domingo, 30 de enero de 2011

PREGUNTAS SOBRE LA MUERTE




Como las últimas dos películas dirigidas por Clint Eastwood (Gran Torino e Invictus), Más allá de la vida rebosa humanidad y llega al corazón. Además el tema abordado en esta cinta recién estrenada en España –la muerte- es una de las preocupaciones clásicas del veterano cineasta y actor, aunque hasta ahora no lo había tratado de forma tan directa ni con el enfoque que ahora le da.


Este emotivo filme aborda desde diferentes puntos de vista -encarnados en tres personajes- la ansiedad que provoca en el ser humano la incertidumbre sobre la muerte y los mil interrogantes acerca de lo que sentiremos o experimentaremos una vez muertos.

Eastwood hilvana la historia a partir de los diversos estudios publicados sobre enfermos muy terminales o personas accidentadas que han llegado a estar muertos durante algunos segundos, regresando después a la vida. La inquietante semejanza entre las sensaciones, experiencias y visiones que estas personas relatan constituye el eje de la película, protagonizada por un inolvidable Matt Damon que interpreta a un hombre honesto y sencillo con poder para comunicarse con el Más Allá.

Como siempre, Eastwood nos emociona y engancha, aunque para
ello esta vez se meta en terrenos cenagosos. Dedicar una película a las sensaciones de la transición a la muerte, a la luz al final del túnel o a la angustia de quienes pierden a un ser querido es perfectamente legítimo. Sin embargo, en esta ocasión el director parece perder ligeramente de vista su tacto habitual al tratar temas relacionados con la Fe cristiana para insinuar un cierto escepticismo y lanzar una crítica velada hacia las respuestas de la Iglesia Católica a las grandes preguntas sobre la muerte.


Lo mejor son las interpretaciones y la impactante secuencia inicial del Tsunami. Entre los puntos negros se encuentran el extraño, y en mi opinión, poco logrado final, y el frívolo tratamiento de las prácticas paranormales realizadas por el protagonista. La nota más peliculera y artificial la pone la escena de la gorra del niño Marcus, arrancada por el fantasma de su hermanito para evitarle subir al metro el día del atentado de Al Qaeda en Londres. Al final, una peli interesante convertida en "una de fantasmas" por culpa de este detalle.

EL COMENTARIO DE LA SEMANA (54): LEGÍTIMA CONTEMPLACIÓN

El mejor comentario de las últimas semanas ha sido:

" (...) cuando veo a un pivón por la calle y voy con mi señora le digo -Mira esa tía, ¡qué ordinaria es! entonces se la queda mirando y me dice dubitativa - no.... yo no la veo tan mal, hombre. Je, je, je... es la forma de darle la vuelta a la tortilla y a lo tonto dedicar un rato de legítima contemplación y análisis del pivón no sólo con el consentimiento de la señora de uno, sino con su inocente complicidad".

Autor: Chirly
Entrada: Mujeres muy ordinarias

viernes, 28 de enero de 2011

MUJERES MUY ORDINARIAS

Mujer ordinaria


Hablar con mujeres sobre belleza femenina, y más aún poniendo ejemplos, es una actividad arriesgada de la que ni siquiera los tipos más hábiles suelen salir indemnes. Ellas tienen un sinfín de defectos que sería tedioso enumerar, pero entre los más destacables se encuentran la vanidad y la envidia, que, mezclados, resultan un cóctel explosivo de susceptibilidad.

Naturalmente las tías se rigen por la ley del embudo, quedándose con la parte ancha. Si tú comentas a tu mujer, a tu novia o incluso a una amiga que otra chica está muy bien, se consideran legitimadas para ponerse de morros o insinuar altivamente que eres un grosero. De nada sirve acompañar tus elogios a otras féminas con la consabida frase de “mejorando lo presente”, que siempre nos sale oportuna y sincera, porque ellas se rebotan igual o más (si cabe). Por el contrario, los comentarios procaces que ellas nos hacen en la cara sobre la tableta de chocolate (y demás) de Hugh Jackman y otros geipermanes debemos interpretarlos con humor y actitud "moderna". Manda cojones.

