miércoles, 7 de abril de 2010

YO, TAMBIÉN

Yo, también es una película que no te deja indiferente, de esas que cuando acaban te quedas mucho rato dándole vueltas, haciéndote preguntas e intentando alcanzar respuestas. La historia es impactante, conmovedora y, por qué no decirlo, bastante provocadora. A mí me ha dejado un extraño regusto, pues aunque he disfrutado viéndola y sé que es cine del bueno, me ha hecho sentir incómodo el crudo drama que plantea y me ha llegado a crispar en ocasiones el tratamiento tendencioso que hace de la sexualidad.

Daniel es un chico con Síndrome de Down muy distinto a los demás porque su madre, obsesionada por hacer de él una “persona normal”, no ha regateado esfuerzos en estimularle, formarle, mandarle a los mejores especialistas, enseñarle idiomas y matricularle en la Universidad, hasta el punto de que con 34 años, diplomado en dos carreras, consigue una plaza en la Junta de Andalucía y convive a diario con aparente normalidad con sus compañeros, amigos y “amiga” no downs.

La cinta plantea dos cuestiones muy interesantes.

La primera es el límite entre lo normal y lo anormal y hasta qué punto es beneficioso para un joven con este retraso relacionarse e integrarse a nivel profesional, académico, amistoso, etc, con personas sanas.

En este sentido, el protagonista llega a creer, por su gran nivel de integración y normalización social, que puede aspirar al mismo tipo de vida que cualquiera y termina sufriendo por ello una durísima decepción al hacerse consciente de sus limitaciones reales y de la marginación a la que es sometido. Por el contrario, otros mongólicos que no han sobresalido y permanecen en centros especiales arropados por sus seres queridos y relacionándose con sus semejantes no se dan cuenta de sus carencias y así no echan de menos otros horizontes.

La pregunta que queda en el aire es si el deseo de algunos padres de normalizar al máximo la vida de sus hijos downs, a veces cerrando los ojos a muchas realidades, de verdad contribuye a la felicidad de estos chicos o más bien les llena de dudas y sufrimientos.

La segunda cuestión es todavía más peliaguda y es la actitud de la sociedad ante la vida sexual de las personas con este trastorno genético.

El prota se enamora de Laura, una compañera de trabajo que está atravesando una etapa difícil, y Laura se apoya en esta amistad con un chico tan divertido y cariñoso. Lo malo es que el pobre Daniel sufre con angustia sus impulsos de hombre joven que nunca pueden verse satisfechos por las mujeres “normales”, que son las que a él le gustan y que solo saben mirarle como a un niño o como a un amigo "diferente". Al mismo tiempo el filme plantea el problema de los deseos carnales desinhibidos de este colectivo en los centros donde desarrollan sus actividades y de las diferentes actitudes de los familiares ante esta situación.

Y se siembra un nuevo interrogante: ¿Tienen derecho los mongólicos a una vida sexual activa y plena o debe vigilárseles estrechamente para evitar el coito por diversos motivos (morales, prevenir embarazos no deseados…)?


La película enfoca esta cuestión engañosamente. Por una parte se muestra comprensiva con los “fuertes impulsos” insatisfechos de estas "personas adultas" (en una escena Daniel intenta acceder a un puticlub) y por otra se reivindica su derecho a la sexualidad por razones afectivas, argumentándose a favor (siempre con el condón por bandera) desde ambos puntos de vista.

Yo no dudo de los apremios físicos de estos muchachos y muchachas, y mucho menos de su necesidad de amor. En este sentido ellos son iguales que el resto. Y precisamente por ello, a mí su vida sexual me merece la misma opinión que la de cualquier persona sin su trastorno.

Para empezar, el sexo desprovisto de vínculo afectivo se me antoja inhumano, de modo que tan inapropiado me parece que un down calme sus ardores con otra down a la que acaba de conocer en una excursión de ASPRONA, como que un catedrático de Harvard se cepille a la azafata de congresos después de una ponencia.

