Ni al más tonto se le escapa que la organización territorial española y la multiplicidad de administraciones, consagradas en la sacrosanta Constitución, parece una burla sarcástica contra los principios más elementales de la lógica, de la economía y de la eficiencia en la gestión pública.
Ni al más tonto. Por eso antes de ayer el inefable Ministro José Blanco se preguntaba en una entrevista de prensa: “¿Tiene sentido que sigan existiendo las diputaciones provinciales? ¿Tiene sentido que haya tantos miles de ayuntamientos tan dispersos?”
La provincia fue un invento del centralismo gabacho que se importó a España tras la Guerra de la Independencia, sin ninguna tradición en nuestro país. Básicamente consiste en dividir el territorio del Estado en circunscripciones de extensión similar, sin criterio alguno, con escuadra y cartabón, para crear sucursales del Gobierno de Madrid con un representante del mismo al frente (el Gobernador Civil).
Junto a esta dimensión de división periférica del Estado, desde el principio se constituyó en cada provincia un órgano de gestión de los intereses comunes de los pueblos de la zona: la Diputación Provincial, que es una especie de parlamentillo de concejales que asume diferentes competencias benéficas, viales, e incluso agrícolas, económicas y educativas, que han variado mucho a lo largo de su historia. En casi todas las etapas las Diputaciones han sido un instrumento de la Administración central y se han visto más o menos subordinadas al Gobernador Civil.
Por así decirlo, la existencia de las Diputaciones venía justificada de alguna manera por la necesidad de desconcentrar ciertas funciones de repercusión muy directa en los ciudadanos en un órgano más próximo a su ámbito y que no podían desempeñar los Ayuntamientos por sí solos.
Las Diputaciones Provinciales cada vez fueron perdiendo más competencias en la medida en que se ampliaba y perfeccionaba el organigrama de los Ministerios y se reforzaba la estructura periférica de estos en favor de los Gobernadores.
Ni al más tonto. Por eso antes de ayer el inefable Ministro José Blanco se preguntaba en una entrevista de prensa: “¿Tiene sentido que sigan existiendo las diputaciones provinciales? ¿Tiene sentido que haya tantos miles de ayuntamientos tan dispersos?”
La provincia fue un invento del centralismo gabacho que se importó a España tras la Guerra de la Independencia, sin ninguna tradición en nuestro país. Básicamente consiste en dividir el territorio del Estado en circunscripciones de extensión similar, sin criterio alguno, con escuadra y cartabón, para crear sucursales del Gobierno de Madrid con un representante del mismo al frente (el Gobernador Civil).
Junto a esta dimensión de división periférica del Estado, desde el principio se constituyó en cada provincia un órgano de gestión de los intereses comunes de los pueblos de la zona: la Diputación Provincial, que es una especie de parlamentillo de concejales que asume diferentes competencias benéficas, viales, e incluso agrícolas, económicas y educativas, que han variado mucho a lo largo de su historia. En casi todas las etapas las Diputaciones han sido un instrumento de la Administración central y se han visto más o menos subordinadas al Gobernador Civil.
Por así decirlo, la existencia de las Diputaciones venía justificada de alguna manera por la necesidad de desconcentrar ciertas funciones de repercusión muy directa en los ciudadanos en un órgano más próximo a su ámbito y que no podían desempeñar los Ayuntamientos por sí solos.
Las Diputaciones Provinciales cada vez fueron perdiendo más competencias en la medida en que se ampliaba y perfeccionaba el organigrama de los Ministerios y se reforzaba la estructura periférica de estos en favor de los Gobernadores.
La Constitución del 78, con su espíritu bobalicón y autonomista, consagra las provincias como administraciones plenamente autónomas y a las Diputaciones como sus órganos de gobierno. Fue una metedura de pata sin precedentes, pues dada la amplia autonomía reconocida a los Ayuntamientos y la creación de las Comunidades Autónomas, la administración provincial perdía todo su sentido y se convertía en un caro capricho que casi nadie sabemos para qué sirve.
En efecto, las Diputaciones han quedado relegadas a prestar asistencia a los municipios, a coordinar los servicios municipales y a prestar aquellos que tengan carácter supramunicipal. Todas sus competencias podrían ser asumidas por la correspondiente Comunidad Autónoma, a través de un departamento especializado en administración territorial, o gestionadas sin ningún problema mediante fórmulas de cooperación intermunicipal (federaciones, asociaciones, consorcios o áreas metropolitanas, por no hablar de la solución más compleja pero enormemente interesante de las Comarcas).