Si tú hablas bien de alguna, la reacción es archiconocida. Aparte de ponerte una jeta más larga que la N-340, nunca se privan de sacar defectos al bellezón aludido de manera más o menos sutil. Unas veces tendrá un culo como un pandero, otras estará operada, otras estará anoréxica…, pero a mí lo que más me gusta es cuando dicen que la chavala en cuestión “es muy ordinaria”.

No nos dejemos engañar por la cortina de humo con la que suelen camuflar esta expresión. No nos traguemos lo que nos cuentan de que es ordinaria porque no tiene estilo, o se mueve con vulgaridad o esa chorrada de que no sabe adaptar su vestimenta a las circunstancias. La verdad es solo una: Cuando una mujer dice de otra que es muy ordinaria, invariablemente esta será una tía buenísima con un cuerpazo y unas curvas espectaculares de los que aquella carece.

Si oyes a dos amigas criticando a una tercera por ser súper ordinaria, o sea, apresúrate a conocerla, pues no tendrá desperdicio. De hecho yo recomiendo mucho a los solteros que hagan una encuesta entre sus conocidas a ver cuál es la amiga más ordinaria que tienen y que después pidan ser presentados a las que obtengan mayor puntuación.

(Sobre este tema en La pluma: Dos palabras mágicas)

miércoles, 26 de enero de 2011

CHINA



Nadie puede dudar que la historia del mundo está escrita por occidentales en clave occidental, europea y, si me apuras, en clave cultural cristiana. Existe, por así decirlo, una especie de centralismo historiográfico (hay quien lo llama etnocentrismo) que supone que todos los acontecimientos de la Humanidad, hasta los más remotos, se interpretan hoy en día con los parámetros de Occidente y que los hitos fundamentales de la historia del hombre parecen protagonizados en exclusiva por los habitantes de la pequeña parte del planeta que es Europa. Es como si lo que ha acontecido en África, en la América precolombina o en las latitudes orientales nos importara a todos un carajo.

Esto último es así en algunos casos. La aportación a la ciencia, a la técnica y a las artes del continente negro es escasa, por no decir nula. La contribución de los amerindios a la evolución y al progreso humanos se mide en negativo. Cierto que en estos entornos han existido civilizaciones aisladas con un nivel razonablemente alto de desarrollo, pero en todos los casos han sido incapaces de perdurar, expandirse o dejar una huella indeleble que condicione hoy nuestras vidas.

Si con frecuencia podemos encontrar una explicación a las situaciones de subordinación y ninguneamiento histórico de muchos pueblos, en el caso de China cuesta mucho entender cómo la mayor potencia tecnológica del mundo en el siglo XI y en los cuatrocientos años siguientes no solo no ha figurado jamás en el palco de honor de la historia, sino que en el XIX acabó siendo mangoneada a capricho por las potencias europeas.


 Posiblemente los inventos más decisivos para la Humanidad nacieron en China, pero los amarillos nunca lograron rentabilizar su superior inteligencia para mejorar sus condiciones de vida, expandir y desarrollar su cultura o alcanzar la hegemonía internacional. Y para mí la razón es que el pueblo chino adolece de dos de los defectos más graves que una comunidad puede tener: falta de pragmatismo y soberbia.

 En efecto, siempre fueron muy poco prácticos y eso les costó la historia. Inventaron la imprenta en el siglo VIII (¡700 años antes que Gutenberg!) pero como el chino mandarín tiene miles de caracteres distintos, al final las planchas y los tipos móviles resultaron casi inútiles y engorrosos, empleándose solo para la impresión de un número limitado de textos budistas, lo que retrasó la difusión y la expansión de la cultura china.

Fueron los primeros en inventar un reloj sofisticado (un modelo de agua en el siglo XI), pero los emperadores lo proscribieron, ya que se creían los únicos dueños y señores del tiempo.