Por otra parte, tampoco creo que sea correcto afrontar una relación afectiva o hacer vida en pareja sin contar con un proyecto en común, con unos medios mínimos y con la suficiente madurez o independencia, condiciones que desde luego no se dan en los jóvenes con Síndrome de Down. Por eso todos los experimentos (a veces auspiciados por los propios Servicios Sociales) encaminados a emparejarlos de forma “tutelada” me parecen completamente artificiales e inmorales. Es algo así como si unos padres le ponen un pisito a su niña de 12 ó 13 años para que viva con el noviete “porque se quieren mucho y ya tienen sus deseos”. El sexo no es ningún juego y debe ir respaldado por un equilibrio emocional y por un compromiso responsable.

Para terminar, me gustaría destacar la valiosa interpetación de Pablo Pineda (Daniel) y de la polifacética Lola Dueñas (Laura) (Goya a la mejor actriz protagonista) y recomendaros a todos la peli, que estoy seguro que nunca olvidaréis y que os acercará un poco al día a día de unas familias cuyas alegrías y dramas muchas veces ignoramos por completo los que no tenemos relación directa con ellas.

18 comentarios:

  1. Sr. Neri, ha conseguido usted que me proponga ver la película. Como luego descubra que no es más que *otra* de cine español, le enviaré un jamón bomba (que por supuesto, a priori no podrá rechazar).

    Su texto, acertadísimo.

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  2. Este es un tema bien complicado, yo lo desconozco por completo ya que apenas he tenido contacto con gente con Síndrome de Down. Pero son gente con un retraso y que en mayor o menor grado no saben controlar su cuerpo. Esto lo comprobé hace años con una chica, repetía con cara de enamorada que quería hacer el amor con Brad Pitt y un poco después se orinaba encima.

    Yo creo que son tontería los esfuerzos por integrarlos como gente normal porque simplemente no pueden, lo que no quiere decir que no se le den oportunidades.

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  3. Aprendiz de brujo7 de abril de 2010, 14:08

    Me ha gustado mucho el post. Serías un buen crítico de cine, Neri.Voy a ver la peli, si el tiempo y la autoridad lo permiten.
    Sobre la afectividad y el sexo, no vamos a debatir poruqe ya está muy debatido todo; porque tenemos posturas "irreconciliables"; y porqueue es una cuestión incidental dentro de tu artículo.
    Si me parece interesantísimo el debate que planteas acerca de los downs.Si bien creo que es discusión un tanto artificial. Creo que cualquiera de nosotros, si tuviera un hijo con la citada minusvalía intentaríamos desarrollar sus capacidades al máximo. Con los riesgos que eso pudiera conllevar.En fin, que no nos toque...Y que si nos toca tengamos la fuerza y madurez suficientes para poder sobrellevar el problema lo mejor posible, TAL Y COMO HACEN MUCHOS PADRES HOY EN DÍA.
    Tengo en mi familia,(no nuclear) un caso similar y sus padres y hermanos han sido y son ejemplares.

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  4. Aprendiz, una vez más se tira de la moto sin tener ni puñetera idea de qué habla y, como el chiste de la chica que le preguntan "anda, dime algo", y la chica contesta, gangosa: pa qué pacagadla...pues eso,¡la cagó!

    Si "desconoce por completo" el tema, calladita se está mejor.

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  5. Es muy complicado Sr.Neri, cuando se ve el inmenso trabajo que tienen esos padres, la lucha constante para que sus hijos con síndrome de Down tengan una educación, un trabajo... etc. Se nos caen muchísimas ideas que pensabamos eran las más normales o correctas.

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  6. No creo que haya problema porque tengan relaciones sexuales siempre que sea con protecciín y anticoncepción. Los preervativos no son seguros, he oído que no saben ni ponérselos, por eso la píldora para ellas parece la solución mas prudente, no?