Pepiño ha dado en el clavo con su insinuación. Acabar con las Diputaciones supondría un ahorro inimaginable de tiempo y de dinero, amén de extirpar una institución asquerosamente liberal e históricamente ajena a nuestra tradición administrativa.
Esta medida sin embargo es de difícil ejecución, pues exigiría una reforma sustancial (si bien no del núcleo duro) de la Constitución, así como de todos los Estatutos de Autonomía. Pero por mí, encantado.
Y luego, cuando terminen de liquidar las Diputaciones, que llegue otro tan listo como el ministro gallego y proponga cepillarnos también las Comunidades Autónomas, que me parece una idea más brillante si cabe para acabar con tanto gerifalte, tanto despilfarro y tanto separatista, e implantar de una vez un auténtico estado unitario, única manera de prestar servicios de forma racional y eficaz.
Hace unos años se hizo una encuesta en Madrid y un porcentaje escandaloso de madrileños no tenía ni puta idea de qué Administración les prestaba cada servicio ni dónde tenían que pedir cada cosa. Entre Comunidad, Ayuntamiento y Ministerios se hacían la picha un lío. Y no me extraña. Así que, hala, a meter la tijera, Pepiño, a ver si tienes lo que hay que tener.
Toma¡¡¡
ResponderEliminar¿Y dónde vamos a recolocar a tanto chupón cómo tenemos?
Hoy me enviaron un mail buenísimo, sólamente un cartel que decía:
OFERTA DE TRABAJO
SE NECESITAN DOS PERSONAS RESPONSABLES PARA RESOLVER LA CRISIS Y ARREGLAR EL PAIS.
-UN ELECTRICISTA PARA QUITAR ENCHUFES.
-UN CURA PARA REPARTIR HOSTIAS.
INTERESADOS ENVIAR INFORMES A DIRIGENTES POLITICOS.
Lo bueno del mail, que me rio. Lo malo que es cierto 100%.
Pues por lo que yo veo, hacen más labor las diputaciones que las comunidades autónomas que deberían ser machacadas de raíz.
ResponderEliminar"cuando terminen de liquidar las Diputaciones, que llegue otro tan listo como el ministro gallego y proponga cepillarnos también las Comunidades Autónomas, que me parece una idea más brillante si cabe para acabar con tanto gerifalte, tanto despilfarro y tanto separatista, e implantar de una vez un auténtico estado unitario (que no centralizado), única manera de prestar servicios de forma racional y eficaz."
ResponderEliminarSería lo justo, habría más democracia, mejor reparto de la riqueza, del agua, se eliminarían las "incompetencias" y las injusticias, no habría españolitos de primera y segunda (y tercera)y ciertamente se ahorraría mucho, pero mucho dinero.
Sobran Ministerios, Subdelegaciones Diputaciones y Juntas. Y ahora comienzan a darse cuenta?
Todo el mundo acude a Madrid cuando quiere manifestarse, cuando reclama algo.
El dinero está en Madrid.
Los presupuestos se aprueban en Madrid.
Las leyes se debaten en Madrid.
Cuando el Gobierno Autonómico falla... a Madrid.
Si vives en Andalucía y tienes la mala suerte de tener un presidente chorizo, te agüantas, haber ido a Cantabria que Revilla es "más mejor".
No es justo.
Uy! Cambio Subdelegaciones por Consellerías!
ResponderEliminarEn mi vida he sabido para lo que sirven las diputaciones, de hecho no sabia ni que eran una administración, así que si no las he echado de menos hasta ahora puedo vivir sin ellas si las quitan y ademas nos ahorramos algo en estos tiempos de crisis.
ResponderEliminar¿Dónde hay que firmar para que lo quiten todo?
ResponderEliminarPOR FAVOR, no seais optimistas, esto no termina… hay MÁS cargos en la administración, la llamada ADMINISTRACIÓN CONSULTIVA, formada por:
ResponderEliminara) el consejo de Estado: compuesto por 31 personas.
b) consejos sectoriales de asesoramiento
c) las asesorías jurídicas y la dirección general de los servicios jurídicos del estado
Y ya pasamos a la ADMINISTRACIÓN DE LAS COMUNIDADES AUTÓNOMAS (CCAA)… IMPRESIONANTE,EHHH??? Y en ellas están: el presidente de la Comunidad, el vicepresidente y los consejeros. Y también el consejo de gobierno de la Comunidad (compuesto por un presidente, uno o varios vicepresidentes y consejeros, cuyo máximo número son 11… y es que en los pactos autonómicos se estableció no superar este número para evitar una inflación de puestos administrativos… qué potito!!). Y hay que tener en cuenta que dentro de las consejerías además de los consejeros, están los viceconsejeros, la consejería general técnica, las direcciones generales. Ahí es nada…
La ADMINISTRACION LOCAL tiene alcalde, concejales (en número varía según la población del municipio: va desde 5 concejales en los municipios de hasta 250 habitantes, hasta 25 concejales cuando el municipio tiene entre 50.000 y 100.000 habitantes, y si, al final, el número de concejales es par hay que añadir un concejal más) y comisiones informativas (compuestas por representantes de los partidos políticos).