Inventaron la tinta y el papel. Este último ha sido un material importantísimo y revolucionario en nuestra era, pero ellos lo utilizaban más para empaquetar materiales que para escribir.

Los chinos hallaron la fórmula de la pólvora, pero ni se les ocurrió darle un uso minero o militar. La usaban simplemente para hacer fuegos artificiales.

Y la brújula también fue primicia suya, pero, a diferencia de los europeos, los chinos se pasaron siglos empleándola tan solo en la construcción, para orientar correctamente las casas de acuerdo con sus creencias religiosas. Si hubieran aplicado a tiempo este invento a la navegación, se habrían convertido en la mayor potencia marítima del mundo.

Por último, cuando en pleno siglo XIV China estaba en condiciones de iniciar una auténtica revolución industrial que la hubiera puesto a la cabeza de la economía internacional, la dinastía imperial de turno se volcó en favorecer el arte y dio la espalda a las aplicaciones técnicas e industriales, llegando a boicotearlas por entender que eran susceptibles de generar desórdenes y convulsiones sociales, lo que contradecía los principios sagrados del confucionismo.

Por otra parte, la soberbia desmesurada y el chovinismo chino favoreció un aislamiento y una autarquía de siglos que terminó machacando al país. Desde la Alta Edad Media ya se consideraban superiores y el centro del Universo. Legislaron activamente para evitar el contacto con los "bárbaros del oeste", de quienes entendían que no valía la pena aprender nada. En el límite de su cerrazón, en pleno siglo XV, los emperadores prohibieron la construcción de naves por encima de determinadas dimensiones, así como las expediciones marítimas de exploración. 

Una buena lección sobre el nacionalismo que no conviene olvidar.

 La historia ha premiado a las naciones audaces, prácticas, curiosas y abiertas.


(También      en La pluma viperina: Hablando de razas sin complejos)

lunes, 24 de enero de 2011

LA II REPÚBLICA LLEGA A TVE


Como La señora me gustó mucho, espero con ilusión el estreno esta noche de su supuesta continuación, 14 de abril. La República. Y digo supuesta porque los actores principales no siguen y ni siquiera tengo claro que se mantenga algún personaje de la primera serie, ya que esta se desarrollaba en Asturias y la nueva producción está ambientada en Madrid.

Pese a sus frecuentes simplificaciones y a que, al final, fue estirada como el chicle por razones de audiencia, La señora me dejó buen sabor de boca por su mezcla bastante equilibrada de humor, romanticismo y análisis histórico y social de una época tan compleja como los años veinte del siglo pasado. Su rasgo más llamativo fue que, a pesar de ser una producción para la televisión socialista y a pesar de los antecedentes de TVE en estos temas, la serie resultó honrada en lo esencial o, al menos, no estuvo adulterada por guiños ideológicos o sectarios, hasta el punto de que incluso el fascismo italiano fue tratado con objetividad y yo diría que hasta con generosidad.

¿Pasará lo mismo con 14 de abril. La República? Mi miedo es que no sea así por lo delicado y convulso de este período histórico y por sus huellas que aún perduran en nuestra sociedad, lo que hará más difícil mantener la objetividad. La "dictablanda" de Primo de Rivera es un régimen muy desconocido y diluido en la memoria colectiva; no así la II República, que aún genera pasiones que mucho me temo se trasladarán a partir de hoy a la pequeña pantalla del lado que nos imaginamos.

Aun así, no perdamos la fe en la magnífica guionista Virginia Yagüe y otorguemos el beneficio de la duda al director de la serie, el izquierdoso Jordi Frades, que ha dicho: "Tenía muy claro el tono, todos los bandos pueden tener razón ... He intentado defender todo aquello que no creo".

