Si algo he aprendido en la vida es que la gente no cambia. Nunca.
Podemos limar aristas; mejorar mucho o poco; matizarnos o autocontrolarnos por vergüenza, por cariño, por respeto o por simples razones de oportunidad social, y, más que otra cosa, disimular. Pero lo que se dice cambiar nuestra esencia, eso jamás de los jamases.
El que es un cretino en tercero de Primaria, lo seguirá siendo a los cuarenta tacos, aunque la vida le haya hecho aprender, posiblemente a palos, que a veces es mejor tener la boca cerrada por eso de que tonto callado, por listo pasa.
El niño vanidoso será un adulto egocéntrico, aunque, si tiene un mínimo de habilidad social, sabrá fingir que se interesa por la peña para no parecer un gilipollas.
Podemos limar aristas; mejorar mucho o poco; matizarnos o autocontrolarnos por vergüenza, por cariño, por respeto o por simples razones de oportunidad social, y, más que otra cosa, disimular. Pero lo que se dice cambiar nuestra esencia, eso jamás de los jamases.
El que es un cretino en tercero de Primaria, lo seguirá siendo a los cuarenta tacos, aunque la vida le haya hecho aprender, posiblemente a palos, que a veces es mejor tener la boca cerrada por eso de que tonto callado, por listo pasa.
El niño vanidoso será un adulto egocéntrico, aunque, si tiene un mínimo de habilidad social, sabrá fingir que se interesa por la peña para no parecer un gilipollas.
El joven libidinoso terminará siendo un viejo verde, y lo parecerá más o menos en función de su sentido del decoro y de su amor propio. El infiel siempre sentirá deseos de ser infiel, y los aplacará mejor o peor según el respeto que tenga por su pareja, su concepto del deber o las circunstancias.
El típico chistoso seguirá haciendo gracietas en su lecho de muerte.
De igual manera, las personas bondadosas, generosas, nobles y bienintencionadas permanecerán así durante toda su vida aunque tengan momentos de debilidad o etapas de centrarse en sí mismas. Los buenos sentimientos no se corrompen aunque se manchen.
El típico chistoso seguirá haciendo gracietas en su lecho de muerte.
De igual manera, las personas bondadosas, generosas, nobles y bienintencionadas permanecerán así durante toda su vida aunque tengan momentos de debilidad o etapas de centrarse en sí mismas. Los buenos sentimientos no se corrompen aunque se manchen.
No tenemos la culpa de no cambiar. Si permanecemos inmutables sobre todo es por dos motivos: porque nuestra naturaleza (nuestra genética) y lo aprendido a cierta edad es más difícil de rayar que un diamante, y porque la sociedad misma no permite que cambiemos. Esto último es fundamental. A partir de cierto momento, más temprano que tarde, la comunidad en la que nos desenvolvemos nos asigna un rol, un papel en la obra, un mote, y ya no hay vuelta atrás. El tomado por tonto será siempre tratado como tal. Con el pesado siempre resoplaremos aunque alguna vez resulte ameno. Del graciosete sus amigos solo esperarán chistes y no lo querrán para nada más. Al “malo” lo harán más malo a fuerza de evitarlo y marginarlo, y al bueno le exigirán siempre bondad, pero si un día, por lo que sea, empezara a volverse un cabronazo, todos dirían que no es culpa suya y que en el fondo es un santo.
Somos víctimas insalvables de lo que el grupo espera de nosotros.
Esta visión rígida (yo diría que realista) de la naturaleza humana no es incompatible en absoluto con creer en nuestra libertad, con la idea cristiana de que el hombre puede redimirse, de que la salvación está en sus manos. Para mí la redención no se produce cuando triunfamos en nuestros intentos por borrar nuestros defectos naturales, pues estos defectos por desgracia casi siempre son imborrables. Nos salvamos gracias a nuestro sufrimiento por padecerlos, a nuestro deseo honesto por superarlos, a nuestro tesón sincero por camuflarlos en beneficio de los demás o incluso de nuestra propia dignidad. El ser humano es grande por eso, por su capacidad de echar pulsos fieros e interminables a su forma genuina de ser, de sacrificar su instinto en aras de una convivencia armoniosa, de autorregularse por amor.