Y llegamos a las PROVINCIAS!!! La DIPUTACIÓN PROVINCIAL está compuesta por:
a) el pleno de la diputación provincial: formado por los diputados provinciales….su número varía en función de la población y va desde los 25 diputados para provincias de hasta 500.000 habitantes, hasta los 51 diputados provinciales para provincias que superan los tres millones y medio de habitantes. Y los diputados provinciales cómo se eligen?? Hay que tener en cuenta que el número de diputados que corresponde a cada provincia se divide por partidos judiciales. Y ese número de diputados de cada partido judicial se reparte proporcionalmente entre los partidos políticos que han obtenido concejales en ese partido judicial. Y una vez señalado esto, son los concejales de cada partido político quienes eligen a quien van a mandar como diputado provincial.
b) el presidente de la diputación provincial: es elegido por y de entre los miembros del pleno.
c) el vicepresidente: es nombrado y cesado libremente por el presidente de entre los miembros de la comisión de Gobierno (órgano compuesto por el presidente de la diputación provincial y varios diputados provinciales, los cuales son nombrados libremente por el presidente de la diputación.)
Todo este listado representa la desorganización del estado que se desangra económicamente hablando… no por tener muchas administraciones y funcionarios… no…. El problema es que hay administraciones obsoletas que en la actualidad carecen de sentido…. Y problema aún más gordo es que en la administración hay mucho cargo político: personas que sin tener estudios ni inteligencia son amigos de, primos de, nietos de…. Y cobran un dineral que da susto… y estos que cobran un pastizal, no pegan chapa… o sí, que a cuenta del Estado tienen conductor que les lleva al trabajo (y lo paga el Estado), se va de comida (y lo mete en dietas, que paga el Estado), hace viajes para asistir a reuniones en las que sólo aparece si hay que firmar (y esos viajes los paga el Estado)….
Y TOOOODO esto sin incluir a diputados del estado, senadores…. Que cobran otro pastizal más todas las ventajas tras dejar los cargos…. Que esa es harina de otro costal…
Veamos….. a Pepiño ( vaya botón de muestra de la inteligencia gallega!!) y a otros muchos les recordaría unos detalles SIN IMPORTANCIA…
ResponderEliminarEn la ADMINISTRACIÓN GENERAL DEL ESTADO (AGE) existen:
-órganos unipersonales:
1) presidente del Gobierno, que suele ser nombrado tras unas elecciones generales… es decir, la mayoría le ha votado, sea un cerebrín o tonto cum laude.
2) vicepresidente y ministros: los escoge el Presidente.
Los ministros como no puede hacerlo todo tiene los llamados “mandos intermedios e inferiores”… que son: secretarios de estado, secretarios generales (ambos son los órganos intermedios) y directores generales (son los órganos inferiores)
Y aquí la cosa empieza a oler… y es que estos cargos son de confianza política, es decir, su nombramiento es TOTALMENTE LIBRE. El ministro correspondiente los nombra o cesa cuando le da la gana. Pero lo mejor del asunto es que estos cargos, que cobran UN AUTÉNTICO PASTÓN (entre sueldo base y demás complementos), tienen unos requisitos “la mar de proporcionales” a lo que cobran:
a) secretarios de estado: NO hay requisitos. Así como lo lees…. Bueno sí que lo hay, un enchufe de fliparlo.
b) secretarios generales: ha de tener cualificación y experiencia en la gestión de asuntos públicos y privados… y como so lo valora el ministro de turno, pues el requisito se reconduce al anterior: un buen enchufe.
c) directores generales: estos han de ser funcionarios de carrera, grupo A, de la AGE, de las CCAA o de los Entes Locales. Estos se supone que son los que curran y digo, se supone porque pueden estar asignados en órganos de los que no es que no tienen ni puñetera… es más, los que suelen sacar el curro adelante en estos órganos son los subdirectores, a los que el director escoge y que sí dominan la materia de trabajo del órgano.