Frades, no
todos los bandos tienen razón, pero me resulta entrañable que intentes defender lo que te repatea en un ejercicio de "honradez" que sería tan esquizofrénico que no te crees ni tú. Me conformo con que te mantengas en los límites de La señora y no recurras al panfleto.

sábado, 22 de enero de 2011

EL GRUPO DE AMIGOS



A pesar de que se trata de un vínculo afectivo personal, por desgracia hay mucha gente que tiene un concepto grupal o colectivo de la amistad. “Mi grupo”, “tu grupo”, “he quedado con el grupo”, “Fulano es del grupo”…

Doy por buena (es pura naturaleza) la necesidad compulsiva que tenemos los seres humanos de formar parte de grupos en todos los ámbitos, incluido el del ocio, la diversión e incluso el afecto. Quizá es lógico que necesitemos agrupar a la gente que queremos y que, casi por un instinto atávico de animales sociales, prefiramos sentirnos arropados por un conjunto de personas antes que por individuos sueltos.

Lo que no entiendo es cómo algunos llegan a diluir en el grupo casi por completo su afecto o su afinidad con las personas concretas.

Conozco a algunos y a algunas que se mueven en grandes cuadrillas, tienen fama de sociables y de ser muy queridos por mucha gente, pero cuando les observo me doy cuenta de que mientras su cohesión con el grupo parece muy fuerte, su vínculo con cada uno de sus miembros es tenue, superficial y a veces hasta inexistente. Y esto a mí me parece una terrible paradoja si de lo que hablamos es de amistad.

Se me podría responder que esos grupos de salir de copas, de fiesta o de excursión son meros espacios de vida social y que en ellos no reside la verdadera amistad, pero es que mucha gente solo tiene ese tipo de amigos; vamos, que tiene a “su grupo” y para de contar. Y con su grupo sale, se ríe, se emborracha, se va de vacaciones y se lo pasa fenómeno, pero resulta que no sabe ni una palabra de la vida o las inquietudes de cada uno de sus integrantes y apenas ha charlado media hora con cada uno en todos los años que lleva con ellos, o no sabe ni siquiera dónde viven ni cuántos hermanos tienen, por poner unos ejemplos que aunque parezcan increíbles son muy verídicos.

Hay gente que está en el grupo como quien está en un rebaño, por sentir que tiene a alguien a su derecha y a su izquierda, que no se toma las copas solo y que no le tocará quedarse en casa (¡vade retro!) el sábado por la noche.

Por supuesto que tener grupos de amigos no tiene por qué ser así de negativo, aunque a mí en cualquier caso, no sé si por individualista, por insociable o por raro, no me va eso de la amistad colegiada. Según voy cumpliendo años cada vez me incomoda más salir en pandilla o asistir a encuentros de esos de veinte amigos y amigos de amigos de amigos… En temas de amistad me siento más a gusto en las distancias cortas, con la gente que yo elijo, que yo quiero o que me cae bien, que sumergido en el barullo insustancial del “grupo”.

Mis amigos están en diferentes grupos, ámbitos y lugares, y no tengo necesidad ni interés alguno en relacionarme con todos a la vez. Cada uno tiene sus gustos, sus estilos y una relación diferente conmigo, lo que hace absurdo quedar en manada o hacer extrañas mezclas de personal para poder decir eso de “mi grupo”.

jueves, 20 de enero de 2011

¿REDUCIR EL ESTADO AUTONÓMICO?


Pocos días después de que José María Aznar, desde su cómoda tribuna teórica, reflexionara sobre la insostenibilidad de diecisiete reinos de taifas en este país e instara al mozo de estoques Rajoy a ponerle el cascabel centralizador al gato de las autonomías, los peperos se ha apresurado a asegurar que efectivamente van a "reducir el estado autonómico".
Sobre esta cuestión yo me hago cuatro preguntas que no sé bien si tienen respuesta:

- ¿Por qué nadie se dio cuenta en la Transición de algo tan obvio como que el sistema autonómico iba a ser el modelo territorial más nefasto, derrochador, irracional e injusto de todo el mundo civilizado?

- ¿Por qué Aznarín no aprovechó en su día su gobierno de mayoría absoluta para poner ese cascabel al gato y viene ahora a endiñarle el muerto a otro?

