gran abrazo
Hola, muy interesante.
ResponderEliminarQueria anunciar el pack de cuchillas BIC para el afeitado, son baratas y eficientes.
Afeitan todo tipo de bellos y pelos. Aplicables en cualquier zona del cuerpo ... ¡coño! ¡que me las quitan de las manos!
PD. Ha sido el apóstol que a traves de su conducto, me pide que realice este pequeño anuncio.
También me dice que antes de depilar según que zonas íntimas es conveniente purificar la zona y el acero de la cuchilla.
es curioso lo que hacen unas tetas en este país de tíos salidos. Salimos 200.000 personas a defender la sanidad pública nosecuántos domingos seguidos y La Razón nos dedica tres líneas. Salen tres sujetas con sus pechos al aire y dan para varias portadas.
ResponderEliminarA estas maleducadas no se les para cambiando la ley para sancionarles, sino ignorándolas. La Iglesia sabe mucho de ponerse de perfil y estoy seguro de que continuará haciéndolo, esta vez acertadamente.
Agudísimo, Politícola.
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