Tanto los secretarios de estado como los secretarios generales y los directores generales, tiemblan ante un cambio de ministro, porque suele suponer una cambio en sus puestos… ya se sabe, nuevo ministro, nuevos amigos…
d) subsecretarios de Estado: Otro puesto de confianza al que escoge el ministro. Y al que sólo se le pide ser funcionario grupo A.
e) secretarios generales técnicos: Lo mismo que el anterior: puesto de confianza al que escoge el ministro. Y al que sólo se le pide ser funcionario grupo A.
f) gabinete de ministro: 7 personas cuyo nombramiento y cese es de libre designación por parte del ministro.
g) gabinete del secretario del estado: 3 personas cuyo nombramiento y cese es de libre designación por parte del secretario del estado.
h) otros órganos de apoyo: secretaría, gabinete, portavoz del gobierno, secretaría general y oficina presupuestaria… es decir, gente, más gente y máááás gente.
-Órganos pluripersonales: formados por varios órganos unipersonales.
Con esto lo que quiero decir, es que no hace falta llegar a las Diputaciones Provinciales, para ver que hay un despilfarro de dinero público… un pastizal que se le paga a unos tíos que no pegan chapa y cuyo único mérito en el 99% de los casos, es ser “AMIGO DE”. Basta ver los requisitos exigidos para acceder a esos puestos y los “míseros” sueldos que perciben.
Además de esta interminable lista de cargos de la Administración General del Estado, existe la ADMINISTRACIÓN PERIFÉRICA DEL ESTADO (alucina, vecina!!), compuesta por otra hermosa lista de mentes privilegiadas:
a) delegado del gobierno: su nombramiento y cese es de libre designación por parte del presidente del gobierno. Y para ser delegado del gobierno no se exige ningún requisito.
b) subdelegado del gobierno: su nombramiento y cese lo hace el delegado del gobierno. Han de ser funcionarios de carrera, grupo A, de la AGE, de las CCAA o de los Entes Locales.
c) delegados, comisionados y directores ministeriales.
d) comisiones coordinadoras y de coordinación
Marian, está gracioso el chiste.
ResponderEliminarSubdire, me puede decir que funcionan mejor que las Comunidades Autónomas (que yo no lo sé), pero que hacen más labor... No es que hagan más o menos labor, sino que esta labor no justifica la existencia de cincuenta y pico administraciones con su presidente, sus diputados, sus asesores...
Nagore, estamos de acuerdo.
Sefo, le aseguro que nadie las echaría de menos.
Álvaro, ahora le paso el formulario para que firme usted.
Sandra, se sabe usted la oposición de memoria, madre mía. Pero por favor, a las Asesorías Jurídicas ni me las toque. La DG de los Servicios Jurídicos desempeña en mi opinión una gran labor para desentrañar marañas jurídicas importantes.
Buenos dias:
ResponderEliminarEs evidente que la actual crisis ha dejado en evidencia un importante desajuste entre el tamaño y precios (sueldos/puestos de trabajo) de los sectores publico y privado.
Creo que es un opinion compartida que hay que reducir el sector publico ya que el sector privado no lo puede mantener y esto deberia de realizarse de dos formas:
- Primero, racionalizando funiones y evitando duplicaciones. Creo que la reforma de diputaciones y ayuntamientos aqui es clave. No olvidemos que los ayuntamientos son los entes mas morosos de toda España.
- Segundo, reduccion y reasuncion por parte del estado de ciertas competencias que es evidente que se gestionan mejor a nivel estatal.
- Tercero, reduccion de las competencias globales del sector publico. Trasladar mayores responsablidades a los individuos anulandoselas al sector publico, reduccion de las subvenciones (no solo por la subvencion en si, sino por el numeroso personal de tramitacion que requieren, que hacen que para dar 1000 € al fin X nos cuesten 2000 en sueldo de funcionarios).
Un saludo
Por si a alguien le interesa, en el blog de Natalia Pastor se ha organizado un buen pollo a cuento de su propuesta de echar a funcionarios "como en Alemania".
ResponderEliminarEl barullo de administraciones que tenemos en España es lamentable e ineficiente.
ResponderEliminarEl gasto en el sector público es abrumador y todo debido a la deslocalización de las administraciones y a la inexistente centralización de trámites administrativos y de relación operativa entre administraciones.
Para legalizar cualquier situación jurídica o administrativa tienes, por regla general, que hacer una auténtica "gincana", del registro a hacienda, luego al registro, despues vuelta a hacienda pasando por la seguridad social, el bar de Pepe para tomar un refrigerio y vuelta a empezar.