- ¿Por qué los peperos se empeñan en considerar que los ciudadanos son gilipollas y se van a creer semejante brindis al sol?

La letra pequeña de la promesa de “reducir” el estado Autonómico dice que se llevará a cabo sin reformar la Constitución, por la vía de la simplificación y la racionalización, "intensificando los mecanismos de coordinación, cooperación y colaboración entre Comunidades Autónomas”.

Todas estas propuestas son huecas, puro humo, declaraciones de intenciones. No se inventan nada nuevo porque nuestro ordenamiento jurídico ya prevé suficientes mecanismos de coordinación competencial entre el Estado y las Comunidades y entre las Comunidades entre sí (planes sectoriales, conferencias sectoriales, convenios de colaboración…) que permitirían racionalizar y reducir en alguna medida el gasto público. Evidentemente estos instrumentos jamás se han utilizado como debieran porque no ha interesado y la consecuencia es que el batiburrillo administrativo y jurídico que padecemos es lo más parecido a una casa de putas o a una merienda de negros, esto... perdón, a un lunch de subsaharianos... ¡Pero que no tengan el morro de hacer pasar el mero cumplimiento de la ley que ya existe por una reducción del Estado Autonómico!


- ¿Por qué no derogan la Constitución entera y empezamos de cero con otro modelo territorial y, sobre todo, con otros valores políticos?

martes, 18 de enero de 2011

UN BUEN CURA

Aunque no me gusta hacer posts así, hoy no puedo resistir la tentación de copiar un párrafo que me ha hecho mucha gracia de una novela de Reyes Calderón:

“(...) si al cura de
su pueblo le gusta mucho jugar al cinquillo en el bar, usted dirá: ´El padre fulano es jugador, pero es un buen cura`. Si le gusta el coñac y nunca desprecia una copa de vino, usted dirá: ´De acuerdo, es algo borrachín, pero es un buen cura; se ocupa de la parroquia y de las cosas santas`, pero si el cura de su barrio se ve envuelto en un lío de faldas, ni usted ni ninguno de los parroquianos dirá que es un buen cura… Si no puede soportar eso, es preferible que lo deje”.

domingo, 16 de enero de 2011

CONCENTRACIONES MOTERAS


Cada año por estas fechas mi tranquila provincia se convierte en el punto de mira de los medios de comunicación internacionales debido a la ya veterana concentración motera de los “Pingüinos” (en Puente Duero), declarada incluso, para mi sorpresa, Fiesta de Interés Regional por la Comunidad, y a la más reciente pero no menos molesta “Motauros”, que se celebra en la villa de Tordesillas.

En principio, no tengo nada en contra de un medio de locomoción como la motocicleta, que me parece muy ágil y funcional, aunque no muy cómodo, y menos en las frías latitudes donde yo habito. Lo que sí me revienta, por razones similares a las ya expuestas en su día con los bicicleteros, es la actitud habitual de muchísimos motociclistas en las ciudades, que aprovechan todas las ventajas de conducir un turismo y a la vez las de una moto, haciendo más o menos lo que les viene en gana.

Más me fastidian sin embargo sus concentraciones invernales. Y no soy el único. Además de que un amplio porcentaje de los participantes –de diversos países- responde al perfil más macarra, bohemio, fardamáquinas y chuloputas que pueda imaginarse, no es fácil aguantar durante tres días el estruendo voluntario y gratuito al que nos someten estos sujetos, que por mí bien podrían irse con sus Harley Davison o con sus Vespas a tomar por donde amargan los pepinos.

Pero ya digo que no soy el único. Me consta de muy buena tinta que a los ayuntamientos que han albergado a estas manadas de bárbaros durante anteriores ediciones no les hace ni pizca de gracia su presencia y a veces han hecho lo posible por librarse de ellos. El alcalde de uno de estos municipios me contaba hace pocos años que organizar estos saraos no compensa nada, ya que, como Valladolid capital pilla a dos pasos, los moteros solo están en el pueblo lo justo para acampar y dormir, y el gasto real en bares y ocio lo hacen en Pucela city. Muchos incluso prefieren pernoctar en hoteles de la ciudad. Así que a la pequeña localidad donde se celebran “Pingüinos” y “Centauros” solo le queda el dudoso privilegio de aparecer en los carteles promocionales y la obligación de limpiar el lunes los miles de kilos de basura que todos los años dejan tirada estos marranos en la zona de acampada.