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  7. No estoy de acuerdo con eso de "el sexo desprovisto de vínculo afectivo se me antoja inhumano".

    Inhumano me parece excesivo, y más cuando la gran mayoría de los seres humanos realizan el sexo desprovistos de vínculos afectivos (incluyo gente casada,y entre casados).

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  8. Yo tengo un hermano con Síndrome de Down y voy a decir algo bien claro: el único mongólico de esta historia es aquél que en pleno 2010 se refiere con esa palabra a una persona que nace con un problema genético. Y me da igual que se recoja en la RAE, todos sabemos que es una palabra con un matiz despectivo y que asi se usa, asi que no me vengan ahora con formalismos o con que son incorrectos o que a las cosas hay que llamarlas por su nombre o chorradas por el estilo. Me perece de muy mal gusto y de muy baja catadura moral llamar así a esas personas y recrearse en ello poniendolo incluso en negrita. Qeria probocar con ello y esperaba una respuesta como la mia? pues aqui la tiene.
    Estela

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  9. Sr. Neri,
    ¿Por que se mete en fregaos de este tipo? Por sus palabras se ve que no conoce a ningun afectado con Sindrome de Down. Mire primero en su casa antes de meterse en la del vecino.

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  10. Yo he vivido con una tía Down, hermana de mi madre.Un cielo de mujer en todos los sentidos.

    Se me escapa el tema de la sexualidad, así que suspendo la opinión.

    También a mi al leer la entrada me rascó la marcha la expresión "mongólico", por antigua, desfasada y faltona ( es como decir que mi padre está en un "asilo", no suene bien). Pero no percibí mala fe.

    La mejor película que he visto sobre el particular se titula " El Octavo Día", protagonizada por Daniel Auteuil. Es maravillosa e inolvidable, y comienza, con todo el respeto del mundo, con una voz en of de un down narrando la Creación del mundoy termina con "el octavo día me hizo a mi".Después sale un mongol cabalgando un pony en la pradera siberiana, ya digo con un respeto absoluto, y da la explicación del protagonista como que es de una raza exótica.

    Luis Mariano cantando "Mamá" es otra de las escenas claves e inolvidables.

    Muy recomendable.

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  11. ¿están ustedes de acuerdo con que se castre a estas personas como se ha venido haciendohasta no hace mucho?

    Estela

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  12. Aprendiz de brujo7 de abril de 2010, 17:37

    Creo anónimas que no conoceis a Neri.O si lo conoceis teneis mucho resquemor dentro Yo lo conozco desde que tenía seis años. Jamás de los jamases trataría intencionadamente con desprecio a una persona que padezca síndrome de Down.Quizás si a un maricón, a un rojo, a una promiscua. Nunca a un débil, a un minusválido, ni a una persona con pocas luces. No sabeis lo que estais diciendo. Neri jamás ofendería a alguien que no pudiera defenderse.Es un tío que se viste por los pies. No merece esas palabras, que estoy seguro que me han ofendido más a mi, (como amigo suyo), que a él, que es el destinatario de las mismas.
    Aún así Estela respeto tu especial sensibilidad hacia los términos que hemos empleado,dadas las circunstacias, y le deseo lo mejor a tu hermano.Seguro que él está encantado y feliz de tener una hermana como tú.Y viceversa, por supuesto.

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  13. Aunque conozco un par de personas con Síndrome de Down, no tengo conocimientos suficiente para adentrarme en las cuestiones que se plantean en el post.

    Pero de lo que si estoy segura es que si un hijo o pariente cercano mío sufriese esa enfermedad o cualquier otra, intentaría por todos los medios y dentro de lo posible que su vida fuese lo más normal posible.

    Estoy totalmente de acuerdo con Marian en que ante el esfuerzo de tantos padres muchas ideas preconcebidas se nos pueden caer.

    Por otro lado y de corazón,le felicito Sr. Neri. Tener un amigo comoAprendiz de Brujo que siente más el "agravio" que el propio "agraviado", es un privilegio en los tiempos que corren.