Con los avances informáticos que existen, parece que la Administración se ancla en la edad de piedra, y esto la obliga a tener mucho personal que o bien hace lo mismo que se hace en otra parte de la administración, o bien les sobra el 80% de la jornada porque tienen las funciones muy tan limitadas que solo pueden hacer cosas muy puntuales para lo que además hay 2 funcionarios.
Mientras tanto en justicia, o en sanidad, falta personal... algo no cuadra.
Yo estoy de acuerdo en eliminar las diputaciones, y también en eliminar las comunidades autómonas, solamente con eso se ahorraría, suprimiendo a los políticos y a los cargos elegidos por estos, millones y millones de euros.
Creo que sería más beneficioso eliminar las comunidades autónomas y las delegaciones del gobierno, unificando en un sólo ente las diputaciones provinciales y las subdelegaciones. Y no las elimino del mapa porque me parece que habría una brecha enorme entre la administración central y los ayuntamientos. Además, por lógica y por la distribución de la población en los distintos municipios, hay servicios que un ayuntamiento no podría asumir sin realizar un gran gasto o que, viéndolo de otra manera, nos costarían menos si hubiera mancomunidades (como ya existen) para gestionar los recursos.
ResponderEliminarSaludos.
Por cierto, que se me pasó comentarlo antes: las diputaciones a las que me refiero deberían ser órganos de gestión y no de legislación.
ResponderEliminarSaludos.
Estimado Al Neri, me he redirigido a su blog después del "pollo" montado en el Blog de Natalia Pastor, porque a pesar de que discrepe con usted en algunos puntos, le agradezco su voluntad en todo momento de justificar sus posturas y comentarios. Debe usted pertenecer a la Abogacía del estado o similar, cuerpo con el que he tenido el placer de departir y combatir algunas veces y del que tengo grato recuerdo. Si me permite, nada que ver con otro tipo de funcionarios "de enchufe"...
ResponderEliminarEn fin, al asunto. El otro día un amigo me preguntó si la Diputación de mi provincia servía para algo. Lo cierto es que teóricamente sí, pero la realidad práctica es muy tozuda y me impide mentir a mi amigo. El Estado español está sobredimensionado, lleno de reinos taifas donde gente sin preparación (ni escrúpulos) han encontrado su nicho desde el que cobrar por no hacer (y a menudo deshacer) cosas para la ciudadanía.
El principio detrás de la creación de las diputaciones, al igual que otros organismos locales, es la descentralización para ofrecer un mejor servicio y cerc anía al ciudadano. Lástima que el poder se queda concentrado en las autonomías principalmente, y salta en algunos casos directamente al municipio.
La solución probablemente a tal dispendio injustificado sea un replanteamiento de la organización territorial de la administración y del propio Estado, pero dudo mucho que sea más que una quimera / utopía.
Saludos cordiales
AdP, su alternativa es muy razonable. Deberían eliminarse las administraciones regionales, tanto las autónomas como las periféricas del Estado. En las provincias efectivamente no tiene sentido la convivencia entre subdelegaciones (antiguos gobiernos civiles) y las diputaciones.
ResponderEliminarGerard, gracias por sus puntualizaciones.
No es que las Diputaciones no sirvan para nada. Sus funciones pueden ser necesarias, pero son muy pocas y no justifican la existencia de una administración para llevarlas a cabo, con todo el gasto que ello supone.
Talmente de acuerdo. Es más, incluiría en el catálogo de instituciones inútiles y sobrecargantes para cualquier Estado que pretenda regirse por los dogmas mínimos de economía y eficacia, a las comunidades autónomas, cuya carga presupuestaria supone un lastre insalvable para las cuentas públicas. Recorrido el camino experimental de la descentralización y el pseudofederalismo, es hora de poner los pies en el suelo y volver a igualar a los ciudadanos en derechos y deberes.
ResponderEliminarHay un partido que quiere racionalizar la administración territorial dele stado...
ResponderEliminarIsel, pues ahora solo falta que lo haga.
ResponderEliminarPues se supone que el pp quiere hacer "algo" y el nuevo upyd en su porgrama político viene muy claro que lo pretenden hacer, no sé si eliminar diputaciones y tal pero racionalizar de alguna manera este desbarajuste.
ResponderEliminarMucha gente que comenta estos temas mínimamente informada piensa lo mismo pero como esperemos que lo hagan los polítcos que están ahora es que somos más ilusos de lo que parece... un político español haciéndose el harakiri... ja...ja...ja ¡ni de coña!
No se fíe, amigo Isel.
ResponderEliminarDios me libre de fiarme de un político... de toda smaneras es sano si sacan algo estos a ver qué promueven, también por un poco de higiene democrática.
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