Todo ello por no lanzar otra clase de insinuaciones sobre las prácticas alcohólicas, porreras e incívicas que los vecinos del pueblo tienen que sufrir de esta horda de las dos ruedas.

Sé que corro el riesgo de generalizar y soy consciente de la otra cara de la moneda de estas celebraciones, a las que también acuden familias enteras con niños en un plan completamente distinto.

De todas las molestias derivadas de estos encuentros anuales, una de las más graves se produce por culpa directa del Ayuntamiento de Valladolid y de su mezquino alcalde. Nuestro consistorio, que durante todo el año hace gala de un celo extremo para multar a todo tipo de infractores de las reglas de circulación y de aparcamiento, estas semanas se convierte en una hermanita de la caridad con los entrañables “pingüinos”, haciendo la vista gorda con los estacionamientos de motos en mitad de las aceras. Si a cualquier vecino de la ciudad se le ocurriera dejar su motocicleta en medio de la acera en Navidades, el señor León de la Riva le metería un cuerno de órdago, pero a estos jipis de las cazadoras de flecos, como se dejan la pasta en la ciudad y hacen llenazo en todos los hostales, no se atreve a decirles ni mú. ¿Resultado? Que vas paseando esos días por el centro y tienes que estar esquivando continuamente Harleys, Hondas, Vespas, Suzukys y la madre que las parió.

En fin, que si de mí dependiera, no iban a concentrarse por aquí los Chuminos y los Jetauros ni un año más. ¡Que se vayan a Madrid, que hay más espacio!

jueves, 13 de enero de 2011

LA MILI

Justo el año anterior a que Aznarín la liquidara definitivamente, en un momento en que me venía fatal en todos los sentidos y guiado nada más que por mi fe ciega en los valores de la milicia, en un ejército popular y en la instrucción militar de todos los varones, me fui a hacer la mili.

Pude haberme librado sin problema objetando, pero jamás se me pasó por la cabeza. Muchos conocidos de mi quinta que se acogieron a este derecho de conveniencia más que de conciencia se escaquearon al final tanto del servicio como de la prestación social sustitutoria.

Hasta entonces casi no había tenido contacto con militares, y, pese a mi actitud de crítica casi ideológica al mercenarismo del actual Ejército Español y a su proceso de profesionalización, en el fondo de mi corazón albergaba una imagen idealista de soldados patriotas, aguerridos y disciplinados que tal vez algún día tendrían cojones para entrar de nuevo en el Congreso, pegar unos tiros y patear el culo a la recua de maleantes que se reúnen en la Cámara.

¡Qué inocencia!

Al poco de llegar, con el uniforme recién estrenado, nos llamó el Capitán a los universitarios de la Unidad para hacernos una entrevista a cada uno sobre el destino que preferíamos y nuestras expectativas en la mili. A mí todo esto ya me pareció repugnantemente democrático, pues no esperaba que nadie me preguntara sobre mis gustos, pero lo que más me sorprendió fue sin duda cuando, tras interrogarme sobre mi carrera y mi ocupación actual, el joven oficial me soltó:

- Pero hombre de Dios… ¿Por qué no ha objetado usted?

Mis esquemas se rompieron en un segundo y me pregunté qué clase de maricón comunista habían nombrado capitán en ese cuartel. Casi grité, bien cuadrado:

- ¡No tengo nada que objetar, mi capitán!

El tío se descojonaba.