Muy buena entrada e impecablemente escrita. Estoy totalmente de acuerdo con usted Neri, el refranero suele ser sabio "Genio y figura hasta la sepultura"
ResponderEliminarUn beso, viperinos
Asun
Un hombre bueno
ResponderEliminarAyer conocí a un hombre, un hombre bueno.
Ayer presté atención al mundo, deslicé el velo del escepticismo de mis ojos,
y conocí a un hombre bueno.
Su mundo empieza donde pisan las punteras de sus zapatos,
su mundo no tiene un límite determinado,
su mundo esta cercado por las necesidades de lo humano.
No aspira a glorias ni halagos,
no necesita falsos espectadores que aplaudan sus actos,
ni damiselas que mueran por sus entrañas,
no anhela más que ver un sincero momento de paz
en los ojos que le miran.
Ayer conocí a un hombre bueno que desde hacia mucho contemplaba mis pasos,
ayer ese hombre me contó que no es fracaso haber luchado y amado hasta el delirio,
que es derrota infame convertirse en paramo quemado a cambio de unas pútridas monedas.
Carolina Badía
http://sandaliadearena.blogspot.com.es/2012/09/un-hombre-bueno.html
Así le veo yo (en el fondo, porque a veces... mmmmmm...:-)) solo que hoy no encontraba la palabras adecuadas y esta chica lo expresa mucho mejor. Donde va a parar...
Feliz fin de semana a todos!
Gran entrada, Neri. Yo no sería tan maximalista.La inmensa mayoría muere como nace.
ResponderEliminarHay cambios que sorprenden. Espe era la mofa andante hace quince años; y ahora es una lideresa que deja descabezado a un partido.
A Aznarín tampoco le veo yo dando collejas en el colegio, sino más bien pillando.
En el campo ético:
San Pablo,el Dioni, Coto Matamoros, Ignacio de Loyola, Anguita, Suárez...han sido sujetos capaz de redimirse de un pasado triste.
Pra ilustrar su entrada, QUE ME HA PARECIDO MAGNÍFICA,- con la que básicamente estoy de acuerdo- y que no puedo comentar de forma tan detallada como quisiera, les envío esta maravillosa música.
http://www.youtube.com/watch?v=49Pa0gC7dCA
No es frecuente el cambio, no es fácil que se den las circunstancias para lograrlo, pero yo sí creo que es posible cambiar o, al menos, entrar en un proceso de cambio que no tiene por qué llegar a completarse. La cantidad de batallas internas que perderían sentido si no hubiera cambio posible...
ResponderEliminarUn saludo a todos
(Lo que pasa por comentar a altas horas de la madrugada, muy sobrio, aunque no lo parezca, pero con sueño, es que se cometen errores imperdonables, traspapelando comentarios de un blog a otro, como me acaba de pasar. Supongo que el sr. Neri se dará cuenta del lapsus y cancelará el comentario y si no lo suprimiré yo, claro. Perdonenme todos, en cualquier caso.)
¿lo ve? hoy no he sido capaz de "sacrificar mi instinto en aras de una convivencia armoniosa"... ni por amor ni leches oiga. Me sale el "gremlin" que llevo dentro y zas! leña al mono! Yo no me salvo.
ResponderEliminarMe consuelo con su frase de "los buenos sentimientos no se corrompen aunque se manchen". ¿o si?
Gracias, Asun. Ese refrán refleja perfectamente lo que quiero decir en el post.
ResponderEliminarPrecioso poema, Nago. Y por cierto: a veces no queda otra que sacrificar la convivencia armoniosa en defensa de valores superiores.
Aprendiz de brujo, vaya ejemplos que ha puesto. No puedo sino darle la razón en que, como en todo, hay excepciones y supongo que en efecto hay gente (muy poca) capaz de cambiar de raíz. (¿O simplemente se controlan muy bien?)Yo creo que es más lo que dice Álex, que son procesos de cambio voluntariosos pero no siempre conclusos.