    Por cierto, felices Pascuas a tod@s!!

    sandra (no sé que pasa que no puedo acceder a mi cuenta... en fin)

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  14. Hombre Suso, yo hablaré si quiero, y fíjate, quiero. Cagándola también se aprende. Para hablar intentando ridiculizar a alguien sí que es mejor callarse, para dar una opinión por desafortunada que sea no veo el por qué. No sé si la habré cagado, lo que si sé es que en otras miles de ocasiones lo he hecho, pero como no todos tenemos la suerte de tener siempre algo inteligente que decir, no voy a esperar una iluminación para poder comentar. En fin, tú mismo.

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  15. Aprendiz de brujo7 de abril de 2010, 20:19

    Me estoy empezando a arrepentir de mis palabras. Ha sonado un poco lamigoso...Me he recordado por un momento a cierto comentarista,que frecuentaba con cierta asiduidad antes este blog.
    Pero honestamente creo que lo dicho hace honor a la verdad.

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  16. Que la gente en general tiene la percepción de que las personas con síndrome de Down poseen mayor apetencia y actividad sexual es una realidad; lo oímos con inusitada frecuencia e incluso recibimos las preocupaciones de algunos padres por la conducta que
    ven en sus hijos. Se considera que la persona con síndrome de Down se mueve sólo por el instinto y no
    puede controlar la pulsión sexual, puesto que no posee los mecanismos mentales adecuados de inhibición y
    sublimación. De este modo, su sexualidad resulta ser descontrolada y, a veces, agresiva; por eso, debe ser cotada restrictivamente. En el caso de los varones, se piensa que se pasan gran parte del día masturbándose, que lo hacen en cualquier lugar y circunstancia, sin mucho reparo por hacerlo delante de algún espectador,
    sea o no extraño. En relación a las mujeres, se piensa que son bastante promiscuas, que aceptan pasivamente el contacto sexual, sin mayores consideraciones.
    Detrás de esta postura se esconden múltiples razones. Creo que un elemento que merece ser destacado es una cierta mentalidad de fondo que expresa una gran desconfianza hacia lo corporal (una visión puritana de la sexualidad humana) y un concepto muy pobre de la
    discapacidad intelectual, generalizando situaciones y
    casos. En el marco de una idea platónica de la inteligencia como auriga y del cuerpo como animal
    salvaje, se supone que la inteligencia deficiente no es lo
    bastante poderosa para ejecutar sobre éste el necesario control. Si estas personas son incapaces de controlarse a sí mismas, habrán de ser controladas desde fuera por medio de un control sexual basado en descentrar la atención cuando se produce el chispazo y recortar las posibilidades de acceso de la impulsividad: cuidar que no
    le lleguen imágenes que inciten el apetito sexual; apaciguar los estímulos sensibles, particularmente el besuqueo.
    En el otro extremo (aunque el resultado práctico es el mismo) están aquellos que anulan hasta tal punto la humanidad de estas personas que las convierten en poco menos que ángeles, seres asexuados y libres de pulsiones
    de carácter sexual. Según esta postura, las personas con síndrome de Down son muy cariñosas y efusivas, como corresponde a su alma ingenua y pura, a pesar de que su cuerpo sea el de una persona de 30, 40 o 50; ellos serán
    eternamente niños: ¿Cómo se le ocurre a usted pensar que "mi hijito/a" pueda tener, ni siquiera, ideas o pensamientos sexuales? Del hecho de que su inteligencia es en ciertos aspectos (sólo en ciertos aspectos)
    equiparable a la de un niño, se infiere falsamente que la persona con síndrome de Down continua siendo en toda su personalidad, sexualidad incluida, y para siempre, un niño.
    En la medida en que continúa contemplada como un niño, la persona con síndrome de Down ve negado el acceso a la sexualidad de los adultos. Además, hay que
    subrayar que el niño es mejor aceptado socialmente que el adulto discapacitado: suponemos que la razón estriba en que plantea menos problemas y en que resulta más
    manejable. Dado que la persona con síndrome de Down, como todo ser humano, busca ser aceptado por los
    demás, retiene rasgos infantiles en su comportamiento, de tal manera que responda adecuadamente a lo que se espera y se demanda de él por el entorno. Si bien este "infantilismo sexual" parece proporcionar tranquilidad a las personas que la rodean, no deja por ello de ser más bien un signo
    patente de inmadurez. En resumen, para mí, nuestro mayor problema, hoy día, sigue siendo presentar a la persona con síndrome de Down tal y como es, ni ángel ni
    demonio... Precisamente, lo que le da toda su fuerza y su valor consiste en que es un ser humano y, como tal, con posibilidad de formarse y de transformarse, de perfeccionarse y de realizarse. Cada persona es una
    historia sagrada que los demás debemos respetar y valorar con verdadero sentido de veneración, llamada a construirse en comunión con los otros.