En los nueve meses siguientes comprobé de sobra que sí había muchas, muchísimas cosas que objetar a la mili. En esos nueve meses, ni un solo militar, en ninguna teórica, me habló ni una sola vez de la Patria, ni de España y su Unidad, ni de la bandera. Me di cuenta del preocupante porcentaje de gañanes, bestias pardas y viciosos de toda índole que pueblan las filas del Glorioso Ejército. Viví situaciones de caos completamente surrealistas, por no decir de locos. Escuché a varios suboficiales de oficina decir: “yo no soy militar; yo soy funcionario del Ministerio de Defensa”. Y me pasé las mañanas tocándome los huevos, sin nada que hacer, escuchando procacidades y viendo fumar porros a la peña, por no hablar de las legendarias maniobras en Zaragoza en las que se simulaba una misión de paz y me tocó hacer de civil tuberculoso durante quince días, con una mascarilla y una camiseta blanca de la Cruz Roja.

¡Me acabé cagando en el Ejército entero! Menos mal que pude aprovechar para estudiar en una oficina y tuve el privilegio de conducir vehículos acorazados (esta es otra historia…)

De aquellos meses guardo, sin embargo, algunos buenos recuerdos. Me admiró de los militares profesionales jóvenes su espíritu de superación a través del estudio (siempre se están formando para mejorar) y su afición al deporte y al ejercicio físico. En cuanto a la mili en sí, me resultó en su conjunto una experiencia enriquecedora, y no por la formación castrense recibida, sino porque me puso en contacto con personas de muy diferente condición y mentalidad a la que yo había conocido hasta entonces, lo que me permitió salir un poco de mi burbuja estudiantil y urbana. Casi todos los reclutas venían de pueblos remotos y algunos hasta desconocían la existencia de la objeción. Ellos me hicieron conocer otras perspectivas y otros problemas, y entender un poco más España.


Por lo demás, mejor que no nos invadan los marroquíes...

(Sigo siendo partidario del Servicio
Militar Obligatorio, por supuesto con otro enfoque y sin posibilidad de objeción de conciencia)

martes, 11 de enero de 2011

SIN INTERNET

Los arreglos en mi ordenador o, en su caso, su sustitución por uno nuevo siguen en proyecto. Pero estos días en que me he visto privado involuntariamente del acceso a la Red de Redes me han servido para reflexionar sobre el papel que juega Internet en nuestras vidas.

La más importante de estas reflexiones es la del tiempo que se pierde navegando. No sé el resto de la gente, pero lo que es yo, cada vez que me conecto para mirar una cosa puntual, acabo dedicando muchísimo más tiempo del previsto, ya que unas consultas llevan a otras, pinchas un enlace aquí y otro allá, y acabas perdiendo media tarde en un asunto que debería haberte llevado un rato corto.

Por eso esta temporada que estoy desconectado tengo la extraña sensación de que los días son más largos, y me da tiempo a hacer más cosas. A ello ayuda que estoy de vacaciones, aunque la verdad es que también en vacaciones suelo perder demasiadas horas con el ordenador dejando de lado viejas aficiones como la lectura, que he retomado bastante estos días.

Mi segunda reflexión es sobre la sensación de “desamparo informativo” que tengo sin Internet. A mí la Red me apasiona sobre todo porque gracias a ella puedo acceder en pocos segundos a cualquier información de cualquier cosa que me interese o resolver cualquier duda que tenga, desde la fecha de una película a un dato histórico, pasando por una noticia de ultimísima hora, el nombre de cualquier alcalde de España, el teléfono de un restaurante, la foto de un monumento, las críticas sobre un hotel o, yo qué sé, cualquier tema que se me pase por la cabeza. Yo soy mucho de pensar en cualquier cosa y corroborarla rápidamente en Internet, o de interesarme por una cuestión concreta y leer en ese momento todo lo que encuentro sobre ella gracias a mi conexión de ADSL. Internet ha favorecido mi curiosidad cultural y me ha hecho aprender mucho (adoro Wikipedia a pesar de sus inconvenientes y limitaciones). Antes de su aparición, si te apetecía informarte sobre algo, tenías que planteártelo, irte a la biblioteca, buscar los libros, etc. Ahora en cambio, entre la duda que llega a tu cerebro y la respuesta certera pueden transcurrir menos de cinco segundos. No da nada de pereza aprender cosas nuevas.

