domingo, 16 de septiembre de 2012

OPERACIÓN B.S.O. (16): EL EXPRESO DE MEDIANOCHE



Obtuvo cuatro nominaciones y dos Oscar, uno de ellos para el guión de Oliver Stone y el otro para la banda sonora de Giorgio Moroder, cuyo tema principal acabó siendo uno de los grandes éxitos setenteros, aunque había sido concebido para transmitir al espectador la angustia y la locura del joven norteamericano Billy Hayes (Brad Davis) durante sus cinco años de encierro (le cayeron treinta pero escapó) en una prisión turca por intentar llevarse hachís en un viaje turístico con su novia. Un caso real llevado magistralmente a la gran pantalla a partir de la novela del propio protagonista de la tragedia, del que uno piensa que tuvo bien merecida la condena, aunque no por supuesto el trato inhumano que recibió.

El expreso de medianoche (1978), de Alan Parker, es una cinta tremenda que jamás se olvida, y, que, como era de esperar, provocó las iras de las autoridades turcas, lo que obligó a sus realizadores a dar toda clase de explicaciones políticamente correctas. Hace una crítica demoledora a la burocracia y a la corrupción en la vieja capital otomana, pero se echa en falta la misma contundencia contra el tráfico de drogas que en definitiva motiva el encarcelamiento de Hayes. También reflexiona sobre la afectividad y la homosexualidad en ambientes de máxima desesperación.

Os animo a ver la película a los que no lo hayáis hecho (en especial si os gusta, como a mí, el subgénero carcelario) y, de momento, a pasar un buen rato con la música del vídeo.

6 comentarios:

  1. Una película memorable. Cuando, hace unos años, la Policía del Aeropuerto de Estambul me sacó de la fila de pasajeros para datarme y registrar mi equipaje (todo por culpa de una hermosa cimitarra que había adquirido como recuerdo) no pude evitar acordarme de esta película. Los huevos de corbata, oiga.

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  2. Hace 3 años en Estambul me pasó lo mismo. Me sacaron de la fila y me registraron hasta debajo de las plantas de los pies y también me acordé de "El expreso", solo que, al no llevar pegado al cuerpo un cargamento de hachís, sudé algo menos que el protagonista de la peli.

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  3. Ramiro, ¿tú comprando una kiliç otomana?, ¿qué herejía es esa de llevarte de recuerdo un sable turco? Yo te hacía más comprando en Toledo una réplica de la Tizona.

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  4. Pues esa es una pelicula que me dejó marca,jamás pensé que se pudiera tratar así a una persona,aunque fuese en Estambul.Excelente peli que yo tambien recomiendo.

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  5. Es una de las muchas películas que tengo pendientes. Apenas conozco algunas escenas y la banda sonora, que he conocido hoy, me parece un poco pasada de moda teniendo en cuenta los criterios estéticos actuales. Quizás sea demasiado ochentera, no sé.

    Pero sin embargo, sr. Neri, sí me planteo varias cuestiones interesantes al hilo de su entrada.

    * No se puede considerar a Turquía una nación europea por mucho que se empeñen. En primer lugar, Asia Menor, como su propio nombre indica no es Europa. En segundo, y mucho más importante, culturalmente, Turquía es una nación puramente asiática en sus costumbres, cultura y religión.

    * Por lo tanto, no sería lógico admitir a Turquía y otro países como Marruecos no sólo en organizaciones europeas sino, simplemente occidentales, por muchos lavados de cara que realicen. Su esencia es totalmente opuesta a la de la civilización cristiana-occidental y su inclusión, por culpa de tanto complejo, multiculturalismo y tolerancia mal entendida, nos llevaría a aceptar como válidas sus bárbaras costumbres.

    * ¿Cuál es el mejor modelo penitenciario? Uno tan "laxo" como el español centrado únicamente en la reinserción o uno como el turco, enfocado solamente hacia el castigo. ¿Acaso ambos modelos, de facto, no son adecuados para el criminal peligroso que tiene más posibilidades de supervivencia en dichos ambientes y perjudiciales para el pequeño delincuente?

    El tema del modelo penitenciario me parece un tema interesantísimo para su interés sociológico, señor Neri.

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  6. Sobre sus comentarios, Subdire:

    - ¿Turcos europeos? Geográficamente es evidente que lo son en parte; culturalmente han sido y son la anti-Europa. Ante la lamentable imposibilidad de reconquistar Constantinopla y restaurar el Imperio Bizantino, al menos asegurémonos de tener a los turcos lo más lejos posible de nuestros países y de nuestras instituciones.

    - El tema penitenciario ya sabe que me encanta, Subdire. Lo ideal es que convivan la faceta rehabilitadora con la retributiva (castigo). La primera en algunos casos representa casi una utopía y la segunda debe desnvolverse con el máximo respeto a la persona. Una cárcel no es para infligir castigos físicos a la gente. Para eso ya estaría la Guardia Civil en su caso...

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