Yo no es por llevar la contraria pero si creo que la gente puede cambiar y cambia... La gente (toda la gente) es buena por naturaleza (nacemos seres buenos) pero a veces nos equivocamos al elegir nuestras libertades y esto nos condiciona en la vida. Lo duro es volver al camino correcto solo, por eso hace falta ayuda para "cambiar". Enhorabuena por el blog. Un abrazo
ResponderEliminarNo estoy de acuerdo con su vision.No dire que una parte de nuestro ser se forma en la infancia y su sustrato suele permanecer.Pero las circustancias nos hacen cambiar y tambien nuestra aptitud.Repase en sus reconocidos aquel que era un bala y base de tortazos ahora se toma las cosas con mesura, por no decir de aquel buenazo al que la vida ha convertido en un cabronazo de tomo y lomo, y aquel mosca muerta que a base de teson ahora es una figura considerada.Yo no le voy a poner ejemplos simplemente mirelos en su entorno.Y ya le digo puede que vd este en lo cierto en cierta forma pero las circustancias y nuestro esfuerzo nos cambian.
ResponderEliminarQuerido amigo Neri:
ResponderEliminarHoy me vas a permitir que te tutee no por falta de respeto sino por cariño y cercanía.
¡No se te ocurra censurarme el comentario porque hace tiempo que me apetece decirte lo que sigue y en La pluma siempre he respirado libertad!
Repasando entradas antiguas de mi blog me ha emocionado encontrar comentarios tuyos porque fuiste de los primeros que me apoyaste cuando más despistada que un pulpo en un garaje inicié esta aventura.
Pero lo más bonito es que constato que en los post donde narro circunstancias duras y tristes ¡SIEMPRE ESTÁS AHÍ! Quizás brevemente pero obedeciendo al generoso impulso de tu corazón grande.
Y quiero agradecertelo junto con la deferencia que tuviste de incluirme en "Plumas recomendables" y por aquí entran lectores educados y encantadores a la altura de esta bitácora que tú capitaneas magnífica y pletórica de coraje.
Nos unen el amor por España y ciertos principios inmutables que me admira como defiendes aún a contracorriente y es que eres un valiente.
Y todavía más importante un hombre noble que no te falla y sabe acompañarte sin monsergas pero con una presencia constante que es lo que vale.
Por todo eso y más te brindo mi amistad y mi apoyo para siempre
¡Un abrazo camarada!
Asun
A mi la entrada no me termina de convencer. Es cierto que la mayoría de la gente es que no cambia. Yo veo pasar los años y veo como algunas amigas siguen como siempre, con sus mismos defectos, sus mismos complejos... Otras es verdad que aprenden a disimular. Y es bueno para la convivencia, pero en el fondo siguen siendo igual. Pero hay otras personas, y ahí es donde difiero contigo,que cambian de verdad. Experimentan una verdadera transformación hasta el punto en que dejan incluso de ser quienes eran.
ResponderEliminarPara mí es un error pensar que como mucho llegaremos a ocultar nuestros defectos. El problema es que quizás creamos que las personas tenemos que ser perfectas, y eso es imposible. Pero cuando luchamos por algo concreto sí que podemos llegar a cambiar, y no sólo ocultarlo. Si no, dime qué esperanzas hay para esforzarse...
Como la mayoría de los temas que le intrigan, sr. Neri, este no es menos interesante que complejo.
ResponderEliminarPara empezar, creo que podríamos enfocarlo desde dos perspectivas bien diferentes: la biológica y la moral.
Desde el punto de vista biológico, nuestro cerebro, como cualquier otro órgano, nace determinado por una serie de características definidas en nuestro genes. Aun así, es norma de la biología que el fenotipo es la suma del genotipo más el ambiente. Esto es, podemos tener una tendencia genética a la obesidad pero, esto no nos impide, a base de esfuerzo, dominar dicha tendencia y, aunque no nos convirtamos en atletas de competición, sí podemos desarrollar convenientemente todas nuestras potencialidades.
Quizás, tenga más valor aquel que logra modelar su carácter (fruto de la voluntad) para alejarlo de aquello a lo que le lleva la suma de sus temperamentos (algo con lo que se nace), teniendo en cuenta que el esfuerzo será de por vida.