Y por eso, sin Internet, tengo una sensación curiosa y ligeramente incómoda de que no me puedo enterar de las cosas en el momento que a mí me da la gana, de que estoy apartado de la principal fuente de conocimiento y comunicación. Antes de ayer, sin ir más lejos, tuve que solicitar una subvención y me sentí bastante frustrado de tener que ir a preguntar a los funcionarios en vez de tramitarlo todo en unos minutos a través de la oficina virtual.

A veces uno es tan idiota de preguntarse cómo podría vivir e informarse la gente antes de llegar Internet a nuestras vidas.

domingo, 9 de enero de 2011

LEY ANTICAGADAS

Todos los días, cuando acudo a comer a casa de mi madre, tengo que atravesar un parque en el que teóricamente está prohibido pisar el césped. Como los senderos que el Ayuntamiento ha dispuesto tienden a inundarse -en mi ciudad, tras décadas de alcalde socialisto, no hay nada que funcione como Dios manda- no queda más remedio que atravesar por mitad de unos jardines que contienen menos charcos que los propios caminos pero que te fuerzan a ir tremendamente atento para esquivar las docenas de boñigas de perro dispersas alegre y estratégicamente.

Me gustaría saber si para la Pajín el término proximidad es una medida absoluta o relativa y, en este último caso, si lo es en relación a la distancia entre la Tierra y la Luna o se refiere a medidas subatómicas. Quizás parezca una chorrada, pero sería fundamental para la policía municipal ahora que debe vigilar atentamente para impedir que  ningún  ecoterrorista encendia un cigarrillo cerca de un parque infantil. Lugares que los que no se va a poder fumar -y no digo que me parezca bien fumar cerca de niños- pero en los que los dueños dejan campar a los chuchos a sus anchas, sembrándolo todo de orines, minas antipersona y parásitos responsables de la hidatidosis. Eso sí, sin que un solo munipi aparezca a poner orden.


No sé en otras ciudades, pero en Palencia, por donde vayas, te encuentras lindos monumentos al perrito adornando aceras e, incluso, portales. Monolitos que se erigen para confirmar que muchas veces los propietarios de los canes tienen menos cerebro y educación que los mismos chuchos. Y da igual que les llames la atención o que incluso avises a la policía porque esa gente sólo entiende rebuznos.

viernes, 7 de enero de 2011

ENCUESTA SOBRE LOS MOROS Y EL JAMÓN

Pregunta: ¿Qué medida procede adoptar con el magrebí que ha denunciado al profesor de su hijo en un instituto gaditano por mencionar en clase el jamón de Trévelez?

Nº de votantes: 29

Duración de la encuesta: 15 días

Respuestas:

a) Expulsar a toda la familia a patadas de España y de Europa. 6 votos (20%)

b) Obligar a garrotazos al padre y al hijo a comerse un jamón de Trévelez entero. 5 votos (17%)

c) Confesionalidad católica del Estado y prohibicion de cualquier manifestación pública del Islam. 4 votos (13%)

d) Pedir disculpas a los pobres magrebíes y a continuación cagarse en Mahoma. 2 votos (6%)

e) Una sabia combinación de todas las medidas anteriores. 12 votos (41%)

martes, 4 de enero de 2011

OPERACIÓN B.S.O.(6): "EL BUENO, EL FEO Y EL MALO"

Mientras mi ordenador agoniza en manos de los técnicos informáticos, no tendré ni ocasión ni tiempo de postear reflexivamente en mis conexiones esporádicas, así que de momento amenizo un poco las vacaciones con una de las que, según varios críticos, es la pieza musical más impactante de la historia del cine, obra, como no podía ser menos, del gran autor de bandas sonoras Ennio Morricone.

The ecstasy of gold
, de El bueno,el feo y el malo (1966)