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  17. Miguel y Aprendiz de brujo, ya verán cómo les gusta la peli.

    Brujo y Sandra, si yo tuviera un hijo down también me esforzaría en que pudiera tener una vida mejor y más independiente, pero creo que podría equivocarme si quisiera vivir (como la madre de Daniel) en la ficción de que chico es normal. La película lo que hace es destacar el sufrimiento de aquellos downs que llegan a su límite de posibilidades y se sienten muy frustrados porque ven muy cerca lo que no pueden alcanzar. Al estar tan formados y ser más inteligentes, sufren más.

    Suso, creo que está siendo injusto con Aprendiz. Yo tampoco conozco ese mundo y sin embargo tengo mis opiniones. Eso sí, estoy abierto a la información y a las matizaciones que me quieran hacer los que sí conviven a diario con este problema. Aunque a veces estar metido en el ajo te hace perder la perspectiva y defender lo indefendible. Hace años en una revista, el presidente de una asociación de padres de chavales con Síndrome de Down declaró: "En todas las familias debería haber un niño así". Creo que es perder la perspectiva.

    Lo de que el sexo sin afectividad es "inhumano", pues Suso tiene razón. Probablemente no he empleado la palabra adecuada. Quería decir que el sexo por el sexo me parece indigno, o triste o no sé... Pero inhumano... Más bien parece muy humano :-).

    Estela, perdone sinceramente si la he ofendido. Intuia que la palabrita estaba algo desfasada, pero necesitaba un sinonimo y efectivamente consulte la RAE antes de usar el termino. El mongolismo es lo mismo que el S. de D. y se usa por el parecido de estas personas con la raza mongol. Curiosamente se dejo de emplear debido a las protestas de los oriundos de Mongolia y no porque resultara despectivo, ya que lo acuño el propio doctor Down.

    Las palabras son peligrosas pero no he obrado con mala intencion. Piense de todas formas que en puridad los downs son retrasados, por su retraso, y trastornados, por su trastorno genetico, pero aun asi todos nos vemos obligados a medir nuestras palabras para no herir sensibilidades cuando seguro que en unos años el vocablo "down" tambien se convierte en un insulto mal sonante por su continuo uso asociado a personas de escasa inteligencia. Al principio se decia que los downs eran idiotas porque padecian idiocia, que era un termino muy cientifico que se ha terminado devaluando por lo que le digo.

    Aprendiz de brujo, muchas gracias por sus palabras.

    No me funcionan las tildes.

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  18. Neri, si lo que te pasa al quere poner una tilde es "´´esto" o esto otro "cami´´on" tienes un virus.

    La mejor forma de eliminarlo que he encontrado es con el programa gratuito "spybot search and destroy" (instalar, actualizar y escanear, permitiendo que escanee tras reiniciarse cuando lo pregunte).
    Eso sí, se pasa un par de horas limpiando.

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