Desde el punto de vista moral, recuerdo, como durante unos ejercicios espirituales, hace ya años, un jesuíta reflexionaba acerca del corazón del hombre. ¿Se puede saber efectivamente cómo es de forma real un ser humano? ¿Cuánto tiempo necesitamos para conocer a una persona? ¿En qué circunstancias o situaciones un ser humano muestra realmente su forma de ser y de actuar? Es más, ¿podemos conocernos realmente a nosotros mismos? Al final, concluía que sólo Dios es capaz de conocer y juzgar fielmente el corazón de un hombre y sólo Dios es capaz de cambiarlo.
Sillóndepapá, bienvenido a La pluma viperina. Creo que hay gente que, por las apariencias o por su capacidad de autocontrol, creemos que ha cambiado, pero su esencia es la misma. Aunque por supuesto es muy meritorio el esfuerzo para atemperar los defectos naturales. Lo mismo les digo a Garrotevil y Aprendiz. En algunos casos, Aprendiz, no crea que es poca cosa conseguir ocultar los defectos...
ResponderEliminarY de todas formas, ya digo, que habrá excepciones de gente que sí cambia de verdad.
Subdire, lleva toda la razón. En realidad es imposible saber a ciencia cómo es alguien y en qué ha cambiado de verdad y en qué solo ha logrado dar una capa de pintura. Pero tenga en cuenta una cosa: es muy raro que una persona se mantenga fingiendo durante mucho tiempo. Tarde o temprano las contradicciones terminan saliendo más o menos a la luz (sobre todo para la gente cercana) y las cosas rotas arregladas con pegamento malo terminan volviéndose a romper.
Ay, Asun, Asun, que va a hacer que nos suba a todos el nivel de azúcar :-) Usted sí que es generosa y comprometida, tanto en su blog como (estoy seguro sin conocerla) en persona.
Permítame que a usted no le quite el tratamiento, no por falta de confianza sino por ser norma antigua en este blog. ¡Un patriótico abrazo y mucho ánimo estos días tan difíciles para los que amamos a Cataluña como parte imprescindible e inseparable de nuestra Nación! Trataremos pronto este tema.
Tres ejemplos reales:
ResponderEliminarIndividuo A)Violento. Ha enviado a la U.C.I. a un anciano por una absurda discusión canina. Veremos a ver...
Individuo B)Violento. Maltrata a quien se le pone por delante, ya sea su madre o la del vecino.
Individuo C)No es violento pero sí vago, politoxicómano y mangurrino.
De los tres:
A) Ya está en prisión.
B) No tardará mucho en estarlo...
C) Este sí! cambiará, se que lo hará, es buen chaval. En sus escasos momentos de lucidez demuestra un corazón noble, tranquilo, piensa (poco pero lo hace y saca sus conclusiones) Es víctima a su vez de los anteriores.
¿Diferencia? Su entorno familiar. A poco que le "aprieten" sus padres, encuentre un trabajo y comienze a adoptar responsabilidades, cambiará! estoy convencida!
Los otros dos... en la vida!
Bravo Nagore, hermoso poema.
ResponderEliminarNagore, me han encantado esos versos. Preciosos.
ResponderEliminarAprendiz de brujo, ese perfil encandilador jajaja
Estoy contigo Aprendiz ( por cierto, reholas) en que el cambio es posible.
Todos tenemos unas tendencias... una esencia pero el cambio es posible...
Habrá gente que vive en una incoherencia de dos caras, habrá quién vive lo que es sin complejos y habrá quién vive en una tensión constante luchando contra lo que es...
Siempre he creido que lo primero es conocerse ( y eso no es nada fácil), luego aceptarse (menos sencillo) y depués ancauzar lo que somos hacia lo que queremos ser...
Creo que la personalidad si evoluciona...
Somos como el barro, se trabaja y se le da forma... eso sí, para poder modelar el barro, éste no puede estar ya cocido ( el que se niega a cambiar) o porque está seco ( el que no tiene un motivo para cambiar).
"Dadme un punto de apoyo y moveré el mundo"... dadme un motivo y lucharé por cambiar ( y este ya es un gran cambio, querer cambiar)
El barro, siempre será barro, pero no es mismo que ser parte de un lamizal, que un botijo que lleva agua fresca a la boca de un sediento...